19. Lados basura, ¿no los tenemos todos?

tw: escenas con violencia, no tan descripta gráficamente pero violencia en fin.

Frunzo el ceño mirando la mano de Roberto envolverse en mi antebrazo izquierdo y tirarme hacia su cuerpo. Nos lleva detrás de una pared para alejarnos del pasillo amplio de la facultad llena de ojos curiosos.

Espero a que me tiene acorralada contra el muro y su cuerpo, sin soltarme, solo mirándome fijo y con la respiración controlada.

— ¿Lo sabías?

—Hola Roberto, ¿cómo estás? ¿Yo? Bien, aquí sin entender de qué mierda estás hablando —digo inclinando mi cabeza a un costado, exagerando mi sonrisa—. Suéltame, Roberto.

—Primero dime, ¿lo sabías, no? Lo disfrutaste, siempre me has odiado; siempre quisiste más a Iván.

—Ninguno de los dos son mis personas favoritas, así que no puedes venir a pedirme que elija entre los dos porque ambos son una basura, mismo olor, mismo problema. Ahora, suéltame. —Sacudo mi brazo pero él aprieta su agarre, haciendo que haga una mueca por la quemadura—. Hijo de perra.

No espero a que me diga nada, siendo diestra, cierro mi puño derecho y lo estrello con su mandíbula desde abajo. Su cabeza vuela hacia atrás, soltándome y aprovecho a darle otro puñetazo en la nariz. Esta vez sacándole sangre.

—No sé de qué estás hablando, pero créeme cuando digo que estoy disfrutando esto, idiota.

Se toca la nariz y los dedos se le manchan, pero lo desestima limpiándoselos de forma asquerosa con su pantalón. Sus ojos negros parecen profundizarse cuando se acerca despacio de nuevo. Esta vez me muevo hacia un costado, para no quedar encerrada.

—El bebé, Sofía, no es mío. Pero eso ya lo sabías.

Trago saliva, porque ahora estoy enfrente de una bomba. Roberto Blanco nunca fue bueno para manejar las cosas, pero Sara jamás ha sido buena viendo eso y siempre lo ha defendido. Aunque ahora, cuando ella se manda una cagada, no es capaz de mandarme un mensaje para avisarme que acaba de desatar la tercera guerra.

—Roberto, no era mi noticia para darte. Tú mismo lo dijiste, nos odiamos; ¿por qué iría a decirte algo cuando la que tiene que dar explicaciones es mi hermana?

—Ella me dejo una carta, UNA PUTA CARTA. Y me dejo, sus cosas se fueron, Mariella no está en la escuela —responde sacudiendo la cabeza y estirándose el pelo con fuerza; hago una nota mental de hablar con Simón sobre Mariella—. Tienes que decirme dónde están.

—Sara y yo no estamos en buenos términos, no sé dónde están, no hemos hablado en semanas.

—Mentira.

— ¡¿Por qué estás enojado conmigo?! No soy la madre de tu hija, no fui tu pareja, no entiendo que quieres —grito apuntándolo con mi dedo índice y avanzando hacia él, sus ojos se abren—; vienes con preguntas que no sé responder, ¡porque no soy tu ex o lo que sea que sea Sara! ¡Así que cállate, no me amenaces y ni se te ocurra ponerme un dedo encima de nuevo!

Sus manos se mueven rápido y me sujetan de ambos brazos apretando, sé muy bien que esto dejara marcas y maldigo a Sara mentalmente.

Sé que él es más fuerte que yo, pero analizo nuestras posiciones y levanto mi rodilla derecha con su ingle. Haciendo que con la misma rapidez que me agarro, él se retuerza y se agache contra mi cuerpo, aunque no me suelta; sino que pretende llevarme al suelo con él.

Escucho a alguien gritar mi nombre, aun así no levanto mi vista y pateo de vuelta ahora en el estómago a Roberto. Terminando de sacármelo de encima.

— ¡Sofía! ¿Qué mierda? —Edison se acerca a mí y yo por un momento hago el amague de clavarle mi codo, pero él detiene ese movimiento. Me acerca a su costado y deja un beso en mi frente.

Cierro los ojos reconociendo su presencia y dejando que mi cuerpo se apoye en el suyo. Aunque no dura mucho porque oímos a Roberto gemir en el suelo.

Edison se aleja y lo toma de la nuca, levantándolo; con su otra mano, cambia el agarre para sujetarlo del cuello contra la pared en la que me encasillo a mí.

—Ahora veo porque eres tan perra, Sofía; si tienes un novio que no te pone la correa que se le pone a las mujeres como vos.

—Porque no te vas a la concha de la lora, estúpido —digo sin realmente mirarlo, ya que me concentro en Edison, quien no dice nada; solo lo observa—; Edison, sé que quieres matarlo, pero no quiero ir a visitarte a la cárcel.

—Te toco, te está insultando... él no me deja otra opción —murmura entre dientes, cerrando sus dedos más fuerte, cortando el paso del aire. Pongo mi mano sobre la suya y dejo un beso en su hombro, tratando de calmarlo—. ¿Quién es?

—El papá de Mariella, el ex de Sara.

Eso parece calmarlo, y lo suelta. Aunque se mantiene entre Roberto y yo, alagando sus brazos hacia atrás para ubicarme detrás de su espalda. Pero no lo dejo.

En su lugar tomo una de sus manos y la uno a la mía, colocándome lado a lado. Él asiente entendiendo que debe retroceder, para darme mi lugar.

—Roberto, creo que debes irte.

—Sofía, necesito saber dónde está mi hija.

— ¡Ella no lo sabe genio! —Simón se acerca hacia nosotros gritando, veo detrás de él a Anna alzando la mano señalándome que llamo a Simón. Asiento hacia ella—. Mamá no nos dijo dónde iba.

— ¿Ni siquiera a ti?

— ¡¿Por qué le crees a él y no a mí, cuando te digo que no tengo la más puta idea de dónde está?

—Porque Sara puede ser una hermana de mierda para ti, pero la respaldaras aun si ella te atropellara. Simón, por otro lado, reconoció que su madre tiene un lado basura y se fue —contesta alzándose de hombros. Me muestra su mano con sangre—. Me lo merecía, pero la próxima...

—La próxima dejare que Edison te arregle un poco tus huesos —digo interrumpiéndolo y él se aleja unos pasos—; y yo te enterrare vivo. No soy una mujer que se deja pisotear.

Roberto no dice nada, solo sonríe de costado como un loco. Edison se relaja cuando abandona el lugar, me permito ver que estamos en uno de los lugares semi-cubiertos que se usan cuando hay eventos al aire libre. Algunos estudiantes nos miran, pero puedo ver que no vieron demasiado porque se van rápidamente.

—Había un par más de curiosos, pero la mayoría pensó que estabas discutiendo con algún ex. Y por eso no se metieron a ver que casi te mata —dice Anna acercándose y dándome un abrazo que me saca un poco de aire—. Aunque tienes movimientos por lo poco que pude ver. Perdón que no me metí y fui a llamar a refuerzos.

—Es bueno que no te hayas metido en el medio. Roberto y yo nos conocemos, yo lo hago y sé cómo pelear contra él.

—Me di cuenta eso —comenta Edison pasando su brazo por mis hombros, dejando un beso en mi clavícula—; aunque...

— ¿Nos permiten un momento? —Miro a Anna y Simón, quien después de un abrazo, asiente.

—Te volviste un poquito cavernícola, ¿eh?

—Vi que tenías puesta tu cara valiente y tal vez no tenías miedo, pero yo sí. Mucho.

—Lo sé, solo que... nunca te había visto así.

— ¿Me tienes miedo? Porque eso es lo último que quería, jamás te pondría un dedo encima de ese modo o de cualquier modo que tú no consientas.

Asiento, pensando lo que quiero decir, y tomo sus dos manos. Él me mira esperando una respuesta.

—No, no te tengo miedo. Pero... amaría que la próxima vez, estemos juntos. Tú me proteges, yo te protejo —digo señalándonos—, nos protegemos.

—Entiendo.

—Además, todos tenemos lados oscuros. O lados basura como dijo el idiota de Roberto. Que aunque me duela tiene razón, todos los tenemos. Solo que debemos aprender a dejar salir ese lado con la gente que se lo merece y cuando es correcto.

—Te quiero, Sofía.

—Yo también te quiero, Edison.

—Yo los quiero a ambos. Pero creo que por hoy no voy a poder sacarte los ojos de encima mucho —anuncia Simón desde afuera, elevando su voz—; ¿vamos a comer juntos?

—Dale, mientras tanto me dirás la verdad sobre tu mamá.

— ¿Cómo sabes que estaba mintiendo? —Le da un saludo de puño a Edison.

—No lo sabía, ahora sí —respondo guiñándole un ojo a Edison que me devuelve una sonrisa y me besa en los labios, en la frente y mejillas—. Y antes de comer, necesito hielo. Para mi mano.

Edison la toma y la besa con cuidado.

—Mi chica fuerte.

—Solo tuya.

¡HOLA! ¿CÓMO ANDAN?

Espero que les guste este capítulo.

Firmemente creo que todos tenemos lados más oscuros, que salen cuando queremos proteger a alguien o a nosotros mismos.

PERO debemos saber que hay gente que es violenta y que sus lados oscuros SON quienes son. Y ese tipo de personas no deben estar en nuestras vidas.

En conclusión, no hay que dejar pasar estás situaciones, como hace Sofía al preguntarle a Edison por este episodio. La comunicación es muy importante. Dejar claros los límites. Aun cuando Edison no fue violento contra ella, Sofía le hablo sobre eso. Al igual que ella reconoce que ella también tiene un lado más oscuro.

Solo les venía a aclarar eso

Nos vemos pronto, D.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top