𝑅𝑒𝒻𝓁𝑒𝒸𝓉𝒾𝑜𝓃𝓈

CAPÍTULO 5: VERDADES INCÓMODAS

("Si nadie está alrededor, ¿Qué nos detiene?")

POV MEI

Y entonces el día comenzó como esperaba. Fue un completo infierno. No podía sacarme de la cabeza la discusión de ayer, y mucho menos concentrarme en el papeleo. ¿Cómo es que todavía estoy aquí? Debería haberme ido hace mucho tiempo, la Academia está a punto de cerrar, y aún así...

Dejé escapar un profundo suspiro mientras me desplomaba en la silla, con el corazón completamente roto.

"¿Así es como debe sentirse?" murmuré a la nada, buscando alguna respuesta.

No estoy en condiciones, si fuera como cualquier otra estudiante me tomaría el día libre por tener el ánimo por los suelos. Pero soy una Aihara, no puedo permitírmelo.

Tú puedes, Mei.

Cerré los ojos y me concentré en terminar lo poco que quedaba del papeleo, salí de la sala del consejo estudiantil no sin antes asegurarme de no olvidar nada. 

Ya casi anochece, compruebo el reloj de mi muñeca y miro la hora: 6:49 PM.

Mi abuelo debe sentirse angustiado.

"..." De alguna manera eso me hizo reír. "¿A quién quiero engañar? Nadie se preocupa por mí, ni siquiera mi padre. Absolutamente nadie".

"Yo..."

Mis ojos se abrieron de par en par al escuchar esa voz, ¿Qué demonios está tramando? Fruncí el ceño y giré la cabeza con una velocidad increíble, aún no sé cómo no me rompí el cuello en el intento.

Allí estaba ella, de pie con esa maldita mirada de arrepentimiento que hacía que mi corazón doliera aún más.

"Me preocupo por ti".

POV YUZU

No podía rendirme, si realmente quería que Mei me perdonara tenía que hacerlo cara a cara. Me sentía como una completa idiota por creer que Mei había jugado con mis sentimientos y por lo que pasó esa noche.

Por Dios, se trata de Mei, mi chica estaba siendo influenciada por su abuelo y yo no podía darme cuenta. Y cuando lo hice... 

Esperando arreglar lo que sea que esté roto,

Ignorante felicidad

Y algunos sorbos,

Podrían ser la poción

"Pff." Era demasiado tarde.

Estuve horas fuera de la Academia, tratando de alguna manera de hablar con ella. Incluso cuando se hacía cada vez más tarde, no podía darme por vencida.

Ella no es una cobarde como yo, no importa lo que haya pasado, seguirá cumpliendo con sus deberes porque es una Aihara.

Y yo soy simplemente yo.

Suspiré con frustración mientras me apoyaba en una pared de ladrillos, algo alejada de la entrada de la Academia, rogando a todos los cielos que Mei pudiera perdonar mi estúpida actitud.

Miré mi expresión en la pantalla de mi teléfono. Me veía patética.

"Me veo patética". No dormí absolutamente nada, ni siquiera comí en todo el día, lo único que hice fue llorar mientras observaba mi teléfono, esperando recibir una llamada de Mei.

Y justo cuando creía que todo estaba perdido, escuché la entrada abrirse y unos pasos algo apresurados, se me cortó la respiración y mis ojos se dirigieron a esa figura conocida.

Mi corazón volvió a latir con fuerza nada más verla, ¡es Mei!

La seguí rápidamente, intentando no hacer demasiado ruido por si me confundía con un ladrón. Sólo quería estar cerca de ella, protegerla y... 

"¿A quién quiero engañar?"

Mis cejas se alzaron por la confusión al escucharla, ¿hablaba sola o... se dio cuenta de mi presencia? Tragué en seco antes de hacer una pausa, escuchándola decir:

"Nadie se preocupa por mí, ni siquiera mi padre. Absolutamente nadie".

Fue como un impulso, o lo que fuera, pero no podía dejar que Mei pensara así.

Traté de ponerlo a tu disposición para que lo tuvieras,

Podrías haberlo hecho, deberías haberlo hecho, pero nunca lo hiciste.

Ojalá lo quisieras un poco...

"Yo". Me abofeteé mentalmente al ver su expresión tan molesta como la de ayer cuando notó mi presencia. Pero no importaba, era ahora o nunca. "Me preocupo por ti".

NO POV

Los ojos de Mei recorrieron el cuerpo de Yuzu, casi incrédula de que realmente estuviera allí de pie frente a ella.

"¿De verdad?"

Yuzu miró sus propios zapatos y asintió: "No sabía que pensabas eso, lo siento, no quería asustarte. Es sólo que..."

"Cállate, Yuzu". Mei se encaró con ella, sujetando con fuerza la correa de su maletín sobre los hombros, como si tratara de reunir fuerzas para lo que iba a decir. "Déjame seguir con mi vida. No te quiero cerca de nuevo, eres..." 

La pelinegra estaba a punto de desmoronarse, Yuzu podía ver cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos mientras hablaba. No podía creer que le había hecho esto a la persona que más amaba en la tierra. ¿Hacerle daño? No, algo mucho más ruin que eso. 

"Por favor", susurró la rubia mientras empezaba a desesperarse. "Sé que te lastimé con lo que dije ayer y me siento la persona más infeliz del mundo por ello. No busco que me perdones de la noche a la mañana, pero sólo quiero... Te quiero, ¿de acuerdo? Quiero asegurarme de que estás bien, si no puedes perdonarme, al menos déjame ser de alguna utilidad para ti".

Mei se quedó en silencio, a Yuzu le pareció una eternidad, pero no importaba. Sólo buscaba una respuesta y ella estaría allí para escucharla.

"¿Por qué?"

"Porque me preocupo por ti."

"Deja de mentirme". La joven giró sobre sus talones, sin querer mirarla a los ojos. "Nunca te importé y por fin pude darme cuenta. Soy tan tonta, debería haberlo sabido desde el principio, cuando Mizusawa hablaba de tus anteriores novias... Pensé que nunca me traicionarías y sin embargo..."

"Mei, espera..."

"Tú". Mei finalmente se giró, mirándola con profundo resentimiento. "Tú fuiste, tú me hiciste daño y lo peor es que buscas que te perdone, incluso cuando tienes a esa ramera en tus contactos. ¿Crees que soy una imbécil?" Ella tomó una pequeña bocanada de aire, tratando de no ahogarse entre sus sollozos, "¿Crees que no sé lo que es? Eso de la infidelidad... Nunca te perdonaré. Quién sabe qué cosas habrás hecho con esa en el apartamento".

Yuzu se quedó boquiabierta, totalmente confundida. "Estás...", la rubia se revolvió el cabello, "no sabes lo que estás diciendo, Mei. Por Dios, ¿Qué te hace pensar que seguía mirándola mientras estaba contigo?"

"¿No lo sé?" Mei respondió sarcástica. "Tal vez tus actitudes y la forma en que evitabas el tema cada vez que te preguntaba quién llamaba a tu móvil en todo momento me hicieron recapacitar".

La chica más alta se quedó en silencio, sabiendo que no tenía escapatoria. Mei se impacientaba cada vez más al no recibir respuesta.

"¿Cuántas veces te acostaste con ella?"

"Mei-"

"¡RESPONDE! Es lo mínimo que puedes hacer, después de todo, ya lo sé. No tiene sentido seguir con esta mentira, Yuzu. Es obvio. Has estado mirándome la cara de idiota todos estos meses".

"No lo sé", la cortó Yuzu entre lágrimas. "Es que... estaba intentando quitármela de encima últimamente. Pero te prometo que no pasó nada, yo... Sólo sé que metí la pata en mi cumpleaños. Esa noche, ni siquiera la recuerdo bien, yo... Me desperté y allí estaba ella y... No sabía qué hacer, estaba..."

Mei gritó. "No digas que lo sientes. Porque no lo estabas en absoluto, Yuzu. Si querías verme destruida bien lo tienes. Déjame ir, y sé feliz con todas las mujeres que quieras, me da igual".

Esa fue la gota que colmó el vaso.

Yuzu sabía que no tenía perdón alguno.

Y eso duele mucho. "No". Contestó Yuzu cerrando las manos en puños. "No me importó porque estaba borracha y tan furiosa por lo que hiciste, pero al final del día, me sentí como una mierda, si eso es lo que quieres saber. Nunca me perdoné, porque a pesar de estar tan enfadada te seguía amando. Y te amo. Pero-"

"¿Pero qué?" Mei ni siquiera la miró, seguía estando inmóvil en la misma posición, pero por la forma en que sus hombros se movían de un lado a otro, Yuzu pudo darse cuenta de que estaba llorando.

Y joder, eso dolía el triple. "Sé lo que te mereces, entonces, no tiene sentido seguir. Una parte de mí realmente creía que me perdonarías, pero fui tonta. No te mereces esto, sin embargo, seguiré cuidando de ti porque eres mi hermanastra, y quieras o no, tu abuelo dijo que estaba bien cuidarte después de lo que pasó con Amamiya." La rubia la agarró del antebrazo, sobresaltándola. "No quiero que ni él ni nadie te haga daño".

"Qué irónico que la persona que más me ha lastimado diga esas palabras". Mei soltó su agarre, furiosa. "Entonces, si te rindes, actuaremos como lo que realmente deberíamos haber hecho en un principio".

Yuzu la miró con ojos doloridos, pero asintió de todas formas. "De acuerdo".

Sólo eso bastó para que Mei volviera a su fría actitud, continuando su camino sin siquiera llamar a Yuzu. Ésta la siguió todo el tiempo hasta la mansión Aihara, se sintió tan extraña al no sentir los dedos de Mei entrelazados con los suyos durante todo el trayecto, pero así es como tenía que ser.

XXX

Unos cuantos días después...

"Yuzucchi, ¿comerás eso?"

"¿Um?" La rubia miró hacia donde señalaba y movió la cabeza en señal de negación. "Si quieres tómalo, Harumin".

La castaña dejó escapar un suspiro mientras miraba a su desanimada amiga. "No comes nada y tampoco tienes ganas de nada. ¿De verdad eres mi Yuzucchi?".

"Deja de decir eso cada vez que Nene está con nosotras", regañó la rubia mientras agitaba un libro frente a Nene, que parecía casi (a punto de) gritar.

"De ninguna manera ~" Harumin se apoyó en una mano mientras golpeaba a Yuzu. "¿De verdad, era tan letal romper con la presi?".

"... ¿Por qué...?"

"Sólo mírate Yuzucchi, tú... Bueno, no eres tan tú, ¿sabes?" Se rió con tristeza, mientras miraba de cerca a la rubia. "Ya no irradias alegría y... tu tristeza se me pega, a decir verdad". Hizo un mohín haciendo que Yuzu se sonrojara. "Quiero que regreses, odio a esta Yuzucchi".

"Acostúmbrate", resopló con un movimiento de cejas. "Esto es lo que soy ahora, y todo por la puta influencia de tu novia enana".

"¿Qué?" Harumin la miró indignada: "Espero que no estés insinuando que Matsuri sea mi novia porque me olvidaré por completo de que ahora mismo somos mejores amigas".

Yuzu se limitó a reír a carcajadas. "Ah, sí. Estaba hablando de ella, ¿ahora qué vas a hacer? ¿Me insultarás, me pegarás? Adelante, hazlo". Le retó.

Harumin entrecerró los ojos antes de alzar ambas manos y ahuecar con fuerza las mejillas de Yuzu. "No voy a caer en tu trampa, Yuzucchi, sé que estás enfadada contigo misma pero no pienso pegarte para arreglarlo ~"

"H-Haru... s-suéltame, me duele ~"

Ambas empezaron a reírse a carcajadas hasta que cierta persona llegó al aula.

"¡Aihara Yuzu!"

Yuzu abrió un ojo para ver la cara de donde provenía esa voz chillona, poniendo los ojos en blanco al verla. "Hola, Momokino-san".

"Deja de hacer ruido, las clases están a punto de empezar, ¿no vas a cambiar nunca?"

"¿Yo?" La rubia se señaló a sí misma con indignación. "La que debería cambiar eres tú, siempre te la pasas regañándome, ¿no tienes otras cosas más importantes que hacer?".

Himeko frunció los labios mientras golpeaba la mesa con una mano. "Eres tan insolente, de verdad, no entiendo cómo Mei-Mei te ha aguantado todos estos meses. Pero ahora estoy muy contenta de que por fin se haya alejado de alguien como tú".

Yuzu se levantó de su asiento con rabia y se enfrentó a ella: "Tú... cabellos de taladro..."

"¡Yuzucchi!"

"Espera un momento Haru, tengo que ponerla en su lugar", insistió molesta.

"Vamos, mejor ve con tu mejor amiga, se ve tan triste cuando te alejas, ¿no será que has estado engañando a Mei-Mei con ella todo este tiempo?".

Harumin también se levantó de un salto y se dirigió hacia ella. "¡Cómo te atreves!"

"Himeko". Llamó una voz desde atrás, sobresaltando a las tres mujeres que inmediatamente recuperaron la compostura.

"¡Mei-Mei!" se giró Himeko nerviosa, mientras sostenía una libreta contra su pecho, "qué rápido llegaste, sólo les estaba llamando la atención por hacer demasiado ruido, y-"

"Ya escuché lo que dijiste", murmuró molesta la pelinegra. "Lo que haya pasado entre Yuzu y yo no es de tu incumbencia, Himeko. Tampoco quiero que menciones nada al respecto dentro de la Academia, así que para ya con eso".

La chica más bajita se limitó a asentir mientras miraba de reojo a Yuzu, sonriéndole triunfante. "Lo siento, Mei-Mei": fue todo lo que dijo antes de salir del aula, avergonzada y furiosa por la grotesca actitud de la rubia.

"Y ustedes dos": Mei se dirigió a Harumin, aún sin mirar a la rubia a los ojos. "No hagan mucho escándalo, el profesor está a punto de entrar, Nomura-san, será mejor que vuelvas a tu clase".

Nene la miró con recelo y se levantó rápidamente. "Sí presidenta".

... Más, pero para ti es una tarea difícil de dar

Yuzu se cruzó de brazos y volvió a tomar asiento, dolida porque Mei ni siquiera se molestó en mirarla. 

XXX

Y en todo el día...

Una vez que Mei salió de la Academia, como todos los días, Yuzu se limitó a seguirla de camino a casa, aún pensativa por lo ocurrido en el aula con Himeko. Se pasó las manos por la cara mientras suspiraba frustrada por el incómodo silencio. Cada día era peor.

Yuzu trató de seguir el ritmo de Mei, al parecer quería evitarla todo el tiempo. "¿Quieres que te lleve el maletín?", preguntó en voz baja, sólo que una vez más hizo que Mei la ignorara. "De acuerdo..." La rubia comprendió que Mei no quería hablar y se alejó unos pasos, tratando de no presionarla demasiado. 

No sabía cuántas semanas habían pasado, ¿dos o tres? Pero desde la última discusión Mei no había vuelto a hablarle, y eso era molesto.

Estuvieron así durante los siguientes cinco minutos, hasta que el teléfono de la rubia empezó a sonar.

Sobresaltada, Yuzu cogió su teléfono y cortó inmediatamente la llamada, no queriendo traer malos recuerdos, pero para su mala suerte...

Mei soltó un sonido, algo molesta, lo que hizo que la rubia se pusiera nerviosa y empezara a silbar haciéndose la distraída.

"Mierda, ¿por qué justo ahora?" Yuzu lloró para sus adentros cuando el maldito móvil volvió a sonar.

"¿Puedes contestar tu maldito teléfono?" Mei se giró y la miró por primera vez, haciendo que Yuzu tragara saliva y casi tropezara con ella.

"Yo... no... es necesario, es sólo Matsuri, y... realmente no tengo ganas de hablar con ella". Joder, ¿por qué parece que Mei quiere matarme? La joven rubia le mostró al instante la pantalla de su teléfono, haciéndole saber que estaba diciendo la verdad.

"¿Por qué me lo enseñas?"

"¿Eh?"

"No tienes que justificar nada, no me importa quién te llame".

"Lo sé..." Yuzu gruñó. "Es que tenías la expresión de querer apuñalarme mientras miraba mi teléfono".

Mei la miró con los ojos entrecerrados, indiferente, como si no le importara en absoluto.

Estábamos demasiado cerca de las estrellas,

Nunca conocí a alguien como tú

A alguien...

"Te imaginas cosas".

"¿Eso crees?" La rubia lanzó una sonrisa burlona, enfadando a la pelinegra. "En fin, sigamos adelante antes de que tu abuelo me corte el cuello por llevarte tan tarde".

Caer así de duro,

Prefiero perder a alguien que usar a alguien.

"No tenías que esperarme".

"Pero quería hacerlo". Repitió Yuzu por milésima vez ese mismo día.

(Tal vez es una bendición disfrazada)

(Vendí mi alma por ti)

"Pues entonces deja de quejarte".

"En ningún momento lo hice".

"Lo acabas de hacer".

Yuzu soltó un largo suspiro. "Mei".

"¿Qué?"

"¿Quieres dejar de ser tan terca?" La chica rebelde se puso delante de ella, cruzando los brazos. "Realmente no te entiendo".

"No pretendo que lo hagas".

"Joder".

"¿Te vas a quitar de en medio? Quiero irme a casa y no ver tu puta cara en toda la noche".

Increíble. Eso fue... Todo. Yuzu miró los hermosos ojos de Mei y se sintió tan condenadamente excitada, dominada y... 

Veo mi reflejo en tus ojos,

(Dime que lo ves también)

"No quiero que me mates por lo que voy a hacer", susurró Yuzu contra los labios de su hermanastra, que estaba inmovilizada por las acciones de la rubia.

Tan cerca

"¿Pretendes que lo haga?" Mei arrugó su camisa y la empujó por los hombros, tratando de apartarla. "¿Estás consciente?"

Tan cerca,

Sin embargo tan lejos

(Tan lejos)

"Sí..." Yuzu se mordió el labio. "Me encanta oírte decir blasfemias, viniendo de ti, yo..."

No lo sé

(No lo hago)

¿Cómo estar solo?

(No)

Así que no te vayas...

Sólo quédate.

"No lo hagas o gritaré". Mei amenazó con el ceño fruncido, totalmente enojada, más que con Yuzu con sigo misma, porque su corazón latía con fuerza ante la cercanía de la rubia. (Y eso que sólo habían pasado semanas). "Tienes cinco segundos".

Eso le valió a Yuzu una sonrisa, era obvio que Mei quería tanto como ella. Sin previo aviso, la agarró de la cintura con un brazo y atrapó sus labios en un largo y apasionado beso, haciendo que Mei gimiera ante la intromisión. Las lenguas bailaban en perfecta sincronía, y pronto las manos de Mei cedieron y agarraron la nuca de la rubia, que sintió los dedos de Mei enredándose posesivamente en su cabello.

Tú y yo estábamos brillantes, disparando a través del cielo a diario 

Ambas estaban completamente inmersas en su pequeña burbuja, olvidando lo que ocurría a su alrededor, sólo ellas dos y su guerra de besos, como si fuera el fin del mundo.

Yuzu deslizó hábilmente una mano bajo su falda, haciendo que la chica de pelo azabache jadeara aún más ante el contacto directo de la rubia.

Encender la noche, no siempre estuvo bien, bebé

Cada vez que nos dimos cuenta de que es una locura

Y tú me salvas

"Para", le exigió Mei entre besos (lo cual era gracioso porque seguía besándola con necesidad).

Yuzu sólo negó juguetonamente, mientras apretaba su muslo y sentía que el abrazo de Mei alrededor de su cuello se hacía cada vez más fuerte. La rubia tomó el mentón de Mei con sus dedos índice y pulgar y la miró a los ojos llenos de lujuria, ambas jadeando y derritiéndose por el contacto de la otra.

"Eres mía, Mei". La rubia depositó un casto beso en sus labios carnosos, respirando con fuerza. "Sólo mía..."

Mei colocó un dedo sobre sus labios, haciéndola callar. "Si crees que te voy a perdonar estás muy equivocada". 

Estábamos demasiado cerca de las estrellas,

Nunca conocí a alguien como tú

Yuzu suspiró, apartando suavemente las manos de Mei mientras la miraba fijamente a los ojos, tratando de descifrar algo en su mirada.

"No nos hagamos esto, Mei, tanto tú como yo nos queremos. Si cometí ese error fue porque me comportaba como la mayor idiota del mundo. No imagino una vida en la que no estés conmigo, te echo de menos cada día, y cuando me miras, sé en el fondo que me sigues amando, tanto como yo." Yuzu levantó una mano y secó suavemente las lágrimas de Mei, tratando de contener las suyas. 

"Todavía no sé... No puedo confiar en ti... no después de..." La heredera empezaba a arrastrar cada vez más sus palabras. "No puedo, no puedo arriesgarme a que una vez más vuelvas a romperme el corazón".

Mei empezó a llorar más fuerte, así que Yuzu le rodeó la cintura con sus brazos, abrazándola con fuerza mientras dejaba que Mei se desahogara sobre su pecho humedecido por las lágrimas.

Verla así le arrancó el corazón, quería llorar sólo con oír los lamentos de Mei, sonaba tan desconsolada... realmente quería darse una patada.

Caer así de duro...

La rubia frotó círculos relajantes sobre su esbelta espalda, besando el costado de su cabeza cada vez que la chica más baja se aferraba más a ella. 

(Sé que estás cansada)

(Solo dilo)

"Te dije toda la verdad que necesitabas saber", comenzó a decir, entre susurros sobre su oído. "Eres la única chica que me roba el corazón, la única por la que lo dejaría todo".

(Enfermo de toda la...)

(Una cosa necesito más de ti)

Yuzu, sin darse cuenta, comenzó a llorar también, sollozando en el espacio del cuello de Mei mientras le pasaba una mano por el cabello oscuro con suavidad.

"Te amo. Créeme, por favor".

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