𝙸 𝙵𝚘𝚕𝚕𝚘𝚠 𝚁𝚒𝚟𝚎𝚛𝚜 𝙸

Oh, I beg you, can I follow?
Oh, I ask you, why not always
Be the ocean where I unravel
Be my only, be the water where I'm wading
You're my river running high
Run deep, run wild

https://youtu.be/1JWTr3Iazvk


La Vie d Adèle La Vida de Adele

—¿Todo bien? —saludó Mei dándole un beso en la mejilla a Yuzu, mientras esta la miraba de manera indiferente—. Salí... a tomar un trago con unos colegas. Después del trabajo, ¿por qué no llamaste?

La rubia se le quedó mirando antes de soltar un pequeño suspiro, intentando reprimir las lágrimas.

—¿Alguien te trajo? —respondió cruzada de brazos.

—Sí.

—Sí. —asintió mirando hacia otro lado— ¿Quién?

—Una chica del trabajo.

—¿Una chica? —Dijo Yuzu mirándola fijamente a los ojos logrando que la pelinegra se incomodara un poco—. ¿Por qué la dirección falsa?

—No quería decir que salía con una chica —susurró.

—¿En serio?

—¿Por qué estoy susurrando? —se preguntó así misma.

—¿Te avergüenza el estar con una chica?

—No, pero no todos tienen que saberlo. —Dijo un poco nerviosa— Después empiezan a hablar, ¿Crees que estoy avergonzada?

Yuzu en ningún momento apartó su mirada.

—¿Quién es él? —finalizó.

—¿Quién?

—El tipo que te trajo.

Mei abrió demasiado los ojos antes de responderle.

—Sólo un colega. —Dijo tranquilamente.

—¿Crees que soy estúpida?

La menor tragó saliva mientras sentía su pecho arder por los nervios que nuevamente florecieron.

—No...

—¿Crees que no lo vi?

—Un colega, lo juro.

—Lo vi.

—Trabajamos juntos. —Mei asintió muy avergonzada— Ven a ver. Es un colega de otra clase —carraspeó la garganta para disimular las ganas de llorar.

—¿Desde cuándo sales con él? —respondió Yuzu con voz firme.

Mei se quedó en silencio por unos segundos, intentando procesar lo que ella intentaba decirle.

—Desde que trabajo ahí.

—¿En serio? —miró la expresión abatida de Mei— ¿Por qué estás mintiéndome?

—No lo hago —desvió la mirada hacia otro lado.

—Entonces, ¿por qué estás llorando?

—No estoy llorando —negó en voz baja.

—Entonces, ¿por qué las lágrimas? —Yuzu la miró con seriedad.

—suspira nerviosamente—. Estoy cansada.

—No soy tonta. ¿Desde cuándo te acuestas con él?

—No me acuesto con él. —Dijo prácticamente sin voz.

La rubia sintió mil puñaladas en la espalda, deseó nunca haber visto la terrible escena de su novia besando apasionadamente los labios de un hombre castaño antes de salir de su coche.

—Mei, ¿desde cuándo estás mintiendo?

—No me acuesto con él.

—....

—Nos dimos un beso borrachos, una vez. —confesó con lágrimas en los ojos.

—Entonces, ¿por qué estás llorando?

—Lo lamento.

—¡No soy tonta!

—Lo juro.

—¡No mientas!

—Lo juro.

—¿Desde cuándo te acuestas con él? —exclamó con mucho enojo.

—Y-yu-

—¡¿Cuántas veces te has acostado con él?! —La tomó de los hombros para que la mirase a los ojos—. ¡Dime! ¿Desde cuándo mientes? —frunció el ceño—. ¿Desde cuándo crees que soy tonta?

—¡N-nunca pensé eso!

—¡Sal de aquí! —Yuzu la empujó, importándole poco si la estaba dañando por la furia que sentía ahora mismo—. ¡Lárgate! ¡No quiero una mentirosa aquí! Empaca tus cosas y vete.

Mei movió la cabeza en negación, muy sorprendida por la actitud de Yuzu, pero a la vez muy culpable.

—¡Vamos!, ¡Piérdete!

La menor no pudo aguantar por más tiempo sus sollozos, dándose cuenta de que no podía ocultárselo.

—M-me acosté con él 2 o 3 veces, no me acuerdo. —Lloró mirando a través de los ojos de Yuzu, sintiendo un terrible dolor en el pecho al ver cómo esos ojos que la miraban antes con amor ahora la miraban con desprecio.

—¿2 o 3 veces? —susurró.

—N-no te lo dije, porque no sé... —respiró profundamente— No puedo explicarlo. Sabía que era estúpido... Me sentía tan sola...

—Mei. —suspiro— ¿Estás enamorada?

—¡Por supuesto que no! Sólo me sentía sola —limpió sus propias lágrimas con el dorso de sus manos—. N-nunca quise lastimarte... —intentó articular más palabras, pero sabía que no tenía más excusas—. Mierda... —se cubrió el rostro con ambas manos—. ¡L-lo siento! Solo que... —sollozos—. Al carajo con esto... —Intentó regular su respiración— Él no es nada, sólo un colega. Fue un error estúpido. —Miró a Yuzu nuevamente haciendo que se le fuese imposible no volver a llorar— Juro que nunca quise lastimarte.

Mei la abrazó con fuerza, jurando que nunca quiso hacerlo, pero Yuzu la separó con brusquedad.

—Mei, detente.

—E-espera...

—Me lastimaste, ya lo hiciste.

—No, lo juro. No fue a propósito. No hay razón.

—Cállate.

—¡Y-yuzu, en serio, yo...

—Eres una pequeña puta. —La calló con mucho rencor— Una putilla. Te cogen, ¿no? Te gusta eso.

—N-no... ¿De qué...

—¿Se la mamas en su carro y después me besas?, ¿Te atreves a besarme? —Miró a Mei quien solo lloraba mirándola a los ojos—. ¿Te atreves a mirarme, a tocarme? ¿Haces esas cosas? —gruñó—. Mientes, hablas mierda. ¡MENTIRAS!

—Lo siento...

—¡Eres una puta!

—N-no sé cómo pedir perdón.

—¡No hay!, ¡Nunca más quiero volver a verte! —la encaró—. ¡Empaca tus cosas y vete! —señaló la puerta de su apartamento—. ¡Fuera de mi vida!

—No quiero lastimarte por nada. —Dijo llorando— Yuzu... —intentó abrazarla, pero esta la empujó.

—Sal de aquí, basta. —Miró a Mei rehusarse a dejarla—. Vete de aquí ahora. Fuera de mi casa.

—N-no...

—Empaca tus cosas y vete.

Yuzu dio media vuelta abriendo un closet para sacar las pertenencias de Mei y tirarlas al piso mientras decía:

—¡No quiero una puta! ¡Empaca tus cosas!

—¡Déjame hablar! Él no significa nada... —Intentó detenerla, pensando que así iba hacerle entrar en razón.

—¡No quiero hablar! —le gritó cogiéndola del chaleco del instituto para empujarla fuera del lugar—. ¡Lárgate de aquí!

—Lo siento, no sé por qué lo hice... —se acercó nuevamente a ella.

—Tú ropa.

—Déjame explicarte. —La tomó del brazo mientras la miraba a los ojos muy arrepentida.

—Mei, déjame.

—¡Y-yuzu, por favor!

—¡Piérdete! —le soltó una bofetada haciendo que Mei sintiera su mundo caerse—. ¡Piérdete! —repitió tomándola de los hombros— No quiero volver a verte nunca más.

—¡No, Yuzu!

—No te veré jamás. ¡Sal de mi vida! —La empujó hasta la puerta de su apartamento.

Mei se limpió las lágrimas antes de volver a acercarse.

—¿Crees que eres la única que sufre? —susurró entre sollozos—. No es nada. Solo déjame...

—¡Demasiado tarde! —La tiró al piso con furia—. Toma tus cosas. Sal, ¡No quiero putas aquí!

—¡No hice nada! —Dijo mientras sentía las manos de Yuzu empujarla nuevamente.

—¡Basta! ¡No soy idiota!

—No hagas esto. ¡¿Adónde iré sin ti?! —gritó mientras lloraba desconsoladamente.

—¡Ve a ver a ese tipo!

—¡N-no lo amo! Yuzu, ¡YO TE AMO A TI! ¡No puedo irme! ¿Qué haré? —Dijo entre forcejeos—. ¿Qué hago? ¡Te lo ruego! —exclamó una vez llegó al portal de la casa.

Yuzu cerró la puerta con brusquedad logrando que se rompieran algunos vidrios de su ventana, escuchando los sollozos de Mei desde afuera.

—¡Abre la puerta! —volvió a gritar sin importarle lo que dijeran los vecinos del mismo condominio—. Lo siento, déjame hablar contigo. Lo siento.

—¡Puta! —gritó Yuzu demasiado furiosa, intentando calmarse mientras se sentaba recostándose sobre la puerta, al igual que Mei quien se encontraba fuera—. ¡Vete ahora, Mei!

I, I follow, I follow you
Deep sea baby, I follow you
I, I follow, I follow you
Dark room honey, I follow you...

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