Capítulo 18: Yo si te quiero, Collin.

4/4

。☆✼★━━━━━━━━━━━━★✼☆。

Katherine se sacudía su ropa cuando por fin salió del búnker subterráneo. Soltó un suspiro cuando levantó su cabeza y vio a todos allí. Los padres de Fiorella llevaban a la anciana y a ambos hombres esposados e inconscientes a una camioneta donde estaba Charlie Swan y el abuelo de Quil. Sonrió apenada y bajó su vista.

—¡Katherine!. —Dijo Jared, desesperado, corriendo a su hermana y abrazándola, sin darle tiempo a nada.—¿Estás bien?. ¿Te hicieron algo?.

La castaña se alejó de su hermano y elevó sus manos.

—Estoy bien. No me hicieron nada. Solo tuve una, para nada, agradable conversación con esa anciana.—Dijo Katherine, moviendo sus manos.—Que familia la tuya, Fio.

—Eran agradables en navidad.—Dijo la cazadora, desde el Jeep donde estaba apoyada, mientras veía como sus padres le sonreía y se iban con los demás adultos.

Camila salió del búnker con Brady y Collin detrás de ella. Ariadna y Marine se acercaron a los lobos y verificaron que estaban bien. Madison, quien se había alejado un poco en cuanto su teléfono sonó, se acercó a la castaña y la abrazó.

—Marlene dice que quiere vernos a todos en su casa.—Dijo Madison, mirando a todos al separarse de la castaña. —Y eso incluye a Kath y Cam.

—¿Qué ocurre con Sam?. —Preguntó Brady, algo receloso.

—Y con Paul.—Agregó Ariadna.

—Ambos fueron lo suficientemente castigados por la madre lobuna.—Dijo Madison, con algo de diversión. —Sam accedió y entendió que ambas brujas no son el enemigo.

—Eso no significa que será perdonado tan fácil. —Dijo Camila, mirando a la pelirroja.

—No, pero quiere ofrecerles disculpas.—Dijo Madison, mirando a la rubia.—Está en ustedes querer perdonarlo o no.

—Entonces, ¿Volverán a la manada?. —Preguntó Quil, señalando a los que se habían ido de ella.

—Sí, si ellos quieren. —Dijo Madison, mirando a su cuñado.

Marine, Sasha y Ariadna sonrieron, mientras Seth palmeaba el hombro de Jared con una sonrisa. El Cameron miró a su hermana cabizbaja y luego a la pelirroja.

—Sí Sam realmente entendió que ni mi hermana ni Camila son el enemigo, entonces volveré a la manada.—Dijo Jared.—Pero si no es así, me iré con ella a Inglaterra.

—De acuerdo.—Dijo Madison.

Katherine miró a su hermano por unos segundos, mientras este susurraba un “Luego hablamos”. Pero no duró mucho su contacto visual, ya que su vista recayó en el castaño de lunares que miraba al Búnker con el ceño fruncido.

—Ya iremos, pero primero, debo hablar con alguien.—Dijo Katherine, caminando hacia el lobo.—Adelantense.

Todos se dieron una mirada cómplice y asintieron, los lobos se fueron al bosque en donde entraron en fase y corrieron a casa mientras las chicas se iban en el Jeep de Madison. Habían dejado solos a ambos castaños.

El ambiente era tenso, y algo triste. Katherine decidió dar el primer paso y habló.

—Collin... —Susurró la castaña. —Lo siento. No debí tratarte así, no lo mereces.—Silencio. Él no hablaba.—También lamento haberte hecho daño, no quise... Tú eres muy importante para mí, pero tengo miedo, Collin.

—¿Miedo de qué?. —Preguntó Collin, con su voz un poco brusca.—¿De mí?.

Katherine negó con la cabeza.

—No.—Dijo Katherine.—De mí, de salir dañada otra vez. De estar por meses encerrada, tirada en una cama, llorando porque me dejaste, porque no fui suficiente para ti.

—Sabes que jamás haría eso. —Replicó Collin, sin mirarla aún.

—No, no lo sabía. —Dijo Katherine.—Nada lo aseguraba. Podré ser tu impronta, pero también podrías cansarte de mí, y alejarte.

—No, no lo haría, Katherine.—Dijo Collin, ahora mirando a la chica con sus ojos penetrantes.—¿Sabes porqué?. Porque yo si te quise, y te quiero. Desde el instituto, antes de que te vayas. Tenía 12 años cuando te conocí, yo fui tu amigo anónimo, el que te enviaba chocolates. No estaba enamorado, pero si te quería, por alguna extraña razón.

—¿Tú fuiste quien me enviaba esos chocolates y esas notas?. —Preguntó Katherine, sorprendida.

—Y el que te defendió ante los murmullos de tu huída. —Dijo Collin, asintiendo.—Con 12 años fui capaz de romperle la nariz a Dario MaClaggers, porque decía que te fuiste a ser una prostituta en un país donde te pagarán bien. Estuve días con la molesta venda en el ojo morado que me dejó.

Katherine abrió la boca y sus ojos se cristalizaron. Dio un paso con cautela hacia el lobo y su voz tembló.

—¿De verdad?. —Preguntó dudosa.

—Sí. —Dijo Collin, con un suspiro.—Debemos ir a donde Sam.—Soltó, comenzando a caminar por el lado de la chica.

—Espera, Collin.—Dijo Katherine, tomando del brazo al chico. Él la miró de reojo.—Yo si te quiero, Collin Littlesea. Y no me importa ya si me quieres dejar por haber sido una idiota, pero quiero que lo sepas. Algo cambió en mí esa noche.

—¿Y qué cambió?. —Preguntó Collin, girando levemente su cuerpo para quedar frente a ella.

—Mis sentimientos hacía ti.—Dijo Katherine.—Me cuesta aceptarlo, pero creo que me enamoré de ti, Collin.

El lobo, en un impulso, tomó a la chica por la cintura y la acercó a él en un rápido movimiento, haciendo que sus pechos choquen. Soltó un gruñido bajo.

—Te quiero besar.—Dijo Collin.

—Y entonces hazlo.—Dijo Katherine.

Y así lo hizo. La lluvia caía sobre ambos, empapando sus ropas. Sus labios se rozaron, y cuando Katherine creyó que él se alejaría, fue cuando Collin la besó con todo lo que podía. Cayeron al suelo, mientras aún se seguían besando.

Quizás tardarían un poco más de lo planeado...

Katherine entró después de Collin a la casa de Sam y Marlene. La castaña estaba nerviosa, pero el tener la mano de su lobo con la de ella entrelazadas, le daba un poco de calma. Marlene fue la primera en correr a ambos y abrazarlos.

—Mis pequeños. —Dijo Marlene, casi al borde de las lágrimas, el embarazo si que le estaba pagando duro con sus hormonas.

—¿Y nosotros qué?.—Se quejó Quil.—¿Ya no somos tus pequeños?.

—Ya son tontos grandes.—Dijo Marlene, separándose de los castaños.

—El embarazo si que afecta.—Se burló Michael, mirando a su hermana desde la barra.

—Cierra el hocico. —Dijo Marlene, mirando mal al azabache.—Pasen, tomen asiento. Sam debe decirles algo.—Dijo, mirando a su marido con una ceja elevada.

—Estamos bien así, gracias Mamá. —Dijo Collin, mirando a su madre lobuna con una pequeña sonrisa.

Sam se aclaró la garganta y dió un paso hacia adelante. Miró a sus betas y luego a las brujas. Marlene se sentó a un lado de Madison y Aleric.

—Les debo una disculpa.—Dijo Sam, con su voz grave.—Me equivoqué mucho durante estos últimos meses. Primero con Camila y ahora con Katherine. A ellas es a quien les debo una gran disculpa. No debí pensar en que ustedes eran nuestro verdadero enemigo y peligro.—Dijo, soltando una exhalación. —También a Collin, Brady y Jared. Volví a separar a la manada, como aquella vez con Jacob. Lo lamento.

—Yo también lo siento.—Se unió Paul.—Solo quería proteger a Madison y a Mamá Lene. No quise causar daño.

Un silencio sepulcral se instaló en la sala, Sam y Paul miraban a ambas chicas, mientras ellas se daban una mirada cómplice. Camila fue la primera en hablar.

—Les aceptó sus disculpas.—Dijo la rubia, levantándose del sofá, mirando a ambos lobos.—Pero les admito que no puedo perdonar esto tan fácil. No es la primera vez que me señalan como peligrosa, pero si espero que sea la última. Lo menos que quiero es causarles daño, yo los considere familia.

—Prometo que será la última vez.—Dijo Sam, mirando a la rubia.

—Eso espero. —Dijo Camila, dando un asentamiento.

Sam volteó a ver a la castaña que estaba detrás de Collin, quien le miraba fijamente y con el rostro serio. Katherine suspiró y se movió, poniéndose a un lado de su lobo.

—También aceptó sus disculpas.—Dijo Katherine, mirando a Sam y a Paul.—Yo me uní hace poco a esto. Hasta yo me tuve miedo, y me había catalogado como peligrosa. Aún me temo, pero quiero aprender. Esto es parte de mí. —Se señaló a ella misma.—Pero como dijo Camila, no puedo perdonarlos tan fácilmente. Dejaron que tres de sus hermanos de manada se fueran por un pensamiento, cuando el lema de la manada es estar unidos. Agradezco que hayan reconocido su error, pero necesito tiempo para pensar.

—Y se te dará.—Dijo Sam, mirando a la castaña. —Esta casa está abierta para ambas si deciden unirse. Y también está abierta para los que se fueron. Esta siempre será su hogar y esta manada su familia. Lo lamento.

Katherine asintió y miró a Collin, este ya la estaba mirando. Se sonrieron levemente y volvieron a mirar hacia donde todos estaban.

—Gracias.—Murmuró Katherine.

—Somos familia.—Dijo Marlene.—Y una que se agranda. —Dijo mirando a Kim, la cual sonrió y se levantó del sofá.

—Jared, cariño... —Dijo Kim, mirando a su novio.

—¿Sí, amor?. —Preguntó Jared, mirándola a los ojos.

—Estoy embarazada. —Soltó como si nada.

Katherine abrió los ojos y su boca, mirando a su cuñada. Todos los presentes comenzaron a festejar, hasta que vieron que el futuro padre cayó al suelo inconsciente.

—Se desmayó. —Dijo Kim, preocupada.

Fiorella, quien había estado presente todo el tiempo, se levantó de su silla y tocó el cuello del lobo, verificando que tenía pulso.

—Aún respira.—Dijo Fiorella, levantándose del suelo. —¡Seré la mejor madrina del mundo!. —Festejó la cazadora.—Le regalare un set de navajas cuando cumpla 10.

Katherine, aún sorprendida, miró a Collin y volvió a abrir los ojos como platos. Se separó de él y le pegó suavemente en el brazo.

—¡El condón, idiota!. —Le dijo Katherine a Collin.

Jared, quien comenzaba a despertar gracias a los golpecitos que Seth le daba, levantó su cabeza y miró que todos miraban a su hermana y a Collin.

—¿Qué pasó?. —Preguntó Jared a Seth.

—Que además de ser padre, creo que serás tío. —Dijo Seth, viendo como Jared volvía a desmayarse.

Collin se imaginó a su impronta embarazada, ignorando como esta le pegaba, y sonrió como un idiota. Todo lo que alguna vez anhelo, ya lo tenía al alcance de sus manos.

La tenía a ella al alcance de sus manos.



























































FIN.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top