Era una noche helada y sombria, los relampagos y las grisáceas nubes parecian pelearse entre ellas, aturdian el cielo con las potentes luces que se avistaban en su interior.; Amenazando con derrarmar gruesas gotas de lágrimas que se mezclarian con la de los presentes en aquel funeral, todos los de la universidad mantenian las cabezas agachadas cada uno sosteniendo rosas negras, naranjas, lilas, turquezas...

Rosas que no hayan tenido nada ver con aquellos colores que solo habian traido desgracia, manchando así el significado que cargaban cada una.

El trágico suceso fue noticia en toda la universidad, mejor dicho en toda la ciudad.

Ya que lo que empezó como un bonito gesto de cortejo termino con un asesinato brutal, bizarro y grotesco.

Tardaron 3 tres días en hallar el cuerpo.

La forma en que fue encontrado todavia era un misterio; un misterio que tarde o temprano saldria la luz siempre y cuando logren atrapar al responsable del crimen.

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El sonido del reloj de la estación de policia era lo único que rompia el sepulcral silencio del sombrio lugar donde aquel culpable yacia sentado con una mirada estoica, las manos entrelazada encima de la mesa y una sonrisa que reflejaba seguridad y no haberse arrepentido de nada.

Eso empezaba a molestar más al detective y a los familiares presentes que observaban el interrogatorio tras una enorme ventana, conteniendo las ganas de entrar y golpear al responsable de arrebatar la vida de alguien que solo tuvo la culpa de enamorarse.

El detective terminó de leer las cartas que ahora eran símbolo de evidencia, las dejó en la mesa acompañado de un sonoro golpe que llamo la atención del despiadado ser humano que tenía en frente.

Si se le podia decir humano.

— Explicame algo, Si tú tambien sentias lo mismo. ¿Qué ganabas con matarlo de una manera tan... cruel?

El detective dijo eso último con una sensación de asco y escalofrios que solo causaba gracia en el sospechoso quien no dudo en alzar su rostro con lentitud quedando rebeldes cabellos rubios sobre su rostro que no se molestó en apartar.

— Siempre quise ser Ret... queria ser Greta.

Hablo con la voz ronca, el detective fruncio del ceño.

— Espera —se apresuro a revisar sus archivos y miro a la muchacha con desconcierto —Si no eres Greta ¿Quien eres tú?

Ella solo sonrió.

— Me llamo Grecia, Lenny envío las rosas al casillero equivocado.

Nunca se llegaron a encontrar las 5 rosas que ocasionaron todo el incidente, al mezclarse con la sangre se marchitaron hasta adoptar un color negro y decaido.

Solo quedaron los tallos alargados con sus espinas intactas, que parecian ser las ramas de una planta nada llamativa, una más del montón.

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Hasta que no te hagas consciente de lo que llevas en tu inconsciente, éste último dirigirá tu vida y tú le llamarás destino.
-Carl Jung

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N/A: El siguiente capitulo es el vedadero final. ^^ alli se explica toda duda existente y lo que ocurrio con los personajes.