Capítulo 10: Seamos francos.

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Katherine terminaba de cambiarse en los vestidores de la cafetería, había terminado su turno, pero aún no quería volver a casa, las cosas estaban tensas en la casa de su hermano desde lo de Marlene. La castaña era un punto en blanco en toda la situación, pues ella alegaba que era nueva en la manada y por ende no tenía ningún derecho a opinar.

Normalmente, después del trabajo, pasaba por la casa de Camila, con quien poco a poco había hecho una amistad en esta última semana. Había evitado un poco los encuentros con cierto chico de lunares y a su mejor amigo, ya que ambos andaban atrás de ella como guardaespaldas.

Ese día, ninguno de los dos se paseó por la cafetería y eso fue un alivio para la castaña. Salió por la puerta trasera al despedirse de Bautista y Leah, ya que ambos estaban a cargo de la cafetería hasta que Marlene se sintiera un poco mejor y Michael vuelva a Canadá.

Tomó su bicicleta y pedaleo hasta la reserva, pasando por el bosque, algo que hacía desde que había llegado. Hubiera llegado a casa antes, de no ser por el lobo gris que pasó a su lado con una pereza descomunal. Frunció el ceño y paró su andar, viendo como el lobo se recostaba en el suelo con su cabeza sobre sus patas. Bajó de su bicicleta y caminó con cautela hasta él, tratando de no alterar al lobo.

-¿Embry?. -Dijo Katherine, mirando al lobo.

Estaba agradecida con Camila por haberle descripto a cada chico de la manada en su forma lobuna, por lo que se le hizo fácil reconocer al lobo. El metamorfo bajó sus orejas y lloriqueo.

-¿Aún no has vuelto a tu casa?. -Le preguntó.

Desde aquel día, Embry no había vuelto a su casa y había perdido el contacto con la manada, algo que preocupó a más de uno.

-Vuelve a tu forma humana, Embry.-Dijo Katherine, dejando su bicicleta apoyada en un pino.-Creo que puedo resolver algunas de tus dudas.

El lobo la miró. No estaba del todo convencido, pero algo en ella le dió la confianza que le faltaba, por lo que se levantó y caminó hasta unos arbustos donde tenía algo de ropa, después de unos minutos, salió en su forma humana y vestido con unos vaqueros cortos y desgastados.

-¿Qué dudas puedes resolver?. -Atacó el lobo, ya estando frente a ella.

-Camila me está ayudando a controlar esto, esta magia rara, y creo que es de ayuda contarte lo que vi.-Dijo Katherine, cruzándose de brazos.-Seamos francos, Embry, tienes curiosidad.

-A ver, dime, ¿Qué viste?. -Preguntó Embry, sentándose en una roca cercana.

-Marlene no te lo ocultó todo el tiempo, Embry.-Comenzó Katherine.-Cuando supo, tú aún no estabas en la manada. Cuando tuviste tu primer transformación, ella y Michael, no quisieron decirte, pues estabas algo irritante, querían evitar cualquier inconveniente. Al paso del tiempo, Marlene reprimió aquella información en su subconsciente, algo hizo que se bloqueará y lo olvidara.

Embry cerró los ojos y suspiró.

-Marlene quiso evitarte el dolor por un tiempo, Embry.-Continuó Katherine.

-Todos sabían que yo quería buscar a mi padre, Katherine.-Dijo Embry, abriendo los ojos.

-Querías saber si seguía vivo, ¿No?. -Dijo Katherine.

-Exacto.-Dijo Embry, asintiendo.

-Alguien alguna vez me dijo: "La verdad es algo que no siempre se puede ocultar, por alguna razón, sale a luz, pero hay que ser valiente para aceptarla y comprender su ocultamiento.". Marlene lo ocultó porque te ama, Embry. Te quiere muchísimo más de lo que crees.-Dijo Katherine.-Yo, que recién vengo llegando, lo pude ver en su mente y en su corazón.

-Eso no quita que me haya mentido en la cara.-Dijo Embry.

-No lo justifica, pero sé que sus intenciones no eran las que piensas.-Dijo Katherine.-Marlene puede ser muchas cosas, pero su cariño y protección son sinceros cuando se trata de ustedes, su familia. Todos cometemos errores, Embry.

-¿Cómo tú con Jared?. -Preguntó Embry, más tranquilo.

-Exacto.-Dijo Katherine.-¿Te sugiero algo?, no cometas el mismo error que yo. No te alejes por algo que fue sin intención maligna. Ama, perdona y sobre todo, cuida de quienes te quieren, Embry. No sabes cuando será la última vez que les veas. Creo que es hora de que hablen.

Katherine llegaba a su casa con un poco de cansancio, la charla con Embry le hizo pensar muchas cosas, las cuales volvería a pensar en cuanto llegara a su cuarto. Dejó su bicicleta en el pequeño garaje que había en el patio trasero y luego entró por la puerta de la cocina, caminando hacía la nevera por agua fresca.

-Pensé que llegarías un poco mas tarde.-Dijo una voz que reconoció.

-Y yo pensé que entrar a la casa de alguien sin su permiso, era ilegal.-Dijo Katherine, volteando a ver al castaño, viendo a este sentado en la barra.

-Tu madre me dió permiso.-Dijo Collin.-Oh, casi lo olvido, dijo que volverían mañana por la tarde. Han ido a Port Ángeles por el trabajo de tu padre.

-Lo sé. -Dijo Katherine.

-¿Ya te lo dijo?. -Preguntó Collin, frunciendo el ceño.

-Nop. Esta nota en la nevera me lo dijo.-Contestó Katherine, señalando el papel que estaba pegado en la puerta de la nevera.

Collin asintió y de un salto se bajó de la barra donde previamente había estado sentado. Katherine volteó, dándole la espalda, y guardó la botella de agua en la nevera. El lobo se acercó lentamente a ella, hasta quedar a unos pasos de la bruja.

-Katherine...-Murmuró Collin, nervioso.

-¿Qué pasa?. -Preguntó Katherine, volteando a verlo.

-Quiero decirte algo.-Dijo Collin.-¿Recuerdad que me preguntaste de que hablaba en el baño?.

-¿La vez que tuviste una erección?. -Preguntó Katherine, sin ningún tipo de vergüenza.

-Sí... -Respondió Collin, sonrojado.-¿Quieres saber de que hablaba?.

Katherine asintió. Collin suspiró y dió un paso más, acercándose a ella.

-Una de las tantas leyendas de los Quileutes, es la del encuentro de las almas gemelas. -Comenzó Collin, nervioso.-Cada lobo tiene una impronta, una persona a la que cuidarán, querrán y protegerán. Los ancestros son los encargados de elegirlas, y es nuestro trabajo encontrarlas.

-¿A qué quieres llegar?. -Preguntó Katherine, en un murmullo.

Collin dió otro paso hacia ella.

-El lobo será lo que la impronta quiera o necesite. No harán nada para dañarle, mucho menos le harán pasar un mal momento.-Continuó Collin.-Todos los chicos han encontrado a la suya en estos últimos seis años, y finalmente he encontrado a la mía.

-Collin...-Susurró Katherine, temerosa.

-Cuando menos creí poder encontrarla, llegó y te juro, Katherine, que me vuelve loco.-Dijo Collin, mirándola a los ojos.-Con su maldito humor, con su sarcasmo y sus ganas de patearme el trasero, pero sé que en el fondo, ella está asustada como una niña pequeña y lastimada.

Katherine tembló, no era tonta, sabía de quien hablaba

-Llegaste, Katherine, y diste vuelta mi mundo.-Dijo Collin, dejando de avanzar al verla temblar.-Y no quiero que pienses que te apresuro, porque puedo esperarte, puedo ser tu amigo si me lo permites. Te ayudaré en lo que sea, solo... dame la oportunidad. ¿Qué dices?.

Katherine suspiró y le miró fijamente. No se lo había visto venir, para nada, y aquello le sorprendió. Recordó la vez que vio a su hermano y Kim, tan enamorados y felices, también recordó haberles tenido envidia, ella jamás había tenido a alguien que la quisiera de esa forma.

-¿No puedo escapar de esto, verdad?. -Preguntó Katherine. Collin bajó la cabeza.-No, no me malinterpretes. Digo, yo jamás estuve con alguien que quiera estar a mi lado con sinceridad, sin obtener algo a cambio, y esto, me da miedo hasta cierto punto.

-Yo solo quiero lo mejor para ti.-Dijo Collin, levantando la vista.-Jamás haría algo así.

-Podemos ser amigos, Collin.-Dijo Katherine. Collin sonrió.-Pero no esperes que te abrace, aún le temo a lo que son.

-Te prometo que haré que ese miedo se pierda. Te enseñaré todo lo que pueda, he sido un buen mentor para Camila.-Dijo Collin.-Ya verás que sí.

-Bien, pero primero, quiero comer algo, no he comido desde la mañana. -Dijo Katherine, abriendo nuevamente la nevera y sacando un plato con sandwiches.-¿Tú quieres?.

-Por supuesto.-Dijo Collin, caminando hacia la barra, moviendo una banqueta para ella y otra para él. -Lo primero que debes saber de nosotros, es nuestro inmenso hambre. Jamás estamos llenos.

-Ya veo.-Dijo Katherine, acercándose. -¿Es verdad que pueden comerse una vaca?.

-Depende.-Dijo Collin.-Yo lo máximo que comí, fue un venado. Debes preguntarle a Paul, ese es el peor...

Y así estuvieron toda la tarde, hablando y hablando, de diferentes temas. Katherine rió, preguntó y se divirtió con la compañia de Collin. Y él, él solo fue feliz por poder hablar con su impronta sin ningún insulto de por medio.










































▫️▫️▫️▫️▫️

He vuelto.

Tuve un problema, estaba bloqueada y no podía escribir, pero ya está weee.

¿No les parece que Katherine está avanzando?.

¿Aman a esta pareja?.

¿Me extrañaron sabandijas?. Yo los extrañe.

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