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MeLaNiE

Estoy tomándome mi tiempo para regresar a la escuela, no quiero encontrarme con Anthony, ni mucho menos con mi madre. Las chicas me llaman en repetidas ocasiones pero me niego a atender el teléfono, tengo miedo de contarles y que piensen que yo me lo merecía.

Al parecer el trio Copper ya partió a la escuela, decido bajar a investigar la casa, bueno no investigar solo conocerla un poco mejor, no deseo estar en cama todo el tiempo.

Primero la última planta, aunque en las escaleras tiene un letrero de "no pasar" me da igual y decido pasar aun así, cuando su voz me toma por sorpresa.

—¿Qué no sabes leer?— Gabriel me está mirando desde el marco de la puerta de arriba, su mirada me da escalofríos. —¿te comió la lengua el vampiro?— se muerde su labio delicadamente.

El es como el buscador de las redes sociales cuando pienso en algo que me gusta que e estado viendo y de repente eso aparece por todos lados.

—Solo me dio curiosidad.

—¡Vaya que eres curiosa Waldon!— Waldon, mi apellido suena bonito en sus labios.

—No lo volveré a hacer— me doy la vuelta para regresar hacia la habitación de Samantha.

—¡Espera!

—¿si?

—Necesito que me digas quien fue el que hizo lo de ayer en la noche— el me observa esperando mi respuesta, pero al contrario no puedo evitar comenzar a llorar desconsoladamente. — ¡Joder! No seas tan chillona, solo quiero ayudarte.

—Gabriel Copper el insensible— es lo único que mis labios pueden pronunciar.

Él se comienza a reír

—Todos tenemos nuestra oscura historia, eso que nos deja horrendas cicatrices y nos hace únicos, eso que amamos y nos hizo sentir especiales, eso que tuvimos y nos hizo tanto daño— el termina de bajar las escaleras y queda totalmente frente a mí. Mi respiración esta agitada, tengo miedo, pero también deseos de vengarme.

—Y a ti ¿Qué te hizo daño?— cuando le hago la pregunta me sonríe y mira directamente a mis ojos.

—Mi familia— sus ojos se vidrian y rápido mira para otro lado, para que no pueda verlo —¿tienes hambre?— él me toma de la mano y estoy segura que sus ojos se tornan violetas por un momento.

—Si— le arrebato mi mano y suelta un pequeña risa.

—¿quieres comer aquí o se te antoja algo de la calle?

—Quiero exactamente un bistec con cebollas y papas— el me mira atento y se da la vuelta en dirección a la salida.

Camino tras de él, vamos en dirección a un carro verde fosforescente bastante llamativo.

—¿Es tuyo?— lo miro divertida y el se pone unos lentes negros con el marco azul.

—Es bonito ¿no?— sonríe un poco y se mete en el auto. —súbete, ni pienses que te voy a abrir la puerta.

—Al menos tu hermano es más educado que tu— le doy un portazo y el me mira serio.

—¿Cuantos demonios se ocultan bajo el manto de la oscuridad, esperando el momento indicado para atormentarnos?— su mirada es fría, cuando lo observo parece como si estuviera viendo a un fantasma o algo por que enseguida siento un leve aire recorrer mi cuello.

—¿De qué hablas?— intento parecer relajada, pero es imposible, todo me tiembla.

—Abróchate el cinturón si quieres vivir— me sonríe y prende el auto.

El conduce solo con la mirada fija en el camino, ni siquiera me mira, no sonríe, nada, ninguna expresión en su rostro.

Eso le da un poco de emoción a mi aburrida y conformista vida, me pregunto qué es lo que pasa por su cabeza, ¿Dónde estuvo todo el tiempo que desapareció?

Yo lo recuerdo aún más indiscreto que Estefan siempre protegiendo Samantha y Vanessa.

—¿Puedes dejar de mirarme y bajar del auto?— el me mira con la ceja alzada.

—¿puedes ser más amable y abrírmela puerta del carro?— él me sonríe y se baja del auto, lo rodea y me mira por última vez.

—no te abriré la puerta, si allí quieres quedarte, es tu problema— se da la vuelta y comienza a caminar hacia el restaurante.

EsTeFaN       

Gabriel no deja de mirarme durante toda la clase, si como Katherine no deja de mirar a Gabriel y un chico equis al fondo no deja de mirar a ella, una cadena de conformismos.

Alzo la mano en señal de que saldré de la clase, en cuanto me levanto Gabriel va detrás de mí, en el camino me encuentro con Maia, ella es una muy vieja amiga, quien quedo ciega de repente ella también es como yo, sus generaciones son muy lejanas y se perdieron, pero ella viene de mi familia.

Es como una prima muy, muy, muy lejana. Intento pedir el deseo de volver a tener vista e incluso intentamos que Samantha se la diera, pero fue imposible.

—Hola Estefan— ella me sonríe va de la mano con un chico muy lindo.

—Hola Maia, y el ¿Quién es?

—me perdí intentando llegar al laboratorio y el me esta ayudando— el me mira nervioso.

—bueno vete con cuidado.

—viti cin ciudidi— Gabriel me arremeda y Maia se pone pálida ante su presencia.

—Ya me voy— el chico que venía con ella la guía y Gabriel me sonríe .

—¿Cuál es tu problema?— Gabriel se queda estático por un momento, no parpadea ni respira. —¿Gabriel?

—Mi problema es MeLaNiE, esta de curiosa husmeando en mi habitación, así que iré a la casa, no me sigas ¿okey? Solo encárgate de Anthony— se esfuma y me quedo con el pendiente de que alguien nos haya visto.

Pero no hay nadie alrededor de donde estábamos. Un momento ¿Anthony?

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