Resumen realizado por Alejandra Abraham del taller "Educación y mercado. Ontología de una relación imposible" dictado por el Lic. Aníbal Serafini:

Es común escuchar algunos temas de educación que hacen referencia a temas económicos. A partir de esto surge un planteo filosófico de una imposibilidad ontológica. ¿Por dónde pasa el ser de la educación? ¿Por dónde pasa el producto? Detrás de la mercancía hay una producción, pero ¿lo que producimos los docentes es como una mercancía? Al transformarse la economía se transforman las decisiones y las vidas de los sujetos.

La eficacia escolar se pregunta por logros de los objetivos. Por ejemplo: permanencia en la escuela. Da cuenta si las metas son alcanzadas por todos equitativamente. Si les damos las mismas posibilidades a todos es eficaz.

La eficiencia escolar tiene que ver con el costo y el financiamiento. Se disminuyen los costos para aumentar el rendimiento, para que aumente la calidad de la educación. Se habla de equidad, pero equidad es diferente a igualdad. Equidad es que a cada uno se le dé lo justo y necesario. Esto ignora la rentabilidad social de la educación.

Para las organizaciones, la educación es como un producto. Utilizan las mismas palabras que se utilizan en estudios económicos, como: eficacia, eficiencia y productividad, se habla de calidad. ¿Es esta la única manera?, ¿es eficiente?, ¿Por qué usar la lógica del mercado en educación?

Si el éxito del capitalismo es generar riqueza y que esa riqueza se distribuya, el resultado es la acumulación de riqueza en manos de unos pocos. En educación esto lleva a una meritocracia. Se instaura una idea de la "sociedad del éxito". Se compite para ser el mejor.

Hay grupos gigantes como Google, Netflix, Facebook, entre otros, en donde la competencia tiene que ver con el mercado de la vida de la gente. Esto puede debilitar a las democracias. Se cree que hay libertad e igualdad, pero hay una jerarquía neta.

Es la industria de la vida y aquí también se usan los términos del mercado. Se meten con los deseos de la gente y los mercantilizan, utilizan los datos que subimos a la red.

Pero el bien educativo es muy diferente a una mercancía como un alfajor. Desde el discurso se escuchan palabras como "calidad", "eficiencia", pero no puede compararse una vida humana con un mero alfajor.

Hoy se capacita a las personas para que realicen diferentes trabajos, pero educar va más allá de eso, se educa para vida.

Hay que luchar contra lo que se toma como normal, no apropiarnos de todo lo malo. Tenemos que tomar conciencia de que la distribución de un bien social como la educación, no puede basarse en la competencia.

La lógica de competencia hace que te sientas inferior. Deberíamos pensar en colaborar. El sistema nos enseña que la nota es lo más importante en lugar de que el valor se ponga en el contenido de lo aprendido.

La construcción del sentido común tiene que ver con la hegemonía que es política. El bien que da la educación es un bien para la libertad de pensamiento. Pero, si te imponen que solo hay una realidad correcta, le quitan las herramientas al sujeto de poder cambiar su realidad.

¿Hago para ser yo una mercancía rentable en el mercado o hago para ser libre?

En el s. XIX, la mercancía era trabajo industrial, pero también era un trabajo doméstico, porque había una mujer que se encargaba de todo. Todos los valores humanos intrínsecamente no pueden ser mercantilizables. La educación requiere de proveer seguridad. La frustración no debería tener que ver con si se alcanzó o no una buena calificación en una prueba.

Hay que repensar la educación. No hay una única forma de ver las cosas. No podemos mimetizarnos con la sociedad, porque el bien no es una mercancía.

Cabe preguntarnos, ¿qué sociedad y qué sujeto queremos?, pero el mercado se cuestiona, ¿cuál es la rentabilidad de la escuela? Si aplico la lógica del mercado a la escuela, ¿es algo lógico o es nocivo? No se puede pensar en intereses individuales, cuando la educación tiene que ser un bien social.

La escuela es uno de los aparatos ideológicos del Estado. Hoy en día, no te brinda las herramientas para cambiar tu realidad, sino que reproduce las diferencias sociales.