28
Anna
Miré mi taza de té humeante sobre la mesa por quinta vez, mientras la recorría con uno de mis dedos. Estaba tan cansada, todo mi cuerpo dolía y mi cabeza sobre todo parecía que explotaría de tantas lágrimas que había derramado.
Saque el dinero de mi cartera y liquide lo que había consumido, no más de tres tazas de té y una sola de café. Bastantes líquidos que probablemente cobrarían factura pronto.
Salí de aquella cafetería y recorrí las calles del centro de la ciudad, tal vez ver tanta gente recorrer las calles terminaría distrayendo a mi mente, porque simplemente no podía dejar de pensar en lo que había hecho con Christopher, tal vez debí de haberlo dicho directamente y no a través de un maldito papel en manuscrito.
Cerré mis ojos un momento para continuar caminando, deseaba con todas mis fuerzas regresar con él, pedirle perdón y que olvidara todo pero tampoco se trataba de ello, la verdad es que no deseaba ser una carga para él, hacia tanto tiempo que no podíamos ni siquiera conversar. Me estaba convirtiendo en una maldita carga para el.
Continúe mi camino con las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo y metí mi boca y nariz debajo de la bufanda azul que había comprado algunas semanas atrás.
Tal vez si iba de compras me distraería, caminé hasta la plaza principal del centro de Nueva York pero antes de que siquiera pudiera entrar una silueta familiar llamó mi atención.
Rápidamente me acerque hasta allí, situandome al frente deteniendo su camino.
Las palabras no salían de mi boca, ¿Podía ser ella?… tomé su mano sin permiso alguno e intente decir algo, moví mi boca pero nada salia de ella.
—R… R… Rachelle—hablé finalmente.
Su rostro se paralizó, era ella, sabia que lo era por sus gestos, lucia tan preciosa como siempre.
No dije más, sólo me abalance sobre ella envolviéndola entre mis brazos, acaricie su cabello y agradecí internamente a Dios una y otra vez de habermela devuelto.
Ambas llorábamos, todo era tan confuso, tenía tantas preguntas rondando en mi cabeza.
—¿En… en dó… dónde ha… ha… habías est… estado to… todo este tiempo?—logré preguntar.
Su mirada confundida, me llevo a pensar que no sabia quien era yo.
—Uhm… Ammm… No sé quién eres—termino respondiendo. Sentí mi corazón romperse. Pero no importaba saber que ella estaba viva era mi recompensa.
—¿Có… cómo?—hablar me costaba un poco, sólo un poco aún.
—¡Rachelle!—hablo alguien a sus espaldas. Alguien bastante guapo a decir verdad. Pero había algo más que llamo mi atención, sobre sus brazos llevaba un pequeño bebé envuelto en una cobija azul. ¿Sería que Rachelle había vuelto a enamorarse y tendría un hijo con alguien más?
—Ethan—hablo ella. —Lo siento debo irme.
—Es… espera—le detuve. —To… toma—le entregue un papel con mi número.
—Bien—dijo ella guardándolo dentro de uno de los bolsillos traseros de su pantalón. Pero antes de siquiera avanzar volvió a detenerse. —7:35pm en Central Park—y sin más se marchó detrás del chico.
Primeramente después de todo aquello había ido al médico ya que necesitaba ver si todo estaba bien en mí, luego de aquello y de saber que todo estaba perfecto corrí a la oficina de Erick para mantenerlo al tanto de todo pero por supuesto no había me había creído nada.
Junto ahora llevo un paso afuera de aquel estúpido edificio.
—¡Anna espera!—grita Christopher detrás. No deseo escucharlo, estoy jodidamente feliz, no pienso arruinarlo. —Anna por favor—hasta entonces me detengo. —¿Es… estas bien?—cuestiona nervioso.
—Perfectamente—contesto sonriente.
—¿Cómo es que pudiste hablar?—me mira, luce tan interesado.
—Ya lo he dicho. He visto a Rachelle, ella esta bien, esta viva y…—me detengo. No iba a decirle que tenía un bebé y una nueva pareja.
—¿Y?
—Nada. Sólo eso.
—¿Estas segura de que le haz visto?…
—Si y mira Christopher, sé lo que vi. Sé que es ella y no estoy nada interesada en qué creas en mí o no.
Deja caer sus brazos a ambos lados y me mira.
—Creo en ti. Sólo que es jodidamente extraño todo esto.
—Lo sé. Yo también estoy confundida.
—Ire contigo por la noche.
—¿Estás seguro de ello?
—Por supuesto que sí. Te veré a las 7:00 en…
—Le detengo. 7:35 pm en Central Park—me mira. —No necesito que pases por mí. Puedo hacerlo sola—y sin decir algo más, camino sola de nuevo para llegar a casa de mis padres. Hace un buen rato que no venia hasta aquí.
—¡Mamá! ¡Mamá!—grito recorriendo cada centímetro de casa.
—¡Anna!—grita mamá emocionada saliendo de la cocina.
—Sí mamá. La ví. ¡Vi a Rachelle! ¡Esta viva!
—Cariño éstas hablando—me abraza ignorando por completo todo lo que he dicho hace sólo algunos segundos atrás.
—¿Mamá me haz escuchado?—su mirada desconcertada me ha dicho que no. —Mamá, Rachelle está aquí. ¡Está viva! Yo misma la he visto—entonces su rostro palidece.
—¿Qué dices?
—Rachelle está viva. Yo misma la he visto salir de la plaza del centro. He hablado con ella y hemos quedado en vernos hoy a las 7:35pm en Central Park—me mira preocupada y luego acaricia mi rostro.
—Eso no puede ser posible cariño. Ella murió hace algunos meses atrás.
—Ya te he dicho que no. Yo misma la he visto.
—Tal vez la confundiste.
—¿Tú tampoco crees en mi?—su mirada se va al piso. Tampoco lo hace.
—Lo hago Anna, de verdad que sí. Pero decir que Rachelle esta viva y que tu misma la has visto va más allá de ser algo en que pueda creer. Ella murió. Tú misma escuchaste el accidente. No puede ser que este viva. Simplemente no es fácil de creer.
Mi cuerpo se paraliza. Nadie cree en mi. ¿Qué se supone que debo hacer ahora?…
Entonces recuerdo a Erick decir que Zabdiel me lo ha dicho y entonces comprendo que es la única persona a la que podría recurrir. No estoy segura de que Christopher haya creído en mí y de verdad no creo que si quiera vaya a asomar sus narices a central park así que sí, Zabdiel es mi mejor opción.
Sacó el móvil de mi bolsillo derecho del abrigo y marco su número, escuchó el primer tono, luego el segundo y siendo hasta el cuarto el responde.
—¿Hola?…
—¿Zabdiel?—aunque se que es obvio que se trata de el hago la estúpida pregunta. —Soy yo, Anna—entonces una risa se escucha del otro lado.
—Aguarda un momento… ¿Cómo es que éstas hablando?…
—Larga historia, te parece si te veo en el café de las afueras de la ciudad en 1 hora. Necesitó hablar contigo de algo verdaderamente importante.
—¿Pasa algo?
—Nada malo— Creó.
—Bien, entonces ahí te veo. Hasta pronto—y entonces termina la llamada.
Entro en el cuarto de baño y tomo la ducha más rápida que puedo.
Cambio mi atuendo por algo más cómodo y bajo a toda prisa cuando escuchó al taxi que he pedido hace poco más de 15 minutos.
—Buenas tardes—saludo con amabilidad e indico la dirección a la que quiero llegar, poco más de 40 minutos estoy ahí, por lo que entrego los billetes y entró en el lugar a toda prisa por encontrar a Zabdiel, aún no llega por lo que escojo yo la mesa del fondo y tomo asiento, ordeno un café de nuevo y sonrió cuando veo a Zabdiel entrar, levanto una de mis manos haciéndole señas de donde me encuentro y entonces camina hasta mi dirección.
—Disculpa la tardanza. ¿Llevas mucho tiempo esperando?…
—No más de cinco minutos—respondo.
—Bien—recobra su compostura y une sus manos por arriba de la mesa.
La chica del servicio se acerca y nos mira, toma la orden y se marcha.
—Ahora sí, ¿qué era eso que tenías que decirme de mucha importancia?—espera una respuesta en media sonrisa.
—Bien. Iré directo al grano—suspiro y le miro. —Está mañana he visto a Rachelle—sus ojos se abren por completo y sonríe levantándose de su asiento en modo victorioso.
—¡LO SABIA!—grita emocionado. La gente de nuestro alrededor nos mira pero a ninguno de los dos nos importa pues por mi parte, también me he levantado y he abrazado a Zabdiel con toda la emoción y el entusiasmo que había contenido desde hace ya un buen rato.
La chica del servicio se acerca por lo que ambos nos obligamos a tranquilizarnos y nos sentamos en nuestras respectivas sillas, ella sonríe un poco y luego deja nuestro pedido sobre la mesa, ambos le agradecemos.
—Pero ¿Cómo? ¿En dónde la haz visto?… Quiero saberlo todo—me mira con emoción y sonríe. Todo el rato que ha estado aquí no ha dejado de sonreír.
Le cuento todo con detalle al igual que el lo hace. Estamos tan felices de lo ocurrido.
—¿Entonces irás a verla hoy?—asiento con la cabeza.
—Así es. Hoy a las 7:35pm en Central Park.
—¿Crees que puedo ir contigo?
—Por supuesto que sí.
Vuelve a levantarse y me abraza.
—¿Qué hora es?—le pregunto y el mira su reloj de muñeca.
—6:30pm.
—¡Dios es súper tarde!...
—Yo puedo llevarte—se ofrece.
—A casa. Tengo que pasar a cambiarme y esas cosas.
—Bien. ¿Entonces paso por ti para ir a central park?...
—No. Yo puedo sola.
—Vale entonces te llevo a tu casa y después te veo en Central Park.
Asiento con la cabeza y ambos nos levantamos. Caminamos hasta su auto y entramos en el. Bastan 25 minutos para que lleguemos. El me deja y se marcha.
Entro en mi casa y me ducho de nuevo, cambio mi atuendo y salgo de casa a toda prisa de nuevo.
Camino con rapidez observando
calle a calle a toda velocidad, se hacía tarde, aunque no del todo, tal vez simplemente era la emoción de verla de nuevo, lo que me hacía querer llegar cuanto antes.
Sentada en una de las bancas vi a Zabdiel caminar hasta mí, ambos sonreímos al vernos. Nos saludamos con un beso en la mejilla y volvemos a sentarnos a esperar a que Rachelle llegué. Eran las 7:24pm por lo que aun faltaba un poco a que llegara.
Los minutos pasaron tan rápido que cuando menos nos dimos cuenta ya eran las 8:23pm y Rachelle aún no llegaba. ¿Podría ser posible que ella nos dejaría plantados?…
Miré mi reloj por enésima vez en la noche y ya eran las 9:00pm por supuesto nos había dejado plantados. Bajé la mirada al piso y levanté mis cosas, Zabdiel hizo lo propio.
—Vamos, te llevaré a casa—movio su cabeza en la dirección a la que debíamos ir.
Asentí resignada.
—¡Hey, espera!…
★★★
Hola.
Pregunta. ¿Qué otro grupo les gusta? (Además de CNCO).
A mí One Direction & GOT7 (grupo coreano).
No acepto bardo. (Sé todo lo que sucede con CNCO & BTS, no opinaré sobre ello porque ambos grupos me gustan).
—All the fucking love♣
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