Capítulo XVII


"Quien busca encuentra. La paloma no debe dejar que la urraca escuche al cuervo.
Busca el retrato del pasado.

La oscuridad se acerca, la urraca no debe ir hacia ella. Guía a la urraca a través de esta para llegar hasta la luz y poder descubrir tu destino.

13041930."

John abrió los ojos de golpe. Su cabeza le dolía, y notaba que un líquido espeso fluía por su rostro. Escuchaba a muchas personas hablando a la vez de fondo, pero escuchaba más voces cerca de él. Su vista se aclaró tras varios segundos de adaptación a la tenue luz del lugar. Trató de moverse, mas sintió unos grilletes fríos en sus muñecas y tobillos que le impedían moverse. Luego de un par de minutos analizando la situación, se dio cuenta de que estaba encadenado a un tablón redondo de madera y que se encontraba en el escenario de la carpa, frente a un montón de personas.

-¡Damas y caballeros! ¡Sean bienvenidos al circo Sol y Luna! -La voz del coordinador resonó en todos los rincones del escenario. -¡Admiren al voluntario en la diana y a mi querido compañero Edward clavar estas dagas!- El coordinador le entregó siete dagas al mismo trapecista que cogió a Ayuki y se colocó frente a John a unos seis metros de distancia. -¡Y ahora, observen a Ayuki cantar y danzar!- En ese momento apareció Ayuki encadenada.

-¡Ayuki!- Gritó John, mas fue silenciado al instante por una de las dagas, que le rasgó la mejilla.

-Si vuelves a escapar, o cometes algún fallo, me aseguraré de que Edward alcancé al centro de la diana... Y acabe con tu amiguito. ¿Me has entendido?- Le susurró el coordinador al oído mientras la desencadenaba. Ayuki asintió y empezó a cantar y a danzar mientras que le lanzaba miradas tristes a John.

«¿Qué debo hacer ahora?» Preguntó John. Pensaba qué estaba perdido. Y entonces vio como una persona del publico le tiro una piedra a Ayuki impactándole ésta en la cabeza. John se sentía furioso por aquel acto y empezó a forcejear lastimando sus muñecas. El coordinador del circo cogió a Ayuki del brazo dejándole ver una herida en su frente que no dejaba de sangrar.

-¡Ayuki!- Volvió a gritar John aún más alto. Mas sintió un horrible y ardiente dolor en su hombro. Al girarse para comprobar qué le había causado tal dolor, se dio cuenta de que era una de las dagas del trapecista. John le observó con odio, pero este volvió a lanzar una daga que iba directa a su pecho. Fue en ese momento cuando Ayuki se puso frente a él clavándose ella la daga en el hombro. -¡Tonta! ¿¡Por qué hiciste eso!?- Exclamo John.

-N-no lo sé... - Contestó la joven y acto seguido cayó desmayada al suelo.

-¡Damas y caballeros!- Intervino el coordinador quitándose la chistera para despedirse cordialmente de su público. -¡El espectáculo de hoy llega a su fin! ¡Gracias por vernos!- Dicho esto, se cerró el telón y el hombre se acerco a John y le puso su bastón en el cuello, apretando ligeramente. -Si vuelves a estropear mi show de esta forma de nuevo, no te tendré piedad.

-No me esperaba menos de algo como usted, monstruo - Respondió John. El coordinador ignoró su comentario y cogió a Ayuki, curo sus heridas y la volvió a encerrar en su jaula. -Ella no se va a quedar aquí siempre y lo sabes, temes lomque es capaz de hacer y por eso no le contraste su historia antes- Dijo el muchacho de nuevo.

-¡Silencio!- Le gritó el coordinador. -¡Pagaras muy caro por tu insolencia en el siguiente espectáculo, mañana. Muchacho.

«Esosi es que no logro escapar antes...» Pensó John tratando de no sonreír.

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