Capítulo XIV
Tras abrir la puerta de aquella misteriosa habitación y lograr despistar a quién sea aquel que cruzaba el pasillo. John y Ayuki se sorprendieron al ver que habían entrado a un armario, el cual era demasiado estrecho para ellos dos y estaban muy apretujados. Las mejillas de John se enrojecieron al sentir tan cerca a Ayuki.
-¿Te pasa algo?- Preguntó la muchacha de ojos verdes sin saber el significado del por qué de sus mejillas rojas -¿Estas enfermo?- Volvió a preguntar mientras llevaba una de sus manos a la frente de John. Éste la apartó enseguida y salió del armario al comprobar que ya el pasillo estaba vacío.
-Sí.- Respondió el seco. -Vamos, hay que tener cuidado- Dicho esto cogió a Ayuki del brazo y siguieron caminando hacia adelante cuando, al pasar al lado de una puerta más presentable que las demás, entreabierta, escucharon la voz del coordinador del circo y John no dudó en asomarse para escuchar lo que estaba sucediendo:
-Estoy harto de tener que sonreír falsamente para esos bobos- Dijo el hombre mientras se masajeaba las sienes -Sólo quedan ocho días para irnos de esta condenada ciudad y lo único que hemos conseguido son ciento cincuenta anillos. ¡Con esto no nos da ni para salir de la ciudad!- Exclamó mientras tiraba algunos objetos de su mesa al suelo con rabia. -¡Si ese maldigo monstruo no se hubiera largado con ese mocoso entrometido, ahora tendríamos mas dinero!
John frunció el ceño e hizo una mueca de desprecio al ver cuán horrible era ese hombre. Su mirada se desvío hacia Ayuki, quien luchaba por no llorar en ese momento, pues sabía que se le quitaría el maquillaje si lo hacía.
El hombre de dos rostros...
En ese preciso instante, John se dio cuenta de algo que debía haber sospechado hace bastante. Aquél feriante era el tan mencionado en su mente "El hombre de dos rostros". Rápidamente irrumpió en la habitación y antes de que aquel hombre pudiera darse cuenta, lo inmovilizó y le puso de cara al suelo.
-¿¡John qué estas haciendo!?-Preguntó Ayuki entrando corriendo a la habitación, extrañada por el comportamientos del joven.
-¡No te preocupes, sólo cierra la puerta!- Dijo John mientras cogía una cuerda y le ataba las manos al feriante asegurándose de que estaban bien apretadas. Ayuki obedeció y cerró con pestillo para asegurarse de que ninguno de los demás miembros del circo les descubrieran. -¿Por qué hiciste eso?- Preguntó de nuevo Ayuki ya más calmada.
-¿Recuerdas lo que te conté respecto a lo que me había dicho esa voz?- Ella asintió- Pies él es el hombre de dos rostros que me decía - Ayuki le miró con confusión -Tiene una cara en el escenario y otra en la vida real. Es decepcionante- Explico el muchacho mientras miraba al coordinador con odio.
-¡Tu eres el mocoso que se llevó mi atracción! ¿¡Dónde has escondido a esa maldita traidora!? ¡Devuélvela! ¡Ella me pertenece!- Gritó el feriante con la cara roja de la ira.
-¡Ella no te pertenece! ¡Ayuki es libre de salir de este sitio de mala muerte!- Exclamó John de vuelta.
-¡Me pertenece desde el día en que su madre decidió dármela!- John abrió la boca para responderle, pero al instante se calló.
-¿Su madre?- Preguntó el ojos cafés mientras le dirigía una discreta mirada a Ayuki para ver su reacción. Vio como Ayuki se estaba forzando a sí misma para no llorar. -¿Qué quieres decir?- Preguntó John volviendo a mirar al coordinador.
-Su madre me la entregó cuando era una recién nacida, por lo tanto me pertenece ¡Devuélvemela niñato malcriado!- Respondió el feriante tambaleándose en la silla. -¡Te matare!- Exclamó. John ignoro esa amenaza y se quedó pensando por unos instantes.
-Dime más a cerca de su madre...
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