Soy el peor enemigo que pudiste tener.
(Narrado desde la perspectiva de Jimin)
Llevaba ya dos días sin saber nada de Jungkook. Estaba muy ansioso porque no tenía ningún tipo de noticia y estaba pensando seriamente en llamarlo. Solo quería saber si estaba bien, nada más.
Me pasee toda la mañana pensando en como poder comunicarme con JK, sin que mis supervisores sospecharan que hablaba con mi novio. Escribir otra carta en clave sería un tanto arriesgado y tendría que esperar al menos dos días más para poder hacerlo. Quizás era la paranoia, pero sentía que no tenía mucho tiempo para perder.
Ya era la hora de comer y mientras estaba en la fila para poder recibir mi almuerzo, un soldado me entregó una nota con mucha cautela para que nadie lo viera y luego se fue:
"Te esperan en el gimnasio"
Escondí la nota con rapidez para mirar a todos lados con discreción y corroborar que no hubiera nadie observandome. Mientras el trozo de papel estaba en mi bolsillo, la arrugué para dejar la bandeja a un lado y caminar hasta la salida del comedor.
Fui al gimnasio saludando a los colegas que pasaban por mi lado en el pasillo aparentando normalidad. Al llegar, abrí la puerta con suavidad mientras estaba todo oscuro.
Me escabullí muy cauteloso y en silencio por la puerta — ¿Jungkook? — pregunté casi en un susurro. De hecho, ya al estar aquí, me puse a dudar de que mi novio fuese realmente quien me envió dicha nota. Fui hasta el panel de luces para encenderlas.
— Te estaba esperando — me voltee inmediatamente al notar que la voz no era de JK. — ¿a quién esperabas campanita? — era Dae-Hyun — te dije que te fueras con cuidado conmigo. Eres tan fácil de engañar, marica — no podía temer, no podía dar pie atrás.
— ¿Qué harás? ¿golpearme? — solté una risa breve y burlona — ¿tú y cuantos más? — dije riendo para oír como abrían la puerta del gimnasio y la del cuarto de pelotas. Mierda, era una trampa, una maldita y sucia trampa. — tres contra uno. Que valiente — dije con un tono sarcástico y con la esperanza a que al menos decidiera pelear solo — mañana es día de revisión, idiota. Si me golpean las marcas se verán. Creo que no pensaron en eso. — era verdad lo que decía. Mañana tocaba inspección médica para conocer la condición de salud de cada soldado.
— lo sé — dijo desafiante mientras sacaba un par de calcetines de su bolsillo izquierdo y del derecho unos jabones en barra — te piensas que soy idiota, pero el idiota eres tu. Te lo dije Park — juntó ambos calcetines para formar uno solo y metió los jabones dentro de este — te dije que soy el peor enemigo que pudiste tener — hizo una señal de aprobación a los otros soldados que entraron al lugar y fue en ese segundo cuando ellos se acercaron y me tomaron por los brazos. Me resistí, lo hice con todas mis fuerzas, e incluso a uno lo golpee en la ceja rompiendo esta. Él se acomodó detrás de mi sosteniendo mis brazos mientras que el otro cómplice me sostenía las piernas con tal fuerza que no podía moverme.
— ¡Déjenme! ¡ayuda! — grité desesperado. Dae se acercó y puso una soga en mi boca para que no pudiera hablar ni gritar. El tipo que estaba atrás de mi sostuvo la soga y esta me apretaba cada vez más la boca, porque ni siquiera la enredó en mi, sino que solo tiraba de ella desde ambos extremos de la cuerda. Me dolía, joder, me dolía peor que una quemadura con agua hirviendo.
Dae se acercó para levantar mi polera en el área abdominal. Le miré a los ojos con lágrimas buscando una pizca de piedad. Tenía muchísimo miedo y no podía evitar llorar sin control. Estaba tan desesperado por el terror que incluso de mi nariz caía escurrimiento nasal. Estaba aterrorizado y solo quería que Jungkook estuviera conmigo. Vi la sonrisa maquiavélica de Dae y supe que no se detendría en lo que planeaba hacerme.
— Espero que nunca te olvides lo que le pasa a los maricas en este lugar, Park — cerré los ojos por el pánico y sentí como un golpe intenso llegaba a mi vientre. Fue tanto así que caí incluso en mis rodillas. El dolor era como 30 golpes intensos en el codo, como darte 5 golpes consecutivos en la cabeza. El tipo que sostenía mis piernas se apartó y tomó mi quijada para que abriera los ojos. Ante la negativa, el estiró mis párpados de manera forzada con sus dedos para así ver como Dae volvía a golpearme con aquel calcetín. Lo hacía con tanta fuerza e ira, que podía incluso sentir la forma de los jabones golpeando mi abdomen.
Luego del séptimo toperazo, ya no sabía como describir el dolor físico y emocional que sentía. De hecho, entré en un estado de blackout solo por eso. No podía abrir los ojos porque sentía que mi cuerpo no respondía a mi voluntad. Solo logré percibir un aroma a cuero y deduje que estaba en el cuarto donde se guardan las pelotas de baloncesto. Me sentía vulnerable y echado a mi suerte peor que un perro sin hogar. Sin poder mover un musculo de mi cuerpo porque absolutamente todo hacía que me doliera el vientre.
Escuché a alguien abrir la puerta, abrí los ojos como pude — Jungkook... —murmuré a duras penas y volví a entrar en blackout cuando me intentó levantar. El dolor era tan intenso que hacía que me desorientara en todo momento, ya sea para sostenerme o simplemente caminar. Agradecía que el estuviera aquí conmigo.
— Todo estará bien Park, jamás abandoné a ningún soldado — no era JK, no era su voz, pero su aroma era muy similar y las facciones de su rostro también.
— ¿Quién eres? — le pregunté con la voz ronca y es que ni siquiera podía emitir mi voz normal.
— Alguien que no te dejará solo en este infierno — llegamos al cuarto compartido y me tumbé en la cama.
— No te vayas — le pedí tomando su mano con la única fuerza que me quedaba antes de perder la conciencia por el dolor, otra vez.
— No lo haré — respondió con voz sincera. Era todo lo que necesitaba oír antes de irme completamente a negro.
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Nota de autor
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¿Entendieron lo que pasó? ¿entendieron que hay un homofóbico psicópata en la base y que eso puede ser extremadamente peligroso? ¿Qué creen que ocurrirá?
Se que dije que el 15 publicaría y todo eso, pero créanme, valió la pena la demora porque pasé mis asignaturas con sobresaliente y todo esto gracias a su paciencia.
Gracias por el compromiso que han tomado con esta historia. Dude si seguirla, pero vi que habían tantas personas interesadas que me dije: NO PENDEJA, ¡TU LO TERMINAS!
Me propuse no fallarles. Así como me propuse no fallarme en este que era mi último semestre en la universidad (sí, me da penita). Así que ¡CINCO LETRAS CONTINUA SEÑORES!
Les quiere con toda el alma
Sara-Inés Winter ♡
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