010. Money Vault
( CAPÍTULO DIEZ )Bóveda de dinero
⟡ Temporada 1 ; Capítulo 04
⟡ Capítulo NO editado
Nunca antes había sentido tanto miedo cómo ese momento en el que señor Choi reveló que ya sabía sobre quién es ella realmente. Su cabeza viajó a varios escenarios en el que el hombre pudo haberse enterado sobre eso y sólo habían dos potenciales formas: Woo-jin se lo dijo o vio el tatuaje que llevaba en el brazo. Ambas opciones eran casi imposibles, el chico prefería morir antes de vender a uno de sus amigos mientras que la visibilidad de su tatuaje no era tan viable porque sólo lo ha visto en dos ocasiones y siempre está con las mangas largas para evitar que se enseñe. Llevar ese tatuaje era un faro de peligro en el mundo criminal siendo mujer y andando por las calles sola.
La miraba expectante esperando a su respuesta mientras que ella no sabía qué hacer ni qué decir. Debía decir la verdad no porque tenía que ser honesta, sino porque sería una perdida de tiempo negarlo todo teniendo en cuenta que el hombre ya estaba enterado y tenía que ganarse su confianza de alguna manera si pensaba quedarse ahí, siendo una mentirosa no lograba nada más que se le cierren las puertas en la cara.
—Ya no tengo nada que ver con él -Fue la única respuesta que salió en los primeros segundos–. Y no soy su hija.
—Fuiste presentada así frente a todo el mundo -Puntualiza y la chica desvía la mirada. Era mucho más complicado que eso–. Los problemas que suceden entre ustedes no es de mi incumbencia, solo quiero saber si tu presencia aquí puede traerme problemas -Suspira antes de tomar el arma que se encontraba en la mesa–. Conozco a Hyun-bin desde que era un niño, el hijo bastardo de Bang Seong-ho. Admiraba mucho el poder de su padre y el respeto que sentían por él pero jamás logró obtener el lugar que le correspondía al ser sangre de su sangre, Hyun-bin aprendió todo lo que pudo de su padre desde lejos y luego el resto lo fortaleció en las calles. El tiempo lo convirtió en su padre pero eso no lo detuvo, la dureza de las calles lo llevó a convertirse más de lo que alguna vez fue su padre y la crueldad se apoderó de él.
Hyun-bin nunca antes le había contado sobre su historia ni se había enterado por otra persona, es alguien demasiado reservado con sus propios problemas y el pasado que lo acecha pero Soo-min sabía que no había pasado por algo bueno. Las personas crueles no eran así de la noche a la mañana, tuvieron que pasar por la misma crueldad en algún momento o algo tan terrible que haya desencadenado esa falta de humanidad.
—Se ha encargado de dispersar su método de acción en los hombres que trabajan para él y tú eres la única persona que mantuvo a su lado en un lazo diferente a lo laboral, eres la excepción que existe y probablemente existirá -La apunta con el cañón del arma asustado un poco a la joven pelinegra. ¿Estaba pensando asesinarla?–. Hyun-bin solo dejar ir a quienes trabajan con él en una bolsa negra así que dame una buena razón por la que te dejó ir tan fácil.
—Usted mismo dijo que soy una excepción -Responde de inmediato–. Yo tampoco lo entiendo pero él dejó que me fuera y desde entonces no ha buscado hacer que regrese por la fuerza -Levanta la manga derecha para enseñar su tatuaje–. Puede ser que esto quede marcado en mi piel toda mi vida y tenga ciertas maneras de actuar cómo ellos pero no soy igual. Nunca fui ni seré capaz de lastimar a alguien que no se lo merece, menos si es porque debe dinero -Aclara intentando hacer ver su posición de que no era cómo todos creen–. Hyun-bin me crio para ser algo en lo que nunca me convertiré. Woo-jin y Geon-woo son mis amigos, he visto de primera mano como Geon-woo ha sufrido desde ese día en el que lo atacaron y no me voy a quedar tranquila hasta hacer que Smile Capital caiga, sólo así podré demostrarle que no soy cómo él.
El señor Choi estaba atento a Soo-min desde que se sentó en el sofá, monitoreando cada expresión de su delicado rostro y el mínimo movimiento que hacía tratando de descifrar si verdaderamente no era una amenaza para todos debido a sus lazos con Hyun-bin. La chica denotaba honestidad, no se veía como alguien que fuera capaz de mentir pero tampoco la conocía lo suficiente como para poner las manos al fuego por ella. Hizo lo mismo con Woo-jin y Geon-woo, dos jóvenes a los que le brindaba su ciega confianza para abrirles las puertas de su casa y trabajar junto a Hyeon-ju.
¿Por qué Soo-min no podría ser la excepción? Hasta el momento no había hecho nada malo. Es más, los estaba ayudando a seguir los pasos de Smile Capital para acabar con ellos.
—La primera puerta a la izquierda está libre -Indica el hombre dejando el arma sobre la mesa de centro, quitándole un gran porcentaje de miedo y preocupación a la joven–. Utiliza todo lo que creas necesario. Los chicos saldrán a las dos, así que descansa un poco.
No había hecho ni el intento de pedirle para quedarse en su casa pero sin embargo el hombre ya le estaba ofreciendo una habitación dándole la posibilidad de ponerse cómoda. La pelinegra se levanta de su lugar lentamente y hace una reverencia completa que dura unos cuantos segundos cómo muestra de agradecimiento por la ayuda brindada.
—Muchas gracias, señor Choi. Le prometo que no lo decepcionaré -Asegura. El hombre la mira y asiente.
Soo-min rodea el sofá dirigiéndose hacia las escaleras para salir del sótano dejando al hombre en la soledad de su sala de estar con una tenue luz que a penas alumbraba el espacio. Llega hasta el primer piso de la casa que se mantiene en silencio sin una persona transitando debido a las horas de la noche dónde probablemente todos estarían durmiendo, por lo que la chica sube otra escalera hacia el segundo nivel dirigiéndose hacia la habitación que el señor Choi le indicó que podría utilizar para quedarse.
La alarma de su teléfono sonó a las dos de la mañana y sólo había dormido unas cuantas horas ya que había llegado tarde a la casa del señor Choi luego del trabajo. No había traído algún bolso con ropa suya así que se vio obligada a utilizar la misma ropa que llevaba.
La habitación no era pequeña pero tampoco era la más grande, era de un tamaño adecuado similar al de ella. Estaba equipado con lo básico que es una cama mediana con sábanas nuevas, un clóset que en ese momento se encontraba vacío, una ventana con vista al jardín trasero y un espejo del otro lado de la habitación. Las luces no fueron encendidas cuando llegó así que no tenía ni la menor idea del color que pintaba las paredes pero suponía que no era un color tan claro debido al reflejo de la luz que ingresaba por la ventana.
Escuchó movimiento afuera, algunos pasos y puertas cerrándose por lo que supuso que se tratarían de sus amigos que estaban ya listos para ir por el dinero del señor Choi. Abre la puerta de su habitación sorprendiendo a los tres jóvenes que estaban por bajar las escaleras hasta el primer piso de la casa.
—¿Soo-min? -Expresa Woo-jin sin poder creerlo y luego sonríe–. ¿Qué haces aquí?
—Voy a quedarme con ustedes a partir de hoy -Responde mientras se coloca su chaqueta oscura–. Hay que irnos antes de que se haga tarde.
La pelinegra fue la primera en bajar las escaleras dejando a sus amigos unos pasos detrás que no quedaron confundidos ante la situación pero no dijeron nada y solo la siguieron hacia la salida de la residencia. Cierran la puerta principal a sus espaldas encontrándose con el auto de Hyeon-ju y una camioneta negra esperándolos estacionados, Geon-woo y Hyeon-ju subieron al auto de la chica mientras que Woo-jin y Soo-min no tuvieron otra opción más que compartir el mismo vehículo.
Subieron a la camioneta y el chico revisa lo que hay a su alrededor viendo por el retrovisor que había una pila de cajas desarmadas en las cuales llenarían el dinero, seguido abre el compartimiento que se encuentra frente a Soo-min en el asiente del copiloto.
—¿Qué estás haciendo? -Pregunta la pelinegra al ver cómo el chico revisa entre las cosas que hay ahí encontrando la llave de la camioneta y una funda que contenía un cuchillo–. Deja eso ahí.
—Mierda. Esto da miedo -Expresa con temor antes de arrojar el arma blanca de vuelta a su lugar y cerrar el compartimiento. Hyeon-ju pone a andar su auto por lo que Woo-jin enciende la camioneta y va detrás de ella siguiéndola hacia la librería–. Estamos los dos solos aquí así que puedes decirme cómo llegaste a la casa del señor Choi.
—Salí del restaurante, caminé hacia la estación de autobuses, tomé el bus que...
—No me respondas de manera sarcástica -Amenaza el chico y ella bufa con fastidio–. Dime la verdad. ¿Por qué te estás quedando aquí? ¿Te hicieron algo?
—No, pero pudieron hacerlo -Woo-jin gira su cabeza de inmediato al escuchar su respuesta, sintió demasiada preocupación al saber que pudo sucederle algo malo–. Min-jae los detuvo. Dijo que me estuvieron siguiendo todo el día pero se encargó de ellos al anochecer antes que pudieran hacerme algo. También me dijo que regresarían a buscarme en unos días así que tenía que encontrar un lugar seguro dónde esconderme y digamos que no tengo muchas opciones -Cuenta mientras se coloca el cinturón de seguridad–. Sólo tenía por elegir regresar con Hyun-bin o buscar ayuda con el señor Choi.
—Elegiste la opción correcta.
—Es la opción que no me vuelve a condenar -Corrige pero luego se queda en silencio pensando–. El señor Choi sabe que estoy vinculada a Hyun-bin.
—¿Cómo lo sabe? -Preguntó de inmediato–. Te juro que no he dicho nada, por si estás pensando en eso.
—No, yo sé que no serías capaz de hacerlo -Lo tranquiliza de inmediato antes que él pudiera hacerse ideas equivocadas–. No me dijo cómo se enteró pero tiene que ver alguna manera. El punto es que me lo dijo y pensaba que podría perjudicarlos de alguna manera, creía que me había infiltrado entre ustedes para poder hacerles daño. Tuve que hacerme un gran discurso para decirle que no soy cómo realmente cree.
—¿Te creyó?
—De lo contrario me hubiera disparado entre ceja y ceja, mantenía un arma sobre la mesa en todo momento. Nunca había pensado que un anciano podría darme tanto miedo -Woo-jin suelta una corta risa burlona–. Si hubieras estado en mi lugar, estoy segura que te habrías hecho en los pantalones.
—No es para tanto. El señor Choi es una persona genial y estoy seguro que te hubiera dejado quedarte de alguna manera.
—Si tienes sospechas de que hay un infiltrado en tu familia con posibles intenciones de lastimar a quienes quieres, no habría dejado que me quede -Explica la chica–. Fue suerte que me haya creído y no pensado que estaba mintiendo. Ahora podría estar muerta o en la calle esperando que Smile Capital llegue para matarme por fin.
—¿Por cuánto tiempo te quedarás con nosotros?
—El que sea necesario pero no puedo volver a mi vida. Tendré que renunciar al restaurante -Resopla–. Me buscarán con más insistencia luego de que Min-jae haya matado a sus hombres y al no encontrarme buscarán por debajo de las piedras si es necesario, eso incluye el restaurante. Debo renunciar antes que vayan a atormentar al señor Park si es que ya no lo tienen ubicado, espero que no.
—Tranquila, confiemos en que no lo saben -Woo-jin intenta calmarla puesto que la pelinegra estaba por pensar en diversos escenarios de desgracia–. Me alegra que nada malo te haya sucedido y que Min-jae estuviera ahí para evitarlo.
—Está ahí desde hace semanas, es mi nueva sombra -Resopla mientras cruza los brazos frente a su pecho–. Hyun-bin lo ha mandado a vigilarme todas las noches pero supongo que algunas veces lo hace durante todo el día cómo ayer.
—Sigue siendo algo bueno -Insiste aunque a Soo-min no le parezca del todo agradable–. No hubieras podido con esos hombres y existe la posibilidad de que te habrían hecho daño. ¿Min-jae sabe que eran de Smile Capital? -Gira por un segundo a ver la respuesta de su amiga quién asiente–. ¿También lo sabe Hyun-bin?
—Creo que no. Min-jae amenazó con contárselo si es que no le daba explicaciones sobre por qué me estaban siguiendo -Responde rápidamente–. Le conté así que creo que no se lo dirá pero tampoco le guarda secretos a Hyun-bin, así que creo que podría contárselo en cualquier momento.
—¿Qué crees que haga?
—Más le vale mantenerse alejado y no interferir en mis planes.
Ambos vehículos llegan a estacionarse frente al ingreso principal del centro comercial de antigüedades dónde se encontraba ubicada la librería. Bajan de sus respectivos autos y los cuatro abren el maletero de la camioneta negra que manejaba Woo-jin para sacar las pilas de cajas y llevarlas hacia el interior del edificio con dirección a la librería. Suben y bajan escaleras dirigiéndose al punto de recojo apresurados cómo si estuvieran corriendo contra el tiempo
Los jóvenes dejan las pilas de cajas sobre la mesa de la librería soltando un suspiro de alivio.
—Armen las cajas, buscaré el dinero -Orden Hyun-ju dejando algunas de las cosas que llevaba.
—¿Cómo las llevaremos al auto? -Geon-woo le pregunta.
—Las cargaremos -Su amigo le responde con obviedad.
—No, eso llevaría mucho tiempo. ¿Hay carritos?
—Sí, en el depósito, abajo a la izquierda -Indica la pelinegra.
—Woo-jin y yo los buscaremos. Ustedes acomoden el dinero en el suelo -Señala Geon-woo. Soo-min abre la boca para negarse a permanecer tiempo con la otra chica.
—Está bien -Responde Hyeon-ju antes de caminar hacia los archivadores y los chicos salieron de la librería dejando a Soo-min con la palabra en la boca. Toma aire incrementando su paciencia y tolerancia mientras da media vuelta para ayudar a Hyeon-ju.
Fueron sacando de dos en dos los archivadores que habían en los estantes, aquellos que servían cómo un método de camuflaje para guardar todo el dinero y que Woo-jin junto a sus amigos estuvo contando ese día que llegaron a la entrevista con el señor Choi. Fueron dejando los archivadores en el suelo hasta que Hyeon-ju se detuvo abruptamente cómo si hubiera visto algo detrás de los estantes y luego salió corriendo perdiéndose entre algunos estantes que Soo-min no sabía a dónde llevaban. Decidió ignorarla y siguió sacando los archivadores dejándolos en el suelo para que cuando los chicos llegaran pudieran vaciar todo en las cajas.
En cuestión de unos minutos, Hyeon-ju regresó a dónde la otra chica se encontraba pero esta vez se notaba bastante afligida por algo.
—¿Qué sucede? -Cuestiona Soo-min al verla demasiado preocupada cómo si algo malo estuviera ocurriendo.
—Hay alguien más aquí -Fue lo único que le respondió antes de salir corriendo de la librería y Soo-min fue detrás de ella pensando únicamente en el bienestar de sus amigos.
Soo-min estaba por salir de la librería pero vio cómo una persona salió por detrás de Hyeon-ju y golpeó a la chica con un bate de beisbol haciéndola caer de cara al suelo. La pelinegra se esconde por detrás de una de las cajas que se encontraban apiladas en los lados del pasillo pero se asoma para ver lo que el hombre estaba por hacerle. Hyeon-ju estaba un poco desorientada en el suelo pero tuvo intenciones de electrocutar al hombre solo que este detiene su brazo antes que pudiera hacerlo, le quita la pistola eléctrica y la electrocuta haciéndola perder el conocimiento. Desabrocha el cinturón que rodeaba la cadera de Hyeon-ju y dónde llevaba algunas de sus pertenencias las cuales podría ayudarla a defenderse cuando recuperara el conocimiento, esposa ambas manos de la chica por detrás de su espalda y la carga sobre su hombro llevándosela.
La chica que observaba todo maldice para sí misma y empieza a pensar en alguna manera de salvarla aunque por otro lado se encontraban sus amigos que podrían estar en peligro. Tenía que elegir un solo problema y optó por el que estaba más cerca.
Rebusca entre la basura que hay en el pasillo y encuentra un tubo de metal el cuál utilizará cómo arma para poder defenderse del hombre, es en ese momento dónde se lamenta no haber permitido que Hyun-bin le enseñara a utilizar un cuchillo o alguna arma. Corre hacia las escaleras de emergencia por dónde se había llevado a la chica y pronto escucha un golpe en seco en el piso inferior luego de un corto quejido masculino, por lo que baja lentamente tratando de no ser demasiado ruidosa y ve cómo el hombre sale corriendo por una puerta pero sin Hyeon-ju en su poder, lo que daba a saber que la chica ha escapado.
Va detrás de él pero con precaución, quería tomarlo por sorpresa. Lo sigue por algunos pasillos manteniendo su distancia y caminando casi de puntillas evitando el ruido hasta que se detiene cuando él lo hace al encontrar a Hyeon-ju esperándolo en medio de un pasillo con su vara negra entre sus manos esposadas, preparada para darle pelea a pesar que no estaba con las extremidades libres. La chica lo golpea algunas veces pero el hombre utiliza sus manos apresadas para poder golpearla contra las rejas de metal y cualquier cosa que hay a su alrededor de un lado a otro.
—Oye, imbécil -Llama Soo-min logrando que el hombre girara su cabeza hacia ella que hacía girar el tubo de metal con diversión–. Mira, no tengo esposas en la mano así que estamos al mismo nivel.
El hombre golpea una última vez a Hyeon-ju contra una de las rejas sacándole un quejido de dolor y que se deslizara hasta quedar en el suelo. Da su primer golpe hacia Soo-min pero esta se hace un lado evitándolo y golpea el hombro del desconocido haciendo que se quejara, vuelve a intentar golpearla repetidas veces pero ella lo esquiva todo a como puede y le devuelve los golpes con la vara de metal hasta que el hombre lo toma y con el mismo objeto la empuja haciéndola caer al suelo. Ahora es él quién tiene la vara de metal en una mano y sonríe burlón siendo correspondido de la misma manera por Soo-min que esquiva el primer intento del hombre en golpearle el rostro, teniendo que rodar hacia el lado contrario.
Aprovecha la cercanía de tenerlo abalanzado casi sobre ella para poder empujarlo con ambas piernas y que tomara una distancia de algunos metros lo suficiente para ponerse de pie pero quedando cerca de Hyeon-ju, quién intenta estrangularlo por detrás con sus esposas. Soo-min se acerca de inmediato para quitarle la vara de metal y así evitar que golpee a Hyeon-ju con aquello. Una vez que Soo-min tiene la vara de metal en su poder, Hyeon-ju libera al hombre y la otra chica le da un golpe en el rostro haciéndolo caer en el suelo inconsciente.
Ambas chicas tenían las respiraciones agitadas debido al fuerte enfrentamiento que tuvieron, principalmente Hyeon-ju que fue noqueada y cayó por las escaleras durante su proceso de liberación.
—Te tardaste -Se queja Hyeon-ju mientras rebusca entre los bolsillos del hombre en busca de la llave de las esposas.
—Prefiero que me agradezcas por haberte salvado la vida -Ignora la queja de la chica y suelta la vara de metal a un lado mientras la otra está deshaciéndose las esposas con la llave que encontró–. Y quise que sufrieras un poco cómo forma de retribuir el daño que le hiciste a mis amigos el primer día que se conocieron.
—Me disculpé por eso con ellos -Contesta dejando las esposas a un lado y tomándose las zonas afectadas con dolor.
—Para ellos pudo ser suficiente pero para mí no lo fue -Hyeon-ju rodó los ojos molesta pero a la otra chica eso le importó muy poco. Vio cómo arrastró al hombre y le esposó una mano en una tubería antes de recoger su vara de plástico negro que se encontraba en el suelo–. ¿Geon-woo y Woo-jin está bien?
—No lo sé, vi por las cámaras que había alguien detrás de ellos cuando entraron al depósito.
Ambas chicas corrieron hacia las escaleras de emergencia descendiendo hacia el depósito dónde se encontraban sus otros dos amigos en busca de carritos para poder transportar las cajas con el dinero. Soo-min volvía a sentir ese miedo tan torturador sobre saber si sus amigos se encontraban bien o al menos con vida, sabía que saldrían lastimados de alguna manera al enfrentarse en una pelea de golpes pero sólo rogaba para que ninguno haya salido lastimado con gravedad.
Interrumpen en el depósito y ven a los dos chicos en el suelo amarrando a un hombre que estaba inconsciente. Los dos chicos tenían sangre y heridas abiertas en sus rostros producto de la reciente pelea que tuvieron con el hombre que amarraban.
—¿Qué diablos? ¿Qué les pasó? -Woo-jin les pregunta a las dos chicas al ver sus rostros igual de perjudicados cómo el de ellos.
—Una maldita pelea -Responde Hyeon-ju.
—¿Están bien? -Geon-woo pregunta esta vez alternando su mirada en ambas.
—Estamos en una sola pieza, es lo que importa -Soo-min levanta su pulgar haciéndoles saber que todo estaba perfecto al menos por el momento.
—¿Por qué le amarraron las manos al frente? Se liberará fácil -Hyeon-ju señala las manos del hombre inconsciente.
—No lo creo.
—¿Lo amarro de nuevo?
—Apúrate -Hyeon-ju ignora a Woo-jin y Geon-woo respectivamente–. Geon-woo, trae el carrito.
Hyeon-ju le amarra los pies al hombre con ayuda de Woo-jin mientras que el otro chico va por el carrito que querían en primera instancia y salen corriendo del depósito con dirección hacia las escaleras para volver a subirlas, situación que dejaba sin aliento a Soo-min de solo pensarlo. Ella salía a correr todos los días cómo una forma de su rutina de ejercicio pero la pelea en el túnel junto a los golpes que recibió y los días trabajando en el restaurante la estaban quitando las energías desde la raíz, así que subió los escalones perdiendo el aliento por cada uno hasta quedar detrás de todos sus amigos.
Pasaron por un pasillo pero Hyeon-ju se detuvo en un lugar obligando al resto a hacer lo mismo, solo Soo-min reconoció el lugar a ser el escenario de la última pelea que tuvieron con el desconocido que quiso acabar con ellas.
—Lo había esposado aquí -Expresa confundida y mueve la tubería que estaba rota por la mitad.
—Se escapó porque lo esposaste a una tubería -Puntualiza Woo-jin–. Deberías haberlo esposado bien.
—Maldición -Se queja la chica antes de seguir con el camino por el pasillo hacia la librería.
Geon-woo era el encargado de armar y sellar la base de las cajas antes de pasárselo a Woo-jin quién estaba sacando todo el dinero de los archivadores mientras las dos chicas eran quienes le entregaban los archivadores que faltaron retirar de los estantes antes de que todo se complicara. Los chicos fueron colocando algunas cajas en el carrito y bajaban por el ascensor hacia el primer piso dónde estaban los autos estacionados en la entrada principal, una vez que las cajas estaban llenas regresaban a la librería a por más y así sucesivamente.
Hicieron muchos viajes para llevar todas las cajas y es que se trataba de mucho dinero, todo guardado en el mismo lugar sin levantar sospechas. Sino fuera porque esa tarde Woo-jin sacó un archivador para leerlo, jamás se habrían dado cuenta de que había dinero en su interior.
—Terminamos -Anuncia Woo-jin aliviado.
—Carajo, falta la caja fuerte -Hyeon-ju se queja antes de que los chicos pudieran salir de la librería con el último carrito de cajas.
—¿No debemos irnos ya? -Le pregunta Geon-woo.
—Ve tú primero.
—¿Cuánto hay ahí?
—Miles de millones
—Ayudaré -Woo-jin se compromete de inmediato al escuchar esa respuesta a su pregunta.
—Yo ayudaré a Geon-woo -Se ofrece Soo-min, por lo que Woo-jin toma las manos de su amiga entre las suyas confundiendo a la pelinegra.
—Eres un ángel -Le lanza un cumplido. Soo-min aleja sus manos de inmediato mirándolo cómo si se tratara de un bicho extraño y le hace una señal a Geon-woo para que salieran de la librería.
Ambos chicos recorren los pasillos con dirección hacia el ascensor que los llevaría hacia el primer nivel del edificio. El camino fue silencioso pero un poco incómodo, por primera vez Soo-min no se sentía a gusto estando junto a Geon-woo y es que había algo extraño en el ambiente que no podía entender. ¿Podría tratarse del tiempo que llevaban sin hablarse? ¿Sobre ese día en el que lo vio sin camiseta? No lo sabía pero el ascensor era demasiado chico y el ambiente tenso se sentía demasiado pesado casi cómo si la estuviera ahogando en los cortos segundos que estuvieron ahí.
Una vez que las puertas se abrieron avisando de que habían llegado a su destino, no pierden el tiempo en empujar el carrito hacia afuera sacándolo del mismo y llevándolo hacia la camioneta dónde estaban colocando todas las cajas que llevaban empacando con el dinero. Colocaron las últimas tres cajas que acapararon todo el espacio que había y dejando una caja en manos de Soo-min, quién la colocó sobre sus piernas al subirse cómo copiloto en la camioneta y Geon-woo del otro lado cómo si fuera a manejarlo.
Ambos se miraron pero giraron a ver a otro lado de inmediato quedando en un ambiente silencioso una vez más. Soo-min sabía cuando Geon-woo estaba inquieto por algo y es que no era un detalle difícil de encontrar, su dedo golpeaba contra el volante y podía sentir sus mirada de reojo por cada segundo que pasaba. Quería decir o preguntarle algo, llevaba poco tiempo conociéndole pero aprendió muy rápido a poder descifrarlo sin necesidad de que emita una palabra, sólo bastaba poder mirarlo para entender y captar sus intenciones.
Aún así, sabía que el chico no tenía facilidad de poder preguntarle de frente y le daba muchas vueltas al asunto antes de tomar la valentía de abrir la boca. ¿Acaso le temía? Siempre buscaba la manera de evitar que eso suceda pero parece que estaba fallando en el intento.
—Te he dicho que puedes preguntar, no es necesario que busques desarrollar algún poder telepático para poder decírmelo sin hablar -Soo-min rompió el silencio en el ambiente llamando su atención.
—¿Cómo has estado? -Gira su cabeza hacia él levantando una ceja interrogante por su pregunta y el chico gira a mirar a otro lado un poco nervioso por su atención.
—¿En serio quieres preguntarme eso? -El chico duda al principio pero termina asintiendo unas cuantas veces–. He estado bien. Gracias por preguntar, Geon-woo -El chico asiente–. ¿Cómo has estado tú? ¿Tu mamá se encuentra mejor? -La mira sorprendido por lo genera confusión en ella–. ¿Qué sucede?
—Es la primera vez que me preguntas cómo estoy -La chica lo mira de mala manera.
—No hagas que me arrepienta -Golpea su hombro levemente de forma divertida generando más confianza en el chico y calmando un poco el ambiente.
—Hemos estado bien. Mi mamá está más tranquila en casa del señor Choi y se entretiene cocinando para nosotros.
—Me alegro que esté mejor. Fue un gran susto el que se llevó esa noche.
—Sí -Asiente–. He estado pensando llevarla a otro lado para que pueda tener algo en lo cuál mantenerse ocupada y dónde no la encuentren -Comenta generando el interés de la chica que mantiene sus ojos puestos en él–. El señor Choi me ha dado la oportunidad de poder alojarla en el orfanato que maneja dónde podrá cocinar para los niños y ahí estará a salvo.
—Es una excelente manera de poder hacerla olvidar todo ese mal momento por el que ha pasado -Apoya la idea–. ¿Tú irás con ella?
—No -Niega moviendo su cabeza de un lado a otro–. Me quedaré a terminar lo que empecé. No pienso volver a escapar de ellos.
La chica asiente y se queda un segundo mirándolo pensando de que otro tema podría hablarle pero nada en ella reaccionó, simplemente fue cómo si alguien hubiera congelado el tiempo y su cuerpo no fuera capaz de ejercer movimiento alguno. Geon-woo tampoco reaccionó teniendo únicamente sus ojos puestos en el rostro de ella cómo la primera vez que vio su rostro completo esa tarde en el almuerzo luego de que le ganara a Woo-jin, se sentía cómo ese día y todo en su interior se ponía de cabeza.
No conocía a ninguna chica más que a Hyeon-ju pero había algo en ella que era diferente a la otra chica, algo que lo atrapó de forma invisible cuando se conocieron y no sería capaz de soltarlo nunca. Por otro lado, Soo-min sentía que todo era nuevo para ella, un sentimiento que le provocaba cosas en la boca de su estómago y un cierre en sus pulmones dificultándole la respiración. ¿Qué demonios le estaba sucediendo? No quería sentirse así, se veía demasiado vulnerable y nunca antes se había sentido de esa manera cómo si todo en ella empezara a perder fuerza, de no ser porque estaba sentada podría haberse caído.
Geon-woo estaba por decir algo cuando son interrumpidos al ver movimiento por el parabrisas. Giraron a ver de que se trataba de Woo-jin y Hyeon-ju saliendo del edificio con las maletas negras que llevaban el contenido de la caja fuerte, el chico lo coloca en el auto negro de la chica y sube al lado del copiloto luego de hacerle una señal a su amigo que manejaba el otro vehículo. Soo-min sentía su rostro ardiendo cómo si se tratara de fiebre alcanzando esa temperatura de un momento a otro mientras miraba a otro lado sintiendo vergüenza por lo que acaba de suceder.
Todo fue demasiado extraño.
Hyeon-ju pone en marcha su auto siendo seguida por Geon-woo pero estos se detienen cuando dos camionetas grandes bloquean la única salida del pequeño estacionamiento del edificio. De los vehículos salen varios hombres vestidos de negro cargando bates de beisbol por lo que no pensaron mucho para saber de que se trataban de los hombres de Smile Capital, probablemente los mismos que derrotaron en el estacionamiento del tren noches anteriores.
Maldita sea, los problemas solo seguían incrementando.
ay attention 'cause
५🦁★ ASLAN SPEAKS . . .
les traigo un capítulo hoy con las
probabilidades de que no publique
mañana porque tengo clases seguidas desde
la mañana y saldré tarde, así que no prometo
traerles algo :( por eso me apuré en hacer esto
hoy para no dejarles sin capítulo dos días
alsoooo, el 11 se cumplió un mes desde que
publiqué la fic ¿okaaaaay? gracias por todo y
dejarme seguir con esta fic que, cómo dije, no
pensaba que sería tan bien recibida<333
gracias por leerme y esperar las actualizaciones.
espero que les guste y no se olviden de
comentar, votar y compartir esto.
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