𝒞𝑜𝓇𝒶𝓏ó𝓃 𝑔é𝓁𝒾𝒹𝑜

Habían pasado dos semanas desde que la nueva pareja empezó a convivir en la mansión de los Aihara. Yuzu dormía en la misma habitación que Mei y al principio les resultó algo incómodo, pero poco a poco se fueron adaptando a esta nueva etapa de vida.

Nuestra Alfa había estado estudiando desde entonces en la academia Aihara junto con la chica de cabello oscuro y con unos ojos amatistas hipnotizantes, que actualmente era su prometida.

Hoy día no es tan bueno como Yuzu esperaba que lo fuera. Ahora mismo está siendo reñida por su novia, quien celosa por la situación en que la encontró a ella junto a otra linda omega dentro de la academia, decidió 'castigarla' severamente.

Simplemente Yuzu esperaba a Mei como todos los días para que ambas pudieran irse a casa. Ella aún estaba ocupada con el trabajo del consejo estudiantil, debido a eso tuvo que quedarse un poco tarde. Yuzu no tuvo ningún problema en esperar otro rato, así que se distrajo con su celular mientras los minutos pasaban...

Harumin y Matsuri se fueron antes que ella, pues decidieron darles un momento a la gyaru y a Mei para que puedan tener más privacidad, después de minutos sintió un olor extraño cerca de donde se encontraba esperando, era muy embriagador y cada vez podía percibirlo con más facilidad. Movía su nariz e inconscientemente su cuerpo reaccionaba por si solo, caminando hacia la boca del lobo.

Caminaba hasta llegar finalmente a esa omega, ensanchó los ojos con sorpresa al ver a una castaña con ojos sombríos, muy agitada en medio de los pasillos, caminaba a paso lento e intentaba mantenerse de pie con cada segundo que pasaba. Pudo sentir una corriente eléctrica por todo su cuerpo al momento en que ella le miró. Sus latidos empezaban a acelerarse con una mezcla de excitación y nerviosismo. Esa chica sonrió al ver a Yuzu de pie frente a ella y humedeció sus labios lascivamente antes de caminar rápidamente hacia la rubia, cogió su brazo y la jaló consigo al baño, que para mala suerte de Yuzu estaba completamente vacío.

Y era evidente, hace más de quince minutos que habían tocado la campana de salida así que se suponía que nadie debería estar aquí. A excepción de los miembros del consejo estudiantil y esta chica que no sabía muy bien el motivo del por qué seguía aquí. Pero ese no era el gran problema...

Ahora estaba encerrada en uno de los cubículos del baño. Ella se encontraba con una omega en celo, realmente se había metido en un gravísimo problema.

—Alfa ~

Empezó a tocarla, deshaciendo el nudo de su corbata que la rubia traía puesta sin dejar de mirar sus ojos fluorescentes, Yuzu no podía decirle que no a sus instintos, dejándose llevar por las caricias de esa chica comenzó a besarla y acarició su cintura con una mano, sintiendo las manos de la castaña desabrochar sus pantalones y bajarle el cierre con sus dedos, en el fondo sabía que estaba mal y que tenía que detenerse lo antes posible, pero esa sensación de adrenalina que recorría su cuerpo al saber que podría ser descubierta en cualquier momento...

─ ─ ── ──── ── ─ ─

Mansión Aihara

"¡Por favor, ya suéltame!" Exclamó Yuzu con cansancio mientras movía los brazos intentando zafarse de esas cuerdas, cosa que intentó durante quince minutos.

"No voy a hacerlo." Dijo Mei con voz fría. Muy enojada pues nunca se imaginó ver a Yuzu con otra omega, encerradas en un cubículo del baño. "Me decepcionaste, otra vez." Enfatizó muy seria.

"Mei..." Apretó los puños mientras soltaba un suspiro frustrado. "Esa chica me arrastró tomándome del brazo desprevenidamente, sí. Inconscientemente seguí su olor, no pude evitarlo... pero no quería irme, fue un instinto..."

"¡No me importan tus instintos!, ¡Pudiste haberte ido y no seguirle el juego!" Le arrojó una almohada con fuerza, causando que la silla casi quedara inestable y se fuera hacia atrás. "¿Que no es para tanto?, ¡Idiota, ponte en mi lugar!"

"¡Au, Mei!" Ella recibió una bofetada por parte de la chica más baja, provocando que su labio sangrara un poco por el impacto.

"Eso no es nada, imagínate el dolor que sentí yo al verte besando a otra puta omega en sus días de celo!" Dijo Mei, inconscientemente con lágrimas brotando de sus tristes ojos violetas. "Mi abuelo tenía razón, debí estar vigilándote... desde el primer momento en que entraste a la academia ninguna omega ha dejado de verte con ojos tan lujuriosos. Y todos los días han estado dejando cartas en tu casillero, ¿creíste que nunca me iba a dar cuenta?"

"No... no leí ninguna." Susurró la rubia con la cabeza gacha.

"Sí, seguro." Respondió sarcásticamente mientras rodaba los ojos. "Esta noche dormirás en el suelo", sentenció.

"De acuerdo..." Murmuró con los ojos cerrados, pero instantáneamente volvió a abrirlos al sentir a Mei sentarse sobre sus piernas. Las manos de la pelinegra empezaban a descubrir en su cuello marcas que seguramente la otra omega le había dejado y soltó un suspiro amargo.

"¿Ya estarás contenta, no?" La miró fríamente conectando sus miradas por unos instantes, podía sentirla estremecerse debajo suyo. "Tú eres mía, aunque todavía no me hayas marcado, quiero que mañana aclares todos esos rumores que se dicen de nosotras" Dijo acercándose todavía más a su Alfa, pero sin apartar sus miradas.

"¿Qué quieres decir con..."

"Les dirás a todas esas chicas que tú me perteneces, que tú y yo somos novias..."

"¿Y que próximamente nos vamos a casar...?" Yuzu rió nerviosamente haciendo que Mei soltara un leve suspiro y asintiera en respuesta.

"Yo seré la madre de tus cachorros, Yuzu."

"S-sí..."

Yuzu desvió la mirada con un intenso sonrojo en las mejillas.

"Bien." Mei miró furiosamente aquellas marcas que la rubia tenía sobre su cuello y empezó a pasar su lengua con lentitud por aquella zona, causando que la chica más alta gimiera con los ojos entrecerrados. "Mmm ~"

Ella se la pasó repartiendo besos por su cuello mientras acariciaba su abdomen bien marcado por debajo de su camisa, deshaciendo el nudo de su corbata con su otra mano libre, escuchando y sintiendo como su Alfa jadeaba sobre su oído y lamía su lóbulo provocando que también soltara pequeños gemidos como recompensa...

"Ahh..." Se mordió el labio inferior intentando reprimir sus gritos cuando sintió los dientes de Mei clavarse sobre su cuello, marcando territorio sin importar qué.

"Si los profesores... preguntan por esto mañana... espero que tengas una buena excusa..." Mei le susurró coquetamente, luego de haberse asegurado de dejar una marca que sería visible para todas las estudiantes.

"Mmm" Asintió con la cabeza. "Mei... desátame..." Yuzu suplicó con los ojos sombríos por el deseo, sintiendo a Mei acariciar su abdomen y haciendo fricción contra su miembro. "Uff!" gimió intentando seguirle el ritmo, moviéndose y queriendo sostenerla de las caderas para apegarla más si es que se podía.

La omega soltó una risita por lo desesperada que estaba volviéndose Yuzu, no queriendo hacer la espera más larga extendió ambos brazos por detrás para alcanzar así las cuerdas con las que la tenía aprisionada, solo jaló una cuerda con sus dedos para que sus manos quedaran finalmente libres, Yuzu sonrió y abrazó a Mei de la cintura para cargarla y llevarla hasta la cama, donde la lanzó con suavidad y se posicionó arriba suyo antes de darle un apasionado beso.

Ambas estaban perdidas en su propia burbuja, besándose y tocándose con desesperación. Mei intentaba dominar a Yuzu entre su pequeña guerra de lenguas, mezclando sus salivas mientras acallaban sus gemidos en el beso. La rubia manoseaba a su novia pasando sus manos por sus suaves y largas piernas por debajo de su falda escolar, posicionando su rodilla entre sus piernas para sentir su coño... Estaba húmeda y muy cálida ahí abajo...

"Oh Mei..." Susurró al sentir sus delicadas manos desabrochar sus pantalones con mucha habilidad.

Mei aunque no lo demostrara demasiado se moría de los nervios por dentro, después del reencuentro con Yuzu lo único que hacían cuando se encontraban en una situación así era compartir un momento especial con besos, caricias y unas palabras de afecto, pero...

¿Qué se suponía que hiciese ahora?

Miró sus manos ahora temblorosas, los ojos de Yuzu quienes la miraban con deseo y una pizca de curiosidad, no habría vuelta atrás...

Yuzu la haría suya.

Esta sería su primera vez.

Sentía mucho morbo al ver la gran erección de Yuzu, sus bóxers parecían que no iban a soportar más esa bestialidad que le colgaba entre las piernas. Estaba segura de que lo haría, sonrió lujuriosamente y la Alfa le devolvió la sonrisa mientras se inclinaba para besar sus labios con amor.

"¿Estás segura de esto?"

"Sí, Yuzu. Quiero que me hagas tuya..." Mei susurró, acariciando sin vergüenza alguna la erección de su rubia por encima de sus bóxers logrando que esta gimiera de la sorpresa.

"Y lo haré..." Dijo entre jadeos bajándose los calzoncillos y dejando a la vista su enorme erección. Mei no pudo evitar lamerse los labios inconscientemente, mirando el miembro de Yuzu erguido y con la punta algo roja.

¿Cuánto medía? No lo sabía con certeza, pero sin duda era muy grande, insegura de si todo eso podía caber dentro suyo.

"Dios, Yuzu eres enorme..." La pelinegra acarició su miembro erguido, sintiéndolo muy duro y caliente entre sus manos, lo movió de arriba hacia abajo y viceversa, escuchando los jadeos de Yuzu cada vez más fuertes.

"Más rápido, Mei..."

Yuzu ya estaba cegada por el deseo, mirar a Mei hacerle eso era como un sueño hecho realidad. Ahora llegaba la parte más deliciosa, que era cuando...

"Mei, hija volveré en un momento. ¿Crees que puedas..."

"¡S-sensei!" Gritó Mei empujando a Yuzu fuera de la cama, haciendo que esta cayera al piso como un saco de papas.

"Au, no otra vez..." se quejó la rubia mientras se acomodaba la parte inferior a duras penas, lastima que Sho lo hubiese visto TODO.

Y la puerta de la habitación se abrió, mostrando a un Sho totalmente sorprendido. Yuzu y Mei se apresuraron a acomodarse las ropas completamente avergonzadas por la situación en la que ahora se encontraban atrapadas, Mei se maldecía el no haber cerrado la puerta con seguro.

─ ─ ── ──── ── ─ ─

"¿Sensei?" Mei preguntó con preocupación pues su padre se encontraba pálido y con la mirada perdida luego de lo ocurrido.

"Creo que lo traumamos, Mei..." Yuzu se asustó un poco y luego se acercó al hombre castaño con algo de precaución. "¿Suegro? Oh, vamos no es para tanto..." Le susurró, provocando que este al fin reaccionara y le diera una mirada de muerte.

"¿Qué estabas haciendo con mi hija?"

"¡N-nada sólo...!"

"Yuzu y yo estábamos a punto de hacer el amor, ¿con qué derecho vienes tú a invadir nuestra privacidad?" Mei contestó de manera fría, molesta en el fondo por la manera en que su padre le habló a su Alfa.

Sho soltó un profundo suspiro, cambiando su semblante a uno serio y más aún al ver a Yuzu. Aunque sonara inmaduro ahora la veía como su rival, Mei era capaz de todo por esa chica. Y eso estaba bien, hacían una muy linda pareja...

¡Pero que le haga cosas indecentes a su princesita, eso sí que no!

"¡Hablaré muy seriamente contigo cuando vuelva de mi viaje, y mantén tus manos alejadas de mi princesa mientras tanto, ¿entendiste?!"

"Ah... S-sí!"

"¡Yuzu!"

"Bien, hasta luego." Se despidió con una mirada de muerte hacia Yuzu antes de azotar la puerta de su habitación.

(...)

"¡Es un idiota, ¿cómo se atreve?!"

"Oye Mei, tranquila. Es tu padre y lo entiendo, si tuviéramos una hija también me pondría celosa aunque no lo creyeras...

"Pero arruinó nuestro momento..." Dijo sonrojada hasta las orejas.

"Tendremos muchos más momentos mi amor, no te preocupes." La envolvió entre sus brazos no sin antes depositar un tierno besito sobre su cabeza. "Vayamos a ducharnos, ya casi será la hora de la cena."

"Mmm..." Movió la cabeza en negación sin querer separarse del abrazo que compartía con su rubia. "Sigue abrazándome, todavía hay tiempo."

Yuzu soltó un leve suspiro y sonrió, envolviendo el cuerpo de su novia en un fuerte abrazo para luego ambas volver a caer sobre el suave colchón de la cama.

"Lo que sea que pida mi reina..." Acarició su cabello negro con amor.

─ ─ ── ──── ── ─ ─

Punto de vista de Yuzu

Son las 9:52 P.M, acabo de charlar con mis padres en una videollamada, ellos se fueron a un pequeño viaje así que por eso ya no los estoy viendo seguidamente.

Mi madre como siempre mandándome todas sus buenas vibras en mi relación con Mei, mientras que mi padre toda su perversión que ya se me está pegando...

Mei volvió del baño a los pocos minutos, vestida con su pijama que consistía en un lindo vestido turquesa. La miré de pies a cabeza y silbé coquetamente causando que ella rodara los ojos como siempre, haciéndome reír un poco.

"Ven aquí amor, acabo de hablar con mis padres y te mandan saludos. Realmente se la están pasando increíble, hasta me mandaron algunos vídeos para compartirlos contigo..."

"Yuzu. No se me ha olvidado lo que hiciste así que deja de alardear, no soy tonta."

Mierda...

"¡No quiero dormir en el suelo!" Hice un ademán con las manos mientras me arrodillaba frente a ella.

"Eso te pasa por infiel", se cruzó de brazos.

"Pero, Mei...

"Nada."

"Mei...

"No."

"¡Agh!, está bien..."

Tomé una almohada con un brazo y pasé al lado de Mei, pude ver como se le formaba una sonrisita en los labios. Ella siempre es así... le gusta verme sufrir...

Me acosté en el piso, mirando para el lado de Mei quien sólo me sonreía caprichosamente.

"No es divertido"

"Para mí sí."

"Mmm..."

"Oye Mei...

"¿Qué quieres?"

"Nuestro beso... de las buenas noches... lo olvidaste...

"Hoy no, fuiste una chica mala."

"Uhm". Lloriqueé sintiendo escalofríos por estar en el piso. "Pensé que me amabas..."

"Y te amo."

"Mei... quiero abrazarte"

"Yuzu, duérmete."

"Me gusta cuando me tratas frío"

"..."

"Siento que es cool, de alguna manera."

"..."

La escuché reír, entonces levanté la vista y pude verla. Sonreí acercándome un poco más con la almohada y extendí mi brazo para acariciar su mejilla, pude sentirla acurrucarse en mi toque... me quedé por un momento así hasta que mi brazo se cansó.

"Yuzu, quiero estar a tu lado para toda la vida..."

"Yo también Mei..." Susurré sin dejar de mirarla "Lamento lo que te hice pasar hoy, me siento muy tonta, pero... hay algo que sí puedo confesarte, y es que nunca me iré de tu lado".

Ella esbozó una pequeña sonrisa mientras nos mirábamos "¿Me lo prometes?" Puso unos ojitos que volvieron a enamorarme todavía más.

"Sí, es una promesa". Extendí mi dedo meñique y ella me miró, sonriendo y entrelazando su propio dedo con el mío. "Te amo, y mañana lo gritaré a los cuatro vientos para que todas las omegas me dejen en paz."

"Eso me gusta..."

"¿Sí? Tengo otra cosa que podría gustarte todavía más..."

"Idiota." Desvió la mirada con un leve sonrojo.

"Así me quieres" Le guiñé un ojo con una sonrisa.

"...Sí, porque eres mi idiota favorita."

"Guh..."

"¿Qué pasa?"

"Tengo ganas de besarte"

"Hazlo..." Mei cerró los ojos y sin poder negarme me acerqué a su rostro mientras apoyaba mi codo sobre el suelo para poder inclinarme, acaricié su mejilla y junté nuestros labios con todo el amor que le profesaba. Nos quedamos minutos así, moviendo nuestros labios en una sincronía perfecta, la amaba demasiado que hasta creía que estábamos hechas la una para la otra.

Y no me equivocaba, incluso desde niñas...

Le dije que de grande iba a pedirle que sea mi novia, le regalaría muchos ositos de felpa y le daría muchos besitos en las mejillas, esto me traía tanta nostalgia, que no pude evitar que las lágrimas cayeran de mis ojos. Ella se dio cuenta y besó mis párpados antes de abrazarme del cuello, susurrándome lo mucho que me quería.

"Te amo, no me arrepiento de haber esperado tantos años para por fin estar a tu lado" Me besó los labios amorosamente.

"Perdóname, Mei..."

"No importa eso ya..."

La miré a los ojos con dulzura, ella siempre sería mi primer amor. Mi ilusión, mi todo en la tierra.

"¿Por qué eres tan irresistible, Mei?" susurré uniendo nuestras frentes con cariño.

"¿Y me lo dices tú?" Respondió acariciando su nariz con la mía juguetonamente. "De las dos tú eres la más irresistible".

"No..."

"Sí."

"Hmp" Hice un puchero haciendo que Mei riera y jalara mis mejillas en modo de juego. "¡Au!" Me quejé intentando alejarla.

"Hay que dormir, mañana tenemos que levantarnos temprano." Me dejó libre no sin antes darme un besito en la frente.

"Está bien." Le di muchos besos en la mejilla y me volví a acostar en el piso, con una sonrisa tranquila descansando sobre mis labios.

"Buenas noches."

"Duerme bien..."

Y con esas palabras ambas quedamos profundamente dormidas, aunque yo tardé un poco más debido a la incomodidad al final si pude conciliar el sueño, con una gran felicidad llenando mi pecho de alegría, tener estos pequeños momentos con Mei me resultaba muy tranquilo.

A pesar de lo cursis que nos volvíamos a veces, es mi princesa.

Mi dulce y tierna omega...

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