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—Ray... Ray,  despierta... Hemos llegado...—la melodía de su voz inundó mis oídos sutilmente. 

—Mhm...—levanté mi rostro lentamente en un intento por acostumbrarme a la luz.

—Llegamos Ray...—repitió con una sonrisa ofreciéndome su mano. 

Asentí con la cabeza lentamente y tomé su mano como apoyo para bajarme del automóvil. —¿Qué es esté lugar?—cuestioné tallando mis ojos, debía acostumbrarme a la luz rápidamente si no quería terminar en el piso. 

—Es mi escondite, lo encontré hace un par de días, es pequeño y está en muy mal estado pero bueno, fue lo mejor que encontré alejado de la ciudad—hizo una mueca y luego sonrío mirando detrás de mí. —Muchas gracias Ethan—caminó hasta el y estrechó su mano.

—Definitivamente no tienes porque agradecer, es lo menos que podía hacer—sonrío. —Creó que debería irme, se hace tarde. 

—Tal vez deberías quedarte a dormir aquí por lo menos hoy—ofrece Joel y entonces pienso en Harv y en cuan molesto debe de estar ahora mismo. 

—Joel tiene razón, Harv debe estar como loco buscándonos. Será mejor que te quedes con nosotros por lo menos  hasta que se nos ocurra una buena idea que nos ayude a eliminarlo de una vez por todas.  

Él lo piensa unos minutos, se muestra concentrado y no nos mira, entonces camina como si estuviera meditando la situación y luego sonríe. —Está bien, pero sólo está noche. Después veré que hacer—Joel asiente, y nos conduce a la entrada, abre la puerta y nos permite entrar primero.

—Es más lindo de lo que aparenta—digo y Joel ríe.

—Si así es, no es nada de lo que aparenta ser por fuera.

—La belleza interior hermano—se burla Ethan y todos reímos.

—Bien, basta de risas, debemos planear que sucederá con nosotros, no podemos escondernos siempre. Harv va a buscarnos. Tenemos que idear un plan para acabar con él—menciona Joel, sentándose en uno de los viejos sillones.

—Debemos ser más astutos que él. Tiene que haber una manera de atraparlo. Esto tiene que terminar—hablo yo.

—Primeramente debemos deshacernos de la camioneta, él podría rastrearla y entonces nos encontraría—habla Ethan y concuerdo con él.

—Bien, yo iré a deshacerme de ella, tú Ethan cuida de Ray, no tardaré.

—Espera...—le detengo. —No puedes arriesgarte de esa manera...

—Ella tiene razón—me interrumpe Ethan. —Será mejor que yo vaya, tú quedate aquí con Rachelle—se ofrece él arrancando las llaves de la mano de Joel.

—De ninguna manera.

—Joel, no seas necio. Aquí todos deben conocerte, no te arriesgues. Yo puedo hacerlo solo.

—Pero...

—Nada de peros, volveré pronto. Sólo quedate aquí y cuida de Rachelle, disfruta por lo menos un momento con ella después de tanto tiempo, seguro tienen mucho de que hablar.

La mirada de Joel se centra en mí y una sonrisa brota de sus labios, Ethan tiene la razón, creó que siempre la ha tenido.

—Bien. Pero ve con cuidado y llama cuando lo hayas logrado, así estaré menos preocupado—ordenó Joel totalmente serio.

—Está bien—Ethan estrechó la mano de Joel y yo me despedí con un beso en su mejilla.

A paso apresurado Ethan salió del lugar, entró en el automóvil el cual produjo un sonido bastante fuerte indicándonos que ya se había marchado. Ahora sólo nos estábamos Joel y yo.

—¿Estás bien?—interrumpió Joel mis pensamientos.

—Uhm...—levanté mi mirada sólo para dirigirla a donde Joel miraba.

—Tú muñeca. ¿Está bien?...

—Lo había olvidado—hablé mirando detenidamente mi herida. Se veía mal pero no lo suficiente como para comenzar a preocuparnos.

—Ven—se levantó del sillón y me guió a la habitación del final del pasillo. —Tengo algunos materiales de curación, ya sabes. Vendas, y desinfectantes.

Entró en la habitación y me extendió su mano para guiarme dentro, insegura moví mis pies dentro y con un movimiento de cabeza Joel me mostró una vieja silla al fondo de la habitación,  tímidamente me senté en ella y observo cada movimiento que hace Joel alrededor. 

—¡Aquí está!—dice victorioso mientras abre por completo la puerta del mueble viejo que se encuentra al frente de él. 

—¿Qué... Qué es eso?—cuestioné nerviosamente mirando asustada lo que llevaba en sus manos. 

—Sólo es un poco de alcohol y vendas, ya sabes para sanar tú herida—responde caminando hasta mí. 

—Me... me refiero a lo otro—señale su mano y la gran jeringa que llevaba en ella. 

—Oh...—mira su mano. —No es nada, es sólo una jeringa—dice retirando el empaque de esta. 

Tragué saliva y volví a mirarle. —¿U... una jeringa?

—No voy a inyectarte, es sólo para rociar el alcohol en tú herida sin la necesidad de tocarte o desperdiciar todo el alcohol que para nosotros podría ser indispensable—me explica rellenando la jeringa con alcohol. 

—¿A qué te refieres con indispensable?...—cuestiono observando como comienza a acercarse a mi muñeca.

—Iniciamos una guerra con Harv. Alguien saldrá herido, siempre tiene que ser así—me dice convencido mientras comienza a rociar lentamente el alcohol sobre mi muñeca.

Sus palabras me hacen perderme en un punto indefinido de la habitación mientras pienso en lo que ha dicho Joel, tiene razón, en cualquier tema en el que Harv este involucrado alguien tiene que salir lastimado.

—¿Duele?—cuestiona Joel haciéndome notar el dolor punzante de mi muñeca.

—Sí, sí—susurro muy bajo tragando el nudo que ya se ha formado en mi garganta. 

—Tranquila ya casi termino—me  anima pero no es posible cuando siento mucho dolor ahora mismo "¿Cómo carajo quitaron esa maldita aguja de mi muñeca?" pienso completamente molesta tragándome todas mis lágrimas. —¡Listo!—anuncia Joel y me siento más tranquila con el vendaje que me ha puesto. 

—Gracias—sonrío y sujeto mi muñeca mirándola detenidamente. 

—No sabes cuanto te eché de menos—habla Joel. 

Lentamente giré mi cabeza en su dirección, su mirada esta centrada en mí y la sonrisa que lleva en su rostro me lleva a hacer lo mismo, si supiera cuanto yo lo había extrañado. —Te puedo asegurar que no tanto como yo—me defiendo pero antes de que Joel dijera algo más, me lancé a sus brazos mientras comenzaba a besar su rostro eufóricamente. 

Sus manos se envuelven en mi cintura y su risa se escucha en toda la casa, hacía tanto tiempo que había deseado escuchar esa risa que al escucharlo no podía evitar sentir como mi corazón se hinchaba en felicidad. 

—Doy gracias a Dios por tenerte de vuelta conmigo y juro que nada ni nadie va a separarnos NUNCA, te lo juro Joe...









***

Hola, hola mis lectoras favoritas. 

Muchas gracias por esperar. 

Sin más que decirles les deseo un excelente día.

Besos, chao. 

-All the fucking love :v











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