Educación cristiana
Principios bíblicos del arte de aconsejar
(El consejo, el consuelo, la exhortación, por medio de la iglesia local)
El Dr. en filosofía especializado en psicología clínica, Lawrence J. Crabb Jr., en su libro "Principios bíblicos del arte de aconsejar", elaboró un método para brindar consejos que se ajusta a la revelación bíblica. A través de este método que afirma la autoridad de la Escritura y la necesidad y suficiencia en Cristo, busca mitigar los problemas psíquicos y espirituales que consumen la vida de los hombres.
El mejor lugar para aplicar el método de Crabb es sin dudas en la Iglesia en donde son los mismos feligreses quienes por medio de sus dones espirituales pueden ayudar a restaurar la salud psíquica y espiritual de sus hermanos. Una vez restaurados pueden vivir sus vidas con plenitud de forma productiva y creadora. Dentro de la Iglesia puede ser satisfecho el deseo que todos tienen de ser amados y acogidos. Además, allí se puede encontrar el sentido, el destino y la meta de cada uno, tan importantes para la salud mental y emocional.
"Todo concepto sobre el arte bíblico de aconsejar debe basarse en el principio fundamental de que existe realmente un Dios infinito y personal que se ha revelado a Sí mismo en forma de proposiciones escritas en la Biblia, y personalmente en una Palabra viva y encarnada, Jesucristo" (Crabb, L. 1975). El problema primordialmente básico del hombre es su separación de Dios y solo a través de una íntima relación con Él se puede alcanzar una vida plena y con sentido.
Uno de los problemas que atraviesa el hombre posmoderno es el relativismo lógico. La ciencia proporciona probabilidades, pero no puede alcanzar la verdad. La gente está inserta en la incertidumbre del día a día, pero la forma de alcanzar certidumbre exige sobrepasar la razón y ejercitar la fe.
Se puede afirmar que el arte de aconsejar funciona mejor cuando los consejeros presuponen que hay orden, predictibilidad y responsabilidad sobre ciertos fenómenos que no pueden darse sin la existencia de un Dios personal, pues no podrían atribuirse estos fenómenos al mero azar.
Negar a Dios daría como resultado suponer mucho menos orden del mundo del que realmente hay, puesto que del caos es más probable que surja caos o se consideraría al orden una casualidad. Sin embargo, al creer en la existencia de un Dios personal se puede afirmar que hay una verdad última acerca de la gente y sus problemas y que mediante la revelación divina se puede conocer con certeza las verdades básicas.
La tarea del consejero cristiano consiste en esencia de proveer a la gente de una comprensión derivada de la revelación bíblica. Si la revelación se descarta como forma de verdad, prevalecería la completa incertidumbre.
Sosteniendo que todo conocimiento verdadero procede de Dios, no se puede descartar todo saber profano. La psicología como disciplina secular es realmente valiosa por sí misma. Es bueno que los consejeros cristianos conozcan las principales corrientes psicológicas, pero brinden a la vez soluciones que se ajusten a la Biblia.
Lawrence Crabb dedica todo un capítulo de su libro a profundizar en las corrientes psicológicas más difundidas. "Freud dijo que el hombre es egoísta y lo primero que tiene que hacer es reconocerlo y después aceptarlo como cosa normal. La psicología del ego proclama que al hombre se le pueden dar fuerzas suficientes para canalizar con éxito su egoísmo por cauces aceptables tanto a nivel personal como social. Rogers niega que alberguemos en nuestro interior ningún elemento malo y añade que el hombre está lleno de bondad y, por tanto, debe permitir que se manifieste todo lo que hay en su interior. Skinner defiende que el hombre no es bueno ni malo, sino un enredado ovillo de reacciones que, en términos de valor intrínseco, equivalen a un gran cero (...). Los existencialistas no saben si el hombre es malo (como dice Freud) o bueno (como dice Rogers), o ambas cosas a la vez (psicólogos del ego), o ninguna de las dos (Skinner)" (Crabb, L. 1975). Pero, el autor sostiene que el mejor camino para comprender la naturaleza del hombre es la revelación bíblica.
Algunas veces, los consejeros animan a que el paciente expulse todos sus sentimientos esperando que la catarsis los ayude a resolver sus problemas personales. Otras veces, buscan la causa de los sentimientos negativos en las circunstancias externas. Estas prácticas por sí solas no resuelven el problema de raíz. La realidad es que el pecado comienza en el mundo del pensamiento. Debajo de los sentimientos y la conducta encontramos las creencias. Si las creencias son erróneas, los sentimientos y conductas serán en consecuencia negativos y pecaminosos.
Crabb bosqueja el arte de aconsejar en los 7 pasos siguientes:
-Descubrir los sentimientos negativos (pecaminosos).
-Descubrir una conducta negativa (pecaminosa).
-Descubrir la mentalidad errónea (pecaminosa, insensata). Lo que se piensa influye de manera decisiva en lo que se hace y se siente.
CAMBIO
-Enseñar a pensar correctamente. Existe una realidad verdadera, de la que hay que percatarse (pensar en ella, estar convencido y creer) y a la que debe conformar la propia conducta, si se quiere disfrutar de un sentimiento de bienestar personal y de una vida eficiente. Es posible que crea algo falso y se comporte y sienta de modo que no encuentre satisfacción para las necesidades personales.
-Insistir en la confesión y en el arrepentimiento.
-Programar una conducta correcta.
-Disfrutar de sentimientos que satisfagan.
Según este esquema, el paso más importante es el cambio de mentalidad del consultante, renovando su forma de pensar, puesto que es lo que determina sus sentimientos y conducta.
Crabb explica que el efecto del pecado es la separación y que existen cuatro separaciones diferentes:
-La separación de Dios la cual genera problemas espirituales.
-La separación de sus semejantes que genera problemas sociales o interpersonales.
-La separación de la naturaleza generadora de problemas ecológicos y físicos.
-La separación de sí mismo que resulta en problemas psicológicos.
La última y definitiva causa de toda dificultad es el pecado, la decisión de vivir sin tener en cuenta la autoridad de Dios. El consejero bíblico tiene que escudriñar en la mente del sujeto para encontrar la mentalidad que se esconde tras la decisión de vivir pecaminosamente.
Las personas toman decisiones erróneas cuando son guiados por una falsa mentalidad sobre cómo conseguir sus objetivos. Esta falsa mentalidad debe ser corregida, pero esto no se puede lograr a base de reprimendas y exhortaciones, sino haciendo que aprenda una nueva manera de pensar.
Todo ser humano debe alcanzar su realización personal y puede lograrlo a través de una correcta manera de pensar que conduce a buenas formas de actuar y de sentir. Todo problema personal es en realidad un problema de mentalidad que lleva a una falsa convicción acerca del modo de satisfacer sus necesidades.
Los sujetos como seres personales que son, necesitan satisfacer sus necesidades personales o de lo contrario se sentirían vacíos y descontentos. La mayoría de los síntomas psicológicos como la ansiedad, la depresión, el mal humor, el mentir y los miedos irracionales, entre otros, son la consecuencia de intentos defensivos de adaptarse a la insatisfacción. Es necesario que la persona pueda aprender a verse a sí misma como un ser humano valioso para que pueda disfrutar de una vida eficiente, espiritual y gozosa.
Crabb insiste en que hay que "corregir las creencias (erróneas), poner la conducta en línea con las creencias, y después gozar de los buenos sentimientos que de ello resultan: hechos, fe y sentimientos. Cualquier variación que se introduzca en este orden, no daría el resultado apetecido" (Crabb, L. 1975).
A fin de sentirse como alguien realmente valioso, cada sujeto debe ser consciente de que necesita un proyecto o propósito para su vida, que le proporcione un impacto real y duradero y además, debe estar en condiciones para hacerlo posible.
Cada uno es responsable de sus actos, pero es posible lograr que hagan un cambio positivo en sus vidas. Para conseguirlo, hay que llegar hasta el interior y descubrir las necesidades personales y la causa de las conductas erróneas.
Los consejeros bíblicos deben poder afirmar y defender de manera inteligente que Cristo es la respuesta a las necesidades de la humanidad. Cuando se presenta esta proposición de un modo racional, pueden convencer y ayudar realmente a quien lo necesite.
Muchas veces, las personas obtienen beneficios a base de objetivos a corto plazo, pero eso no basta para evitar sentir un vacío, un sentimiento de que algo no va bien. "Es a través de aceptar el plan que tiene Dios para uno, cuando realmente se puede estar completo. Dios tiene un destino definido para cada individuo, un programa planeado de antemano para llevar a cabo Su soberano designio mediante cada miembro del Cuerpo de Cristo" (Ef. 2:10). Es decir que Dios ha destinado un papel para cada uno y debemos vernos aptos en Cristo para cumplirlo. Hay que dejar de lado la inseguridad y aferrarse a las creencias. Cuando uno actúa guiado por la fe, Dios le provee sabiduría para cumplir las responsabilidades a las que Él llamó.
También es muy importante que las personas se acepten a sí mismas como son, considerándose seres valiosos. Esta necesidad puede ser satisfecha glorificando a Dios y trabajando en el cumplimiento de lo que designó para cada uno.
Además de sentirse valiosa, la gente necesita sentirse realmente amada y aceptada tal y como es a pesar de los errores y defectos. Es importante que el consejero cristiano le recuerde a sus consultantes que ya son amados y aceptados tal y como son. Dios los ama incondicionalmente y nada puede separarlos de su amor.
En general, las personas deprimidas son personas dependientes, cuyas necesidades no son satisfechas por aquellos de quienes dependen y de quienes necesitan aceptación y amor. La insatisfacción produce ira y sufrimiento. Las personas dependientes no se atreven a expresar su ira por miedo a perder al otro y es por ello que vuelcan la ira contra sí mismos en forma de depresión.
La clave para acabar con la depresión sería aceptar que no se necesita de ese amor para satisfacer la necesidad de seguridad. De hecho, según Crabb no es necesaria ninguna otra cosa aparte de lo que Dios quiere o permite que se tenga puesto que Él sabe qué es lo mejor para cada uno. "Si yo necesitase de veras el amor de dicha persona, Dios se encargaría de que no me faltase. Si no lo tengo, es que no lo necesito, aun cuando su ausencia pueda causarme un profundo sentimiento de pérdida (...). El amor de Dios procura sin cejar lo que más nos conviene, incluso cuando nosotros nos quedaríamos tan felizmente satisfechos con lo que más nos perjudica. Dios está trabajando sin cesar en la tarea de purificarme y santificarme" (Crabb, L. 1975).
Crabb explica que la mayoría de la gente reacciona con enfado ante circunstancias de sufrimiento o frustración, sin embargo puesto que se trata de pruebas de Dios, la reacción correcta sería una respuesta racional y confiada de acción de gracias. Es diferente sentir enojo y reconocerlo como algo personal, y terminar en un ataque de cólera. Lo primero es ineludible mientras que lo segundo es pecaminoso. Se debe reconocer el enojo que se experimenta y confesarlo como pecado dando gracias a Dios, teniendo fe de que esa situación sucedió por una razón. Cabe destacar que es más importante la reacción ante un hecho que el hecho en sí mismo.
La Biblia enseña que el punto de partida de los problemas emocionales que no son causados por un problema orgánico, son los problemas de pensamiento, creencias equivocadas del modo de satisfacción de las necesidades personales. Es decir, que los problemas personales empiezan con una creencia equivocada que conduce a comportamientos y sentimientos que llevan a la insatisfacción.
Los desórdenes básicos que subyacen a todos los problemas personales son el resentimiento, la culpabilidad y la angustia y los tres devienen de pensamientos incorrectos. Por ejemplo: una persona no está satisfecha con su vida, siente resentimiento ante lo que Dios le dio. Desobedece a Dios a fin de obtener aquello que le es prohibido y entra en una situación de culpa. Al seguir su propio camino, depende de que todo le salga bien y le preocupa que algo vaya a salir mal y esto le genera ansiedad. Esto tiene como base convicciones equivocadas del modo de satisfacer sus necesidades personales y a no confiar en que Dios es quien satisfará sus necesidades si sigue su camino.
El consejero bíblico tiene que percatarse de las necesidades básicas personales (importancia personal y seguridad) y descubrir los falsos conceptos sobre cómo alcanzar la satisfacción de estas necesidades. Son los falsos conceptos los que ocasionan la conducta pecaminosa (culpabilidad) o los sentimientos pecaminosos (resentimiento o ansiedad). La base para la curación consiste en aprender a estar satisfecho dentro del círculo que Dios le asigna a cada uno. Para conseguirlo, el consejero debe meterse dentro de la mente del cliente, para determinar qué pensamiento le está causando el problema.
"La fase diagnóstica del proceso curativo, dentro del arte de aconsejar, está llamada a descubrir las falsas creencias que sirven de base a un módulo pecaminoso de comportamiento. El tratamiento propiamente dicho incluye el inculcar creencias correctas, el exhortar a conducirse de acuerdo con dichas creencias, y el mostrar cuáles son los sentimientos de felicidad que una conducta correcta produce" (Crabb, L. 1975). Hay que tener en cuenta que la curación va a depender en última instancia de la decisión del paciente de no pecar y de su creencia en que el poder de Dios lo ayudará a poder resistir los instintos y sentimientos interiores que parecen insuperables. Es el cliente quien debe tomar la decisión de despojarse del pecado y revestirse de justicia.
La forma de tratar al consultante aunque a menudo puede ser firme y tajante, jamás deberá ser áspera, cínica, sarcástica ni indiferente, sino que el consejero tiene que ser tierno, cálido y compasivo. Cuando el sufrimiento que experimenta es resultado de la obediencia a Dios, hay que ayudarlo con amor y paciencia, pero si se debe a una rebeldía contra lo que dispuso Dios para él, Crabb aconseja confrontarlo amorosamente.
Crabb menciona que lo que se considera "sano" va a depender en parte del sistema de valores que sostenga quien realiza el diagnóstico. Así por ejemplo, serán abordados de manera diferente por la psicología secular o la consejería cristiana problemas como los deseos de divorciarse o de tener relaciones homosexuales. El consejero bíblico no puede ir en contra de lo que dice la Biblia y su objetivo debe consistir en ayudar a sus clientes a cambiar las creencias erróneas y promover sentimientos y comportamientos sanos, ayudándolos para que puedan parecerse a Jesús.
Se puede concluir que poder aconsejar correctamente, teniendo como base la Biblia, es algo sumamente importante para el desarrollo de la vida de los creyentes. Todos los seres humanos tienen a lo largo de sus vidas problemas, dificultades y confusiones, y es bueno que se les brinde la oportunidad de poder contar con alguien que los escuche, comprenda y aconseje sin apartarse de la Palabra.
Teniendo en cuenta la parábola del "Hijo Pródigo" (Lc. 15:11-24), se puede ver a un joven que por culpa del pecado se había visto envuelto en muchos problemas. Había defraudado y abandonado a su padre por ser rebelde y necio, llegando a abusar de su confianza. El muchacho había malgastado su herencia en excesos hasta el punto de no tener nada que comer por lo que deseaba la comida de los cerdos. Seguramente también tendría problemas emocionales por sentirse avergonzado, rechazado y lleno de remordimientos. Le había fallado no solo a su padre sino también a Dios por lo que se encontraba hundido en la miseria por culpa de sus propios pecados. A pesar de todos sus errores fue perdonado y se le concedió otra oportunidad.
La Biblia dice que todos somos pecadores y aquí reside la importancia de que existan hombres y mujeres que ayuden con sabios consejos a quienes pierden el foco de lo que Dios quiere para sus vidas. Alguien que pueda brindar apoyo, amor y orientación a todas las personas que necesitan ayuda emocional, mental o espiritual.
A través de prestar tanto una escucha atenta y empática, así como buenos consejos se puede ofrecer una vía para que la gente se anime a expresar pensamientos, emociones y preocupaciones. Se les puede ofrecer una salida para que encuentren seguridad y alivio de los tormentos y dificultades que atraviesen en sus vidas, encauzándolos nuevamente hacia una forma correcta de pensar, actuar y sentir.
El consejero puede ser el medio que use Dios para para guiar a otro hacia una vida plena. Hay que tener en cuenta que pueden quedar heridas emocionales que necesitan ser sanadas y esto también es parte de un proceso de crecimiento personal y espiritual.
Cristo enseñó que había venido para dar paz a aquellos que se sintieran cargados y dijo que deseaba darles una "vida abundante" (Jn. 10:10) y con propósito.
Es posible aplicar los principios bíblicos a los problemas por los que atraviesa la gente, dándoles la oportunidad de que Dios restaure sus vidas. Poniendo en evidencia las falsas creencias y exaltando la verdadera sabiduría del Señor, por medio del amor y la reflexión y no a través de una imposición autoritaria. "Toda escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2 Tim. 3:16-17)".
Hay que aceptar a las personas como son, así como hace Dios, pues no se trata de cambiar su manera de ser, sino que se tiene que enseñar a pensar correctamente y se tiene que brindar herramientas para que saquen lo mejor de ellos. A fin de cuentas, todos son libres de elegir, pero cuanto más cercanas al plan de Dios sean sus creencias y elecciones, mejor serán sus vidas tanto en esta vida como en la eterna.
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