Oneshot
Abre el frigorífico mientras sostiene una libreta con su mano zurda y en la diestra un lápiz, verifica con cuidado la cantidad de comida que tienen ahí a la par que checa las fechas anotadas en el papel, aunque Steven solía tener la cabeza en las nubes la mayor parte del tiempo, había sido su idea que anotaran sus horarios en un calendario para poder vigilar que la comida nunca les fuera a faltar ni a sobrar, en ese momento, que Steven estaba por volver de algún lugar según la fecha escrita en el calendario, que no siempre tenía porque cumplirse al pie de la letra, pensó que sería buena idea decirle lo que ocupaban comprar ya o si iban a comer más de lo normal según su situación.
—¡Drew!
Cerró la puerta del frigorífico cuando escucho la puerta de la entrada ser azotada, levantando una ceja ante la abrupta fuerza con la que su compañero había llegado a casa, acercándose hacia la sala para encontrarse con él. Aunque tampoco es como si tuvieran que caminar mucho, el apartamento no era realmente grande.
—Steven, ¿Por qué tanto escandalo? ¿Ocurrió algo malo? —no quería temer lo peor, pero tomando en cuenta la manera en que llego, tampoco es como si tuviera razones para asumir otra cosa.
—¡Tengamos una cita!
Eso, por supuesto, no lo vio venir.
—¿Una cita? —repitió, cruzándose de brazos, incapaz de creer que estuviera hablando en serio.
—Si, una cita. —sentencio con seguridad mientras se golpeaba el pecho con una mano, sonrisa orgullosa que bailaba con un poco de inseguridad, probablemente con miedo a un posible rechazo que, sabia, siempre podía llegar.
—... Steven, llevamos más de seis años juntos.
—Lo sé, y aun así no hemos tenido una primera cita.
Ambos se quedan en silencio durante varios segundos, hasta que el más joven de los dos abre la boca, claramente dispuesto a debatir ese último comentario, pero el campeón de Hoenn está armado hasta los dientes para no dejarse vencer ante cualquier reclamo, así que contesta primero, apostando el todo por el todo ante lo que Drew iba a decirle.
—No, ir a picar piedra a cuevas o salir a caminar después de recogerte de uno de tus concursos de coordinación, no cuenta como una cita.
Aun puede escuchar los gritos de Wallace al fondo de su mente, los continuos reclamos y regaños por creer que esos momentos podían considerarse como "tener una cita", no por nada estaba ahí, de pie frente a Drew lleno de la confianza de siempre, su mejor amigo le había dicho que fuera y tuviera una cita adecuada, y aun cuando no estaba seguro de que significaba eso exactamente, estaba totalmente dispuesto a intentarlo, después de todo, ¿Qué era lo peor que podría pasar?
Una sonrisa aparece en su rostro al momento en que Drew suspira mientras niega con la cabeza, listo, lo tiene.
—Está bien, tengamos una cita. —acepta, sin muchas más opciones y ¿Qué era lo peor que podría pasar? No es como que fuera a ser la primera vez que decidiera pasar todo un día junto a Steven.
—Nuestra primera cita oficial. —dice, con cierto orgullo en su voz mientras siente como si el pecho se le inflara, hay algo en la palabra que le emociona y por la forma en que Drew sonríe al verlo, sabe que no es el único que va a empezar a meterse en serio con la fecha.
—Si Steven, nuestra primera cita. —su mirada busca inconscientemente el suelo, antes de decidir qué sería mucho mejor si le daba la espalda y seguía con lo que había estado haciendo hace unos minutos atrás.
¿Qué podía salir mal?
Bueno, en primer lugar, todo.
—Sabes, tengo un amigo que exagera las cosas todo el tiempo... —comenzó a relatar mientras estaban de pie frente a un restaurante, sin mucha gente a su alrededor—. Nunca había entendido cuando decía "El universo conspira en mi contra", pero ahora creo que lo comprendo totalmente.
—Si, me siento en el mismo barco, en mi caso, Wallace suele ser ese amigo que exagera. —respiro profundo, antes de dejar caer su cabeza hacia el frente cuando había terminado de hablar, claramente decepcionado de sí mismo como persona.
Ese día tan importante y que habían planeado lo mejor posible entre los dos, había fallado en todo. Llego dos horas tarde a reunirse con Drew en el punto donde quedaron, trabajo extra que no sabía que era posible que saliera, el primer camino más directo hacia el restaurante estaba cerrado por reparaciones, así que tuvieron que rodear y buscar otro camino, guiándose torpemente entre el mapa y lo que la gente les decía, solo para llegar al establecimiento y descubrir que estaba cerrado.
Literalmente, todo había salido mal.
—Amm... Cuando veníamos de camino vi una cafetería, ¿intentamos volver? —pregunto nervioso, intentando buscar una solución a la situación tan inesperada que estaban viviendo.
—Está bien, demos la vuelta y busquemos cualquier lugar que este abierto, lo que sea está bien para mí.
Los pies empiezan a molestarle cuando dan la vuelta y caminan de regreso, está cansado de tener que haber esperado a que Steven llegara al lugar acordado, aparte de tener que hacer todo el camino para llegar al restaurante que está cerrado, quiere sentarse de una vez, pero no es capaz de decirlo en voz alta y simplemente hace un esfuerzo por sonreír, aferrándose al brazo de Steven antes de que reanuden su camino de regreso, no iba a quejarse, por más que quisiera, su compañero había planeado muchas cosas maravillosas para ese día y, aunque nada estaba saliendo como lo esperaban, no quería que ese día fuera todavía peor para su novio.
—Está lleno —se detienen fuera del lugar que habían visto cuando pasaron por ahí la primera vez—. ¿Quieres esperar?
—Podemos buscar más adelante, o ir y venir en un momento. —cambia su peso de un pie a otro, siendo lo más discreto posible, aunque sabe que Steven ya debió de haber notado su cansancio por la manera en que hace un esfuerzo por ser su punto de apoyo.
—Bueno, veamos si más adelante hay...
No termina la frase cuando ven justamente como una mesa en el interior se desocupa, observan entusiasmados la posibilidad de entrar y finalmente tener una "cita normal" como nunca antes habían tenido una, algo que solo mejora cuando, el trabajador que limpia la mesa, les hace una indicación de que pueden pasar y sentarse, lo que no dudan en hacer, agradeciendo con una sonrisa cuando les toman la orden de inmediato y les prometen que su comida estará ahí en poco tiempo.
El ambiente del lugar es agradable, la gente se retira lentamente conforme terminan su comida, pero, así como unos salen otros entran, mientras el aroma de los platillos que preparan ronda por el lugar, abriendo el apetito a todo aquel que ponga un pie adentro.
Es en ese momento, cuando finalmente están pasando un buen momento a pesar de todo, que el mayor decide dejar sus cubiertos a un lado y observar los movimientos de su compañero, atento a la manera en que la carne era cortada en pequeños trozos. Tan elegante.
—Drew. —llama de repente, cautivado, dejando de observar como las hábiles manos del más joven y levantando la mirada, buscando los ojos verdes.
—¿Sí? —hace ruido con el cuchillo y el tenedor cuando deja de cortar la comida y responde al llamado de Steven, dando el gusto de que sus miradas se encuentren por un momento.
—¿Quieres ser mi novio?
Y entonces se ríe, porque la proposición no tiene sentido a sus oídos, a pesar de que un bochorno sube por su cuello al escuchar aquella pregunta.
—¿Steven?
—¿Sí?
—Llevamos seis años juntos. —se repite una vez más, igual que ayer cuando acepto la dichosa cita, algo que no veía necesario cuando, a esas alturas, ya dormían en la misma cama.
—Eso no responde mi pregunta —dice con seguridad, esperando a que su pregunta fuera respondida, como si necesitara una confirmación de lo que eran a esas alturas—, el tiempo no me dirá si somos novios, y lo único que recuerdo de cuando empezamos a salir, fue que dijimos mutuamente que nos amamos, pero jamás te lo pregunte, además...
—¡Esta bien Steven! —no quiere que siga con lo que sea que tenga que decir, la gente de alrededor de repente los ha empezado a mirar más que antes, y el bochorno en su garganta está escalando lentamente hacia sus orejas—. Si quiero ser tu novio, si quiero salir contigo y antes de que lo preguntes, si, si quiero casarme contigo.
Responde a todas las preguntas que probablemente Steven podría tener, avergonzado claramente, sus manos tiemblan un poco así que se ve forzado a dejar a un lado el tenedor y cuchillo, mientras intenta retener la necesidad de esconder su rostro entre las palmas de sus manos.
Lamentablemente, Steven no hace nada por ayudar.
—¡Si! ¡La cita perfecta!
Jamás iba a volver a aceptar una cita con Steven. O al menos no aceptaría ir de nuevo a lugares tan llenos de gente, suficiente tenía con esta "cita perfecta" como para querer otra.
Aunque si era sincero, tampoco había salido tan mal.
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