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EsTeFaN
Sé que no tengo ninguna otra opción sobre si confiar o no en Gabriel, un no me ha dicho como es que tiene todos esos poderes, es casi igual de poderoso que Samantha quien por cierto se la ha pasado la mayor parte del tiempo encerrada en su recamara estudiando.
Hoy no fui a la escuela, siento que merecía un descanso para mí, al fin de cuentas puedo desear que no me pongan falta y así me libro de las consecuencias de mis irresponsabilidades.
Samantha no ha querido hablarme desde que no le di la razón, no entiendo cuál es su afán de tener siempre la razón, es algo que aún no logro comprender de las mujeres, el siempre querer tener la razón.
Si tan solo pudiera comunicarme con ella de alguna manera, en donde ella si me haga caso.
—Por la ouija es más fácil— Samantha se aparece a un lado de mí y casi se me sale un pedo del susto.
—podrías ser como las personas normales que tocan puertas.
—Estefan no somos normales— Sam sigue molesta pero no me importa.
—cierto, pero podrías intentarlo. ¿no?—
—Gabriel nos vigila, así que no, no pienso hacerlo, ni intentarlo— ella se recuesta en mi cama —Melanie esta en la sala con Gabriel—
—¿Qué?— me levanto rápido esperando poder escuchar algo de lo que pueden llegar a estar hablando.
Pero Gabriel solo la está observando atento, y Melanie está sentada esperando.
Cuando alza la mirada y nuestros ojos hacen contacto, es como si sintiéramos un conexión extraña y Gabriel también lo siente porque nos mira sorprendido ante lo que acaba de pasar.
—Hola— ella me saluda y tiene una mochila a su lado.
—Hola ¿Qué haces aquí?
—Me paso un problema familiar y no tenía a donde ir— su mirada se nota triste y me hace sentir su tristeza.
—¿y tus amigas?
—y es muy tarde y ellas deben estar muy dormidas.
Gabriel me mira y siento que me dirá algo.
—La encontré vagando en el jardín— Gabriel la mira atenta, como cuando jugábamos al rompecabezas e intentaba armarlo sin mirar la fotografía de referencia.
Melanie me mira de vuelta y luego dirige su mirada a detrás mío, donde supongo que debe estar hora mismo Sam.
—Holi— sam la salud y Melanie levanta su mano en señal de saludo.
—Puedo quedarme solo un noche aquí ¿contigo?— Gabriel me mira pícaramente y sam solo suelta una risita picara.
—Me dice a mi par de tarado— Sam me da un zape y dirige su mirada a Mel —¿verdad?—
—Sí, si es— Melanie me vuelve a mirar y me guiña un ojo, inmediatamente siento el calor en todo mi cuerpo, es gracioso,
Intento controlar ese sentimiento, porque el simple hecho de imaginarla moviéndose encima de mí me pone al cien.
—Bueno— Gabriel me mira burlón —es momento de ir a la camita— Lo dice tan relajado que me gana la risa, su tono es tan ¿raro? Camita, dijo CAMITA, cundo dice las palabras en diminutivo es un más gracioso que escucharlo decir cualquier otra palabra que me hace reír.
—Ven te enseñare donde puedes dormir— Sam toma la mochila de Melanie y la guía hasta la recamara de invitados.
—Hasta mañana Estef— Melanie me da un pequeño beso en la mejilla y se va detrás de mi hermana.
Gabriel me mira atento y se burla,
—¿Desde cuándo te volviste un don juan con las chicas?— él se ríe pero enseguida se pone tan serio que da un poco de miedo —ella no es buena para ti y si no la lejas tú, tendré que alejarla yo— el me dedica una última sonrisa y se aleja.
Ahora tengo un poco de miedo por el hecho de que Melanie esta aquí en la casa de la imitación barata de los locos Adams, bueno pido ser el tío cosa.
MeLaNiE
Gabriel Copper, él tiene un aire de chico problema, pero no del tipo de chico que ocasiona problemas; más bien, del que, todo él es un gran problema, y eso me atrapa a saber más de él.
Aunque temo un poco por mi vida, su amenaza sonó tan real que en verdad me huele un poco a peligro la situación y ahora ya no me importa la puesta, lo único que quiero es resolver el gran misterio de los Copper.
Empiezo a buscar sus nombres uno por uno, pero no encuentro nada, es como si no existieran, no tienen insta, face, twitter, Tumblr, ni siquiera Pinterest.
¿Quién no usa redes sociales? LOS COPPER
Busco si de pura casualidad encuentro algo de Gabriel, pero tampoco, ahora mismo aquí en casa a oscuras me siento como bella Swan buscando las leyendas de los lobos y descubriendo que Edward era un vampiro, aunque, no existen los vampiros o ¿sí?
Me imagino la idea de que Estefan sea un vampiro y me da tanta risa lo infantil que mis pensamientos están siendo, imagínense que alguien pudiera leer nuestros pensamientos, en estos momentos esa persona debe estarse burlando de mí.
Imposible eso solo pasa en los libros
En las películas de ficción o en la mente de cualquier persona loca que busca escribir un libro.
Mi madre se está volviendo paranoica, y Anthony prácticamente se ha venido a vivir a mi casa sin preguntarme, y no puedo rechistar porque seguramente recibiré un castigo
¿mi padre? En algún lugar del mundo donde no tenga que ver a mi madre, allá está muy bien el señor, total falta aquí no hace, nunca sabré lo que es tener un padre.
Alguien está afuera de mi habitación, me tapo lo más rápido posible para que el crea que me he dormido y así no me moleste
—¿Se puede?— Anthony entra a mi habitación y camina cuidadosamente hasta mi cama, siento como se acuesta a un lado mío y yo intento de todo para que el no sospeche que estoy despierta y crea que sigo dormida.
Huele mi cabello como todo un enfermo mental, me hace sentir extraña, me abraza, pero yo tengo que mantener los ojos cerrados para que no sepa que estoy dormida, así que me estiro un poco.
El aprovecha para meter su mano bajo mi blusa, masajea mis senos, en otras circunstancias yo me sentiría muy bien, pero el ya no me gusta no me grada en lo absoluto, me siento ataca y esto si no lo permito así que me volteo directamente
—¿Qué crees que estás haciendo?— el baja su mano abajó hacia mi abdomen y yo intento quitarla.
—¡vamos! No te hagas la difícil— me intenta besar mientras acaricia mi feminidad sobre mi ropa interior, siento que mi corazón se sale. Así que lo aviento a un lado.
—TE HE DICHO QUE PARES— le grito pero no soy consciente que estoy llorando.
—y yo te he dicho que no te hagas la difícil— me vuelve a besar mordiéndome mi labio, intento quitarlo pero es más fuerte que yo y me inmoviliza. —Vamos. No llores bonita, tu y yo sabemos que te gusta esto ¿no?
Él se baja el pantalón, y aprovecho esto para patearlo fuertemente, mientras grito pidiendo ayuda.
Mi madre abre la puerta asustada por el grito que he dado.
—¿Qué esta pasando?— mi madre solo se dirige a mí. Anthony rápidamente se cubre —¿pero que le has hecho?
Por un momento llegue a creer que me lo ha dicho a mí pero cuando se dirige el para ver si esta bien, mi corazón se rompe en millones de pedazos, tomo mi mochila, donde siempre guardo ropa y mis papeles en caso de algo importante pase y salgo corriendo de la casa.
Mi mamá me grita para que vuelva, pero me siento humillada, sucia y rota, no tengo a ningún lugar a donde ir.
¿y si voy con Estefan?
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