Abrázame tanto

Yuzucchiiiiiii ~

Harumiin ~

La castaña miró a la chica de cabello azabache, quien llevaba un vestido blanco muy casual y lindo.

"Woah Yuzucchi, no dijiste que la presi también vendría". Harumin la saludó, pero Mei fulminó con la mirada a la rubia, que agitaba las manos nerviosa. 

"Seguro que se me pasó, pero bueno ya que estamos aquí las tres, ¡vamos a divertirnos!".

"¡Sí!" 

Las tres se la pasaron yendo de tienda en tienda, probándose algunos conjuntos y mirando algunos accesorios, algo que sin duda Mei prefería en lugar de andar de vestíbulo en vestíbulo. 

"¡Qué bonito, un Yuzubocchi!". Yuzu lo cogió entre sus manos para enseñárselo a Mei, pero ésta se distrajo con...

¿Un llavero de oso?

"Ese es lindo", murmuró la rubia, sacando a Mei de sus pensamientos.

"Sí..."

Yuzu cogió uno y se lo llevó, sorprendiendo a Mei.

"¿Qué haces?"

"Voy a comprártelo".

"No tienes por qué hacerlo".

"Pero quiero hacerlo", enfatizó la rubia, haciendo que Mei desistiera.

"Hey, ¿cómo me veo?" Harumin apareció, luciendo un look de fiesta que consistía en unas gafas, un sombrero loco y un bigote, lo que hizo soltar una carcajada a la rubia.

"¿Estás loca? Es genial", bromeó Yuzu, riendo junto con la castaña.

Había algo en su voz.

En su risa.

Mei no quería que parara nunca.

Mei sonrió levemente, escuchando la conversación tan jovial de ambas chicas. 

Sin duda ella y Yuzu eran de mundos diferentes.

Pero había algo que le hacía sentir...

Supongo que nace el apego y el cariño hacia ella.

Al fin y al cabo son familia, como dice Yuzu.

"Hola preciosa"

Mei se sobresaltó al escuchar una voz masculina detrás de ella, lo que la hizo darse la vuelta.

"Hey, tranquila nena. Pasaba por aquí y te he visto tan sola, es una pena que una belleza como tú lo esté".

Ella lo miró con un poco de disgusto, parecía muy seguro de sí mismo.

"No estoy sola, así que puedes irte si no te importa".

"¿Eh? ¿Y dónde está tu acompañante?"

Mei guardó silencio y decidió ignorarlo mientras Yuzu regresaba, ella había ido a la caja y estaba esperando afuera de la tienda.

"Seguro es un tipo aburrido, que desperdicio, ¿no quieres venir conmigo? Intercambiemos números, soy un tipo muy difícil de olvidar para mujeres hermosas como tú".

"Será mejor que te vayas si no quieres meterte en problemas", replicó Mei enfadada, apartándose de él al notar que quería agarrarla del brazo.

"Me da igual. ¿Dónde está ese tipo? Le haré saber que un hombre no puede dejar sola a su mujer en sitios como éste".

"Presi, ¿está todo bien?" Harumin se acercó rápidamente, notando la incomodidad de la chica. "¿Quién eres?"

El chico sonrió a la castaña, mirándola de pies a cabeza. "Vaya, no sabía que mujeres hermosas como tú venían a este centro".

Harumin puso los ojos en blanco. "Ahórrate tus intentos de coqueteo, a mi amiga y a mí no nos interesan los tipos como tú, ¿entiendes?".

"Las mujeres... son tan difíciles", el tipo se mordió los labios e intentó acercarse de nuevo a Mei. "Eso es lo que me fascina de ustedes las chicas-".

"Hombre, ya basta".

"¿Eh?" El chico se giró al sentir una mano en su hombro, mirando a la rubia que tenía el semblante serio.

"¡Yuzucchi!" 

Yuzu sonrió a ambas chicas, y de alguna manera Mei se sintió más tranquila.

"Oye, lo siento pero las rubias no son mi tipo. Así que será mejor que nos dejes en paz a estas chicas y a mí".

Yuzu se rió en su cara, empujándole bruscamente con una mano en el pecho. "Sí, hombre, en tus sueños te dejaré con mi hermana".

"Tsk. No me toques!"

"Si no quieres algo peor, mejor retrocede amigo".

"¿Y crees que te voy a hacer caso? Mujeres, sólo sirven para obedecernos, no al revés. La sociedad está muy confundida hoy en día".

La rubia hizo una mueca: "Hombre, apestas a alcohol, ¿y así crees que ligarás? Qué locura".

"¡Vete!"

"Agh. Ya estoy harta de ti!"

Puñetazo

Sangre

Y una nariz rota.

"¡UN MOMENTO! ¿ES ELLA LA QUE ME HA ATACADO Y VAS A ECHARME?"

"¡Cállate subnormal! Ya son varias las chicas que se han quejado de ti, será mejor que te vayas".

Yuzu le sonrió con descaro mientras agitaba una mano a modo de despedida. "¡Adiós escoria!"

"¡Maldita rubia! ¡Algún día pagarás por esto! Ya verás!" Gritó enfadado el chico mientras intentaba escapar del agarre de dos guardias de seguridad.

"No eres el primero ni el último que me dice eso", contraatacó Yuzu riendo.

"¡Vaya! Yuzucchi, ¡qué fuerte eres!".

"En realidad..." La rubia levantó el puño, algo dolorida. "Ese tipo tiene la cara dura".

"¿Estás bien?" Mei ensanchó los ojos, preocupada. "Quizá deberíamos ir a hacerte un chequeo rápido, para asegurarnos y-".

"Mei", Yuzu se acercó a ella y la rodeó con los brazos, sonriendo. "Gracias por preocuparte, pero estaré bien. Me preocupo más que ustedes dos, perdóname por dejarte sola, es sólo que no pensé que te gustaría hacer una fila enorme conmigo."

"Aww Yuzucchi, ustedes dos son tan lindas juntas. Nadie pensaría que son hermanastras". 

Mei se sonrojó furiosamente ante ese comentario, pero por alguna razón no se separó del abrazo y esperó a que Yuzu lo hiciera.

"Qué tonterías dices", rió la rubia y negó con la cabeza. "Somos familia, ¿recuerdas? Es un honor ser la que cuida de Mei".

Familia.

Por alguna razón, está empezando a ser molesto.

Y es aterrador.

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