𝐢𝐢, 𝖉𝖚𝖔




𝐂𝐈𝐑𝐎
(𝐂 𝐈 𝐑 𝐎)
𝐂𝐈𝐑𝐎




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𝕮 𝐈 𝐑 𝐎

𝐢𝐢. ❛ 𝖛𝖔𝖝 𝖕𝖔𝖕𝖚𝖑𝖎

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( 🦁 )

𝕯𝖊𝖘𝖊𝖒𝖇𝖆𝖗𝖈𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝕽𝖊𝖞
━━𝕮𝖆𝖑𝖑𝖊 𝖉𝖊𝖑 𝕬𝖈𝖊𝖗𝖔

PARA CIRO el calor del día siempre era sublime en el Sur, pero en Desembarco del Rey, le entumecía la cabeza.

Habían transcurrido dos meses desde que arribó al lugar, y no terminaba de acostumbrarse al aroma desagradable en cada rincón del mismo, y la penuria que le hacía sentir una impotencia abrumadora.

Se levantaba antes del Sol, como una costumbre desde el fallecimiento de su padre, y porque no soportaba la idea de estar solo en su aposento. Con los sueños turbulentos torturándolo, como la vigía de su mente.

Desde que volvió, entre las calles del Reino, se había dedicado a provisionar a las personas que vivían en su propia miseria.
Darles palabras de aliento y comprensión, envueltas en una esperanza efervescente característica de él; como siempre lo hacía a donde quiera que fuera, ganándose todo tipo de afecto. Dos sobresalían entre todo: el genuino de los desamparados, y el pernicioso de los privilegiados. El punto medio, lo encontraba siempre entre su familia.

El bostezo prolongado y ruidoso de Lorcan lo hizo volver en sí, sacándole una leve sonrisa, acompañada con un gesto de negación.
Su espada juramentada hizo un ruido similar a un bufido, haciendo que se volviera a él, sin detener ambos el caminar.
━━━La ciudad es más bella en la mañana, ¿verdad? ━lo miró de reojo. Su voz gutural llamó su atención.

El sureño resopló, manteniendo sus manos sobre el cinto. ━━━Que usted se levante temprano no hará que esta pocilga mejore, mi señor ━su voz grave resaltó notoriamente sobre el bullicio constante a ambos lados de la calle.

A Ciro le divertía la pereza de su compañía. Chasqueó la lengua. ━━━¡Anímate, Lorcan! ━le dió una palmada en el hombro. Su voz chispeaba y su sonrisa deslumbraba━ Hoy partiré al Norte. ¿No te emociona? ━cuestionó, a rebosar de alegría, en el solo pensar que volvería a Invernalia, luego de cuatro largos años━. El Consejo de Poniente tendrá más gente.

Mencionó.
El mayor hizo una mueca ante el nombre y la sola idea de ir a las tierras gélidas. Se dirigió al joven con un suspiro. ━━━¿Realmente creé que el Norte lo apoyará? El Rey siquiera y leyó la carta donde redactó la propuesta.

Lorcan tenía razón en eso, aunque el entusiasmo y optimismo de Ciro fueran implacables.
Tenía el apoyo del Sur en crear aquel « Consejo de Poniente », una iniciativa originalmente de su padre, pero cuando falleció un año atrás, parecía haber quedado en la nada.
La idea de crearlo era una de sus razones de vivir, sin importar cuán dramático e irrealista fuera.
Quería invertir su tiempo en construir algo significativo, algo de lo que su padre se enorgullecería. Que representara los deseos de su corazón para con las personas.

El sonido del metal siendo golpeado y moldeado lo hizo volver en sí. Desvió su mirada del suelo al frente. El Sol le golpeaba directamente en el rostro.
Aspiró el aroma a brasas, casi dubitativo si querer seguir con aquel tema de que, al Rey, le era irrelevante si llevaba a cabo o no aquello.

Su atención pronto fue a la verdadera razón de su presencia en esa parte de la ciudad. Escudriñando la Puerta del Lodazal a una distancia considerable de ellos.
━━━¿Creés que sea tan grave lo del Puerto? ¿Por qué Brawley no le informaría a Robert primero sobre esas personas? ━cuestionó, mirándolo de reojo. Recordando cuando el viejo ayudante del mercader de pescado le advirtió de lo que había sucedido en noches pasadas.

Había conocido a Brawley de casualidad, y gracias a Lorcan, justo cuando arribó a la ciudad, dos meses atrás.
Lorcan le había dicho que aquel hombre quería ponerse a su servicio como un informador de lo que necesitaban en el Puerto, a cambio de unas monedas de cobre para alimentar a su hijo.
Se convirtió rápidamente en sus ojos en el Puerto.

Lorcan encogió sus hombros anchos, sin despegar su vista de cada persona que pasaba al lado de Ciro. ━━━La pregunta es, ¿por qué las Capas Doradas no intervinieron? Y, ¿por qué Robert hace la vista gorda? ━inquirió, frunciendo sus pobladas cejas con esmero.

Ciro también lo dudó, pero él no veía todo el panorama. ━━━Tal vez por la muerte de Arry. Brawley dijo que aparecieron un día antes de su muerte aquí, pero se congregaron hace meses en el Norte y cerca del Camino Real ━intentó deducir algo de aquellos, pero solo le preocupaba el mal que podían causar a las personas de la ciudad, y qué motivo tendrían para actuar de aquella manera.
Solo pensó que eran salvajes dispersados, o renegados.

Mantuvo el paso cuando divisó a Brawley junto a la gran Puerta que daba a la ribera norte del Aguasnegras. Lo saludaba animadamente, haciendo señas para que lo divisara mejor. Ciro no dudó en devolverle el saludo, con una sonrisa tan cálida como el mismo calor sobre su cabeza.

Al encontrarse, el viejo ayudante del mercader lo envolvió en un abrazo, con sus brazos cansados, y su aroma a río.
El joven León lo recibió, casi poniéndose de puntillas. El hombre barbudo era a quien más veía en la ciudad, quien le estuvo informando si un asunto requería de su presencia.
Era tan afable como una almohada de plumas, y tan sumiso de corazón que a Ciro le estremecía la fragilidad de su persona.
Lorcan se limitó a asentirle como saludo cuando se separaron.

━━━¡Oh, Lord Ciro! ¡Mil perdones por mi angustia de querer zanjar el asunto antes de que parta al Norte! ━se disculpó, sosteniéndole ambas manos al joven de mirada de jade. Su voz era similar al sonido de la plata.

Ciro se percató de la mancha violácea que tenía debajo de su ojo. La preocupación subió por su pecho, saliendo instantáneamente de su voz lastimera. ━━━¿Qué sucedió? ¿Quién te hizo esto, Brawley?

El susodicho negó, bajando la vista y soltando sus manos. Lo siguió cuando pasaron la gran puerta custodiada por dos capas doradas, quienes miraron a Lorcan de reojo. ━━━Oh, Ciro ¡Grande es mi pesar por aquellos intrusos en esta ciudad! ¡Ellos toman lo que quieren desde las sombras! ¡Atacan a las personas nobles que trabajan! ━oyó atento su pesar a voces. No apartó la atención de su rostro arrugado por el tiempo.

━━━¿Entonces los ha visto? ¿Cómo eran? ¿Qué querían?━se apresuró a preguntar. Brawley negaba.
Extrañamente, aquella parte del Puerto no estaba tan a rebosar de gente como creía.

Siguieron caminando guiados por el mayor. ━━━Sus rostros estaban ocultos, mi Lord. Querían monedas de cobre, plata y la mercancía que había quedado sin vender ━Dijo. El aroma peculiar le llegó con una brisa calurosa.

━━━Son forajidos, Brawley. Si tanto le preocupa que vuelvan, dígales a las Capas Doradas, y zanjaran el asunto ━intervino Lorcan desde el costado derecho de Ciro. El susodicho lo miró con el ceño fruncido, recriminándolo━. Es la verdad. ¿Qué podría hacer usted contra unos ladrones?

Pese a la crudez de la verdad, pensaba casi lo mismo, pero no se atrevía a desamparar de aquella manera a quien le había pedido ayuda.

Brawley se detuvo casi al borde de un puerto pequeño maderizo. Había una cesta enorme tapada con una tela a su izquierda. Un aroma putrefacto provenía de allí.
La espada juramentada y su Lord hicieron casi la misma mueca de desagrado. ━━━Las Capas Doradas no quieren oírme, y mi nuevo señor mercader no me creyó, ya que fui de los pocos que estaban en el momento de su aparición ━aclaró, extendiendo sus manos agrietadas y secas. Ciro se tapó la nariz con su mano. El estómago se le revolvió como la marea━. Es por esto que requiero de su intromisión.

Y destapó el cesto. Las moscas y el aroma pútrido fueron una bofetada para el joven.
En la cesta, estaba la cabeza del mercader, del señor de Brawley. Su piel estaba blanca como la espuma que salía de su boca. No tenía los ojos, ni cabello. El rostro estaba hinchado y de su nariz mermaba un líquido seco, similar a la sangre, pero tan oscuro como la capa que tenía Lorcan sobre sus hombros.

━━━Por los Siete Reinos. ━susurró Lorcan.

Ciro le dió la espalda a aquella escena y colocó su mano sobre el pecho de él, sosteniéndose. Bajó la vista, el sudor en su frente se autenticó, y extremidades fueron recorridas por un hormigueo. Lorcan le palmeó la espalda, animadamente.

━━━¡Oh no! ¡Lo lamento! ━el viejo volvió a tapar la cesta, torpemente.

Lorcan negó, y Ciro poco a poco se fue incorporando. Parte
del color de su rostro había sido drenado. Le dió una mirada asqueante a la cesta, y luego se volvió a Brawley. ━━━¿Cómo...? ━La voz se le desparramó.

Ahuyentó a unas moscas, cuando las dudas que tenía reflejadas en su mirar fueron respondidas. ━━━Hace un día. La encontré clavada en una estaca cerca de mi velero cuando volví de hablar con un guardia sobre el último robo ━oyó atento. Lorcan se acercó a la cesta, destapándola apenas y examinando la cabeza; Ciro admiró su tolerancia.
El canoso no le despegó la mirada━. Y no es el primero. También encontraron otros mercaderes, y unos hombres comunes, en la misma situación, en... ¡En Puerto Blanco! ━finalizó, mientras Lorcan se incorporaba con un bufido abrupto.

Ciro trató de analizar la situación, frunciendo sus cejas expresivamente. ━━━¿Por qué nadie está hablando de esto? ¿Por qué lo hacen en ubicaciones con tanta diferencia de distancia? ━Ambos hombres lo miraron, callados un momento. Vaciló ante tal complicidad, manteniendo sus manos en el cinto, con la preocupación apretujando su frente.

Lorcan habló. ━━━No fue un corte limpio. Y primero lo envenenaron, luego lo asesinaron ━aseguró, con su voz grave. Ciro mantuvo la mirada en la cesta, alternando sus ojos jade con él━. Fue personal. Pero, no explica el por qué lo están haciendo también en el Norte... Tal vez las muertes estén relacionadas con éste ━señaló la cabeza con un ademán de mano voluptuosa.
Le sostuvo la mirada, con sus ojos impenetrables━. Tal vez debas advertirle a Robert. Las personas que hicieron esto... podrían hacérselo a cualquiera.

El tono en su voz le inquietó. ━━━¿Y el resto del cuerpo?━preguntó, volteándose a Brawley.

━━━No estaba en ningún lado... Probablemente se lo llevaron ━dijo,y más preguntas surgieron en su mente.

Comenzó a asentir, más para sí mismo. Tambolireó la punta de sus dedos contra el cinto, dirigiendo su mirada al de ojos ámbar. ━━━Le diré sobre esto a Robert, cuanto antes. También se lo informaré a Eddard, aunque seguramente ya lo sabe ━alzó su voz, confiado, como si estuviera resolviendo el problema. Lorcan pasó su mano por su barba castaña━. Intenta no estar solo en las noches por aquí. No quiero que algo te suceda, ¿bien? ━le dijo a Brawley, quien asintió, presionando sus labios rotos━. Esperemos que-...

━━━¡Brawley! ¡¿Qué haces con éste Lannister?! ━una voz atronadora lo interrumpió, haciendo que se sobresaltara y volteara para buscar al dueño de la misma. Lorcan en un abrir y cerrar de ojos se puso a su lado, casi sobre él, con su mano sobre el pomo de su espada.

Un hombre fornido, calvo, de piel almendrada y con la ira saliendo de sus ojos oscuros, se acercó a Brawley. Poseía una túnica amarillenta, con un cinto de cuero amarrado a su voluptuoso estómago.
Ciro supuso que ese era el nuevo mercader.

━━━¡Mi señor! ¡Lord Ciro vino a ayudarnos! ━exclamó el canoso. Ciro sostuvo el brazo de Lorcan, exigiéndole que no la desenvainara. El sujeto le incrustó la mirada━. Él resolverá el problema con-...

El hombre lo interrumpió golpeándolo directamente en su nariz. Tan bruscamente y repentino que Ciro no titubeó, y apartó a Lorcan para entrometerse deliberadamente. ━━━¡Dejádlo en paz! ━vociferó, empujándolo del brazo, pero ni se inmutó por su poca fuerza. Lo enfrentó, posicionándose entre él y el anciano, encarándolo con el mentón elevado━ ¡¿Quién se creé que es para tratarlo de esa forma?!

Escupió. El hombre carcajeó. Brawley se limpió la sangre que corría por su nariz, con el dorso de la muñeca.
Ciro sintió su corazón latir fuera de su pecho. La sangre corría por su cuerpo como un torrente voraz.
Apretó sus manos hasta que sus nudillos se enblanquecieron, y su rostro era fruncido como si fuera la más grande de las indignaciones. Lorcan se puso a unos pasos de su lado. Atento a cualquier movimiento para defenderlo.

━━━¿Quién te creés tú, niño? ━le masculló. Su aliento a hidromiel le hizo fruncir sus labios. Estaba sudando a mares━ ¡¿Que vienes aquí, a mi trabajo, a husmear con éste anciano?!

Bramó, elevando el tono de su voz cada vez más; lo que le estremeció, pero no dejó que fuera evidente. ━━━No estaba haciendo tales cosas ━formuló, tratando de ser racional, pero no bajó el tono de su impostada voz━. Brawley me contó lo que sucedió aquí ¿Por qué no dijo nada al respecto? Esas personas podrían volver y-...

━━━¡No es asunto que os incumba, Lannister! ━le gritó. Lorcan se adelantó e interpuso entre ambos, a quienes, por mucho, les doblaba en tamaño.

━━━Ya fue suficiente. ━exigió, impulsándolo hacia atrás con su mano.

Ciro no quería que la situación pasara a mayores. No quería sentir aquella sensación de que todo estaba apunto de estallarle en el rostro, pero su intervención empeoraba todo; pero él pensaba que no era así.

Buscó las palabras adecuadas, pisando cuidadosamente en hielo frágil. ━━━Tal vez podamos arreglarlo si-...

━━━¡Quiero que se vayan! ¡Ahora mismo! ━lo volvió a interrumpir, colocando su mano en uno de los bolsillos de su pantalón. Sostenía algo, pero Ciro no pudo notarlo.

━━━¡Señor, calmaos! ¡Solo intenta ayudar! ━Brawley se puso a su lado mientras trataba de aligerar la tensión. El hombre negaba, tercamente.

Cuando menos se lo esperó, empujó al anciano contra el suelo con solo una mano, y con la otra, antes de que desenvainara su espada, sacó de su bolsillo un polvo negro, arrojándolo al rostro de Lorcan.

La espada juramentada comenzó a quejarse y sostenerse los ojos mientras caía de rodillas al suelo, dejando a Ciro tan expuesto como un cachorro indefenso.
Sintió el miedo trepar por sus piernas y paralizarlo, cuando el mercader se le abalanzó. Lo sujetó por las ropas de su pecho. Arrastrándolo hasta la orilla, donde no había nadie que pudiera intervenir -o no quisiera-.
Lo sujetó tan fuerte y con tan poco esfuerzo que parecía un muñeco de trapo, ya que su patalear y forcejeo fueron en vano.

━━━¡A ver si aprendeis la lección de una vez! ━lo estampó contra la orilla, de espaldas. El golpe le quitó el aliento, y en cuanto quiso lastimarle el rostro para poder liberarse, el mercader lo ahorcó y lo hundió en el agua; presionando su enorme cuerpo contra el suyo, quitándole todo el aire de sí; disminuyendo sus esperanzas de que pudiera librarse.

El agua entró por su boca y nariz. Cerró los ojos aunque le ardían como una quemadura. Pataleó, forcejeó, se exasperó. Tragó agua a por montones. La presión en su cuerpo era insoportable.

Trató de contener el aliento, pero la desesperación fue más grande. Poco a poco el miedo fue reemplazo por una tranquilidad inquietante. Sus ojos le ardían; pero los cerró al cabo de un segundo, y dejó que el agua entrara apaciblemente por su boca y nariz.

Al momento en que su visión se estaba oscureciendo, y dejó de luchar, el peso del hombre se le quitó de encima.
Sintió el agarre de unos fuertes brazos, y de algo metálico contra su cuerpo. Lo sacaron del agua de un brusco tirón.

Cayó boca abajo sobre la madera. Comenzando a toser hasta que sintió la garganta desgarrarse, hasta que vomitó toda el agua que había entrado en él.

Arrodillándose, mantuvo la cabeza baja, inhalando el aire como si nunca lo hubiera hecho. Las manos tiritaban al querer sostener su propio peso. Chorros de agua se deslizaban por su largo cabello, y ropas. Los ojos estaban lagrimosos, y ardían más que el calor a su alrededor.
Aspiró por la nariz, tosiendo por última vez, sintiendo unas harcadas por el sabor espantoso en la boca.

━━━Tienes buenos admiradores, sobrino ━la voz chispeante y atenuada de Jaime lo saludó.

Sintió un revoltijo en su estómago, y la garganta le dolía abrumadoramente.
Volteó su cabeza hacia él. El resplandor de la armadura hizo que se arrepintiera de ello.
Una impotencia apretujó su corazón, haciendo que frunciera su rostro, y el dolor subiera por su garganta. No estaba seguro si las lágrimas fueron las que salieron por sus ojos, o el agua del río.

Cuando reunió un coraje tan frágil como su cuerpo, se puso de pie forzadamente. Jaime tuvo que sostenerle del antebrazo para que no se cayera. ━━━Estoy bien, tío ━su voz salió gutural, y volvió a toser, quitando la picazón que sentía.
Apartó los mechones que obstruían su vista, divisándolo con una débil sonrisa.
Lorcan estaba a unos pasos detrás de él, sentado en el suelo, frotándose un ojo con un paño, y a su lado, Brawley sosteniéndole una vasija con agua━. ¿Están bien?

Preguntó, elevando su voz lo más que pudo.
━━━Claro que lo está. Solamente le arrojaron pimienta ━dijo el caballero. Lorcan asintió, haciéndole una seña con su mano, al igual que su compañía. Ciro aspiró por la nariz, secándose el agua del rostro con su mano. No miró a su tío a los ojos━. Sigo sin entender tu cínico pensar. ¿Cuántas veces deben que ahogarte para que entiendas?

El joven rechistó, con una sonrisa divertida. Jaime frunció sus cejas rubias, como siempre hacia cuando su sobrino no quería ver que, su esfuerzo para con las personas, era en vano; o eso le hacía creer.

Pasó a su lado, dirigiéndose a Lorcan; no quería escuchar los sermones a rebosar de sarcasmo y condescendencia.
━━━¿Y el mercader? ━lo divisó cuando se puso a su lado, con su brillante armadura, y aquellos cabellos que a Ciro le parecían más que bellos, dignos de un Lannister; a diferencia de los suyos; oscuros como los de su madre.

━━━Yo no me preocuparía por él. Servirá como lección para los que se metan con mi tan querido sobrino. ━elevó su quijada, con una semisonrisa.

Ciro se volteó a él, sabiendo qué significaba aquello. Su expresión fue un ceño fruncido, labios semiabiertos.
Un rastro de espanto atenuado en sus ojos, una indignación que Jaime reconoció casi al instante, y le hizo entornar los ojos. ━━━¿Qué piensas hacerle? Solamente me-...

━━━Atacó. A un familiar del Rey. Atacó a Ciro Lannister. Intentó matarte ━replicó, interrumpiéndolo con el tono de su voz acrecentado. Ciro giró la cabeza a un lado, con una exhalación━... Y por la cabeza del cesto.

━━━Él no lo hizo. Lo hicieron unos... sujetos, no lo sé. Están saqueando y asesinando por las noches, Jaime ━le incrustó sus ojos de jade, señalando la cesta con su mano.
El desliz de la desesperación y lo enternecedor brillaban en sus ojos, y chasqueaban en su voz━. Te pido, que no le hagas daño. No fue su culpa. Hay gente que está haciendo cosas peores y... ¡Y tiene atemorizadas a las personas!

Jaime lo escrutó con su mirar por un momento, en silencio; que bastó para sentir una calma apacible en su pecho.
Algo indescriptible acarició su mente con alivio. ━━━De acuerdo. ━dijo. Vió que los ojos de su sobrino brillaron━. Pero, las personas que están asesinando no son al azar. Estos, forajidos, justicieros, llámalos como quieras, saben a quién asesinan. El mercader es un ejemplo. Pero, es una rata menos en la ciudad ━explicó, encogiéndose de hombros.

Lorcan bufó, tosiendo a un lado.
Ciro sentía lástima por el muerto, e indignación por aquellos asesinos. Odio suprimido. ━━━No es excusa para que asesinen de esa manera, y mucho menos que roben ━exclamó. Había un peso característico de él en sus palabras. Exhaló, queriendo decir todas la frustración de la situación, presionando su dentadura, y poniendo sus manos mojadas sobre su cadera━━. Le diré sobre esto a Robert, y haré que se lo diga a Ned.

Finalizó, con todo el plan previo en su mente. Jaime pareció no escucharlo. ━━━Por cierto, vine aquí para escoltarte ━dijo, captando su atención━. Robert quiere hablar contigo, sobre Julius.















⊱⋅ ────────── ⋅⊰


















Ciro tenía un lazo familiar con Robert, pero más por parte de su padre.
Aunque le costara admirtirlo, veía al Rey como una figura paterna, pero muy borrosa. Se debía a la amistad que tuvieron Robert y Gabriel, al igual que con Eddard. Un cariño fraternal. de que ambos hombres eran, ligeramente, el reemplazo de su padre; en quienes podía confiar, ya que eran lo más cercano a una familia que le quedaba en Poniente.

Se cambió de vestimenta tan rápido como pudo, por un jubón de seda, verde como sus ojos, con detalles en espiral en carmesí y dorado. Era su favorito, lo usaba en honor a su tía, Ginés; se lo había obsequiado un año atrás, antes de su exilio.

Jaime lo escoltó hasta el aposento de Robert. Oyó un refunfuñar cuando tocó y se disculpó al entrar.
━━━¡Ciro! ¡Pasa! ¿Dónde te has metido? ━vociferó, golpeando el puño sobre la mesa, haciendo que la copa de vino casi se derramara.

Su voz hizo sonreír al jjove, quien le dió una reverencia. ━━━Majestad, ¿queriais verme?

Robert bufó. Ciro se irguió, con una sonrisa, como un niño. ━━━¡Va! Dejad la cortesía ━exclamó, con una extraña sonrisa. Le señaló la silla enfrente suyo, y él no dudo en sentarse, cruzando su pierna derecha sobre la izquierda, recargándose sobre el respaldo.

El aroma a vino y frutas lo tentó un momento.
━━━Debo contarte algo, Robert. Es sobre el Puerto, yo-...

━━━Yo te convoqué ━rechistó, tomando un sorbo de su copa. Ciro se mordió la lengua por la intromisión━ ¡Va! Si eres igual a tu padre. Nunca respetaba a la autoridad ━Supo que no lo decía con malas intenciones, ya que le dió una semisonrisa, mientras lo miraba, recargado en la enorme silla.

Mantuvo su mano derecha, con la punta de sus dedos, tamborileando en su pierna. ━━━Escucha. Debo preguntarte algo antes del viaje, y quiero que seas completamente franco conmigo ━dijo, y Ciro percibió un cambio en su voz. Se preparó, con el nerviosismo y acentuar de su tic en la pierna. Robert carraspeó━ ¿Julius estaba contigo cuando Arry murió?

La pregunta lo descolocó, y se expresó en su rostro notoriamente. ━━Sí, digo... estaba con Lorcan ━Fue a aquel día, cuando su atención la tenía solamente la segunda carta que había recibido de Robb Stark, y el cuchilleo inconsciente que hizo con Margaret durante toda la tarde.
Le parecía vergonzoso decirle aquello a Robert. Tenía un calor en sus mejillas, y la ropa le empezó a molestar en sus brazos.

Carraspeó, viendo cómo el Rey no le quitaba la mirada de encima. ━━━¿Estás seguro? ━cuestionó. Ciro asintió, fijando su vista en él, y luego en el jarrón de vino━. Si ese brujo te está amenazando...

━━━¿Qué? ¡No! ¡Julius estaba con Lorcan! ━vociferó, encogiéndose de hombros. No quería que, la acusación evidente, tomara fuerza contra su tío━. Además... ¿por qué me lo preguntais? ¿Es por que quería el puesto? Julius no se arriesgaría a eso. Sabe que la Ley de Los-....

Su querer explicar fue interrumpido abruptamente. ━━━¡Lo sé, Ciro! ¡Lo sé! ¡Esa maldita que Ley que tu padre me convenció de aprobar! ━bramó, haciendo un ademán con su mano, reciamente━ ¡Ese brujo merodea por el castillo y todos ya piensan que conspira contra mi!

Robert golpeó la mesa, haciendo sobresaltar a su compañía.

Ciro no se contuvo, acercó su mano tan suave como la seda y la posicionó en la muñeca del Rey, por instinto. Tratando de calmarse también así mismo, sus latidos -por el repentino golpe- latían aceleradamente.

Inhaló, y presionó suavemente la muñeca. Robert fijó su mirada en él, con el rostro rojo de cólera y vino. ━━━Está bien. Sabe que Julius no intentaría algo así. Le... le costaría la vida ━dijo, presionando el interior de su mejilla.
La cólera en Robert poco a poco se fue diluyendo. Ciro percibía su enojo, su miedo en el mirar, pero no supo bien cómo descifrarlo━. Solo... dele una oportunidad. Por favor.

Estaba rogándole por su tío, como hizo un año atrás cuando su padre murió. Cuando acusaron a Ginés y a Julius Leonhard de haber conspirado contra Gabriel Lannister.
Ese día, Ciro le rogó de rodillas al Rey, piedad por ellos. Se quebró frente al Consejo y al Trono de Hierro, entre un llanto que solo un niño de 12 años, desconsolado y huérfano, podría tener.

Robert quitó la muñeca lentamente del agarre, palmeándole la suya, lo más delicado que pudo, lo que hacía un contraste grave con su voz. ━━━Bien. ¡Bien! Pero quiero que lo vigiles ━vió un brillo de alivio en los ojos de aquel al que consideraba su sobrino; el corazón se le apretujó al ver que había heredado los ojos de su madre.
Carraspeó, apartando la vista de aquel sentimentalismo. Ambos se pusieron de pie.

━━━Gracias, majestad ━pronunció, haciéndole una reverencia. Luego, recordó a qué había ido él━. ¡Espere! ¿Sabe de las muertes en el Puerto, y cerca de Puerto Blanco? ¿Jaime le dijo?

Robert asintió, con un suspiro prolongado. ━━━Hay guardias en toda la ciudad, Ciro, y Puerto Blanco no es asunto mío ━se encogió de hombros, para luego acabarse el contenido de la copa de un sorbo. Ciro dudó un momento.

━━━Pero, debemos hacer algo... ¿Le dirá a Lord Stark cuando vayamos a buscarlo? ¿Cuando acepte ser su Mano? ¡Debe saberlo! ¿Qué tal si vuelven? ━━exasperó, señalando el ventanal detrás del Rey.

Robert exhaló, sosteniendo la copa. ━━━¡Sí! ¡Le diré! ¡Le diré! ━dijo, pero Ciro no sabía si aliviarse o preocuparse aún más por su expresión━. Ahora, ¡vete! ¡Saldremos en cuanto acaben de preparar el carruaje!

Lo animó, y él no dudo en irse de allí.
Saldrían cuanto antes. Sonrió al cerrar la puerta tras de sí, con una melancolía en sus ojos brillosos.













⊱⋅ ────────── ⋅⊰














Se apresuró a salir de los aposentos de Robert, caminando a paso ligero por los pasillos, y subiendo escaleras rápidamente.

La situación de la mañana había hecho mella en su pesar, más por Brawley, y por la incertidumbre de que aquellos bandidos volvieran a aparecer en la ciudad; lo cual era probable, dada la ausencia del Rey, y de él mismo.

Las palabras de Robert sobre su tío revoleteaban en su mente como mariposas oscuras, con un aleteo que le causaba una efímera molestia, la cual era completamente opacada por el entusiasmo del viaje que estaban a punto de emprender.

Ya podía volver a sentir la nieve suave en sus manos, y el viento gélido acariciando entre sus cabellos color ébano.
Volver a Invernalia era como un viaje a su niñez. A cuando su padre se pasaba meses con los Stark, y él, como buen niño con alma viva y deslumbrante, jugueteaba con los hijos de Lord Stark, a quienes consideraba su segunda familia.

Se aseguró de tener todo listo para emprender el viaje, sonriente por la idea de volver a verlo. De volver a ver a aquel de ojos grises, a quien Ciro obligaba a participar de sus aventuras a la corta edad de 9 años.

Un fervor en su corazón bastó para no tardarse en buscar aquella carta que Sansa le había enviado de su puño y letra, cuando volvió a Desembarco del Rey. Le decía que esperaban su pronta visita a Invernalia. Que Robb estaba impaciente por volver a ver a su amigo.

━━━¡Lord Ciro! ¿Qué sucede? ━la voz de Margaret desde la puerta lo sobresaltó━ ¿Busca algo? ¿Acaso me olvidé de alguna cosa para su viaje?

El ojiverde soltó una sonrisa, donde deslumbró emoción. ━━━Margaret, ¿es posible sentir tal efervescentes ansias por viajar? ━cuestionó, tomando la carta con sus tersas manos. La de finas facciones le dedicó una sonrisa confundida━. Volver al lugar favorito de padre. Reencontrarme con aquellas personas que tienen una parte de mi corazón ━mordió su labio inferior. Una impotencia acarició su pecho. Los ojos se le cristalizaron como los ventanales de su aposento.

Margaret se adentró a paso tímido. Una de sus manos, rojiza y áspera, acariciaron la de Ciro cuando se detuvo frente a él, quien la miró con sus ojos resplandecientes de emoción en lágrimas. ━━━Estoy segura que el viaje será gratificante, mi Lord ━dijo, percatándose de su desliz, quiso volver a retomar la palabra━. Los jóvenes Stark se alegraran de su visita.

Ciro asintió, y su amplia sonrisa dejó paso a una más cordial, la que usaba cuando estaba con alguien de la ciudad, del pueblo; la que usaba para ponerse al mismo nivel que ellos, para empatizar solo como él podía hacerlo, con sus orbes de jade incrustados en el rostro de aquella.

━━━Te agradezco tu optimismo, pero... ━se detuvo.
No cambió su semblante compasivo y gentil. Margaret recordó, algo tarde, de la única regla característica de aquel joven, como su sirvienta━ Sabes que no soporto la idea de ser llamado como un Lord ━sus palabras eran gentiles, así como el apretón que le dió en su mano, mientras asentía, cabizbaja━. Soy solo Ciro ━dijo, y apretó sus labios sellados, acariciando con su pulgar la mano de compañía.




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CIRO (🦁)
2 0 2 1



































N/A: Ciro ta chikito, hay que cuidarlo

*vox populi: "voice of the people"

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