𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟼

Capítulo 6: Release Me

"Estoy asombrada de que mi Mei finalmente haya decidido ser una persona normal e ir al club". animó Himeko mientras caminaba al lado de Mei después de aparcar el coche y dirigirse hacia las grandes puertas de la discoteca.

Mei soltó una risita baja antes de sacudir ligeramente la cabeza. "Sólo sentía que necesitaba un descanso". Mintió entre dientes porque la única razón por la que iba a este club nocturno en este momento era para distraerse de su mente y su corazón; los que la han estado traicionando últimamente, y necesita sacar a la maldita rubia de su cabeza por un tiempo.

"¡Claro que sí! Quizá hoy te consigamos un buen polvo". Himeko sonrió y besó la mejilla de Mei; la pelinegra más baja ya estaba mareada, había estado bebiendo el whisky de Mei en su mansión mientras la pelinegra se debatía sobre qué ponerse.

"No quiero un 'buen polvo', como tú dices". Mei enarcó una ceja con una pequeña sonrisa mientras miraba a su amiga; Sí, no quería acostarse con extraños, nunca caería tan bajo, su mente podría decirle que lo hiciera en un momento de rabia, pero sabía que en realidad nunca lo haría, porque simplemente no es su estilo, pero sí que intentará emborracharse esta noche. "Además ya estás ebria".

¡"Ohh pfft! Todo el mundo dice eso hasta que tiene un par de gotas en la sangre y ve una cara bonita". Himeko movió las cejas mientras rodeaba la cintura de Mei con el brazo. "No estoy borracha, estoy mareada, y sólo porque has tardado mucho en vestirte, así que no es culpa mía".

Y Mei sólo tardó en saber qué ponerse, porque recordaba que Himeko había dicho que la discoteca a la que iban era la misma a la que ella iba siempre, lo que significaba que era en la que Himeko se encontró con Yuzu la última vez, y Mei inconscientemente estaba tratando de verse bien en caso de que la rubia efectivamente apareciera. Himeko dijo que era un vestido que la hacía parecer más joven y Mei tuvo que estar de acuerdo porque era un vestido que no había usado en mucho tiempo, pero muy contenta de que todavía le quedara bien. "Si tú lo dices; entremos".

...

Mientras tanto en casa de Killian

"Sigo sin saber cómo diablos él puede vivir en un varadero". se quejó Jefferson con un suspiro cuando por fin dejó de remar con la pequeña barca hacia una hogareña caseta de botes que había en algún lugar en medio del río.

"A mí me parece genial". dijo Yuzu riendo mientras saltaba de la pequeña barca a los "muelles" del cobertizo.

"¡Claro que sí, no has tenido que remar hasta aquí!". Jefferson infló las mejillas mientras bajaba también de la barca.

"Mira, en primer lugar, nos dejó el bote con el motor aquí y no al otro lado del río; en segundo lugar, perdiste piedra, papel o tijera". Yuzu le sonrió mientras golpeaba la puerta.

"Como quieras". Jefferson la ignoró antes de respirar hondo para preparar sus pulmones para un grito. "¡Hey, hijoputa! Vamos de fiesta!"

Yuzu se rió cuando Jefferson llamó a Killian, y entonces decidió unirse. "¡Sí, hombre, hoy tenemos algunas chicas a las que ligar! ¡A lo mejor tienes suerte! Porque sé que yo sí". Yuzu entonces terminó sus palabras con una sonora carcajada.

Y todas las risas cesaron cuando la puerta se abrió y allí dentro estaba la señora Jones. "Son las diez, o paran de gritar o los ahogaré a los dos".

Yuzu y Jefferson se aclararon rápidamente la garganta, mientras Yuzu jugaba con el dobladillo de su camisa. "Lo siento, señora Jones". Ambos se disculparon al mismo tiempo.

"¡Mamá, deja en paz a mis amigos!" gimoteó Killian mientras se acercaba a la puerta mientras se ponía su chaqueta oscura de cuero y observaba cómo su madre se limitaba a poner los ojos en blanco y volvía al salón para seguir viendo su programa de TV "Entonces, ¿qué hay?" Killian les sonrió.

"¿Estás listo para la fiesta amigo?" Yuzu medio gritó medio susurró con una gran sonrisa de satisfacción.

"Claro que sí". Killian le dijo mientras ambos saltaban al bote con el motor y Jefferson estaba malditamente contento de no remar esta vez.

"¡Entonces vamos!" Gritó Jefferson mientras Killian encendía el motor y comenzaban a avanzar hacia el otro extremo del lago.

"¡Yeaaahhh! Fiesta!" Yuzu gritó también y todos pudieron oír a la madre de Killian gritándoles que se callaran, aunque ya estuvieran lejos de la casa.

...

De vuelta en el club nocturno

Mei estaba aburrida, muy aburrida. Ya se había bebido su segundo cóctel y ahora estaba en el balcón con el codo apoyado en él y la mejilla apoyada en la palma de la mano; cuando Himeko dijo que pasaría toda la noche con ella y que sólo se dedicaría a la fiesta, mentía, maldita sea, porque bastó que un hombre alto y guapo se acercara a ellas y se llevara a Himeko, él trajo a un amigo pero Mei lo descartó rápidamente, aunque sabe que él sigue echándole unas miraditas cuando cree que ella no mira. En realidad ella sólo quería emborracharse y divertirse con su amiga, nada más, ¿era mucho pedir? Pero beber sola en una discoteca podría ser simplemente triste.

"Un martini con aceitunas para la señorita". Una voz femenina sacó a Mei de sus pensamientos.

Mei bajó la mirada hacia el vaso colocado frente a ella ya que una delicada mano femenina aún lo sostenía, así que Mei básicamente siguió el rastro y se encontró con una hermosa mujer rubia vestida con una especie de traje oscuro pero en lugar de pantalones eran shorts; su largo cabello rubio caía sobre sus hombros y en perfectos rizos. "¿Perdón?" Mei estaba un poco perdida porque nunca antes había visto a esta mujer así que fue una sorpresa que una mujer cualquiera le ofreciera una bebida.

"¿No te gusta el martini con aceitunas?".

Había algo de inocencia en esas palabras y cuando los ojos amatistas se encontraron con los azules Mei no pudo evitar forzar una rápida sonrisa. "No, quiero decir, en realidad me gusta". Se corrigió a sí misma.

"Eso es lo que pensé, así que seguí mi instinto, pero quién sabe". La mujer se encogió de hombros con una pequeña sonrisa. "En fin, espero que sepas que te invito a una copa, ¿no?". La mujer se mordió ligeramente el labio inferior de color rosáceo.

De acuerdo, quizás Mei se permitiría disfrutar de la compañía de esta mujer un poco más, era linda. "Sí, querida. Me di cuenta en cuanto me pusiste la bebida delante". Mei soltó una risita antes de rodear la copa con los dedos y dar un pequeño sorbo a su martini.

"Cierto, qué tonta soy". La mujer se rió junto con Mei. "¿Estás disfrutando de la noche?" Se sentó en el taburete junto a Mei.

"Para ser sincera, hasta ahora no. Al principio sí, pero bastó que un hombre se acercara y se llevara a mi amiga". Mei levantó las cejas y puso cara de que no le hacía gracia.

"Aww, ¿tu amiga te abandonó?". La mujer dio un sorbo a su propio cóctel. "Yo no lo haría".

"¿Eh?"

"Quiero decir, no te dejaría ni aunque ese hombre fuera un top model".

"Vaya, qué encantadora eres". Mei se burló y la mujer soltó un bufido bajo.

"No, quiero decir. No es agradable cuando vienes a la discoteca con una amiga y luego te dejan sola, ¿verdad?".

"Sí, supongo que sí".

"No te dejaría de lado porque no fuera algo correcto".

"¿Es esa la única razón?". Mei enarcó una ceja dando otro sorbo a su martini, sintiéndose un poco más atrevida.

"Quiero decir..." La mujer se aclaró la garganta. "Eres una mujer muy hermosa, así que supongo que eso sería una ventaja". Luego se echó a reír.

Y Mei se rió con ella, disfrutando del inofensivo coqueteo de la otra mujer. "Eso espero..."

"¡Meiiii, ven!" Himeko apareció de la nada con una gran sonrisa y un andar torpe mientras agarraba la muñeca de su amiga e intentaba arrastrarla del taburete a la pista de baile.

Mei jadeó con el tirón de Himeko pero consiguió ponerse en pie. "Himeko, ¿Cuántas copas más llevas encima?".

"Cielos, ¿qué eres, mi madre? ¿No? Eso es lo que pensaba". Himeko frunció el ceño pero luego sonrió rápidamente. "¡A bailar!" Animó tratando de llevar a su amiga a la pista de baile.

"Espera, estaba conversando con-"

"No pasa nada". La mujer habló mientras deslizaba algo dentro de la palma de la mano de Mei. "Ahí tienes mi número, si quieres llámame, aunque sólo sea para tomar un café". La mujer sonrió y frotó su palma contra el brazo de Mei antes de alejarse con su bebida.

"¡Vamos!" volvió a exigir Himeko, aunque sentía curiosidad por la mujer rubia con la que hablaba Mei; así que cuando consiguió arrastrar a Mei a la pista de baile empezó a sonar el remix de la canción Summertime Sadness. "¿Quién era esa chica?" preguntó Himeko mientras obligaba a Mei a bailar con ella.

Mei simplemente se encogió de hombros mientras bailaba pero estaba prestando más atención al papel que tenía en la palma de la mano, cuando lo abrió había un número de teléfono y el nombre "Misaki".

"Bueno, supongo que acabas de hacer una amiga. Lástima que haya desaparecido, si no te obligaría a llevártela a casa". Himeko sonrió mientras agarraba las caderas de su amiga para hacerla bailar como ella decía.

"No vas a emparejarme con nadie y ponerme en ridículo, Himeko". Le advirtió Mei mientras colocaba el papel dentro de su pequeño bolso que colgaba de su hombro y cruzaba su pecho.

"Parecía interesada, así que, ¿por qué no?". rió Himeko mientras daba vueltas a su alrededor.

"Quizá porque soy una dama con clase y no me acuesto con desconocidos".

"Qué pena". se burló Himeko.

...

"¡Whooouuu!" Jefferson vitoreó.

"¡Argh!" Killian jadeó.

"¡Sí! He ganado, joder!" y Yuzu hizo un pequeño baile de victoria.

Jefferson se rió entre dientes y asintió mientras tomaba su trago. "Aargh, esta mierda es fuerte chicos".

"¡Son todos una mierda!". Yuzu se rió a carcajadas mientras palmeaba la espalda de Killian, que aún intentaba reponerse de la extrema sensación de ardor en la boca.

"¡Pues no!" Killian se defendió rápidamente y apartó de un manotazo la mano de Yuzu.

Jefferson se echó a reír.

Y Yuzu se preparó para burlarse de Jefferson. "¿Y de qué te ríes?"

"Sí, amigo, tú también eres un maldito marica". Killian frunció el ceño.

"Nuh uh". Jefferson sacudió la cabeza.

"Amigo, tienes las bolas como una vagina". Dijo Yuzu con una risita y al final, cuando realmente se dio cuenta de su broma, simplemente se rió a carcajadas junto con Killian; básicamente estaban doblados en el balcón de tanto reír.

"¡Cállate!" Gritó Jefferson pero luego no pudo evitar reírse también porque en verdad era gracioso.

"¡Awww chicos, vamos a bailar!" Yuzu exclamó rápidamente mientras comenzaba a caminar hacia la pista de baile.

Y fue entonces cuando la canción decidió cambiar lo que hizo que Yuzu frunciera un poco el ceño porque a ella le gustaba Lana del Rey, entonces cuando la nueva canción comenzó a sonar, Yuzu frunció aún más el ceño.

Release me, release my body
(Libérame, libera mi cuerpo)
I know it's wrong
(Sé que está mal)
So why am I with you now?
(¿Así que por qué estoy contigo ahora?)
I say release me
(Digo que me liberes)
'Cause I'm not able to convince myself
(Porque no soy capaz de convencerme)
That I'm better off without you
(De que estoy mejor sin ti)

Esta canción es vieja... pensó Yuzu mientras se disponía a volver al bar a por más tragos porque de momento sólo se había bebido uno. Pero entonces sus ojos se encontraron con una figura muy familiar en la pista de baile y Yuzu sintió como si todo se detuviera a su alrededor incluso los latidos de su propio corazón.

Mei Aihara estaba bailando como una joven adulta llena de energía, con un atuendo que no era ajustado, pero que dejaba ver lo impresionante que era su cuerpo.

Yuzu empezó a bailar, mirando a Mei todo el tiempo, la profesora parecía estar pasándoselo bien y Yuzu se dio cuenta de que Himeko también estaba allí, y cuando Mei movió las caderas de una manera que hizo que a Yuzu le flaquearan las rodillas, supo que tenía que ir a bailar con la pelinegra. Así que sin pensárselo dos veces le dedicó una sonrisa a Himeko y lentamente colocó sus palmas sobre las caderas de Mei para obligarla a notar la presencia de Yuzu pero a la vez hacer que siguiera bailando.

Mei estaba disfrutando de esto, por fin estaba escuchando una de sus canciones favoritas y no estas nuevas, además Himeko trajo su trago que fue suficiente para ponerle picante al asunto en el cuerpo de la pelinegra. Cuando alguien la agarró de las caderas, pensó que sólo era su amiga, pero cuando sus ojos se encontraron con los verdes que tan bien conocía, sintió como si le sacaran el aire de los pulmones, pero su cuerpo tenía mente propia y siguió bailando, apretada contra el de Yuzu.

Yeah, it's perfectly clear love's not what you need
Sí, está perfectamente claro que el amor no es lo que necesitas
I tell you that I don't care, but I don't want to
Te digo que no me importa, pero no quiero

Yuzu balanceaba sus caderas junto con las de Mei mientras mantenían un contacto visual extremo y a veces echaban rápidas miradas a sus cuerpos que estaban tan cerca. "Estás preciosa esta noche, señorita Aihara". Yuzu susurró esas palabras al oído de Mei.

Mei se negó a hacer ningún comentario, se limitó a disfrutar del cumplido y se mordió el labio inferior mientras seguía bailando.

Anything that you say I hear myself agree
Cualquier cosa que digas me escucho estar de acuerdo
And I don't recognize what I've turned into
Y no reconozco en lo que me he convertido
I don't know why I want you so
No sé por qué, te quiero tanto
'Cause I don't need the heart break
Porque no necesito el corazón roto
I don't know what addictive hold
No sé lo adictivo que es
You have on me I can't shake
No sé por qué te quiero tanto
No, I'm not in control
No, no tengo el control
So let me go
Así que déjame ir

Cuando las palabras "déjame ir" fueron cantadas, eran las mismas palabras que Mei se estaría diciendo a sí misma, para hacer que Yuzu la soltara, porque no podía caer en esto de nuevo; decidió ir al club nocturno para alejarse de la rubia y no terminar en sus brazos. Así que Mei empujó contra los hombros de la rubia, pero su cuerpo la traicionó, antes de que se diera cuenta se había dado la vuelta sólo para tener su espalda presionada contra el frente de la rubia y comenzó a moverse contra ella mientras tenía el treinta por ciento de su atención en bailar y el setenta por ciento en complacer a la rubia.

Yuzu dio un paso atrás cuando Mei le empujó los hombros, pero luego gimió en el mismo momento en que el culo de la profesora se presionó contra su entrepierna; Yuzu apretó las palmas de las manos contra las caderas de la pelinegra y empezó a manosearle los costados y el culo cada vez que podía.

Release me, release my body
Suéltame, libera mi cuerpo
I know it's wrong
Sé que está mal
So why do I keep coming back?
¿Así que por qué sigo volviendo a ti?
I say release me
Digo que me sueltes
'Cause I'm not able to convince myself
Porque no soy capaz de convencerme a mí misma
That I'm better off without you
De que estoy mejor sin ti

Y Mei realmente no podía convencerse de que estaba mejor sin Yuzu, bueno su cerebro sabía que lo estaba pero su cuerpo y su corazón seguían pidiendo el toque y la presencia de Yuzu; no sabía por qué tenía esos sentimientos de repente, pero solo esperaba que después de su resaca mañana por la mañana, pudiera controlarse mejor y empezar a lidiar con sus emociones reprimiéndolas.

I could sleep by myself, it would burn me alive
Podría dormir sola, me quemaría viva
Find me somebody else, but I don't want to
Encontrar a alguien más, pero no quiero
Try to leave out the love that goes against the grain
Intenta dejar fuera el amor que va contra la corriente
But I can rationalize it if I have to
Pero puedo racionalizarlo si tengo que hacerlo

Y eso era lo que estaba tratando de hacer esta noche, encontrar a alguien más para distraerla pero era obvio que no quería eso, porque sólo se quedó con la compañía de Himeko hasta que esa mujer rubia apareció, luego Himeko de nuevo y ahora Yuzu; y Mei ni siquiera estaba luchando contra esto.

I don't know why I want you so
No sé por qué, te quiero tanto
Hmm, 'cause I don't need the heart break
Porque no necesito el corazón roto
I don't know what addictive hold
No sé qué adictivo control
You have on me I can't shake
Tienes en mí que no puedo sacudir
No, I'm not in control
No, no tengo el control
So let me go
Así que déjame ir

Y Mei odiaba no tener el control, su cuerpo la estaba traicionando por completo y Yuzu la estaba haciendo sentir especial y necesitada con esos manoseos. Mei volvió a dejar caer la cabeza contra el hombro de Yuzu mientras seguía contoneando las caderas y presionando más su trasero contra la delantera de la rubia.

Yuzu inclinó la cabeza hacia abajo y empezó a besar el hombro desnudo de la profesora, hasta el cuello, la mandíbula y justo debajo de la oreja, antes de cogerle el lóbulo entre los dientes y mordisquearlo ligeramente.

Mei se permitió gemir, sabiendo muy bien que a nadie le importaría lo que estaba pasando entre ellas en ese momento, ya que todos estaban ocupados con sus propias cosas, puso sus palmas sobre las de Yuzu que ahora descansaban bajas sobre su vientre.

Yuzu besó el lóbulo de la oreja de la profesora y luego su sien y su mejilla, sólo quería besar los labios de la pelinegra. pero cuando estaba a punto de hacerlo, la canción había terminado, y eso pareció suficiente para que salieran de su trance y se dieran cuenta de lo que realmente estaba pasando. Yuzu estaba sumida en un torbellino de emociones, y eso la asustó un poco, porque no estaba borracha, lo que significaba que era muy consciente de sus actos y de lo que realmente quería, y sabía que no era sólo lujuria; aunque sus agarres a la pelinegra sólo mostraban lujuria, pero eso era sólo porque la rubia no sabía amar.

Mei se dio la vuelta ahora, mirando a la joven frente a ella; estaba sin aliento, y no podía respirar aunque lo intentara, sólo que ahora se dio cuenta del mayor error que iba a cometer, bueno ya había cometido un gran error al apretarse contra Yuzu de esa manera, pero lo peor era que iba a permitir que Yuzu besara sus labios, sería su primer beso- No, tienes que alejarte, ahora. Exigió su mente y Mei solo abrió la boca para decir palabras pero fue una gran lucha. "Yo- Nosotras- Esto fue un error. Por favor, aléjate". Mei ni siquiera tenía sentido, pero ya no le importaba, solo sabía que tenía que alejarse de la rubia y eso fue lo que hizo.

Yuzu solo miraba confundida a la profesora y cuando esta se alejó después de decir una especie de palabras hirientes, efectivamente había tristeza y decepción en los ojos verdes; pero antes de que Yuzu pudiera ir tras Mei, sus dos amigos aparecieron de la nada y le echaron los brazos al cuello mientras sostenían unos tragos frente a ella. "¡A beber, Yuzu!" Animaron las dos al mismo tiempo.

...

Mei le dijo a Himeko que se iría temprano, aunque ya fuera medianoche, su amiga quería quedarse pero le preguntó a Mei si necesitaba compañía, pero Mei lo descartó rápidamente porque quería estar sola en ese momento.

Así que salió lentamente de la discoteca, mirándose los pies, para asegurarse de dónde pisaba, porque sólo ahora se daba cuenta de cómo el alcohol estaba afectando a su caminar, ¿cómo iba a conducir? Confiaba en si misma lo suficiente como para conducir con seguridad de vuelta a casa, pero no podía permitirse que la detuviera un policía e ir a la cárcel, así que lo mejor era llamar a un taxi.

Suspirando, sacó el móvil del bolso y buscó el número de un taxi, pero mientras lo hacía, alguien se le acercó.

"Hola, me alegro de volver a verte". El mismo hombre que era amigo del que se llevó a Himeko, estaba aquí de nuevo e intentaba coquetear con Mei.

Mei forzó una rápida sonrisa pero se negó a mirarle. "Ojalá pudiera decir lo mismo".

"Whoa, si que eres atrevida." El hombre sacudió la cabeza con una risita. "¿Estás sola?"

"Como puedes ver claramente, me gustaría estarlo, pero tu presencia interfiere en ello". Mei ya estaba harta de gente por hoy, solo quería irse a casa.

"Eh chica, no hace falta que seas tan mala". El hombre frunció el ceño y se acercó a Mei mientras le agarraba la muñeca. "Sé que te haces la dura, lo entiendo. Pero ya está bien de hacerse la dura, chica, sé que me quieres". Sonrió.

Mei frunció el ceño cuando el hombre la agarró de la muñeca e intentó arrebatarle la mano. "Qué arrogante eres. He dicho que no quiero la compañía de nadie, así que déjame en paz, por favor". Ella finalmente fue capaz de quitarle la muñeca.

"Vamos nena, sé que quieres divertirte". El hombre se acercó.

Y Mei dio un paso atrás. "Déjame..."

"¡Oye, imbécil!" gritó Yuzu, de pie a varios metros de ellos, con unos pantalones de mezclilla azul oscuro rasgados, unas zapatillas oscuras y una camiseta oscura debajo de un blazer gris. "La señorita ha dicho que no".

El hombre enarcó una ceja y giró la cabeza hacia el lugar de donde procedía la voz. "¿Y quién demonios es usted?"

"Alguien que se asegurará de que acabes en el hospital si vuelves a ponerle un dedo encima a mi chica". le amenazó Yuzu mientras se acercaba a ellos.

El soltó una horrible carcajada. "¿En serio? ¿Eres lesbiana?" Luego miró a Mei.

Mei se limitó a fruncir el ceño, negándose a hacer ningún comentario.

"Jeez, ¿has probado ya una buena verga? Estoy seguro de que no serías lesbiana".

Estaba a punto de tocarle la mejilla, pero fue entonces cuando Yuzu estalló. Rápidamente golpeó la parte de atrás de sus rodillas, haciéndole perder la fuerza para levantarse y aterrizar con fuerza sobre sus rodillas, cuando eso sucedió Yuzu agarró la muñeca de la mano que iba a tocar a Mei y la llevó todo el camino de vuelta contra su propia espalda mientras envolvía su brazo libre fuertemente contra su cuello, asegurándose de que no respiraría tanto. "Tengo más bolas que tú, literalmente". Ella sonrió ante sus propias palabras.

"Puta de mierda..." Volvió a jadear cuando Yuzu apretó con más fuerza su cuello.

"Discúlpate con la dama". Yuzu exigió mientras ella trajo su mano más arriba detrás de él, haciendo que su hombro crujiera.

Él gimió de dolor. "¡Para, para!"

"¡Discúlpate con la dama!" Exigió de nuevo.

"¡Está bien, lo siento, lo siento!" Ahora estaba jadeando y tratando de controlar los gemidos de dolor por su hombro lesionado.

Yuzu sonrió con desprecio mientras lo soltaba y luego le daba una patada en las costillas para que cayera lejos de ellas, luego se puso delante de Mei. "¡Ahora vete a la mierda!"

Y con eso el hombre simplemente se alejó corriendo, maldiciendo cosas en voz baja mientras se sujetaba el brazo.

Yuzu se dio la vuelta y miró a Mei con toda la preocupación escrita en su rostro. 

Yuzu se dio la vuelta y miró a Mei con toda la preocupación escrita en su rostro. "¿Estás bien? No te habrá hecho daño, ¿verdad?". Yuzu decidió ir a buscar a Mei cuando sus amigos intentaron emborracharla, pero ella se negó a tomar una sola copa, más preocupada por lo que acababa de pasar entre ella y Mei, así que cuando sus ojos vieron a Himeko sola y sin Mei cerca, decidió buscar a la pelinegra y se alegró mucho de haberlo hecho.

Mei miró a Yuzu un poco sorprendida por la preocupación en el rostro de la rubia. "Estoy bien. No lo hizo". Se apresuró a decir mientras miraba su muñeca sin ver ningún moretón.

"Bien, malditos bastardos no saben cuando retroceder". Dijo Yuzu con el ceño fruncido mientras apretaba los puños y miraba en la dirección que desapareció el hombre; estaba realmente molesta de que alguien intentara hacerle daño a Mei. "Te juro que si le veo la cara la próxima vez...".

"Está bien, Yuzu. Ya se ha ido". Mei calmó a la rubia.

"Si tú lo dices". Yuzu suspiró antes de frotarse la frente. "¿Te vas? ¿Quieres que te lleve?" Dijo Yuzu mientras miraba las llaves del coche y el teléfono que estaban en las manos de Mei.

"Sí, me voy, y no, no necesito que me lleven". Mei volvió en sí, ¿por qué la rubia la seguía a todas partes? Aunque estaba extremadamente agradecida de que la estudiante apareciera.

"Pues no puedes conducir así". Yuzu soltó una risita al darse cuenta de que Mei seguía intentando mantener el equilibrio sobre sus talones.

Mei le lanzó una mirada desagradable antes de suspirar. "Voy a llamar a un taxi".

"No estás en una zona muy buena de Maine para llamar a un taxi a medianoche". le advirtió Yuzu.

"Tonterías". Mei frunció el ceño.

"Es verdad, todo el mundo sabe que no se debe llamar a un taxi a estas horas por aquí, sobre todo si eres una mujer guapa".

"Señorita Okogi, sus intentos de asustarme y seducirme son inútiles".

Yuzu puso los ojos en blanco con una pequeña sonrisa. "Mira Mei, puedo llevarte a casa. No intento seducirte, no voy a hacer nada, sino simplemente llevarte a casa. Te lo debo".

"No me debes nada". Mei miró a la rubia.

"Da igual, déjame ayudarte, ¿por favor?".

Mei lo pensó mientras respiraba hondo, quizás Yuzu tenía razón, realmente no le apetecía malgastar su dinero en un taxi. "De acuerdo, aceptaré tu ayuda".

"Estupendo". Yuzu sonrió y extendió la mano hacia Mei.

Mei miró la mano de la rubia preguntándose qué estaba haciendo.

"Las llaves del coche".

"¿Qué?"

"Te llevo a casa, ¿recuerdas? Dame las llaves del coche".

"No confiaré mi Mercedes en tus manos".

"Whoa, no lastimes mis sentimientos mujer. Soy una excelente conductora".

"Todavía no."

"Mei, vamos."

"No."

"Mei, ¿quieres volver mañana por la mañana sólo para recoger tu coche?"

"Ese no será tu problema sino el mío."

"Sí, pero dijiste que tienes un Mercedes, ¿verdad? Me pregunto cuánto quedará de él mañana por la mañana".

"Lo dices como si estuviera en el depósito".

Yuzu se rió y se limitó a negar con la cabeza. "Dame las llaves del coche, Mei".

Mei puso los ojos en blanco con un resoplido y acabó dándole las llaves del coche a la rubia. "Mi coche está ahí arriba". Dijo mientras guiaba a la rubia hacia la dirección donde estaba su coche.

"Ves, no fue tan difícil". Yuzu sonrió y cuando entraron en el coche de Mei pudo sentir como la pelinegra se tensaba a su lado. "Confía en mí, ¿de acuerdo?" Yuzu miró los ojos amatistas de Mei con una sonrisa tierna.

Y Mei asintió mientras respiraba hondo con una pequeña sonrisa.

...

Yuzu aparcó el coche de Mei justo en la entrada de su mansión. "Aquí estamos, su majestad". Dijo Yuzu mientras sacaba las llaves y salía del coche, cerrando la puerta tras de sí, luego caminó sólo para encontrarse con Mei que ya estaba saliendo del coche desde el asiento del copiloto.

"¿Y ahora cómo vas a volver?" Mei preguntó mientras tomaba sus llaves.

"Hmn, he encontrado una manera. Puedo dar una vuelta o robar un coche". Yuzu se encogió de hombros con una sonrisa.

Mei negó con la cabeza y puso los ojos en blanco. "Por favor, no te metas en ningún delito".

Yuzu soltó una risita. "No se preocupe, señorita Aihara. Sé cuidarme sola".

Ahora sólo había un silencio incómodo entre ellas mientras los ojos amatistas se encontraban con los verdes, y Yuzu tenía que decirse a sí misma que no haría ningún movimiento con la profesora, mientras Mei hacía todo lo que estaba en su poder para no hacer ninguna estupidez.

"Bueno, que tenga buenas noches señorita Aihara". Yuzu sonrió mientras daba un paso atrás al tiempo que daba una palmada detrás de ella.

Mei reaccionó y se aclaró la garganta. "Usted también, señorita Okogi. Cuídese".

"Lo haré". Yuzu siguió dando pasos hacia atrás y cuando estaba a punto de darse la vuelta, Mei habló.

"Y Yuzu... yo..., gracias por lo que hiciste en el club". Mei forzó una sonrisa, porque le resultaba difícil dar las gracias a alguien, pero en realidad estaba agradecida de que Yuzu hubiera aparecido.

"De nada". Yuzu le sonrió antes de morderse el labio inferior. "Avísame si necesitas una salvadora la próxima vez".

Mei soltó una pequeña risita antes de sacudir la cabeza. "Buenas noches, señorita Okogi".

"¡Buenas noches!" dijo Yuzu con una gran sonrisa mientras se daba la vuelta y se metía las manos en los bolsillos de los jeans mientras se alejaba con una sonrisa boba en la cara.

Y Mei entró en su casa, para sólo cerrar la puerta tras de sí y desmoronarse.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top