18

Erick

—Buenos días—hablé tomando de mi cabeza con ambas manos.

—Buenos días—habló ella llegando hasta mí de un sólo salto. —Ya he hablado con la chica de recepción y me ha entregado está llave, me ha dicho que la utilices mientras consigues la otra devuelta—estiró su mano depositándola sobre mi mano.

—Gracias—sonreí. —Iré a ducharme y luego paso por ti para que vayamos a desayunar ¿Está bien?—ella asintió. Deposite un beso sobre su mejilla y salí de la habitación.

La luz del día daba a todo su resplandor, bastante extraño para un día normal en Londres.

Entrecerrando los ojos llegué hasta lo habitación, introduje la llave en donde debía y la puerta se abrió, sonreí victorioso y entré en la habitación. Cerré la puerta detrás de mi y con simpleza me adentre al cuarto de baño.

Me mire al espejo y no pude evitar sonreír, me sentía libre, la había dejado ir.

Velozmente me despoje de mi ropa y sin importar la temperatura del agua me metí en la regadera. Necesitaba quitarme toda esa mierda que durante tanto tiempo había cargado.

Tallé mi cuerpo eliminando todo rastro de mugre, se sentía bien volver a ser yo.

Fueron 30 minutos los que me tomaron para ducharme, cansado salí del agua e inicie por elegir mi atuendo, de mi maleta saque una playera blanca junto a unos jeans de mezclilla color azul marino, una camisa a cuadros y mis zapatos de todos los días. Peíne un poco mi cabello hasta que decidí que estaba listo.

Salí de la habitación y llamé a la de Cristal, pero no respondió, fue hasta entonces que decidí introducir la llave que ella misma me había dado momentos atrás, pensé que se trataba de una idea muy estúpida de mi parte pero cuando esta abrió mi perspectiva cambio.

Sigiloso entre en la habitación y cerré detrás de mi. —¡Cristal!... Cristal—llamé entre susurros pues de ninguna manera quería asustarla.

—¿Erick?—dijo ella algo exaltada.

—Cristal... ¿En dónde estas?...

—En la barra pero...

Camine hasta allí sin siquiera pensar que podría estar haciendo.

—... no vayas a venir—completo su frase completamente avergonzada, y como no estarlo cuando estaba a medio vestir frente a mí.

Intente apartar la vista pero su cuerpo no me lo permitió, lucia tan bien.

—Y... Yo... Uhmmm...—iba a retroceder pero algo lo impidió y en lugar de ello caminé hacia el frente sin poder impedirlo.

—¿Qué... Qué éstas haciendo?...—replicó nerviosamente. —E... Erick—volvió a hablar mientras mi cuerpo incontrolable comenzaba a acercarse más a ella. —E.. Esto... Esto...—no pude evitarlo simplemente tuvo que verse interrumpida por mis labios ya hambrientos de tenerla. Poco a poco comencé a moverlos de lugar, iba desde sus labios hasta su cuello, e incluso un poco más abajo. —E... Erick—gemía en un intento por separarme de su cuerpo.

Ágilmente la tome de las caderas y con algo de impulso logre subirla a la barra obligándola con esto a separar sus piernas para permitirme quedar al medio de ellas.

—B... Basta—susurraban sus labios pero sus ojos decían otra cosa.

Posesivo de ella, baje el cierre de mis jeans con una de mis manos mientras que con la otra bajaba sus bragas.

—N... No esta... No esta bien—dijo al sentirme dentro. Pero su cuerpo no parecía estar del todo de acuerdo con ella.

—Sólo dejate llevar—le susurré al oído.

Eleve sus piernas y la apegue más a mí con mi mano sobrante, tenerla de esta manera me hacia sentir vivo, hacía tanto tiempo que no me sentía de esta manera.

Su imagen llegó a mi cabeza, era ella de nuevo, ella y todos sus gestos cuando solíamos hacerlo, por un momento llegué a escucharla a ella gemir mi nombre. Intenté apartarla de mi mente pero no podía, simplemente estaba imaginando que me la estaba follando a ella.

Era Rachelle mi Rachelle.

Sentí sus manos recorrer mi cuerpo, sus labios besar los míos, todo en mí mente se trataba de ella. Entonces caí en cuenta cuando volví a la realidad y noté que no era ella, no eran sus labios ni sus caricias.

Cristal estalló en un orgasmo. Su respiración era irregular y estaba sudando. Parecía realmente satisfecha con mi trabajo pero yo no lo estaba, me encontraba molesto conmigo mismo por lo que acababa de hacer.

Salí de ella y acomodé mi ropa.

Escondí mi rostro entre mis manos y caminé hasta la sala negando repetidas veces con la cabeza.

—Te espero abajo—y sin decir algo más, caminé fuera de la habitación dejando dentro a Cristal realmente confundida.

Furioso baje las escaleras para así calmar mi enojo, aún sabiendo cuan imposible era hacerlo. Era un idiota un completo idiota.

Habían pasado poco menos de 7 meses desde el día del accidente y ahora mismo me estaba follando a mi asistente. Bien hecho Colón.

Mi auto apareció frente a mis ojos, Harry lo conducía y Louis lo acompañaba.

—Buen día Señor Colón—saludó Louis bajando del auto en su tono burlón que lo caracterizaba.

—Servido—ahora era Harry quien hablaba.

—No debieron de haberlo hecho. Yo debí de haber ido hasta ustedes.

—De ninguna manera. Además Harry y yo iremos al hospital a saludar a los niños que se encuentran ahí. Ya sabes—dijo sin querer decir más.

—Gracias. De verdad no se como agradecerlo—hablé de nuevo.

—Podrías hacerlo diciendo que mi auto está bien—bromeó Harry haciendo del momento un poco menos tenso.

—Por supuesto—hablé sacando las llaves de mi bolsillo. —Toma—dejé las llaves sobre su mano. —Muchas gracias de nuevo.

—No fue nada.

—¡Cristal!—gritó Tomlinson entusiasmado. Aunque siempre lo hacía.

—¡Hey hola!—se limitó a decir llegando hasta nosotros.

—Es hora de irnos—interrumpió Harry sin siquiera mirar a Cristal.

—Oh... —dijo Louis con el ceño fruncido, Harry normalmente era un chico muy amable con todos, incluso conmigo.

—Bueno que tengan una linda tarde. ¡Diviértanse!—concluí despidiéndome con la mano.

—Gracias. ¿Por qué no vienes?—cuestionó deteniendo su andada. Louis a veces solías ser muy necio.

—Me encantaría. ¿En dónde es?...

—El hospital central de Londres—subió a su auto.

—Bien. Haré un intento.

—Ahí te esperaremos, estaremos hasta las 20:00 pm—gritó el ruloso avanzando lento.

—Bien. Y gracias de nuevo—volví a decir cuando Louis saco su mano del auto y mostró su dedo de en medio.

Tan común en el.

Sonreí de lado y miré el reloj, había tiempo para desayunar y luego ir a comprar unos regalos e ir hasta allá.

Por supuesto que asistiría pues si no mal recordaba ese hospital trataba diferentes enfermedades tanto en adultos como en niños pero sobre todo trataban la leucemia y eso lo hacia una causa razonable para brindarles un poco de felicidad, así como Louis aunque sabía bien que lo hacia para mantener la voluntad de su mamá.

Ellos necesitaban felicidad y por supuesto si yo podía brindársela, lo haría.





♣♣♣
Hola hola.
Sueñen con CNCO, es todo por hoy.
Descansen.

Besos.

—All the fucking love♠

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