20. Segunda lección: Siempre hay una última vez.
—Es que le hablaste demasiado de nosotros, ¿verdad? Lo has asustado, Sofi —dice Omar sonriéndome de costado, mientras le cambia la venda a Cristián; quien se lastimo en su último partido y ahora parece una momia con su pierna izquierda vendada.
León reparte las cervezas entre mis amigos, mientras que Anna ordena los bocadillos en la mesa de la sala de estar. El timbre suena justo cuando Ben abre su boca para decir algo, pero me hace una seña para acompañarme a abrir la puerta.
—Edison —digo con una sonrisa y dejo un beso corto en sus labios, él me sonríe, aunque su mirada se mantiene en Ben—; entra, por favor. Y dame la bolsa que traes, te dije que no era necesario traer nada.
—Sí, y sabes que no te iba a escuchar. Hola a todos —contesta en voz alta, Miguel ríe entregándole una cerveza.
—Ya me caes bien, soy Miguel, ante-último ex. Te estábamos esperando.
—Miguel está comprometido con la pelirroja de la cocina —comenta León palmeando el hombro del mencionado. Lorena saluda a Edison desde su lugar y luego me dice que le lleve lo que sea que trajo para acomodarlo en mi heladera—; soy León, quinto novio, aunque solo salimos por poco tiempo.
Edison toma la bebida y asiente, yo lo dejo ir y ruego porque no lo abrumen. Me dirijo hacia la cocina, siempre mirando hacia atrás por las dudas. Pero Edison me asiente con tranquilidad.
—Jamás deja de ser raro, ¿eh? —Lorena me guiña un ojo—. Para mí fue raro conocerlos a todos, y me dio un poco de miedo.
— ¿En serio? No se te notaba —respondo encogiéndome de hombros, aunque sea una mentira piadosa. Ella me cae realmente bien, al igual que la novia de Omar que se encuentra sentada al lado, en el sofá; ella es más tímida que Anna, Lorena y yo, por eso no habla mucho hasta que se siente más cómoda con la atmosfera.
Lo cual, si somos sinceros, es normal. ¿Quién invita a sus ex y sus actuales parejas para juntadas sociales? Yo, solo yo.
—Jamás invitaría a mis ex, pero ustedes se llevan demasiado bien. A veces parece mentira —acuerda Anna. Yo pongo los ojos en blanco.
—Es que sales con solo manipuladores...
—O tontos. —Lorena la mira de reojo y Anna le golpea el hombro despacito, haciéndose la indignada—. Sabes que es verdad.
—Soy Ben, el primer novio. Mucho gusto.
Les indicio que hagan silencio, a las chicas para poder escuchar lo que dicen los chicos. Me los imagino a los demás callados viendo la interacción, a León y Patricio sonriendo uno al lado del otro.
—Soy Edison, su actual novio, el placer es mío.
—Si la tratas mal, te mataremos. Y no de una manera rápida; León es un boxeado profesional que no dudara en darte unos buenos golpes, al igual que el resto.
—Si la trato mal, los llamare yo mismo. Pero como eso no va a suceder, ustedes pueden ser sus amigos y su familia, entiendo eso; aunque no permitiré que se metan en nuestra relación a menos que sea para protegerla con justificación válida. Y eres un abogado, así que debes entender qué es una justificación válida, ¿verdad?
Hay unos minutos que no se puede distinguir ningún ruido, Anna se muerde el labio y Lorena abre sus ojos intrigada. Ellas están en la zona de la cocina que tiene una mesada que da a la sala de estar, así que tienen visuales, yo me oculto detrás de la parte que hay muro entre ambos espacios.
—Nos entendemos entonces. —Esas palabras de Ben disipan la tensión que había crecido—. Ahora, porque no traes a Sofía antes de que se caiga al tratar de escuchar esto.
—Ella no está haciendo tal cosa. Me está ayudando con la heladera. —Me defiende Lorena quejándose, yo me hago la ocupada justo a tiempo para cuando Edison entra a la cocina—. Iré a ver que necesitan los chicos.
—Yo también.
Y así nos quedamos solos. Él me acorrala contra el mismo muro que use de escondite y pone su frente contra mi cuello. Su aliento calienta la zona sensible de mi hombro y pecho. Unos minutos pasan hasta que levanta la cabeza.
—Hola, señorita García.
—Hola, señor Morales.
—Estás bellísima. Y te quiero.
—Estás guapo que me caigo, y también te quiero.
—No estoy corriendo.
—Yo tampoco.
—No quiero correr, es más, quiero estar más cerca de ti —dice depositando un beso en mi frente. Sus manos recorren mi cintura y yo agarro con fuerza los músculos de su espalda—. Me agradan ellos, son leales y no dudan en salir a defenderte.
—Lo sé, ellos me quieren.
—Y te amaron, pero yo... yo te quiero y creo que podríamos ser más. Con tiempo. Pero necesito que no corras. —Acaricia la piel entre mi remera y mis jeans. Muerdo mi labio inferior—. No huyas, Sofía.
—No lo haré. Y sé que eso te preocupa, mi historial de relaciones parece tener ese común denominador. Pero yo... te quiero, mucho, Edison.
— ¿Los amaste?
—Tal vez, a algunos. O quise pretender que lo hice, no lo sé. Ellos son parte de quien fui, de quien soy; los quise y los quiero, eso no hace que mis sentimientos por ti varíen.
—Lo sé.
—Te quiero Edison, y tal vez no te amé aún, pero me haces darme cuenta que puedo ser feliz sola, y aún más contigo a mi lado. Nunca me sentí así. Libre de amar como contigo.
Él no me responde, pero me besa y yo lo dejo tenerme. Es un beso húmedo y lleno de sentimiento, mi cuerpo se arquea buscándolo. Queriendo más, hasta que el carraspeo de León nos interrumpe y Edison se marcha con él para jugar al truco con ellos.
Y viéndolo ser integrado, me hace tener pensamientos que podrían hacerme querer correr.
Pero directo hacia él.
Casi tengo ganas de reírme a carcajadas por haber acertado tan bien, y venir a este lugar. No me detengo hasta estar a sus espaldas.
—Así te quería agarrar —digo sobresaltándola y haciendo que me mire sorprendida, me encojo de hombros, sentándome a su lado—; has estados escurridiza.
—No pensaba que quisieras verme después de lo que hizo Roberto.
—No pensaba que te interesara, ya sabes, que estaba bien y que tu psicópata novio no me mato —respondo mirándola de costado.
—Ex novio.
—Bueno, eso me hace sentir un poco mejor, pero no tanto. Es que te los buscas así de locos, ¿no?
—Tampoco estoy con Iván, Sofía. Te dije que iba a tratar de retomar mi vida, y sacándolos de mi vida, estoy haciendo eso.
—Mamá debe estar festejando desde su tumba —digo mirando el agua que está delante nuestro en Puerto Madero.
A ambas nos encantaba este lugar, a mí desde chica, siempre supe que sería uno de mis favoritos de la ciudad. Sara hizo su sesión de fotos para su cumpleaños 15 aquí y cayo enamorada. El viento sopla con fuerza y ella protege su panza con sus manos, sus ojos se desvían a mi café.
—No me tortures con eso.
—No es mi culpa que las embarazadas no puedan consumir cafeína, yo creo que me moriría. 9 meses es mucho tiempo.
—Por suerte solo me quedan 4 —contesta con la voz baja, la veo suspirar—; gracias por cuidar de Simón.
—Siempre fue un gran chico, y te ama, Sara. Te ama porque eres su mamá, pero debes hacer mucho más para que ese amor no se esfume.
—Lo sé, y eso estoy haciendo. Pero... debo hacerlo a pasos de bebé. Conseguí un abogado para ocuparse de la parte legal, no quiero a Mariella cerca de Roberto ni de este bebé, que si bien es de Iván, no lo quiero cerca de ninguno.
— ¿Va a poner resistencia?
—No, lo mismo que hizo cuando me separe y me lleve a Simón. A él no le interesa, jamás lo hizo. —Una risa se escapa abruptamente de sus labios—. Mamá de verdad debe estar celebrando en su tumba.
—La extraño, en momentos así.
—Yo también, aun cuando nunca nos entendimos y jamás estuvimos de acuerdo, ella siempre supo qué decirme.
—Lamento no poder hacer más, Sara, pero de verdad estoy cansada de... seguirte. Sabes que contaras conmigo si me llamas, peleare con tus ex con garras, pero ahora, necesito ocuparme de mi misma. De mi relación con Edison, de Simón y de Mariella si necesitas que te ayude con ella, porque son mi prioridad.
—Mariella y yo estaremos bien, creo que aún estoy a tiempo con ella. Sé que con Simón también —aclara antes de que pueda interrumpirla—; pero ambas sabemos que con él es más difícil, ya es un adulto; Mariella recién tiene 15. Aunque aceptamos visitas en nuestro nuevo lugar de residencia —dice pasándome una dirección—, es lejos de Iván y de Roberto. Cerca de una buena escuela y un nuevo comienzo a fuera de la ciudad.
—Bahía Blanca —susurro leyendo la pequeña tarjeta—; un poco al sur.
—Un cambio. Uno bueno. Y sé que es impulsivo, sé que probablemente siga teniendo problemas, pero ya no puedo tratar de manejarlos con una sola mano y echándole la culpa al aire. También reconozco que esta no es la primera vez que hago esto, pero quiero intentarlo por la salud de todos, una última vez.
—Simón y yo estaremos visitándolos, lo sabes.
—También ese novio tuyo, Edison. A mamá le hubiera gustado, mucho, Sofi.
—Yo también pienso eso —respondo sonriéndole, luego ambas dejamos que el aire frío nos rodee. Su cuerpo se junta al mío de costado y apoya su cabeza en mi hombro—. Te quiero, hermana mayor.
—Yo también te quiero, Sofi. Gracias. Por todo.
He vueltoooo y la idea es terminar la historia antes de 2022, así que se viene lo bueno gente.
Pronto veremos a alguien que estuvo bastante tiempo en espera, y va a sacudir un poco las cosas; pero mientras tanto Sara se nos va a Bahía Blanca y eso deja abierto la posibilidad de que las cosas se le compliquen a Sofia con Roberto e Iván, pero ya veremos. Tal vez ellos irán detrás de Sara, ¿?
Espero que les guste el capitulo, nos vemos pronto.
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