Veinte




Mini maratón 1/2




Era la primera vez que veía a Yuri llorar. Otabek pensó que era de esos tipos fuertes, que era capaz de contener sus emociones para no entorpecer a la misión, justo como él.

Ahora, descubría que Yuri era aún más fuerte de lo que pensaba. No cualquiera tenía las agallas para mostrar sus emociones ante potenciales enemigos. Yuri no tenía miedo de mostrarse.

- Genial. Has vuelto -masculló Yuri sorbiéndose la nariz. Abrió los ojos como platos y se paró de golpe- ¡Has vuelto!

- Claramente.

- No quieras hacerte el gracioso. Háblame de todo.

Y así lo hizo Otabek. Le habló de los reflectores y los escenarios de Hollywood pero sin mencionar el beso. Le contó sobre las arenas del Coliseo, las calles romanas y el Emperador Vittorio, más no mencionó una palabra sobre su espada hundiéndose en el pecho de JJ.

También le contó al último universo al que fue, el más fácil de todos, pero el que lo había dejado un poco más incómodo. Era un universo idéntico a La Tríada, incluso trabajaban para ella allí, solo que con una diferencia: Yuri y Otabek salían como pareja.

En el momento en que había aterrizado en aquel mundo ambos estaban almorzando con Viktor. Evitó mencionarle a Yuri el hecho de que era un calco de su hermanastro, con la misma ropa y los mismos chistes ñoños. Fue demasiado fácil usar el comando UV38 y largarse de allí antes de que notaran que era un viajero.

Yuri suspiró aliviado, aunque estaba seguro que no se debía a que Otabek había vuelto sano y salvo. Todavía existía un gran abismo de enemistad entre ellos y que costaría trabajo atravesar. Pero ahora el otro era todo cuanto tenían.

- ¿Y el Pájaro? -preguntó en un susurro, acercándose notablemente al rostro de Yuri. El chico lo miró de arriba abajo.

- No he hablado con Viktor. Debería hacerlo ahora. He tenido más noticias del Príncipe. Dice que este Viktor sabe más de lo que esperamos.

- No creo que podamos confiar en este tipo.

Yuri rodó los ojos al oír el plural en aquella oración. El mismo Otabek se sorprendió de haberlo usado.

- Luego de lo que he pasado por ti creo que tengo derecho a tener una opinión en las decisiones. Después de todo mi pellejo y mi puesto están en juego por ti.

- Llévame, entonces -lo desafió el muchacho rubio.

Otabek no respondió.

- No romperé la promesa que te hice de llevarte hasta Viktor. Puede que tus métodos no sean los mejores ni tampoco los más altruistas, pero son nobles.

- ¿Zarévich? -preguntó alguien interrumpiéndolos. Era Viktor- ¿Se encuentra bien?

- Sí -respondió Yuri. Se paró de inmediato-. Quiero hablar con usted.

- Por supuesto, ¿lo prefiere a solas? -inquirió, dando una mirada de reojo a Otabek.

- Lord Otabek puede escuchar.

Viktor se retorció las manos, nervioso. No paraba de mirar sospechosamente a Otabek, hasta que comprendió el motivo: le estaba mirando el Pájaro de Fuego.

Así que lo sabía, o al menos una parte de ello.

- Dime, entonces -respondió tragando saliva.

- Háblame del Pájaro de Fuego.

- Zarévich, ¿se refiere a la vieja leyenda?

Otabek la conocía. Era un viejo mito ruso sobre la travesía del zarévich menor de un viejo gobernante que salió en busca de la mítica criatura.

- Sabes muy bien que no -dijo Yuri enfadado-. Te hablo del otro Pájaro de Fuego. El que hace cosas inimaginables.

- Entiendo. Lo sé. Lamentablemente, he hecho una promesa de no hablar nunca con nadie de este mundo del tema.

Las paletas de la nariz de Yuri se ensancharon, y lo vio morderse la lengua para no empezar a chillar allí.

- Viktor -espetó, sin usar el título de "doctor" - de verdad necesito que me ayudes.

Tras dicho aquello casi le estampó en la nariz algo que acababa de sacarse de los bolsillos. Eran los restos de su Pájaro de Fuego -el suyo, tuvo que recordarse-. Yuri explicó brevemente sobre quiénes eran ellos y de dónde venía, con pocas acotaciones de Otabek. Viktor se veía pensativo.

- ¿Puedes repararlo?

- Yo... no sé, zarévich -titubeó Viktor-. Lo único que supe fue esa vez que ese muchacho espeluznante me visitó y...

- ¿Puedes o no? -intervino Otabek, con rabia creciente. Viktor tosió.

- Puedo. Solo hay que ensamblarlo; no está roto.

- Bien. Hazlo ya -le ordenó.

Viktor simplemente asintió y se escabulló a un rincón con su maletín, del cual saco unas pinzas y lámparas portátiles.

- Wow -dijo Yuri-. Tu modo policía es bastante aterrador.

- Las indecisiones me molestan demasiado.

Yuri esbozó una sonrisa, pero al segundo se cubrió. Estaba tratando de contenerse de reír.

- Lo siento es que... -pudo decir- es gracioso verte fruncir tanto el ceño.

- ¿Debería decir que eres un hipócrita por eso? A veces pienso que tus cejas tienen esa forma fruncida todo el tiempo.

Entonces ambos estallaron en silenciosas carcajadas. Otabek pensó que había una apuesta implícita de haber quien podía aguantar más tiempo sin reírse como loco.

Yuri borró su sonrisa al instante.

- ¿Crees que el chico espeluznante que le habló de todo esto sea...? -dijo bajando la voz- ¿El Príncipe?

- Quizás. Pero Yuri, no sabemos si lo tiene amenazado. Si luego el Príncipe viene y le pregunta a Viktor todo lo que nos ha dicho podríamos volvernos su blanco.

- No me importa. Debo saber quién es. Podremos atraparlo. Hay que preguntar sutilmente.

Ambos miraron por varios minutos a Viktor desde sus lugares. Estaba trabajando minuciosamente en unir las piezas tal como lo haría el Viktor de su mundo. Pero era extraño, Otabek casi podía ver a Viktor en aquel tipo.

Una idea poco agradable empezaba a tomar forma en su cabeza.

- Yuri, creo que...

- ¡Listo! -dijo alegremente el Doctor Nikiforov- Lo hice igual que como lo vi hacerlo al chico ese que les mencioné.

- Gracias -respondió Yuri, sin poder creer que todo aquello fuese tan rápido- ¿Era solo unir las piezas?

- Sí. Pero es que tuviste suerte. Si alguna de ellas se rompía entonces tendrías un grave problema. Funcionalismo básico: si una pieza funciona mal o está rota, entonces todas las demás tampoco servirán. Habría que reajustarlo todo.

- Doctor Nikiforov -llamó Otabek- ¿Quién era el chico espeluznante del que usted estaba hablando?

- Ah -dijo nervioso-. No creo que deba hablarles de él. Solo les diré que es quien me enseñó todo sobre ese mundo de ustedes cuando visitó. Al principio no le creí pero me mostró tantas pruebas que era imposible negarse.

- ¿Puede decirnos como lucía, al menos?

- Bueno, eh... Mira, si se entera que les he dicho entonces creo que estoy perdido.

- Nikiforov.

- Antes debo decirles algo. No creo que les sirva de mucho saber cómo luce, porque no saben dónde estará exactamente. Es que no quiero que enloquezcan cuando lo sepan.

- ¿Es que es alguien que conocemos? ¿Alguien de aquí? -preguntó Yuri. Otabek vio que el pulso le latía violentamente en la garganta.

- En efecto -respondió Viktor, con voz de diplomático-. Las veces que se me ha presentado ha sido con la forma de alguien de aquí -dijo, volviéndose a Otabek-. Y era con la forma de Lord Altin.

* * * *

No podía ser cierto. No. Se negaría a creerlo. Otabek no podía ser un secuaz del Príncipe de Hielo ni tampoco ser el mismo Príncipe. Era imposible. No es que pensara que todas sus versiones serían honestas como él pero aquello derrumbaba todo lo que conocía sobre sí mismo.

Yuri a su lado se veía igual de shockeado. Viktor se mordía el labio con nerviosismo. Él mismo estaba comenzando a sudar y sentirse ansioso.

- ¿Nos dejas hablar un segundo? -pidió Otabek viendo la expresión de Yuri.

- Por supuesto -dijo Viktor, partiendo a otro lado de la sala.

- ¿Tú le crees? -preguntó Yuri, seguro notando la mirada mortificada de Otabek- Podrían ser órdenes del Príncipe que nos dijera eso. Después de todo, según su última carta, te odia.

- Yuri, lo que implicas es una locura ¿acaso el Príncipe podría tener todo tan fríamente calculado, como para saber que vendríamos a preguntarle esto a Viktor? Siendo que hace dos semanas éramos enemigos aún.

- Somos enemigos -le corrigió Yuri. Otabek se contuvo de hacer alguna mueca infantil, como rodar los ojos.

- Correcto. Somos enemigos. Pero tú estuviste todo el tiempo aquí. Habrías notado si Lord Altin -aquel nombre sonaba incómodo en su lengua- se ponía diferente.

- Quizás. No sé. Hubo dos o tres días que no nos vimos, pero creo que es porque estuvo con Mila. Y ni siquiera podría haber notado su llegada al universo porque el Pájaro estaba roto. Pero Otabek... no creo que tú seas el Príncipe ¿qué te ataría a Viktor, entonces?

- Sabes que todas las opciones son posibles en el Multiverso.

Otabek lo sabía muy bien. Recordó al Yuri amable de Hollywood, o a su hermana siendo mucho más adulta en el mundo de oscuridad. No podía olvidarse tampoco del sanguinario Emperador Vittorio ni al caído Verdugo del Circo.

Todos eran buenos y malvados o un punto medio. Las diferentes circunstancias los habían hecho diferenciarse del resto de sus versiones.

- En el peor de los casos -empezó Yuri-, sólo eres un secuaz tal vez. Y si eres tú entonces él no podrá saltar a los universos que vayamos.

- No creo que tenga un solo secuaz.

- Supongo que lo averiguaremos. Por ahora hay que usar el comando con este Viktor.

Otabek asintió. Empezaba a mirar con ojos buenos como de a poco Yuri se convertía en un líder más que un loco que hacía lo que quería a través de los mundos.

Ambos se acercaron al Doctor Nikiforov, que charlaba con Nikolai Plisetsky. Otabek no había conocido al anciano en su mundo, y le habría gustado. Le parecía un hombre memorable y una leyenda para todos los viajeros interdimensionales.

Viktor entendió de inmediato y se excusó de Nikolai. Los tres entonces volvieron a esconderse en un rincón, aunque la gente les prestaba muy poca atención: seguían asustados por la amenaza exterior de los rebeldes, de los que aún no había noticias.

- ¿Qué? -preguntó Viktor exasperado- ¿Qué más quieren saber?

- Me gustaría que nos dijeras todo y fueses honesto pero poco se puede esperar de ti -espetó Yuri.

- No es que no quiera decirles. No entienden. El muchacho que viene a verme de vez en cuando de verdad da miedo.

- ¿Te habló algo de las funciones del Pájaro? ¿Para qué sirven los comandos?

- Mmm. Me habló de algunos. No recuerdo los nombres.

- ¿Te habló del comando UV38?

La mirada de Viktor se ensombreció.

- ¿Hablas de la Unidad Vehicular de Consciencia?

- ¿La qué? -chilló Yuri- ¡No tengo ni puta idea de qué es! Pensé que era un rastreador pero... también puedo rastrear de acuerdo a las últimas señales que mandó el Pájaro de mi Viktor.

- Bueno, sí -coincidió el Doctor-. Puede rastrear rutas interdimensionales pero su función primordial fue otra. Según lo que... el chico -dijo, mirando nervioso a Otabek- me ha dicho es que cuando una persona muere en el cuerpo de otra de sus versiones entonces ambos mueren.

- Ya sé. Toda mi vida he estudiado esas cosas.

- Bien. Ahora, no todas las muertes son tan rápidas y a veces uno queda agonizando entre la vida y la muerte, que es donde muchos viajeros intentan saltar. No negaré que muchos logran hacerlo con éxito pero muchos otros son desfragmentados.

- Sí. También lo sabemos -respondió Yuri mucho más sereno- ¿Qué tiene que ver eso con todo?

- Cuando un alma se desfragmenta entonces va a parar a todos los rincones del Multiverso. Bueno, no todos, por lo general esos pedazos se sienten atraídos por los últimos lugares en los que estuvo.

- ¿Me estás diciendo que...? -empezó a decir Yuri. Viktor alzó una mano para callarlo.

- Ahora, el peligro de muerte no es la única forma de desfragmentar. También puedes hacerlo con el comando reverso de la Unidad Vehicular de Consciencia, o como tú lo llamas abreviado, el UV38.

- Viktor -habló Otabek tenso.

Todo empezaba a cobrar sentido en su cabeza, pero necesitaba una confirmación. Una verdad que lo cambiaría todo.

- Dime que hace el UV38 -pidió Yuri con desesperación.

- El UV38 recolecta las piezas de consciencia separadas. Si has estado haciendo eso a través del Multiverso es porque tu Viktor ha sido desfragmentado. Pedazos de su alma están vagando por todos lados ahora.

Yuri se descompensó, pero Otabek lo sostuvo antes de que cayera al suelo.

En ese momento, el caos explotó en la habitación subterránea cuando un grupo de rebeldes armados hizo volar las puertas.





* * * *






Chan, chan, chaaaaan. Pequeña revelación. Espero no enloquezcan, ¿alguien se imaginaba algo así? Espero que sí :D al menos así el golpe no era tan duro

¡En un par de horas el próximo capítulo! Se está empezando a poner intenso... estoy segura que odiarán/amarán el que viene.

Muchísimas gracias por todo y perdón por mi completa desaparición este último par de días </3

¡Besitos y hasta dentro de un rato!

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