Capítulo IV
Tras la canción acabar, ella aun seguía sobre la cuerda, la gente la miraba con miedo, temían que cayera de la cuerda. Mas Ayuki sentía libertad, la adrenalina que en aquel momento corría por su sangre la hacia sentirse capaz de hacer cualquier cosa. Le encantaba verse lejos del suelo, ya que estaba segura de que nunca caería.
-¿¡Viste eso, madre!?- Exclamó el hermano pequeño exclamando a la chica que estaba subida a la cuerda, luciéndose como si fuera un pájaro en los un cable eléctrico -¡Esa chica es increíble!
-Ya lo creo, cariño- Respondió su madre con la misma impresión que su hijo. Los dos contemplaron como la chica saltaba y hacia de todo en la cuerda como si fuera imposible que cayera. Mas no duró mucho, ya que la trapecista se comenzó a poner celosa, ese era su trabajo. Subió a la cuerda donde la muchacha sonreía por primera vez en mucho tiempo y, con unas tijeras, cortó la cuerda. Ayuki sintió que la tensión de la cuerda se relajaba peligrosamente y cuando miró al suelo vio que ya estaba cayendo, y a aquella mujer sonriendo mientras la veía caer.
-Tu no tienes un lugar en el mundo, no eres como nosotros, eres un monstruo- Dijo aquella mujer. Ayuki sintió como el viento golpeaba su espalda. Pero buscó la opción más correcta para librarse de su caída. Se agarró a una cuerda que había colgada del techo. Y se balanceó hasta poder caer con seguridad en el suelo. Pero, para su mala suerte, todo el mundo se la quedó viendo con horror. Pues su cola se había destapado por accidente en la caída y, como se encontraba más cerca el público, ellos podían ver a la perfección su rostro y, con esto, sus cuernos:
-¡Es un monstruo!- Exclamó alguien que se encontraba en el público. Ella quiso correr y refugiarse en su jaula, que en ese momento ella pensaba que era el único lugar en donde estaría a salvo. Mas el coordinador la fulminó con la mirada como diciendo: "Si te atreves a venir no volverás a ver la luz del sol".
-¡Vuelve al infierno! ¡Momstruo!- De nuevo empezaron a tirarle cosas. La mirada de Ayuki se Devil hacia unos ojos cafés que la miraban con tristeza desde los asientos de las cinco primeras filas. Un muchacho la estaba observando con dolor. Ella, humillada, salió corriendo y se adentró en una habitación donde los feriantes se preparaban hasta salir a la parte trasera de la carpa.
Escuchó como el espectáculo continuaba sin ella, y como la gente se marchaba. Ayuki sabía lo que esto significaba, sería castigada por abandonar el escenario sin el consentimiento de su superior. Y esta vez, no habría piedad. Ayuki escuchó como unos ruidosos pasos se acercaban a donde ella se encontraba. Sintió como su corazón quería salirsele del pecho por el miedo, y como su piel se erizaba al escuchar dichos pasos cada vez más y más cerca. Finalmente, vio a su superior con una horrible cara de enojo que la miraba con furia.
-¡Te dije que me obedecieras! ¡Te dije que no abandonaras el escenario! ¿¡Sabes lo que te va a pasar ahora!? ¡Esto te lo has ganado tu sola!
El hombre se aproximo a ella amenazadoramente. Ayuki quiso correr, mas no le dio tiempo cuando sintió un horrible golpe en su costado haciéndola caer al suelo. Siguió sintiendo más golpes, cada uno más fuerte que el anterior. Ayuki trató de defenderse, pero el hombre le dio una patada en el vientre haciendo que tosiera sangre.
-¡Ya no me sirves de nada! ¡Por tu culpa nos arruinados siempre! ¡Le hice una promesa a tu madre, pero no merece la pena que sigas viviendo!- Exclamó mientras seguía golpeándola.
-¡Ya es suficiente! ¡Detente!- El coordinador se detuvo y se giró para saber quién le había pedido que detuviera su acto atroz. Lo mismo hizo Ayuki, sorprendiéndose al ver quién le había gritado a su superior.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top