𝐿𝑜𝓋𝒾𝓃𝑔 𝒾𝓈 𝑒𝒶𝓈𝓎

Hace un año atrás

Mi rutina diaria es repetitiva hasta el tedio.

No es que sea mala, no es eso, es que falta algo, ¿sabes? No sé, emoción, aventura, amor verdadero, cosas de ese tipo. Lo del amor verdadero se lo debo a mi madre, que está todo el día diciendo que encontraré el mío, ella cree en esas cosas, dice que eso es lo que pasó exactamente con ella y mi padre.

Tengo a la mejor madre del mundo, e incluso quedando viuda luego del trágico accidente que le pasó a mi papá biológico, después de eso ella siguió esforzándose al máximo en su nuevo trabajo como arquitecta; me enorgullezco de eso, me enorgullece ser la hija de esa increíble mujer con un corazón tan grande. Días atrás, decidió darle una sorpresa a mi padrastro, Sho Aihara, apareció con un peinado nuevo, con el cabello negro, corto, dijo que era para que mi padrastro se olvidara de los problemas que tenía con el abuelo y se centrara en la familia. Sé bien cuál era tu intención, Sra. Aihara.

Yo he heredado los rasgos de mi padre, rubia, ojos verdes... Pero mi madre insiste en decir que mi sonrisa es idéntica a la de ella. En fin, él viene casi todos los días a visitarnos, tenemos un apartamento sencillo, cerca de mi trabajo a corto plazo por las vacaciones, una cafetería muy humilde. Es difícil hablar de eso, o mejor dicho, hacerlo. Pero tengo mi fuente de inspiración.

Acababa de salir al parque para tomar un poco de aire fresco, me encontraba frente al edificio donde vivía con mi madre, por cierto el piso queda en la octava planta.

Olvidé mencionar a mi hermanastra, la Srta. Aihara, aquella mujer... ¡Dios mío... qué mujer! No hay hetero en el mundo si está ella cerca. Posee rasgos de un ángel, cabellos negros, piel blanca, y su cuerpo, vaya... Aquello es una obra maestra.

Aunque ella no lo sepa, sin tener la mínima idea de que yo estaba embobada por su belleza desde el primer día, llevaba todos los días observándola. Mei raramente esbozaba una sonrisa, pero cuando una se dibujaba en su rostro, a mí, literalmente, se me caía la baba. Aquella mujer no debía tener la mínima noción de lo hermosa que era.

Pero volviendo a mi realidad, Yuzuko Okogi no tenía nada para ser notada. ¿Qué tenía yo para llamar la atención? ¿Una cara bonita? Calla, Yuzu, Mei puede conseguir caballeros que te dan mil vueltas.

Resoplé en mi banco al llegar a esa conclusión.

Somos hermanastras, no existía la más mínima posibilidad de si quiera llegar a tener una cita con ella.

XXX

Presente

"¡Yuzu! ¡Yuzu! ¡Yuzu!" Matsuri entró corriendo en el espacio que compartíamos y se sentó en la silla, impulsándose para girarla y soltando una risa eufórica.

Matsuri es mi amiga de la infancia, la típica rebelde de cabello rosa, la diablillo del grupo, se llevaba bien con todo el mundo (excepto Mei), y yo la admiraba por ello. Compartíamos los mismos gustos y somos inseparables desde entonces.

"¿A qué viene esa felicidad? Has ganado la lotería y no vas a compartir, ¿es eso?" pregunté apartando la vista de mi inspiración.

"Si hubiera ganado la lotería, puedes estar segura de que te sacaría de aquí, Onee chan, y levantaríamos un par de modelos esta misma noche". No aguantamos la risa, pero tampoco estaba mal. "Volviendo a los hechos, no he ganado la lotería, peeeero... ¡me he ganado un beso de la persona más hermosa y hoy tengo una cita con ella!

Confieso que un frío me recorrió entera, quería decir, ¿está hablando de Harumin?

¿Ella?

Despierta, Yuzu... Despierta.

"¿Y quién sería esa persona tan hermosa?" Pregunté lo obvio cuando cierta persona tocó el hombro de Matsuri y se agachó a su lado.

"¡MATSURI!" escuché el grito de Harumin, haciendo que las dos volteáramos con los ojos expectantes. "¡Deja de estar diciendo estupideces!", reí cuando ella empezó a tirar de su oreja.

"¡Senpai, eso duele!" Ella intentó separarse con una sonrisa, la cuál decía que no se arrepentía de nada.

Hasta que escuché una voz llamarnos.

"Por favor, dejen de hacer tanto escándalo, están llamando la atención de mucha gente". Sonreí nerviosa cuando vi quién era, nada menos que Udagawa san, el gerente de esta cafetería donde solía trabajar.

"Disculpe gerente, no tiene que molestarse. Nos íbamos de todos modos". Me levanté de la mesa mientras alejaba a Matsuri, haciendo que Harumin la soltara con resignación.

Escuché los murmullos de Harumin mientras nos seguía, ¿realmente se besaron? ¡Dios mío, loba! Matsuri tiene que arrasar esta noche, tiene que hacer algo inolvidable.

Le tuve que prometer a la arrasa-corazones que mañana iría a ayudarla con Harumin mientras íbamos a comprar ropa, tenía que planear algo más tarde, ya que Mei había pasado a nuestro lado y nos había fusilado con la mirada por tanto escándalo.

"Yo también te quiero", dije mientras me acercaba a Mei mostrándole una sonrisa divertida.

"Solo estás diciendo eso". Mei dice mientras se sonroja.

"Bueno, eso es por que..."

Todo el tiempo estuve enfocada en Mei, su trasero, sus senos, su boca... UGH, ¿por qué tiene que ser tan perfecta? Después de que la visita de Matsuri y Harumin haya interrumpido MI momento a solas con Mei, tuve que intentar alejar esos pensamientos porque mi erección no ayudaba en lo absoluto.

"Mierda", susurré para luego sentir como ella agarraba mi brazo.

"¿Qué Yuzu? ¿Qué pasa?" Pregunta mientras sigue sosteniéndome, podía sentir cómo me presionaba contra sus pechos.

"N-no es nada." Respondí mordiéndome el labio inconscientemente.

"¿Estás segura?" Mei inocentemente pregunta.

Mi rostro me estaba ardiendo, probablemente estaría más roja que un tomate.

Intento calmarme antes de contestar con burla "Supongo que sí." Murmuro sobre su oído antes de salir, logrando que sus labios soltaran un pequeño jadeo.

El resto de la tarde lo pasamos increíblemente bien en pareja... Fuimos a comer un helado y para no ser groseros, fuimos a la exposición del museo que había ese día para sorpresa de Mei y bueno, a petición mía nuestro último destino fue el cine.

XXX

Mei escogió la película, una de la que yo nunca había oído hablar.

Aproveché el momento para rodearla con mis brazos mientras la película continuaba.

Apoyó la cabeza en mi pecho y sus brazos rodeando mi cuello.

Acaricié su cabello cariñosamente, y lo fui haciendo más suave cuando percibí que su respiración estaba calmándose.

Poco después se quedó dormida.

Me sentía la persona más poderosa del mundo por tener a Mei durmiendo en mis brazos, como si aceptara mi protección.

La película seguía, pero no conseguía prestarle atención.

Una sonrisa angelical se formaba en sus labios, su expresión, en esos momentos, era calmada y de una entrega total.

A veces, cuando dejaba de acariciar su cabello, sus labios formaban un puchero como señal de protesta.

¡Ah, por Dios! ¿Cómo conseguía turbarme de esta manera?

Infelizmente cuando los créditos finales de la película aparecieron, me di cuenta de que ya era tarde y tenía que marcharse a casa.

Empecé a darle besos por todo su hermoso rostro.

"¿Mei? La película acabó." Dije cuando vi que abría un poco los ojos.

"Se está tan bien así, Yuzu, no querría salir nunca de aquí."

Ah, mi corazón no aguantaba.

Ella se esforzó por mantener los ojos abiertos, comprobó el reloj en su muñeca.

No sé cuánto tiempo me quedé "babeando", pero fue lo suficiente para ver cómo su rostro ponía expresión de preocupación.

"¿Estás bien? ¿Te duele algo?"

Moví la cabeza negativamente.

"Estoy bien Mei, es sólo que... Me hubiera gustado seguir con lo de esta mañana."

Suspiró aliviada, y dejó aparecer en su rostro una sonrisa simpática.

"Si quieres besarme, hazlo". Su mirada se fijó en mí. "No tienes porqué quedarte mirándome así, Yuzu."

Wow.

Mi nombre sonaba tan lindo viniendo de ella.

Aquella voz ronca y sin alteración.

"No te lo voy a negar, me dejaste con ganas de más."

Ella me mira y ríe.

"Bueno, ¿Qué estás esperando?" Sacó lentamente sus brazos que la ataban a mí y se colocó en mejor postura.

Me aguanté la risa.

Me estaba enamorando de esa faceta somnolienta y dulce de Mei.

"Te amo muchísimo, Mei."

Segundos después la sorprendí con un beso, que enseguida fue retribuido.

Nuestras lenguas se exploraban en sincronía, profundizando el beso.

Finalmente nos separamos por la falta de aire y ambas nos miramos con lujuria, intentamos recuperar el aliento una vez más antes de volver a unir nuestros labios ferozmente.

Moría por ganas de más, pero no es algo que podamos hacer en un lugar público.

XXX

POV de Mei

Caminamos en silencio bajo la luz de la luna hasta llegar a la mansión del abuelo. Nuestras manos se mantuvieron entrelazadas durante todo el trayecto mientras compartíamos miradas y sonrisas indiscretas. Adoraba este sentimiento que se intensificaba cada vez más a medida que Yuzu se mantenía cerca de mí.

Solté un ligero suspiro mientras descansaba mi cabeza sobre sus hombros.

Todavía recuerdo nuestro primer beso, fue un poco repentino pero ciertamente mágico... Aunque no haya sido con un enorme ramo de flores ni una caja de chocolates como la mayoría de adolescentes tendían a hacerlo cuando se enamoraban. No pude evitar volver a sentir las mariposas en mi vientre y la emoción que sentí cuando sus labios chocaron con los míos en un beso descuidado, pero... Ciertamente dulce.

Fue dulce.

Cuando confesó que tenía sentimientos hacia mí con un gran oso de peluche porque sabía que me gustaban. Sus intensos ojos verdes fijos en mí mientras su voz temblorosa recitaba el poema de amor que había escrito para mí.

Su fuente de inspiración. Sonreí, una risita se escapó de mis labios al recordarlo.

Yuzu es una romántica y una torpe total al desnudar sus emociones.

Nos detuvimos cuando finalmente llegamos, y como cada vez que nos separamos, Yuzu me envolvió calurosamente entre sus brazos mientras me besaba la mejilla numerosas veces, haciéndome reír.

"Me encanta escuchar tus risas", habló en un susurro, mirándome con esos intensos ojos verdes que cada día me enamoraban más.

Dejé escapar un suspiro, definitivamente enamorada de la joven que tenía delante. Me gustaba la atención que recibía de ella, como una niña pequeña.

Levanté una mano y acaricié su mejilla con suavidad. "Me gustaría que te quedaras". Dije, a unos cuantos centímetros cerca de unir nuestros labios.

"Me gustaría quedarme". Yuzu respondió con una de sus sonrisas más encantadoras.

La miré afligida, a punto de decir algo, pero ella me silenció con un amoroso beso que me dejó sin aliento al más mínimo choque de nuestros labios.

Mmhn...

Yuzu...

"Mei..." Dijo mi nombre en un susurro, conocía esa mirada, tan sombría de deseo mientras acariciaba mi mejilla sonrojada por el beso tan repentino. "Creo que... que te quiero".

Levanté las cejas ante su comentario, decidiendo burlarme un poco. "Tonta. Sé que me quieres".

"Sí. Pero no lo suficiente".

"¿Entonces...?" Me acerqué aún más, deslizando una mano por su cuello y sonreí al ver que se ponía nerviosa, me gustaba ponerla así.

"Huh, Mei", sonrió coquetamente. "Déjame mostrarte..."   

Asentí con la cabeza y puse los ojos en blanco juguetonamente antes de rozar nuestros labios: "Más te vale..."

Yuzu se mordió el labio mientras rodeaba mi cintura con sus brazos de forma posesiva, acercó nuestros cuerpos y comenzamos un beso que no tenía fin; Me perdí en sus dulces labios, en su aroma a cítricos, en su cálido cuerpo y en esas hábiles manos que descendían por mi cuerpo sin vergüenza alguna, ya no me importaba nada más que estar cerca de ella. Lo quiero todo de Yuzu, es mi adicción favorita.

Pasamos minutos besándonos como adolescentes hormonales, pero no me arrepiento de nada, la sensación es tan buena...

No sé si debería sentirme celosa o no, pero me pregunto cómo se le da tan bien besarme.

No importa mientras sea yo quien le robe el corazón.

Tras unos segundos, rompí el beso al recordar que estábamos en la acera. "Yuzu, espera un momento..."

"¿Qué ocurre?"

"Alguien podría vernos", expliqué mientras trataba de recuperar la compostura. "Estoy segura de que no quieres ver a mi abuelo enojado por vernos así, sabes que te mataría."

"Bueno... Tienes razón". Yuzu se rió y se encogió de hombros mientras atraía mi cuerpo hacia el suyo una vez más. "Pero fue culpa tuya".

"¿Discúlpame?" Respondí ofendida.

Sus labios formaron una pequeña sonrisa tomando de mi mano con delicadeza. "¿Quieres que te recuerde quién es la más linda de la relación? Sabes que no puedo resistirme a tus encantos..." Hizo un mohín después de eso haciendo que me sonrojara irremediablemente ante sus palabras.

"Tengo mucha suerte de tenerte, Mei."

No podía dejar de sonreír.

"Yuzu..."

No sabía lo que pasaba dentro de mí.

"Me encantaría seguir escuchando tus cumplidos". Le di un beso lento en la mejilla antes de alejarme. "Pero tengo que entrar".

"Je, te acompañaré hasta la puerta."

Asentí con la cabeza mientras caminábamos, no pude sacar la noche anterior en mi cabeza.

"Buenas noches, Mei"

"Buenas noches, Yuzu"

Nos dimos un rápido piquito al despedirnos en la puerta.

Subí a mi habitación en cuando se hubo ido.

¿Cómo podía Yuzu conocerme tan bien?

¿Y hacerme al mismo tiempo tanto bien?

No conseguía borrar la sonrisa, ella quería tanto como yo, y ahora podría comenzar a trabajar en vencer mi inseguridad y centrarme solo en ella.

"Tienes todo el tiempo que necesites". Sus palabras resonaron en mi mente, consolando mi corazón "No voy a lastimar tu corazón si confías en mí."

Recibí un mensaje suyo avisándome de que había llegado y deseándome dulces sueños, y con certeza los tendría.

Ah, Yuzu Okogi, eres increíble.

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