Treinta


Al menos su próxima parada ya la conocía.

Otabek había visitado la era vikinga durante una persecución de un matrimonio criminal que se dedicaba a vender Pájaros de Fuego en el mercado negro. Era una tierra salvaje y violenta pero al menos ya sabía cómo se manejaban por allí.

La última vez estuvo cerca de las costas de Bergen, en Noruega. Ahora acababa de cruzar los puertos de Reikiavik para dirigirse a otros puntos de la preciosa -y peligrosa- Islandia. Habían bordeado la isla en un bote vikingo para poder atracar en una ciudad que estuviera medianamente poblada. Otabek sabía de la poca cantidad de habitantes que tenía dicho país en su universo, y estaba seguro que en sus orígenes habían sido incluso menos.

En aquel mundo era un berserker (1) y agradecía enormemente no haber aterrizado durante un ataque vikingo. Quizás su pecho musculoso le había ganado aquel título pero Otabek estaba seguro que se debía a los alucinógenos que los berserker consumían antes de la batalla. No fue placentero salir de aquel estado y descubrir la carnicería de la que había sido partícipe.

A su lado iba Mila, una skjaldmö (2), vestida como una verdadera valquiria, guerrera y feroz. No tenía mucha idea de dónde podría estar JJ ni tampoco los Crispino. De todas formas, solo le importaba la ubicación del primero y asegurarse de que no se metiera en problemas.

- ¿Dónde andará Viktor? -inquirió Mila- Imagina si está en Rusia o en otra parte, ¡nos tomaría semanas en llegar hasta él! ¡Cómo si Islandia no estuviera en el culo del mundo!

- Tienes que admitir que es un lugar muy lindo.

Era una maravilla, de verdad. El lugar no era un páramo de hielo como la gente solía creer y en verano estaría cubierto de verde y miles de colores iluminados casi las veinticuatro horas a causa de que el sol no se ponía.

Pero ahora era invierno y esa noche, Otabek y Mila, pudieron admirar el maravilloso espectáculo de las auroras boreales. El cielo islandés se tiñó de verde, azul, violeta cuando las luces del norte alcanzaron su punto máximo.

Los dos estaban sentados afuera del asentamiento vikingo, peligrosamente cerca del Eyjafjallajökull, uno de los volcanes más agresivos de Europa. Al parecer en este mundo se encontraba dormido ya que no parecía haber mucha actividad volcánica en su cima. El mismo se encontraba sobre un glaciar homónimo, aunque no pretendía que los vikingos supieran aquellas cosas.

El mar parecía haberse retirado y ahora se encontraba detrás de los acantilados escarpados dejando un buen número de cascadas a su alrededor que le otorgaban una vista preciosa al lugar. Para Otabek era un bonito lugar para sentarse y pensar.

Mila abandonó su lado por unos momentos para regresar con dos platos humeantes con una especie de guisado hecho a base de carne de oveja, guisantes y cebollas. También traía unas tiras de pescado seco y una especie de cubo pequeño con una bebida que, por su olor, pensó que podría tratarse de hidromiel.

- ¿Me vas a emborrachar? -preguntó Otabek intentando parecer divertido. Quiso agregar: ¿Así dejo de sentirme tan triste?

- En realidad la que se va a emborrachar soy yo. Eres bienvenido a sumarte al club.

Comieron en silencio. Estaba mejor de lo que Otabek pensó que estaría, quizás un poco salado pero estaba bueno.

Mila se encontraba removiendo su contenido. Sabía que ella no podía dejar de sentirse culpable por lo que había ocurrido, así como impotente y dolida. Otabek lo sabía porque él se sentía igual. Al final ella dejó su plato y apoyó su cabeza contra su hombro

- Ojalá el final de esta misión también nos trajera a Yuri y no solo a Viktor. La única razón por la que no he perdido la cabeza es porque me aferro a ese pequeño deseo estúpido.

No supo qué responder. No quería hacerse ilusiones de que quizás Yuri no estaba muerto. Si no lo estaba no tenía su Pájaro de Fuego consigo para saltar de universo y reencontrarse con ello. El Pájaro de Yuri, aunque originalmente suyo, descansaba siempre cerca del corazón de Otabek. No permitiría que nadie se lo quitase, y no precisamente porque tenía los trozos del alma de Viktor.

- Nos traerá paz, tal vez -le respondió. No sabía si Mila entendería el doble sentido de aquello, que implicaba una venganza fría y cruda.

La chica estaba a punto de replicar pero algo la detuvo. Otabek ya lo sabía, también, porque su Pájaro de Fuego le estaba mandando la señal.

- JJ ha saltado -avisó Mila, sin dejar de mirar su dispositivo. Otabek asintió.

- También los Crispino.

- ¿Será que ya tienen a Viktor?

- Hay una forma de averiguarlo.

Los dos le dedicaron una última mirada a las auroras que bailaban en el cielo. Otabek pensó que algún día regresaría a aquel país, en cualquier universo, para verlas una vez más.

Entonces saltaron a su próxima aventura, probablemente llena de más peligros y misterios.

* * * *

A su alrededor había un montón de gente. Intentó identificar al menos el contexto. No era una fiesta ya que todos iban uniformados y estaban esperando en sillas metálicas a que algo hiciera aparición en la inmensa pantalla que tenían al frente. Descartó la idea de un cine totalmente.

- ¡Otabek! -era JJ. Otabek soltó un leve de alivio- Que bueno verte. Tenía miedo de que tú y Mila no saltaran luego de que yo lo hice.

Su compañero canadiense tomó asiento en la silla al lado de Otabek, que estaba vacía. Pudo observar mejor el uniforme: era una especie de mono, un traje entero de color naranja con varias insignias en el pecho y los brazos, uno de ellos en grande que llevaba las siglas CSA. Otabek llevaba el mismo pero había personas que los tenían en color gris, azul o blanco.

- ¿Fuiste tú, entonces?

- ¡Oh, sí! -dijo emocionado con su Pájaro de Fuego en mano- Estaba en una aldea cerca de Alsacia y pregunté persona por persona si habían visto alguien como Viktor.

Ay, JJ, siempre llamando la atención.

- ¡Y resultó que sí! Por supuesto fui directo hasta él y era un tipo muy comprensivo. Nada como... bueno. Ese Viktor.

El Viktor de la Mafia.

Otabek pensó que JJ era un poco afortunado: no había visto muchos horrores a lo largo del multiverso como él, aunque eso lo hiciera sumamente impresionable a las diferencias que podía encontrar.

- Por cierto, ¿dónde estamos? ¿Crees que es una especie de academia militar? -preguntó JJ mirando a todos lados.

- Podría ser. Ya estuve en un universo dónde ambos éramos cadete del Ejército Canadiense.

- ¡Wow! ¡Maravilloso! Es bueno ver que nos llevamos bien en más de un mundo.

Otabek tragó saliva.

- Mira, está empezando -le dijo señalando a la pantalla.

Una mujer de piel oscura y cabello corto, no mucho mayor que ellos dos apareció en pantalla.

Le tardó unos cuantos segundos en notar quien era: Sara Crispino.

Era muy difícil de reconocerla. Su piel se veía más bronceada y su larga melena no estaba más abajo del mentón.

- Saludos, cadetes de la CSA. Les habla la cadete Crispino de la ESA (3) en nombre de nuestro superior Celestino Cialdini.

- Otabek -murmuró JJ sin quitar los ojos de Sara y tironeando de su manga.

- Espera.

- Vengo con noticias del trabajo de investigación secreta acerca del Proyecto Venus de la Roscosmos (4).

Investigación secreta. Seguro. Eso en el idioma de Otabek significaba espionaje.

- Otabek -lo llamó JJ con más insistencia.

- JJ, espera.

- Tenemos entendido que la persona que está llevando este proyecto es el cadete Viktor Nikiforov, que ha sido piloto de la ESA antes de volver a su país natal, Rusia, y trabajar para la Roscosmos.

- Otabek -farfulló JJ impaciente. Otabek solo alzó una mano sobre su rostro.

- Hemos podido interceptar un conjunto de señales que ha estado enviando desde su confinamiento en la órbita venusiana y que pueden ser de vital información antes de lanzar nuestros propios Programas Venus.

- ¡Otabek! ¡Préstame atención! -gritó con susurros.

Hastiado, Otabek giró a mirar a JJ.

- ¿Qué?

- Recordé algo. La CSA pertenece a mi país.

- ¿Y?

- Y... que también recordé que significan esas siglas. CSA significa Canadian Space Agency, ¡La Agencia Espacial Canadiense!

Se le cortó la respiración unos segundos. Ya no escuchaba nada de lo que Sara Crispino decía en ese video a pesar de que seguramente era importante.

- Otabek -volvió a decir JJ. Otabek casi podía presentir lo que estaba a punto de decirle.

- No me digas que estamos en el espacio exterior. No.

- Pero... es que estamos en el espacio.

Siguió entonces a lo que el dedo de JJ señalaba.

Una esclusa de aire. No necesitabas algo como eso a menos que estuvieras en medio de un barco. O una nave espacial. Y dadas las circunstancias...

Pero había otra cosa allí. Una pequeña ventana que no debería haber llamado la atención de alguien que viviera allí.

Su amigo se le adelantó y pasó agachado entre las sillas pero no entorpecer la vista de la pantalla a nadie. Muchos de los cadetes iban y venían por lo que nadie parpadeó al ver a aquellos dos locos asomarse a la ventana.

JJ se detuvo antes de asomarse, dándole lugar a Otabek.

Lentamente se acercó. Una mano se apoyó sobre el marco de la ventana, como impidiéndole acercarse a lo que tenía que ver.

Finalmente decidió que debía hacerlo. Había luchado contra gladiadores, viajado con vikingos, escapado de híbridas criaturas en un mundo donde el sol no salía, sobrevivido a la mafia rusa. Muchos horrores que nadie se podía imaginar.

Pero también has pasado por cosas buenas. Has bailado el vals con la futura zarina de Rusia, has visto lo hermosa que tu hermana está, has recorrido mundos nuevos al lado de Yuri Plisetsky.

No tenía miedo. No podía ser peor o mejor de lo que ya había vivido.

Otabek cerró los ojos cuando se asomaba hacia el cristal. Cuando los abrió, el inmenso espacio exterior, lleno de estrellas y nebulosas se alzaba ante, debajo, arriba y alrededor de él.

* * * *

Un par de horas más tarde se encontraban perdidos en medio de la estación espacial. Eso no detuvo a JJ de parlotear sobre lo maravilloso que era aquel mundo y que nunca, nunca podrían disfrutar de ese espectáculo en casa.

- ¡Beka! Estoy alucinando con esto. Creo que el derecho no es en realidad mi vocación y me dedicaré a la astronomía.

- Eso dices ahora que ya estás aquí. Imagina todo el entrenamiento que tu versión aquí tuvo que padecer.

- ¡El resultado lo vale!

Por cada ventana, cada hueco o puerta vidriada que atravesaban, JJ debía asomarse para admirar las estrellas un poco más.

Otabek quería hacerlo, también. Pero sentía que aquella situación debían ser él y Yuri admirando el espacio sideral.

- Otabek, he tenido una idea -informó-. Ya has visto que en casa tenemos Miss y Mr. Mundo... ¿Crees que aquí haya Mr. Galaxia? Porque yo siento que debería participar -flexionó uno de sus bíceps para mostrar sus duros músculos, besando uno de ellos en el proceso.

Otabek ni siquiera parpadeó ante su comentario. JJ no se mostraba ofendido tampoco, debía estar acostumbrado a que la gente lo ignorara.

- Hablando de verdad; ya vemos que Sara trabaja para el programa espacial de Europa y debemos deducir que Michele está allí también. Ese loco incestuoso no dejaría a su hermana sola en el espacio.

- Tienes un punto ahí.

- ¿Pero y Mila?

No lo había pensado hasta ahora. Sentía que tenía todo el universo metido en su propia cabeza y se era un poco difícil enfocarse en una sola cosa.

Era entendible que Otabek estuviera trabajando en un programa canadiense. No era el primer universo en el que descubría que no estaba ni en Kazajistán ni en Londres y aparecía más de una vez allí: era un patrón. Los patrones, si se ponía técnico, eran circunstancias o personas que solían aparecerse en más que uno o dos universos.

Intentó no pensar en su otro patrón.

Sara había mencionado a la Roscosmos y a Viktor. Sería lógico que Mila estuviese también allí. Quizás hasta esté Yuri.

¿De qué servía pensar eso si no era su propio Yuri?

- Sara habló del confinamiento de Viktor en la órbita venusiana -le recordó JJ- ¿Sabes que significa eso?

- Que probablemente Viktor esté en una base espacial o incluso en un satélite.

- Entonces nos jodimos.

- Podría decir que sí, pero como ahora estoy yo las cosas van a mejorar -los llamó alguien desde atrás.

Mila.

La chica tenía el pelo por arriba de las orejas y lograba verse como una verdadera cadete espacial con su mono de color azul. JJ corrió hasta ella pero Mila lo detuvo.

- Quieto.

- ¡Es que me alegra que nos hayamos reunidos! ¿Cómo es que no estás con la Roscosmos?

- ¿Y cómo voy a saber? Cuando llegué aquí estaba en medio de un entrenamiento. Resulta que soy piloto. Nunca me sentí tan maravillada.

Su mirada soñadora mostraba que aquello era cierto. Luego se enfocó en los trajes naranjas que llevaban Otabek y JJ.

- ¡No me digan que son ingenieros! -exclamó en tono burlón.

- ¿Qué? ¿Ingeniero? ¡No quiero ser un ingeniero! Quería ser astronauta.

Mila solo seguía riendo al ver el gesto decepcionado de JJ. Otabek no podía dejar de maquinar un plan.

- Nos tenemos que robar alguna nave. Mila, ¿hay naves pequeñas que podamos llevarnos?

- Vi algunas en los hangares. Pero... ¿para qué nos vamos a robar una nave?

- Pasa que Viktor está dando un paseo por la órbita de Venus -respondió JJ-. Vamos a ir a cazarlo.

- ¿Venus? ¿Es una broma? ¿Y cómo vamos a llegar hasta ahí? ¿Sabes cuánto toman las misiones espaciales? ¡Semanas! ¡Meses!

- Estamos en un bloque de acero en medio del espacio. Deduzco que en este mundo se han descubierto formas de moverse más rápido en el espacio.

Mila alzó los brazos.

- Detesto tener que ser la voz de la razón aquí. Ese es tu trabajo, Otabek. Pero, ¿alguno de nosotros sabe cómo pilotar una nave? Digamos que gracias a los radares y mapas podamos llegar automáticamente a Venus... ¿Pero quien programará el aparato? ¿Y qué hacemos si nos quedamos varados en el espacio? ¿O si mandan a alguien a darnos caza por robarnos una nave?

Otabek sabía muy bien lo que estaba planteando: era la mayor de sus locuras. Pero no podían simplemente huir y olvidar a ese Viktor. Todo, todo lo que habían hecho terminaría siendo en vano.

Incluida la muerte de Yuri. Había prometido hacer justicia por él. Y lo haría.

- Sé que es una locura, pero...

- Es una locura porque no tienen un piloto -intervino una voz que no podían reconocer. Cargaba un fuerte acento hispano que Otabek sintió familiar.

Alguien apareció desde las sombras. Iba vestido con un mono similar al de ellos en color blanco, lleno de insignias. Pero una de ellas, donde debía estar la de la CSA, le llamó la atención:

NASA. La Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio.

- Mis jefes pensaron que dejaría de causar problemas si me mandaban en un programa de intercambio con la CSA pero -habló alargando la letra "e"- no puedo negarme cuando se presenta tal oportunidad.

Los tres del grupo quedaron pasmados. No sabían si aquello era demasiada suerte o una condena. O quizás hasta una trampa.

Al frente de ellos estaba Leo de la Iglesia, agente interdimensional en casa y presunto piloto de la NASA ofreciéndoles ayuda.

- Comandante Leo de la Iglesia -se presentó con una auténtica sonrisa-. Creo que hay mucho de lo que hablar. Por ahora, nos vamos a mi nave.

* * * *

Glosario:

1- Berserker: eran guerreros vikingos que combatían semidesnudos, cubiertos de pieles. Entraban en combate bajo cierto trance de perfil psicótico, casi insensibles al dolor, fuertes como osos o toros, y llegaban a morder sus escudos y no había fuego ni acero que los detuviera.

2- Skjaldmö: o doncella escudera, era una virgen que había elegido pelear como un guerrero en la mitología nórdica.

3- ESA: Siglas de la Agencia Espacial Europea.

4- Roscomos: Es la agencia espacial de la Federación Rusa.

* * * *

¡Nuevas y más demenciales aventuras! Un universo bastaaaante diferente al resto pero que estoy muy emocionada de explorar :D Adoro el espacio exterior y el hecho de que he estado viendo otra vez Voltron: Legendary Defender hace que mi amor por la galaxia crezca. Estaremos viendo más en los próximos capítulos.

¡Apareció Leo también! ¿Tendrá buenas intenciones con el grupo? De todas formas es su mejor opción para poder encontrar a Viktor en nada más ni nada menos que Venus (hay una razón muy interesante por la que elegí este planeta y no Marte, pero lo sabrán en el próximo capítulo de Otabek). De todas formas no todas las personas con las que se cruzan deben ser malas ¡Siempre puede haber algún aliado bueno!

Se vienen capítulos cargados de sorpresas :D estoy casi segura que les gustarán.

Y novedades: Tengo el primer capítulo (más el prólogo) del AU de la bella y la bestia :D es inminente su pronta publicación ❤

¡Muchas gracias por seguir leyendo! Ya estamos pasando la mitad de esta historia :o serán en total 52 capítulos + un epílogo si no cambio de opinión a último minuto jeje

Besitos y hasta mañana <3

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