Aceleración del tiempo social

Objeto de estudio:


La socióloga mexicana Estefanía Dávila Martín, en su texto "Rápido a ningunaparte. Consideraciones en torno a la aceleración del tiempo social", intenta demostrar los cambios en el uso del tiempo que hay en la Modernidad Tardía. Es decir, cómo los sujetos se reflejan en el uso de la temporalidad y perciben el paso del tiempo. Se refiere a "indigencia temporal" como una de las principales características de la Modernidad Tardía en la que estamos insertos.


La autora toma "La teoría de la aceleración social" de Hartmurt Rosa para dar profundidad y sustento al texto. Esta teoría contribuye a comprender los cambios sociales contemporáneos y las problemáticas que conlleva el proceso de modernización.


Dávila Martín dice que los sujetos tienen lo que llama "El síndrome temporal de la prisa". Parecería que el sujeto de la Modernidad Tardía siempre está apurado y cuando no está haciendo algo productivo siente que está perdiendo el tiempo.


Por otro lado, la autora dirá que al desvincularse del pasado y al percibir un futuro incierto, hoy en día, las personas viven en un presente continuo.


Desarrollo:


La autora Estefanía Dávila Martín en el texto "Rápido a ninguna parte. Consideraciones en torno a la aceleración del tiempo social" realiza dos diagnósticos:


Por un lado sostiene que a partir de la Primera Revolución Industrial se acelera la percepción del paso del tiempo, porque hay un salto tecnológico muy grande y comienza a producirse productos masivamente gracias a la máquina a vapor.


Por otro lado, la autora dice que si bien el tiempo se acelera, estamos anclados en un eterno presente, puesto que hay inmovilidad y falta de horizontes. El pasado pierde el peso que tenía, se pierden los grandes relatos y la tradición. Ya no hay confianza en el futuro como sucedía en la Modernidad Simple y la perspectiva del futuro se vuelve distópica por lo que el sujeto queda anclado en el presente.


Dávila Martín se apoya en la "Teoría de la aceleración social" de Hartmut Rosa y en el concepto de "Régimen de historicidad" de Hartog para analizar la percepción temporal que se tenía durante la Antigüedad o Premodernidad y durante la Modernidad Simple y la que se tiene en la Modernidad Tardía o Modernidad Reflexiva.


La percepción del tiempo se acelera y "vivimos el síndrome temporal de la prisa", las personas siempre están apuradas. Hay aceleración en la percepción temporal y expectativa, puesto que en el Mundo Moderno despierta la idea de que algo va a cambiar en el futuro. El concepto de aceleración comienza con la Modernidad Simple y se profundiza en la Modernidad Reflexiva.


En el Mundo Moderno Tardío, hay una desvinculación con el pasado, es decir, la tradición no tiene el peso que antes tenía, y la confianza de un futuro mejor de la modernidad se disipa. La visión del futuro es distópica. Los sujetos quedan anclados en un presente continuo.

Dávila Martín toma "La teoría de la aceleración social" de Harmurt Rosa. Este sociólogo alemán hace una crítica de la sociedad, pues la vida de las personas pareciera estar acelerada y sus deberes son temporales. Los deberes y rutinas diarias están sujetos a horarios y normas que se les imponen y que no son cuestionados.

La autora analiza el uso del tiempo en distintos momentos históricos. Para esto utiliza el concepto de "Regímenes de historicidad" de Hartog, quien propone distinguir entre un régimen antiguo y uno moderno. Para este autor cada momento histórico tiene un uso particular del tiempo y el concepto de pasado y futuro se interpreta de forma diferente.

Dávila Martín divide la historia en tres grandes momentos a fin de facilitar su análisis: Antigüedad, Modernidad y Modernidad Tardía.

La autora aplica primero el concepto de historicidad a la Antigüedad. En ese momento había una gran autoridad del pasado, de la tradición, sobre el individuo y este pasado se repetía en el futuro. Es decir, era una historicidad cíclica. Eran sociedades agrarias que estaban fuertemente arraigadas a la naturaleza por lo tanto su concepción temporal era cíclica como las estaciones. Lo más seguro era repetir el pasado. Estaban muy anclados a las fiestas religiosas. La subjetividad era cíclica e inmóvil. Es decir que el hijo de aristócratas era aristócrata y el hijo de campesinos, campesino. La religión judeo-cristiana introduce otra noción a la concepción cíclica del mundo, el Génesis y el Apocalipsis.

La Modernidad Simple rompe con la naturaleza. Critica el pasado y por fin tiene recursos para construir progreso. Surgen ideas utópicas, el futuro sólo puede ser mejor, pero las Guerras Mundiales demuestran que la tecnología saca lo peor de los hombres.

En la Modernidad Tardía la visión del futuro pasa a ser negativa, distópica. Hay una desvinculación con el pasado y aparece el concepto de presentismo. Se rompe con la tradición y se pierde la esperanza de un futuro mejor, por lo que los sujetos quedan anclados en el presente. El agente, el sujeto en la contingencia, vive el día a día puesto que no sabe lo que va a suceder mañana. Esta idea de contingencia aparece en la Modernidad Tardía, pues no había contingencia antes.

La percepción del tiempo se acelera, es decir que hay aceleración temporal y expectativa, pues el mundo moderno despierta la idea de que algo va a cambiar en el futuro. En el mundo antiguo no había expectativa.

El concepto de aceleración comienza con la Modernidad Simple y se profundiza en la Modernidad Reflexiva. La autora explica que existen tres categorías de aceleración: La aceleración técnica que está vinculada a los medios de comunicación y de transporte, la aceleración del cambio social que tiene que ver con que el ritmo intergeneracional se acorta, antes la brecha generacional era más amplia y que los cambios culturales son cada vez más cortos y la aceleración del ritmo de vida que es la percepción de falta de tiempo, los sujetos siempre están apurados.

Para explicar el concepto de aceleración de la Modernidad Simple se apoya en el movimiento artístico vanguardista italiano llamado Futurismo. Mientras que para explicar la concepción de aceleración en la Modernidad Tardía utiliza el Mito de Sísifo quien tenía que subir una roca hasta la cima de una montaña, pero se le cae hacia atrás y tiene que volver a empezar eternamente.

Concluye que si bien la Modernidad nos dio mayor libertad, somos esclavos de la temporalidad, creemos que el tiempo siempre tiene que ser útil.

En la Modernidad Simple comienza una brecha entre el pasado y el futuro. En la Modernidad Simple era lineal porque hay tecnología para forjar el futuro. En la Modernidad Tardía los sujetos quedan atrapados en el presente, es decir, en un "presente situacional".

Hay collage, hibridez o mestizaje en cuanto a la construcción de la identidad del sujeto, porque va construyendo su identidad tomando diferentes elementos. El espacio de experiencias es el presente y satisface sus deseos presentes (presentismo).

Hay contingencia, un devenir diario porque no se sabe lo que va a venir. El pasado se reinterpreta y el futuro está abierto a posibilidades. En la Modernidad Simple la técnica acerca la tecnología y la idea del futuro es utópica.

En laModernidad Tardía, en cambio, los individuos viven en un presente situacional.Hay una brecha entre el espacio de experiencias y el horizonte de expectativasy quedan encerrados en un presente continuo.


Aplicación a la educación:

La percepción acelerada del tiempo atraviesa a toda la sociedad en su conjunto, incluyendo a los actores de las Instituciones Educativas. Si bien la escuela parece intentar muchas veces aferrarse a la tradición y resistirse a los cambios, ya no se puede esperar estudiantes que permanezcan sentados en silencio durante horas atendiendo a lecciones monótonas y verticalistas.

Los avances tecnológicos se suceden vertiginosamente a pesar de la resistencia de muchos docentes que se aferran a la idea de que el pasado es siempre mejor. Es necesario que los educadores se capaciten permanentemente y actualicen sus conocimientos. Hoy en día, las personas que no utilizan las tecnologías de la información y la comunicación son consideradas analfabetas tecnológicas.

La mayoría de los estudiantes, tienen acceso a celulares y/o a computadoras y los que no acceden a estas tecnologías quedarán excluidos de la sociedad. Es importante que sea la escuela la que les enseñe y guíe para acceder en forma responsable a las TICs.

En este marco, ya no podemos considerar al docente como dueño único del conocimiento, sino como un guía que promueva el uso responsable de la tecnología y fomente el pensamiento crítico.

El pasado se desvincula del futuro y lo que antes se realizaba cíclicamente sabiendo los resultados que se obtendrían, ahora se presenta como un futuro incierto. Es decir, hay incertidumbre.

Hoy los estudiantes tienen acceso a la información en los celulares por lo que en los trabajos prácticos en los que antes se esperaba que pasaran largas jornadas en las bibliotecas recabando información, ahora pueden realizarlos en la comodidad de sus hogares o en la misma escuela.

Hay que destacar la capacidad de discernir, comparar, analizar, criticar y crear por sobre la mera memorización o reproducción de información. Se deben enseñar competencias y habilidades prácticas, para que el estudiante pueda adaptarse a estos cambios acelerados y no quedarse estancado en conocimientos que en poco tiempo podrían pasar a ser obsoletos. Los docentes deben partir de lo que el alumno ya sabe y guiarlo para que pueda seguir aprendiendo toda su vida, convirtiéndose una persona crítica, reflexiva, responsable y autónoma.

Las prácticas de la escuela tradicional poco a poco están cambiando en pos del progreso tecnológico, porque la mayoría de los alumnos, docentes y directivos ya no son los mismos. Sin embargo, el cambio parece ser demasiado lento para una sociedad acelerada y por ejemplo: cuando se comenzaron a entregar netbooks muchos de los estudiantes que las recibieron ya habían descartado esta tecnología como antigua y estaban sumergidos en celulares que brindan un acceso más rápido y ágil a la información que las computadoras, que son más pequeños, que tienen internet móvil y que casi todo el mundo puede acceder a uno de mejor o peor calidad. En las grandes metrópolis como CABA, casi siempre, los estudiantes pueden acceder a un celular de alguien en la familia o tienen uno propio a partir de edades tempranas.

Hay inmovilidad entre la urgencia y la falta de horizonte, como diagnosticó la autora Dávila Martin, el cambio lento y paulatino de la institución escolar se contrapone a la aceleración en los cambios sociales que se vive a nivel global.

La sociedad no debería quedar estancada en el presente e inmovilizada en la urgencia con falta de horizonte. Para contrarrestar esto, los docentes no pueden dejar de tener en cuenta que los estudiantes viven como la mayoría, en un presente situacional. El futuro es incierto y lejano para muchos, pero a través de clases bien planificadas podría despertarse la chispa de la curiosidad hacia el futuro en la que aparezcan por ejemplo propuestas para mejorar este futuro que sin encasillarnos en visiones utópicas, ni distópicas, estará en las manos de las nuevas generaciones cambiarlo. Por ejemplo: propuestas para mejorar el medio ambiente, proyectos tecnológicos y cursos o charlas vocacionales, entre otras cosas.

Habría que desterrar el mito de Sísifo de la educación y que estudiar se convierta no en una carga que no los lleva a ninguna parte, sino que puedan incorporar conocimiento significativo útil para sus vidas y con fines claros. Dar clases que no resulten largas ni tediosas para ellos, sino que el ritmo se acelere en la dinámica escolar así como en la vida. Hay muchos mejores lugares para "perder el tiempo" que en la escuela, por eso es mejor aprovechar el tiempo allí con actividades significativas, con aplicaciones didácticas y prácticas que estimulen el razonamiento, la curiosidad y la creatividad.

Muchas veces parece que los docentes son prisioneros de la temporalidad que les imponen los programas. Tienen que dar gran cantidad de contenido en un tiempo estipulado y si no se logra aparece la frustración y la ansiedad. No se considera que cada grupo tiene su propio ritmo y se le impone el del sistema escolar. Hay que considerar que las planificaciones son flexibles y tienen que adaptarse a los ritmos e intereses del grupo de alumnos.

Las Instituciones Educativas parecen haberse congelado en tiempos antiguos pues la temporalidad se percibe de manera cíclica año tras año, de lunes a viernes y durante las mismas horas la jornada escolar se repite una y otra vez. Muchas veces las planificaciones no se modifican durante años y los docentes se aferran a tradiciones antiguas que les ofrecen cierta seguridad que sienten amenazada por el progreso tecnológico que los destierra de su lugar de dueños incuestionables del saber.

Los educadores tienen que aceptar que los tiempos se aceleran y que las distancias intergeneracionales ahora también se acortan. En una misma escuela e incluso en las casas, pueden convivir hasta cuatro generaciones distintas y esto podría dar lugar a gran cantidad de conflictos. El uso de las TICs podría ser un ejemplo de esto.

La autora se refiere a "indigencia temporal" como una de las principales características de la Modernidad Tardía en la que estamos insertos. Esto puede ejemplificarse en el caso de los docentes que "carecen del tiempo suficiente" para dar todo el contenido que el Diseño Curricular plantea. Es necesario que puedan realizar un recorte, pero despertando la curiosidad y el interés de los estudiantes para que por sí mismos puedan buscar más información. Tanto los docentes como los estudiantes tienen en sus manos acceso al conocimiento en forma digital. 

Bibliografía:


Rápido a ninguna parte. Consideraciones en torno a la aceleración del tiempo social, Estefanía Dávila Martín, ACTA SOCIOLÓGICA NÚM. 69. Pp. 51-75. ENERO-ABRIL DE 2016.


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