019. Homicidal Instincts
( CAPÍTULO DIECINUEVE )Instintos Homicidas
⟡ Temporada 1 ; Capítulo 08
⟡ Capítulo NO editado
Los pensamientos de Soo-min estaban divididos en muchos lados que apenas y podía mantenerse consciente de donde se encontraba. Pensaba en el señor Park, en el gran problema que estaba solo por conocerla y todo el sufrimiento por el que estaba pasando esa noche en manos de esos matones que solo buscaban hacerle daño. Miraba su teléfono con constancia viendo el último mensaje que le había enviado a Hyun-bin esperando que él lo hubiera leído o respondido a pesar que su teléfono sonaría cuando el mensaje llegara avisándole que había rescatado al señor Park y todo estaba bien. La espera la estaba consumiendo mientras ella junto a sus amigos se dirigían hacia el centro comercial donde los hombres de Myeong-gil los habían citado.
Soo-min estaba tan fuera de sí que ni se opuso a que la nieta del señor Oh los acompañara para salvar a su abuelo. Geon-woo miraba por el espejo retrovisor como Soo-min tenía la atención únicamente en la pantalla de su teléfono o luego miraba por la ventanilla del auto mientras sus dedos tamboreaban contra el cristal de la pantalla en señal de nerviosismo o desesperación. Sabía que llamó a Hyun-bin luego de recibir un mensaje y sabía que algo malo le estaba sucediendo también pero no dijo nada al respecto y no se atrevía a preguntarle aunque estuviera ligeramente preocupado por ella.
Llegaron al centro comercial donde los citaron y la calle estaba totalmente solitaria en medio de la noche mientras que los chicos esperaban al señor Moon, quien les dijo que no ingresaran hasta que él llegara.
—Mis júniores, llegaron -Escuchan la voz del señor Moon, quién estaba en la ventanilla del asiento de copiloto donde se encontraba Woo-jin.
—Señor, si que se preparó -Expresó Woo-jin sorprendido al ver que el hombre estaba cubierto de pintura para camuflaje militar.
—La tenía en casa y me puse un poco. Me da comezón, estará vencida -Contesta el hombre restándole importancia a tener una reacción alérgica por la pintura–. Salgan antes de que me brote.
Los chicos salen del vehículo negro que les pertenecía y era bastante similar al que Hyeon-ju tenía antes de irse, tiran de los asientos de piloto y copiloto para que las chicas que estaban en los asientos traseros pudieran bajarse. Se pusieron de cuclillas en el asfalto tratando de cubrirse con el auto por si habían matones de Myeong-gil observándolos pero principalmente era para poder entablar un plan antes de ingresar.
—La arquera y yo iremos por las escaleras del estacionamiento hasta la parte de arriba -Empieza a explicar el señor Moon–. Marines y chica, entren por la puerta principal. Los cubriremos desde arriba, ¿bien?
—Sí, señor -Los jóvenes asintieron frente al plan que el señor establecía.
—Andando.
Soo-min junto a sus amigos se dirigieron hacia la entrada principal mientras Da-min y el señor Moon se dirigían hacia la entrada del estacionamiento donde ingresarían por las escaleras al centro comercial. La chica estaba listada para golpear a quien se le cruzara en medio solo para salvar al señor Oh aunque habrían muchos matones dentro esperándolos pero la cantidad nunca había sido obstáculo para ellos, lograron derrotar a todos aquellos que enfrentaron en el túnel meses atrás y podrían contra quienes estuvieran detrás de esas puertas.
—¿Sucede algo? -Woo-jin le pregunta llamando su atención–. Te veo bastante preocupada luego de leer ese mensaje en tu teléfono.
—Secuestraron al señor Park -Los dos miran sorprendidos a la chica y se detienen de pronto obligándola a hacer lo mismo–. Llamé a Hyun-bin para que se encargara de salvarlo, así que tengo que enfocarme en salvar al señor Oh ahora.
—No lo puedo creer. Mataré a estos hijos de puta -Woo-jin maldice entredientes ya sintiendo la necesidad de golpear mientras se coloca los guantes que llevaba consigo y les ayudaría a disminuir el daño en sus manos al enfrentarse en puño limpio.
Ingresan al centro comercial que se encontraba vacío debido a las remodelaciones que estaban haciendo dentro. Todo estaba totalmente oscuro a excepción de la luz natural que ingresaba desde los grandes ventanales que conformaban la edificación pero aún así pudieron diferenciar a todos esos matones que estaban esperándolos con bates en mano y se encargaron de cerrar la entrada principal una vez que ellos avanzaron, así impidiendo que salieran de alguna manera. Estaban rodeados de esos hombres vestidos de negro que los rodearon para golpearlos una vez que se detuvieron en medio del lugar para ver a cada uno de los matones.
Frente suyo se encontraban los matones principales de Myeong-gil, aquellos que también visitaron la casa del señor Choi esa vez que ingresaron para matarlos. Woo-jin y Soo-min los reconocieron en la lejanía, no hacía falta ni alumbrarlos con una linterna para saber que se trataba de ellos y fumaban con total tranquilidad luego de haber quitado muchas vidas, no solamente de la del señor Choi ni el intento de asesinato hacia Woo-jin.
—¿Y el señor Oh? -Pregunta Geon-woo levantando la voz, haciendo que su eco resuene por cada espacio del centro comercial.
—¡Mátenlos, carajo! -Exclamó el más grande, a quien Soo-min reconocía del día que atacó a los chicos mientras sacaban el dinero de la librería y también estuvo esa tarde en casa del señor Choi.
Los matones dan pasos acercándose a los jóvenes que estaban siendo rodeados y se preparaban para poder acabarlos una vez que ellos dieran el primer golpe para atacarlos pero fueron interrumpidos cuando un silbido divertido resuena por el lugar llamando la atención de todos y deteniéndose en sus lugares. Una figura aparece en la lejanía caminando despreocupadamente mientras más sombras aparecen a su alrededor y pronto se ven como personas sosteniendo bates como el resto de matones que ya se encontraban presentes.
—¿Iban a empezar la fiesta sin mi? Es una falta de respeto gigante -Esa terrible voz hiela la sangre de Soo-min de inmediato mientras la figura de Do-seong se va haciendo más clara entre la oscuridad a medida que camina acercándose–. No pueden empezar a divertirse sin algo más de apoyo -Sus matones aparecen para unirse al resto de hombres de Myeong-gil que los rodeaban mientras el chico se detuvo varios metros lejos de ellos–. Ahora sí, pueden acabar con ellos.
Geon-woo el primero en repartir golpes y acercarse a esos hombres tomándose el tiempo de derribar uno por uno poniendo en práctica todo lo que aprendieron mientras vivieron lejos de la ciudad. Woo-jin lo imitó mientras que Soo-min tuvo que espabilarse y canalizar todo su enojo en una sola persona, a quien llegaría luego de acabar con todos los hombres que intentaran evitarlo. La chica agarró uno de los tubos de metal que estaban en el suelo y les pertenecían a los hombres que cayeron inconscientes, repartió varios golpes a quienes pretendían acercarse a ella y esquivó muchos otros mientras se defendían con el arma que tenía en mano.
Soo-min estaba por ser atacada por un segundo hombre pero es detenido cuando una flecha le atraviesa la mano impidiendo que la lastime y suelte un grito de dolor por el objeto atravesando su palma. La pelinegra acaba con el hombre que estaba peleando y gira de inmediato al ver que un hombre gritaba horrorizado por la flecha que tenía atravesado, alza la cabeza para ver al señor Moon acompañado de Da-min, quien disparó para defenderla. Asiente hacia la joven quien le corresponde de la misma manera, se gira hacia el herido y golpea su mejilla haciéndolo caer al suelo inconsciente.
Alguien patea a Soo-min por un lado de su cuerpo provocando que cayera sentada, se arrastró por el suelo retrocediendo para así evitar que fuera golpeada por el bate de beisbol que era agitado de un lado a otro frente a ella buscando noquearla con eso. La chica gira sobre el suelo cuando el bate de beisbol es alzado con intenciones de darle directamente a la cabeza pero termina golpeando el suelo, ella se acerca rápidamente al cuerpo inconsciente del último hombre que noqueó y saca la flecha que estaba clavada en su mano. Lo esconde en su espalda baja mientras esquiva el bate con el que quería golpearla y aprovecha la repentina cercanía para clavarle la flecha en el cuello quitándole la vida de inmediato pero eso no le interesó en lo más mínimo, siendo probable que fuera la primera persona que haya matado.
Alza la cabeza encontrándose con la mirada de alguien que la estuvo observando en todo momento y quien extendió una gran sonrisa hacia ella, esa maldita sonrisa cargada de maldad pura y que aparecía en las pesadillas más terribles de la pelinegra en los últimos años.
Deja el cuerpo sin vida del hombre y camina hacia donde Do-seong se encontraba parado totalmente tranquilo esperando que la chica se acercara a buscarlo porque las cosas con él no se daban por pura curiosidad ni por el destino, él buscaba que así sucediera y en ese momento quería que ella se acerque. Muchos hombres llegan a ella intentando detenerla pero ella estaba cegada por el enojo que sentía en ese momento que ninguno de ellos le fue complicado de derrotar, solo bastó algunos golpes y movimientos rápidos esquivándolos para dejarlos en el suelo o quitarlos de su camino.
A paso firme llega hasta donde se encontraba Do-seong que deja de apoyarse en una de las columnas blancas para pararse frente a ella.
—No pensé que ibas a ser bastante rápida en llegar -Le comenta con burla como suele hacerlo siempre buscando sacarla de sus casillas–. ¿Acaso me extrañaste? Porque yo sí lo hice, demasiado. Te extraño desde el día en que Hyun-bin me sacó del negocio por culpa de Min-jae.
—No menciones su nombre -Soo-min brama cargada de enojo al escucharlo mencionar el nombre de su hermano–. Quita su nombre de tu asquerosa boca.
Do-seong silba antes de seguir hablando y la mira de pies a cabeza analizándola.
—No recordaba esa rudeza tuya. Es tan atractivo -La pelinegra avanza hacia él y alza su puño dispuesta a golpearlo pero la toma de la muñeca impidiendo que lo hiciera–. Vamos, cariño. Empecemos con esto, sé que lo quieres tanto -Se libra de su agarre de un movimiento brusco antes de volver a intentar golpearlo pero Do-seong esquiva cada golpe con rapidez–. Estuviste practicando. Es una pena que siguieras haciéndolo sin mi.
No le respondió y volvió a intentar golpearlo pero Do-seong la toma del cabello acercándola a él e inclinando su cabeza hacia atrás para que lo mirara a la cara. Este le vuelve a sonreír mientras desliza su mirada por cada parte de su rostro tratando de captar todo para guardarlo en su memoria y atesorarlo como un recuerdo enfermizo.
—Mírate, tan hermosa como siempre -Soo-min aprieta su mandíbula y alza su rodilla golpeándole el abdomen para que de esa manera pudiera soltarla y ella retrocediera manteniendo la distancia–. Pero olvidaba lo peligrosa que puedes ser a veces.
Soo-min volvió a abalanzarse contra Do-seong intentando golpearlo pero el chico lo esquiva con facilidad y casi sin hacer mucho esfuerzo por los años de experiencia que tiene y las mejoras que hizo en sus reflejos. Al fin y al cabo fue uno de los mejores aprendices de Hyun-bin junto con Min-jae antes de estropearlo todo intentando convencer a una ingenua Soo-min de huir con él pero fue el hermano de la chica quien lo evitó a tiempo. Do-seong esquivó un golpe de la chica y aprovechó la cercanía para tomarla y estrellarla contra la pared más cercana teniéndola neutralizada con las manos en su espalda. Hundió su nariz oliendo el cabello de la chica tratando de recordarla.
—Extrañaba tu olor -Se ríe cerca de su oreja.
—Desgraciado -Gruñe la chica y levanta una pierna apoyando la planta de su pie contra la pared sirviéndole para tomar fuerza y que ambos retrocedieran. Logra librarse de él en un pequeño descuido cayendo al suelo al perder el equilibrio.
La chica gira la cabeza tratando de encontrar algo que le sirva como un arma contra él y lo más cercano que vio fue el bate de uno de los matones caídos, por lo que la chica se levanta y corre para tomarlo pero alguien la vuelve a jalar del cabello con fuerza tirándola de regreso al suelo donde su espala se estrelló fuertemente en un sonido en seco. Ella se queja de dolor pero fue peor cuando Do-seong se sube encima de ella y sus rodillas se clavan en sus brazos impidiendo que se moviera para defenderse.
Él mantiene su extensa sonrisa como si estuviera burlando de ella por la situación como se encontraba y su derrota. Lleva una mano atrás sacando algo que guardaba en una funda tratándose de un cuchillo que dirige hacia el rostro de Soo-min, deslizando el borde con lentitud sin hacerle daño pero estaba segura que él lo haría de ser necesario.
—Hemos jugado demasiado, querida. Creo que deberíamos ir hacia la verdadera conversación -Dice mientras Soo-min intenta alejarse del frío metal contra su piel–. Sería una pena lastimar tu hermoso rostro. Pero no me iré hasta que digas que me amas de verdad, así tenga que hacerte gritar y sangrar -La chica se mantienen silencio. Lo único que se escuchaba era su respiración errática–. Vamos, quiero escucharte decirlo una vez más.
—Vete al diablo -Fue lo único que obtuvo de parte de ella. Do-seong le sonríe y empuja el cuchillo contra la piel de la chica ejerciendo presión pero sin moverse en lo absoluto. Solo bastaba que lo deslizara para que cortara las capas de piel y probablemente le deje una cicatriz.
—Tienes que decirlo, solo así sabré que eres mía y te dejaré ir. De lo contrario tendré que arruinarte y nadie más podrá verte así de hermosa -Amenaza el hombre y ejerce más presión del arma blanca contra el pómulo de su víctima incrementando el miedo en ella–. Perderé la paciencia si no lo dices y no quiero llegar al punto de tener que lastimarte, amor.
Soo-min se atreve a mirarlo a los ojos a como puede por la incómoda posición en la que se encontraba su cabeza pero se las arregla para hacerlo, transmitiéndole todo el enojo y repudio que sentía por él en ese instante. Abre la boca dispuesta a contestarle con el mismo insulto de antes arriesgándose a que realmente le haga daño como prometió pero alguien patea a Do-seong haciendo que cayera al suelo varios metros lejos, permitiendo que la chica pudiera librarse de esa inmovilidad en sus brazos. Ella se levanta de inmediato con ayuda y toma el cuchillo que cayó cerca.
Geon-woo se acerca para preguntarle si estaba bien pero la ve levantarse y caminando con el cuchillo en mano hacia el cuerpo de Do-seong que se encontraba en el suelo tratando de levantarse.
—No -Geon-woo la toma del brazo antes que ella se acercara por completo a su víctima–. No lo hagas, Soo-min. Nosotros no hacemos esto.
—Déjame matarlo -Casi ordenó pero la mano en su muñeca se lo impedía incluso cuando movió la mano repetidas veces buscando liberarse de su agarre, acciones que eran inútiles porque él era mucho más fuerte que ella–. Tengo que hacerlo.
—No tienes que hacerlo.
—Él mató a mi hermano. No voy a permitir que esté respirando mientras Min-jae se encuentra siete metros bajo tierra.
—No eres una asesina, Soo-min.
—Por lo que hizo, soy capaz de convertirme en una. No me interesa -Geon-woo abrió la boca para seguir insistiéndole pero se interrumpe a sí mismo cuando ven movimiento de reojo y gira junto a Soo-min, viendo que Do-seong ya no se encontraba en el suelo–. Maldita sea, se escapó -Gira a mirar al chico que se interpuso en su camino y sintió la disminución de fuerza suficiente para romper el contacto de un tirón–. Esto es tu culpa.
—Puedes agradecerme luego.
—¿Agradecerte por qué? ¡Dejaste que se escapara! -Soo-min alza la voz mientras que Geon-woo se dio la vuelta ignorándola por completo y ella lo seguía de cerca–. Es lo único por lo cuál te puedo agradecer, que me hicieras perder la oportunidad de matarlo por fin.
—No matamos gente -Le dice sin mirarla en lo absoluto, solo siguiendo con lo suyo que era amarrar al gran hombre que había derribado minutos atrás antes de ayudar a Soo-min–. Borraríamos la pequeña línea que nos diferencia de ellos -Pausa tomando cinta adhesiva que se encontraba cerca y rompiendo un pedazo para enrollarlo en las muñecas del hombre inconsciente–. Sé que elegiste vengarte pero no podría permitir que vayas a la cárcel si yo podía hacer algo para evitarlo. No permitiré que ninguno vaya a la cárcel -Volvió a sacar otro pedazo para envolverlo en los tobillos–. Probablemente no sepa lo que es perder un hermano, pero el señor Choi fue muy importante para mí y también lo perdí esa tarde. Sigamos como antes pero ahora de manera directa, créeme que al final sentiremos satisfacción por haberlo derrotado -Termina de asegurar las piernas del hombre y por fin se gira a mirarla al levantarse–. Pero no sentirás nada si tienes las manos manchadas de sangre.
Geon-woo termina la conversación y Soo-min no tiene nada más que decir porque la dejó pensando, probablemente despertando ese lado racional suyo donde jamás intentaría matar a alguien y se sintió mal al darse cuenta lo que estuvo por hacer de no ser por Geon-woo que la detuvo a tiempo, tal vez se encontraría llena de la sangre de Do-seong y un arma homicida en sus manos. La idea sonaba realmente tentadora luego de lo que vivió pero tampoco podía dejarse llevar por esa idea que pondría en peligro su libertad, algo que apreciaba con su vida y aunque la cárcel no era nada diferente a pasar una vida con Hyun-bin, siempre habría algo diferente y estaba segura que no podría vivir lo suficiente teniendo esa marca en su brazo. Sería una constante guerra por intentar matarla y tendrían que dormir con un ojo abierto.
Solo era eso, pensar en la privación de su libertad y la sensación de ser asesinada en cualquier momento. No habría un sentimiento de culpa de por medio ni arrepentimiento alguno por haberlo matado, guardaba tantos sentimientos malos hacia él que acabar con su vida serviría para aliviar todo el dolor que le hizo sentir.
Soo-min guarda el cuchillo en su pantalón y lo esconde bajo la camiseta que llevaba, no se iba a deshacer de esa arma porque algo en ella se lo impedía. Ayudó a Geon-woo en silencio a arrastrar al gran hombre hacia donde Woo-jin se encontraba llevando a uno de los asesinos de Myeong-gil. Los dos asesinos que Smile Capital envió para acabar con los jóvenes se encontraban inconscientes y amarrados, evitando que se escaparan o intentaran lastimarlos de nuevo.
—¡Oye, atleta! -El señor Moon intenta despertar al hombre que se encontraba amarrado y golpeado, aquel que apuñaló a Woo-jin–. Oye, imbécil. No tenemos tiempo. ¡Despierta! -Golpeó su mejilla repetidas veces logrando que abriera los ojos lentamente recobrando la consciencia–. ¿Dónde está el señor Oh? -El chico no dijo nada y en cambio bufó con gracia–. Miren a este maldito, mira con furia a su superior. Arquera, dame una flecha.
—¿Qué? -Pregunta Da-min confundida.
—Está bien. Dámela un segundo -Insiste el hombre con el brazo extendido esperando lo que le pidió–. Este desgraciado es un sabueso muy leal -Da-min le entrega una flecha alejando sus dudas antes de hacerlo–. Solía ser como tú, cuando el señor Choi aún estaba entre nosotros. ¿Sabes qué pasa con un sabueso que perdió a su amo? -Golpea la flecha contra su muslo–. ¡Se vuelve un perro callejero que ataca a cualquiera! -Clava la flecha contra su muslo sacándole un grito ahogado mientras los jóvenes se sorprendieron por su repentina acción–. No, estás bien. Estás en shock, no sientes dolor -Le dice al chico que daba respiraciones pesadas–. El verdadero dolor aparece cuando saco esto.
El señor Moon saca la flecha de golpe causando que el hombre soltara un grito de dolor breve y luego mirara con furia al hombre que le estaba haciendo daño, como si fuera a matarlo en ese momento de no ser por la cinta de sus manos.
—Júniores, cúbranle las orejas a la arquera -Les indica a los chicos. Woo-jin cobre las orejas de Da-min mientras que Geon-woo cubre los ojos de la chica con una mano–. No estás casado, ¿verdad? -Dirige la punta de la flecha hacia la parte intima del chico, por lo que Soo-min desvía la mirada de inmediato evitando ser testigo de aquello–. Bueno, lo más importante del mundo es la familia. Pero, sin esto, nunca podrás tenerla. Elige: trabajo o familia -Hubo un breve silencio donde solo se escuchaba las respiraciones del hombre–. Si eliges el trabajo aun en esta situación, sin duda eres profesional pero te agujeraré las pelotas. ¿Por qué? También soy profesional. ¿Qué eliges? Te daré tres segundos. Tres -Empieza a contar poniendo al borde de los nervios a todos–. Dos. Uno.
—¡Espera! -Se escucha una exclamación del chico y todos miran de inmediato.
—¿Qué? ¿Por qué? -El señor le pregunta con curiosidad por lo que tenga que decirle.
—Hablaré.
El hombre les dijo donde se encontraba el señor Oh, por lo que no perdieron el tiempo en sacar a los rehenes fuera del centro comercial pasando entre todos los cuerpos inconscientes que dejaron. Metieron al hombre del cuchillo en el auto de los chicos mientras que al gran hombre que derrotó Geon-woo lo colocaron en la parte trasera de la camioneta del señor Moon.
—Señor, iremos a salvar al señor Oh -Geon-woo le dijo al señor Moon–. ¿Puede encargarse de Kang In-beom?
—¿Qué dices? Yo también quiero ir.
—Lo haremos nosotros -El chico insiste–. Señor, su brazo está mal.
—Carajo, en serio -Protesta al ver su brazo izquierdo mal, aquel que los matones de Smile Capital le causaron por firmar uno de los contratos estafadores.
—Kang In-beom sabe dónde están los fondos ilícitos de Kim Myeong-gil, la caja fuerte con los fondos y el oro del señor Choi. Con su espíritu de marine, consiga esa información -Woo-jin intenta convencer de esa manera a su superior que se quede con el gran hombre de su maletero.
—Por favor, señor -Pide Geon-woo.
—Está bien, lo haré -Asiente más seguro de tomar a In-beom bajo su cuidado–. Salven al señor Oh.
Los jóvenes se suben al auto que Geon-woo manejaba mientras el señor Moon se sube a su camioneta llevándose a In-beom a algún lugar donde pudiera hacerlo confesar, un lugar remoto para poder torturarlo. Soo-min estaba en el mismo lugar que antes y tenía la mirada puesta en el vidrio a su lado sin haber dicho alguna palabra, tenía tantas cosas alterando su cabeza que no era capaz de pensar con claridad en un solo problema.
Aún tenía los guantes negros en sus manos pero estaba segura que debajo habrían varios golpes en sus nudillos por todo lo que hizo. Los recuerdos de ella sosteniendo el cuchillo estando a punto de matar a Do-seong llegaron a su cabeza de nuevo y la mirada preocupada de Geon-woo también apareció en un fragmento, estaba preocupado de que le hiciera daño a ese hombre. Alzó la cabeza mirando el espejo retrovisor donde se plasmaba parcialmente el reflejo del conductor que tenía la mirada puesta en el camino que tenía en frente pero sintió el peso de alguien mirándolo, por lo que alzó los ojos mirando a esa persona. Soo-min desvía la mirada unos segundos después bajando la cabeza.
Estaba arrepentida de haberle causado preocupación a Geon-woo. No le gustaba despertar esos sentimientos negativos en él.
El teléfono de Soo-min empieza a vibrar en su bolsillo trayéndola a la realidad. La chica mete la mano al bolsillo de su pantalón y contesta la llamada de inmediato al ver el nombre que se iluminaba en la pantalla.
—¿Está bien? -Es lo primero que dice al contestar.
—Fue ingresado al hospital para que le revisen los golpes y mis hombres lo están cuidando -Deja salir un suspiro sonoro en muestra de su alivio y una mano por su cabellera negra mientras las ganas de llorar la invaden de inmediato–. Estará bien. Soo-min. No te preocupes. Llegamos a tiempo.
—Gracias -Dice con la voz pendiendo de un hilo–. Muchas gracias por haberlo salvado.
—¿Cómo estás tú? ¿Te hicieron daño?
—No. Estamos yendo a Seoryeong en rescatar al señor Oh -Responde mientras pasa el dorso de su mano tratando de limpiar las lágrimas que mojaban sus mejillas.
—Pásame la dirección exacta. Te daré el alcance allá.
—No, no vengas -Le dice de inmediato–. La policía vendrá para capturar a los cómplices del secuestro y es mejor que no te veas involucrado -Suspira y mira a Woo-jin, quién había girado la cabeza para mirarla–. Déjame arreglar esto.
—Soo-min, dime que regresarás bien -Distingue la preocupación en su voz, por primera vez en catorce años.
—Estaré bien, te lo prometo -Sonríe de lado a Woo-jin–. Estoy en buenas manos.
—Esperaré tu llamada cuando regreses.
—Bien -Es lo último que dice antes de que Hyun-bin cortara la llamada. Vuelve a guardar el teléfono en el mismo bolsillo y ve a Woo-jin, quien no hacía falta que hablara para preguntarle si todo estaba bien, solo bastaba una mirada–. El señor Park está bien. Hyun-bin lo dejó en el hospital para que traten sus heridas y dejó a sus hombres que lo cuiden por si regresan.
—¿Hyun-bin? ¿Es el mismo Hyun-bin que creemos? Es algo increíble, mierda -Ríe levemente Woo-jin bastante sorprendido por lo que había escuchado–. Me alegra que el señor Park esté bien. Ya tenemos uno a salvo.
—Sí -Suspira Soo-min quitando algunos mechones de su rostro y limpiando las últimas lágrimas que se habían juntado en sus ojos. Mira la mano extendida de Woo-jin y la acepta de inmediato en una muestra de apoyo–. Estoy más tranquila -El chico asiente al ver que era verdad, ya no estaba tan tensa como antes–. Acabemos con esos desgraciados.
pay attention 'cause
५🦁★ ASLAN SPEAKS . . .
omg omg omg omgggggggg
ya se acaba la fic, ¿están listxs?
estos días trataré de que tengan
capítulos diarios porque ya el jueves
empiezo clases y no tendré tiempo para
actualizar luego (péguenme un tiro)
espero que les guste y no se olviden de
comentar, votar y compartir esto.
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