Veintinueve
El siguiente universo supo que era una mierda en cuanto lo vio.
Todos los universos parecían ser una mierda últimamente, pero al menos en Escocia había tenido a Phichit y Seung-Gil cerca de él. Ahora estaba sólo, él y su aterradora mente.
Si bien se sentía renovado desde su experiencia de casi muerte y su charla con el otro Viktor las dudas no dejaban de azotarle. Probablemente jamás lo abandonarían.
Mucho menos en mundos tan problemáticos como aquel.
Caminó entre las viejas casonas, tan grandes como mansiones y que se encontraban fuera de los límites de la ciudad. Todo se veía sombrío y peligroso en ese universo, como una boca de lobo esperando que los corderos entraran inocentemente.
- Yuuri, ¡Pst! -le susurró una voz desde las sombras. Yuuri se volvió asustado.
Nada.
¿Podría ser alguien de su equipo? ¿Pero por qué desaparecer de esa forma luego de llamarlo?
Era una voz que se sentía traída por el mismo viento, tan efímera. Yuuri no podía dejar de dar miradas furtivas a los lados y atrás suyo en busca de ella.
- Yuuri.
- ¡Bueno, basta! -chilló. Unos cuantos transeúntes lo miraron confundido.
Tenía que controlarse. Si lo veían hablando sólo podía acusarlo de cosas que no estaban muy bien vistas en la época.
Siguió caminando, intentando calmarse. Ya casi sin darse cuenta tenía el cartel de bienvenida al frente suyo.
SALEM
MASSACHUSSETS
Tragó saliva. Le asustaba más que el brote de peste en Edimburgo o que haberse enfrentado a la Bratva. Salem, en las condiciones en que estaba, era un peligro más mortífero e inmediato. Cualquier cosa podía ser tomada como amenaza y en menos de lo que canta un gallo, Yuuri podría terminar atado a un palo en una hoguera.
Debía ser cuidadoso, más que nunca. Era estúpido que la misión se arruinase por hablarle a supuestas voces que le susurraban en callejones.
Solo que no era una voz. En el momento en que sintió un cuerpo detrás de su espalda, Yuuri sintió el peligro. Una mano le tapó la boca impidiéndole gritar.
Después sintió un golpe y no vio más que estrellas.
* * * *
Se estaba empezando a cansar de siempre caer inconsciente. Debía ser la tercera o cuarta vez en la misma semana y se sintió bastante debilucho por eso.
La melódica voz de Chris lo terminó de sacar de su confusión.
- ¡Despertaste! -exclamó divertido- Fuiste bastante pasado de arrastrar.
- ¿Chris? ¿Qué diablos...? ¡Ouch! Me duele la cabeza.
- Me disculpo por eso.
- ¿Por qué me golpearías en la cabeza para que nos reuniéramos aquí? ¿No era más fácil que te aparecieras?
- No tenía mi Pájaro de Fuego encima. No sabía si me creerías y no quería armar revuelo.
Yuuri entrecerró los ojos. Aquello no sonaba demasiado convincente, pero Chris era una persona bastante poco convencional. Y dado que todos habían sido empujados a sus límites casi podía entender que todos tomaran malas decisiones.
Casi.
- ¿Desde cuándo estás aquí? -preguntó.
- Salté a este mundo en cuanto no pude seguirte a Escocia. A Minami le ocurrió igual y decidimos que veríamos si podíamos adelantar tiempo estando aquí.
- ¿Minami está...? -quiso saber, casi suspirando de alivio.
- Sí. Fue a hacer unas compras. Ya regresaré.
Suspiró y se echó en el colchón de paja en el que descansaba. El cuello de las ridículas ropas que usaba comenzaba a picarle y hacerlo sudar. Chris se veía muy cómodo en su traje colonial.
- ¿Sabes algo de Viktor? ¿Phichit? ¿Seung-Gil?
- Justo después de que te aterrizaste sentí más actividad cuántica. Definitivamente ellos dos están aquí. No sé cuánto podría tomarnos el reunirnos, pero he enviado unas coordenadas para ellos.
Bueno, eso era una cosa menos en la que preocuparse.
- ¿Y de Viktor? -quiso saber- No puedo evitar notar que estás desviando el tema deliberadamente.
- Oh, Yuuri -suspiró Chris-. Viktor ha sido condenado por brujería.
- Espera, ¿qué? ¿Brujería? ¿Cómo puede ser posible? -chilló. La ansiedad empezaba a invadir su cuerpo, lo sabía cuando empezó a notar que sus palpitaciones se aceleraban.
- Ha sido llamado a juicio, pero tú ya sabes en qué terminaban todos los juicios de la época.
En pena de muerte, pensó horrorizado. Y seguro sería muy pronto.
- ¿Cuándo? ¿Cuándo será el juicio? ¡No hay tiempo que perder!
- En dos días. Los juicios no se producen en día santo, los domingos. Y Viktor ha sido condenado esta misma mañana así que es probable que su turno sea el martes. Hay más acusadas -y acusados- de los que te imaginas.
No podía creer todo lo que les ocurría. Se sentía casi como una burla. Quien sea que separó el alma de Viktor y la depositó en los distintos mundos se aseguró de que fuesen los más peligrosos y mortíferos.
Si Viktor moría en la hoguera antes de que Yuuri recuperara su trozo de alma, entonces se perdía para siempre con él. Se levantó de un salto de la cama.
- Chris -farfulló Yuuri mordiéndose las uñas-. No puedo esperar ni un solo segundo más. Buscaré a Viktor, ahora. No pienso correr el riesgo.
- De acuerdo -accedió Chris dudoso-. Solo te pido que esperes un par de horas. Saldré a buscar a Minami, está demorando bastante.
- Bien. Bien. Esperaré tu regreso intentando no fallecer de los nervios.
Chris le dedicó una cálida sonrisa. Yuuri quiso devolvérsela pero se veía incapaz.
- Volveré pronto. No hagas locuras.
Si me hubieses visto en Escocia persiguiendo luces mágicas...
Se quedó solo. De tantas vuelvas que había dado a la casa sentía que crearía una zanja en el suelo con sus propios pies. Deseaba sus pastillas para la ansiedad que había dejado en casa y que había prescindido de ellas hacía varios meses. Pero claro, Yuuri no se había visto envuelto en un viaje interdimensional a través de lo ancho y largo del multiverso, viéndose en mundos cada vez más hostiles que el anterior.
Y ahora más de la mitad de su grupo estaba desaparecido. Los Juicios de Salem no fueron los únicos horrores de la época. Muchas guerras y conquistas deberían estarse llevando a cabo en todos los continentes si es que la historia de su mundo se aplicaba en éste, ¿Dónde estaban Phichit y Seung-Gil? ¿Estaban juntos, al menos? Pensaba que se relajaría un poco más si al menos supiese si se tenían al otro para cuidarse las espaldas.
También estaba el Viktor acusado de brujería, ¿debería salvarlo, también? Yuuri estaba seguro que cientos de inocentes eran acusados por pactos con el diablo o hechicería todos los días en Salem. Pero, ¿Sería inocente este Viktor? ¿Merecía que corriese el riesgo, o debía limitarse a tomar el trozo de alma que le concernía y salir volando de allí?
Otra idea le invadió la mente ¿Y si Chris no conseguía regresar? Estaba odiando que sus miedos intentasen carcomerlo a cada rato. Necesitaba mantener la promesa que había hecho a orillas del Lago Ness.
Tienes que ser fuerte. Sé valiente. Si no es por ti que sea por Viktor, dijo, y se lo repitió hasta que le quedase grabado en la cabeza y el corazón.
* * * *
Chris regresó en menos de una hora. Estaba sudando y apenas entró trabó la puerta con cerrojo. Yuuri quería zarandearlo para que comenzase a hablar porque no podía aguantar más la espera.
- Condenaron a Minami, también -soltó. Yuuri quedó sin habla, el miedo por aquel enano parlanchín al que había empezado a querer.
- ¡¿Qué?! ¡Es mentira! ¡Chris! ¡Dime que es mentira!
Pero la desesperación en sus ojos le confirmó que sí era verdad. Yuuri se deslizó al suelo.
- Está todo bien -se dijo-. Minami puede saltar. Lo lamento por el de este mundo, pero...
- Yuuri, ese es el problema: lo condenaron por su Pájaro de Fuego.
- No -masculló, señalando a Chris-. Basta. Ya basta. Me voy de aquí a buscarlos.
- ¿Y qué harás si te quitan tu Pájaro de Fuego? ¿No tenías un pedazo del alma de Viktor?
Yuuri se detuvo entonces. Eso era verdad. Él simplemente no podía saltar a la acción cuando tenía algo tan preciado cargando consigo.
Se llevó instintivamente una mano al pecho, donde su dispositivo descansaba. Chris suspiró.
- Cambiemos -habló. Se quitó su propio Pájaro y se lo ofreció a Yuuri-. Yo cuidaré del tuyo y esperaré por Phichit y Seung.
El japonés frunció el entrecejo instintivamente.
No le agradaba nada separarse de su Pájaro de Fuego pero era por el bien de la misión. Chris lo cuidaría bien. Yuuri salvaría a Minami, recogería el alma de Viktor.
Sería el héroe del día.
Así que hizo el intercambio y partió a su destino, en medio de las furiosas hordas de colonos y la luz de las antorchas brillando en la noche.
* * * *
No fue simple escabullirse. Notó que destacaba muchísimo por sus rasgos orientales. Cuando empezaba a sudar o correr, las personas le hacían una mala mirada, cargada de sospechas.
Tenía que apurarse.
La prisión de Salem era un lugar lúgubre y de lo más oscuro. Yuuri casi podía oír los lamentos de las muchachas acusadas a morir quemadas a causa de delirios provocados por la religión.
Concéntrate. No puedes salvar a todos.
Hubiese deseado que Phichit y Seung-Gil estuviesen con él. De seguro tendrían algún plan para infiltrarse sin ser notado. El lugar se veía bastante grande y Yuuri no tenía ni idea de dónde podrían tener cautivos a sus dos objetivos.
Se echó al suelo abatido. Debería haber planeado más las cosas. Él nunca era tan impulsivo o atolondrado. Estaba actuando fuera de sí últimamente.
Un guardia salió de la residencia. Yuuri supo, entonces, que su oportunidad de entrar iba ligada al hecho de aprender todo lo que podía de allí.
Observó sin desviar la atención durante una, dos, tres, cuatro horas. Los guardias salían cada veinte minutos y regresaban en aproximadamente tres minutos con un par de prisioneros.
Esos tres minutos eran su ticket de entrada.
Las manos le sudaban y el corazón le iba a estallar de los nervios. Cabía la posibilidad de que adentro estuviese lleno de guardias y que de nada servía entrar a escondidas en ese lapsus de tres minutos.
Pero ya tenía un pie en el abismo, así que era hora de dar el salto completo.
Esperó que pasasen dos turnos. Quería terminar de asegurarse que todo funcionaba como él estaba planeándolo. Para cuando iba a cumplirse el tiempo estimado se preparó a la salida del guardia. Debía esperar que se perdiese de vista lo suficiente para que no escuchara a Yuuri escabullirse. Eso podía restarle un minuto y segundos.
Entonces el guardia salió, pero estaba cargaba algo con él.
Era un cuerpo. Estaba arrastrando un cuerpo. De mujer por lo que podía ver. La chica estaba ensangrentada y desnuda.
Intentó contener las arqueadas. Presta atención, Yuuri. Ganarás un par de minutos hasta que se lleve el cuerpo.
Y así era. El guardia aún estaba a la vista pero se dirigía a lo que parecía ser una fosa. Yuuri bloqueó los pensamientos sobre lo que allí podría haber.
Así que cargó contra la puerta y se adentró en los confines más oscuros de la prisión Salem.
* * * *
Estaba teniendo más suerte de la normal. Ningún guardia con espadas y hachas estaba esperándolo cuando logró entrar. No había nada, de hecho. No tenía celdas ni prisioneros a la vista.
Solo un largo, largo pasillo y cientos de puertas hechas de roble negro.
No hay tiempo para pensar. Corre hasta el fondo.
Sus piernas respondieron de inmediato a causa de la adrenalina que estaba descargando. El guardia debería regresar en cualquier momento y seguro oiría unos correteos si Yuuri no se apresuraba.
Corrió más de lo que podía. En su hogar apenas podía correr con tanta velocidad unos segundos antes de agitarse. Tampoco ayudaban las pesadas ropas que llevaba encima.
Y de repente no había nada debajo de él. No terminó de darse cuenta en que segundo salió volando a causa de las escaleras con las que se había cruzado y que nunca notó. Rodó por al menos treinta escalones de piedra, protegiéndose la cabeza y el pecho como podía. Hasta que finalmente aterrizó, golpeándose fuertemente la espalda.
Dolía demasiado. Ni siquiera se animaba a soltar un quejido de dolor pero estaba seguro que tendrían que haber oído su aterrizaje por toda la cárcel.
Nadie fue a buscarlo. De hecho, no aparecía haber nadie más que él.
Se levantó como pudo. Los músculos de las piernas empezaban a arderle y allí donde había dado contra el suelo sentía que se había desgarrado un poco la piel.
Serás torpe. Deja de lloriquear.
Apoyado en la pared siguió su camino. Allí abajo estaba más iluminado que el piso superior gracias a unas antorchas llenas de telas de araña.
Su oído captó algo: lamentos, gemidos, sollozos.
Tenía que estar cerca de los prisioneros. Aunque seguía siendo demasiado extraño que no estuviese tan protegido si se suponía que había brujas y hechiceros condenados allí. Yuuri supondría que la asegurarían más que una prisión de súper máxima seguridad. No es que se quejase.
Finalmente Yuuri entendería el porqué no necesitaban más guardias para proteger a las presuntas brujas.
Y es que, todos los prisioneros estaban encadenados a la pared. Tenían las manos envueltas en pequeñas cajas de acero y hasta sus cuellos iban rodeados de cadenas.
Era horrible. Este mundo era incluso peor que el Salem que conocía.
Nadie dijo nada en cuanto lo vieron. Quizás pensasen que Yuuri era un guardia que los castigaría por quejarse a causa del dolor como cualquier humano haría.
No mires. Sigue caminando. No mires. No puedes interferir.
Debía hacerlo, de todas formas. Todavía tenía que encontrar a Viktor y Minami. Procuraba no dedicar largas miradas dentro de las celdas.
- ¿Yuuri? -lo llamó una voz desde una celda que ya había pasado- ¿Yuuri?
- ¿Minami? ¡Minami!
En efecto era aquel pequeño que nunca se callaba. Se veía muchísimo mejor que el resto de reos y ni siquiera estaba encadenado a la pared como si lo estuviesen crucificando. Aún. Solo llevaba grilletes alrededor de las muñecas, junto con el bloque de acero que ocultaba sus manos.
- ¡Minami! ¡Te he encontrado! Te sacaré en un minuto. Solo déjame pensar que haré y que finja que no he sido tan idiota como para no traer alguna pinza -farfulló Yuuri a gran velocidad. Minami se veía horrorizado.
- Yuuri. Tienes que irte.
- Tenemos que irnos, Minami. Ya sé que velas por mi bienestar pero la verdad es que yo velaré por el tuyo -habló. Estaba buscando desesperadamente por el suelo algo que le sirviera para forzar la cerradura.
- ¡Yuuri! ¿Cómo has sabido que yo estaba aquí? -preguntó con desesperación.
Yuuri tuvo la peor de las sensaciones.
- ¡Me lo ha dicho Chris! Él me ha dicho que fuiste acusado por brujería a causa del Pájaro de Fuego. Viktor también fue acusado. Te sacaré y buscaremos a Viktor.
- ¡No, Yuuri! Ha sido Chris el que me ha entregado a las autoridades ¡Debes huir! ¡Es una trampa!
Procesó todo aquello que le estaba diciendo Minami. No podía ser real. No.
Chris no lo traicionaría, ¡Chris era amigo de Viktor! Era una locura.
Hasta que la verdad lo abofeteó en el rostro. Es el Príncipe. No es Chris.
Recordó entonces, con horror, que su Pájaro de Fuego que almacenada un pedazo del alma de Viktor estaba en manos de aquel monstruo.
* * * *
¡Más Príncipe para todas ustedes! ¿O será que Chris sí es un traidor? Supongo que nunca se sabe realmente cuando ahora se sabe que cualquier persona podría estar en tu cuerpo...
Un capítulo un poco de relleno, hasta el final. Y además, ¿dónde están Phichit y Seung-Gil?
Espero les guste la ambientación :D La mayoría de universos son vistos en un solo capítulo pero este tendrá el honor de ser tratado en dos.
Muchísimas gracias a todos los lectores <3 siento que cada día aparecen más y de verdad no se como agradecerles por tanto. Quisiera hacer una maratón pero estoy un poco atrasada con los capítulos ¡Pero queda pendiente para muy pronto!
¡Les mando un beso grande y hasta mañana! :D
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top