Cuarenta y ocho


El mundo le daba vueltas. Nunca, nunca había sufrido una invasión de otro viajero interdimensional en su propio cuerpo y empezaba a plantearse sobre lo mucho que debían sufrir los cuerpos que él ocupaba durante días.

Tenía pequeños flashes sobre lo ocurrido en las últimas horas. En un momento estaba llorando en su cuarto... y luego ya no estaba. Acabó relegado a un rincón oscuro de su consciencia mientras sentía que alguien más tomaba el control.

Viktor le acariciaba el muslo de la pierna por debajo de la mesa. No era un gesto sugerente ni nada por el estilo, Yuuri podía sentir una calidez dulce bajo las yemas de sus dedos. Le inspiraba a apoyar la cabeza en el cuello de su hombro y llorar como si no hubiese un mañana. Especialmente porque ninguno sabía si de verdad habría un mañana.

Se habían reunido en torno a la mesa del comedor de la casa de Yuuri. Podía ver los reflejos de todos en el ébano pulido, los gestos que todos estaban intentando esconder. El miedo a lo desconocido, el temor a fracasar, el pavor a desaparecer.

Habían despedido a la confundida Sara Crispino que llegó a causa de la Sara del mundo en ruinas. Christophe Giacometti, en su mundo Christophe Nikiforov, dijo que andaría por la zona para recoger a su marido cuando el Viktor del Triadverso abandonara su cuerpo. Leo y Guang Hong recibieron las gracias de Yuri por su colaboración y partieron también.

Ahora solo quedaba su equipo. Se veía roto y golpeado pero con una voluntad que no flaquearía ni aunque el último de ellos cayera.

Por supuesto la reunión estaba descontrolándose un poco. En un momento estaban todos jurándose proteger las espaldas y al siguiente tenías a Yuri arrojándole un palillo para comer a JJ.

-Yo digo que tenemos que ir ahora -opinó JJ-. Llegamos, lo acorralamos y ¡Boom! Adiós Príncipe.

-Esto no es una película de acción, tonto -intervino Seung-Gil- ¿No crees que seguramente ahora nos está esperando?

-¿Y qué hacemos? ¿Nos montamos una fiesta mientras esperamos que se descuide?

-Lo que sí sé es que mientras más esperamos, más chances hay de que el Príncipe ponga en práctica su plan.

-¿De qué plan hablamos, exactamente? ¡No podemos tirarnos al vacío siendo que todavía no tenemos idea de nada!

Y otra vez comenzaron a discutir. Una parte del grupo quería ir ya, ahora, en ese preciso momento. Otros más estratégicos votaban por esperar solo un poco más.

Yuri estaba callado, sorpresivamente. A Yuuri aquello no le gustaba nada. Tenía la mirada cabizbaja y se cubría la boca con una mano.

-El Príncipe me dijo que su antecesor fue Yuuri -soltó.

De repente todos estaban callados y miraban con horror al chico, para luego acabar posando su mirada en Yuuri.

El corazón se le aceleró. No, esto no es verdad. No, no.

-O sea que, en el mundo en ruinas... ¿Yuuri ha muerto? -preguntó Minami- Si no, ¿por qué habría dejado de ser el Príncipe?

-Quizás ha mentido para intentar separarnos y crear discordia entre nosotros. Yo lo haría si fuera él.

Yuuri dudaba ante las palabras de Seung-Gil. Pero también coincidía que aquella revelación no era solo por simple altruismo por parte del Príncipe.

-Nos tomaremos un día o dos -intervino Otabek con voz diplomática-. Si el Príncipe no aparece en esos dos días entonces iremos directamente a su mundo. Dado que seguramente tiene muchas formas de detectarnos allí, deberíamos investigar los comandos del Pájaro de Fuego para poder sacar el máximo provecho, ¿Viktor?

-Puedo ayudar con eso -respondió, pero Yuuri veía la duda en sus ojos-. Hay un par de cosas que quizás nos vendrían de lujo.

-Sigo pensando que hay que ir allí -se quejó JJ.

-A nadie le importa lo que pienses. Ir ahora es arriesgarnos demasiado.

-¡Quedarnos aquí con Yuuri desprotegido también es un riesgo!

-Pues podríamos atarlo, entonces. Solo por las dudas.

-No ataremos a Yuuri.

La pelea comenzó otra vez. Ya no distinguía quién decía qué en ese momento. Todos exponían su punto de vista como si fuese el más lógico y querían dejar en ridículo al otro.

Si el Príncipe buscaba desunirlos, pues lo estaba logrando.

La reunión terminó posponiéndose para la mañana siguiente, cuando todos hubiesen descansado un poco como se debía y las aguas se calmaran. Todos estaban demasiado alterados.

Yuri se fue golpeando la silla contra la mesa seguido por Otabek. Mila suspiró y apoyó la cabeza sobre los brazos para quedarse dormida allí. Los demás también se escabulleron a otros puntos de la casa.

Viktor se le acercó. Yuuri no tenía demasiadas ganas de tener la charla que venía ahora.

-¿Tienes un momento? Hay un lugar al que me gustaría ir contigo -le dijo con los ojos iluminados.

-Viktor, yo no creo que sea correcto desaparecer toda la noche... -suspiró. Se imaginaba muy bien a qué se refería.

-Serán unas horas. De todas formas todos estarán durmiendo.

-¿Y qué pasa si llegamos allí y no estamos juntos? No hay demasiado tiempo para intentar reunirse.

-Tú confía en mí, ¿lo haces?

-Por supuesto que lo hago -masculló ofendido-. A diferencia tuya.

Viktor fingió no ofenderse pero Yuuri podía reconocer demasiado bien sus gestos. Aún así, le ofreció la mano y partieron juntos a donde todo había comenzado.

* * * *

Todo era demasiado verde y azul. El cielo era de un color que parecía sacado de fotografías pero en ese mundo no existían aún. Una suave y fresca ventisca le acariciaba las mejillas. Se podía sentir el aire puro de un lugar que todavía no había sido envenenado por la industrialización.

Estaba en una pequeña colina; podía ver las casitas coloniales cuesta abajo y a las ovejas pastando a su alrededor. Yuuri llevaba una camisa blanca de lino con un chaleco negro demasiado grande que no combinaban con unos zapatos de pastor que llevaba puesto, demasiado gastados para seguir siendo usados.

-¿Te gusta? -inquirió una voz a sus espaldas. Yuuri giró un poco asustado y vio a Viktor, con ropas similares a las suyas.

-Creo que nos hemos equivocado de mundo.

-Claro que no. Es el mismo, solo que ya no vivimos en Australia sino en Nueva Zelanda. Ambas siguen siendo coloniales pero aquí es más pacífico y es mucho menos mortífero. No encontrarás serpientes o arañas del tamaño de una rata debajo de la cama.

-¿Nueva Zelanda?

-Así es. Nos hemos mudado hace poco.

-¿Nos?

Viktor le dio una dulce sonrisa.

-Somos una pareja aquí.

-¡Oh! -exclamó con las mejillas encendidas- ¿Y eso es...?

-Gracias a nosotros, sí. El mercader japonés enamorado del soldado ruso-británico. Parece ser que hemos encontrado un huequito de paz lejos del resto del mundo.

Yuuri tragó saliva y miró a su alrededor. Sí, había demasiada paz. Sí, era el lugar que siempre había soñado para envejecer junto a la persona que amabas.

El cabello de Viktor revoloteaba con el viento y su sonrisa brillaba más que el mismo sol. Pensó que no había persona más hermosa en la galaxia.

-¿Quieres ver nuestro hogar?

Asintió y, con algo de timidez, tomó la mano que Viktor le ofrecía. Inmediatamente sintió como si sus problemas dejaran de existir.

* * * *

La casita era austera y sencilla, con techos demasiado bajos considerando la altura de Viktor. Era un típico hogar de pastores de la era colonial. La vajilla estaba hecha de barro y cerámica, tenían una chimenea donde humeaba un delicioso estofado y el ambiente desprendía también un tenue aroma a especias, todas ellas plantadas al pie de la ventana.

Aún así a Yuuri le encantaba.

-Se crearon un precioso nidito de amor -rió Viktor-. Imagina si tuviéramos que hacer esto en el Triadverso o en tu casa.

Aquello hizo que Yuuri se removiera incómodo, ¿acaso Viktor no era consciente de las cosas que decía?

Soltó un prolongado suspiro antes de tomar asiento en la cama hecha de paja.

-¿Pasa algo?

-¿Es una pregunta en serio?

-Te he notado diferente desde la última vez que te vi.

-Tu búsqueda me ha cambiado. He pasado por cien infiernos buscándote y... tú llegas y te comportas como si no fuera más que un juego para ti -logró decir sin que las lágrimas terminaran de caer.

-Yuuri...

-He sido un idiota, ¿a que sí? Pensar que teníamos una oportunidad, ¡Ja! -dijo con irónica diversión- ¿Sabías que tu hermano me dijo que estábamos casados en otro mundo? Bueno, en más de uno porque he visitado uno en donde teníamos hasta un hijo. Todo se siente como una bofetada tras otra.

Viktor no le respondió. Solo lo miraba, pero Yuuri no era capaz de mirarlo de regreso.

-Pero sé que tengo muchas opciones. Sé que podría tener más cosas que las personas normales pero yo no puedo darme el lujo de disfrutarlas.

Respiró hondo por la nariz. El nudo que se le formaba en el corazón le impedía seguir hablando con firmeza.

-Más de cien mil universos en esta vida y lo único que yo quiero hacer es estar a tu lado.

Dos lágrimas cayeron, una de cada ojo.

Se giró a mirar a Viktor.

-¿Es estúpido?

Viktor lo miró con dolor por primera vez desde que habían reunido sus piezas. Se veía como si hubieran tomado su corazón y lo estuvieran aplastando justo frente a sus ojos.

-No, Yuuri. No es estúpido.

Dio unos pasos hacia él, hasta que estuvieron a escasos centímetros. El pecho de Viktor tocaba el suyo cada vez que daba una respiración.

Le corrió el oscuro cabello del rostro. Yuuri estaba seguro que se miraba reflejado en sus propios ojos.

-Tenemos más de un millón de vidas y yo quiero estar contigo en cada una de ellas.

Yuuri soltó un sollozo lastimero, escondiendo su rostro de Viktor. Él le tomó el mentó con firmeza y lo elevó a su altura, besando las lágrimas que recorrían sus mejillas.

-Creo que te amo.

-¿Crees?

-Es que no estoy seguro de si han inventado una palabra más fuerte que esa.

Lo besó. Cuando sus labios tocaron los suyos, Yuuri sintió que el multiverso dejaba de existir, que ellos dos eran la única fuente de energía de la vida.

Era simplemente mágico.

Se animó a profundizar el beso, tomando la nuca de Viktor para acercarlo hacia él. Les chocaban los dientes por la torpeza, a pesar de que se suponía que eran dos adultos experimentados.

Yuuri se sentía como un crío de nuevo, sintiendo el amor por primera vez.

Lo primero que desapareció fue el chaleco de Yuuri y le siguió la camisa. Viktor dejaba un rastro de besos sobre su pecho, justo por encima de su corazón desbocado. Le besó el estómago y acarició cada pedazo de piel que estaba al descubierto. No le importaba la helada que entraba por la ventana.

Pronto, Viktor también quedó sin ropa y Yuuri trazó con su dedo todas las pecas y lunares del cuerpo del ruso. Sentía que podía formar una constelación con todas ellas que podría ser grabada en el cielo nocturno.

Los pantalones tampoco estaban invitados a formar parte de la escena. Yuuri, cuando imaginaba el momento, creyó que iba a morirse de vergüenza pero ahora todo lo que podía sentir era que nunca lo habían amado tanto.

-¿Crees que les moleste que lo hagamos con sus cuerpos? -inquirió Yuuri echando un vistazo a su alrededor.

-Yo creo que no les molestará que hagamos algo que hacen todos los días -sonrió.

Lo volvió a besar, entrechocando todas las partes de su cuerpo con el suyo. Yuuri sintió un subidón de calor que le encendió desde la planta de los pies hasta el último cabello en su cabeza. Todo le cosquilleaba de una manera hermosamente placentera. Incluso sintió un hormigueo en su propio corazón.

¿Es esto a lo que le llaman amor?

Viktor era decidido y sabía lo que hacía. Cada lugar que besaba o mordía lo hacía con una precisión que solo sabe hacerlo alguien que ya lo ha hecho. En ese momento, poco le importaba pensar que Viktor quizás había amado a cientos de personas alguna vez. Todo lo que importaba es que en aquel instante no amaba a nadie más que a Yuuri.

-¿Estás listo? -le preguntó sobre los labios.

-Solo las estrellas saben cuánto tiempo he estado listo -respondió con un jadeo.

Viktor asintió. Se removió un poco poniéndose en la posición adecuada, con el cabello pegoteado por el sudor.

Yuuri contó hasta diez.

Y el mundo se puso de mil colores diferentes cuando terminó de hacerlo. Cuando finalmente su cuerpo quedó unido al de Viktor deseó que jamás terminase la cuenta.

Nunca dejó de besarlo. Yuuri no sabía cuánto tiempo le resistiría el cuerpo sin sentir que iba a estallar de puro éxtasis y amor. Viktor lo trataba con tanta dulzura que sintió que nunca más el mundo se vería amable en comparación a él.

-Creo que te amo, también -soltó con un leve gemido.

-Y yo estoy seguro que lo que sentimos es más real que todo el multiverso.

El momento se prolongó unos minutos hasta que llegaron al punto cúlmine. Yuuri temía que algún vecino estuviera escuchándolos amarse tan apasionadamente.

Cuando acabó Viktor se dejó caer a su lado, escondiéndose entre su hombro y su cuello. Su pesada y caliente respiración se sentía como la caricia más suave sobre su piel.

Yuuri le besó la frente, sin importarle el frío sudor que caía de ella. Sus cuerpos comenzaban a congelarse a causa de la maldita ventana pero nada podía apagar el calor que sentían sus almas.

Viktor se durmió pronto con los brazos rodeando a Yuuri. Yuuri no podía dejarse dormir.

Lo único que hacía era mirar a Viktor con lágrimas en los ojos y pensando en que sus días juntos estaban contados.

* * * *

Regresaron unas horas después al mundo futurista. Nadie notó su escapada a hurtadillas, todos seguían durmiendo como troncos.

Seung-Gil dormía abrazado a la espalda de Phichit en uno de los sofás. Minami estaba despatarrado sobre la alfombra con la almohada y cubrecama de Yuuri. En el otro sofá estaba JJ con Mila durmiendo sobre su pecho, pero la escena era un tanto divertida porque la mano de la chica estaba sobre el rostro de él, como si hubiese intentado hacerlo callar hasta el último segundo.

Yuri y Otabek no estaban en el comedor, pero Yuuri tenía la sospecha que se habían adueñado de su cuarto. Viktor se encaminó directamente para ahí.

-Déjalos tener su momento -lo detuvo con una sonrisa-. No seas tan policía.

-Yuri es un bebé -exclamó-. No puedo permitir que lo manoseen bajo mis narices.

-Viktor, conociendo a esos dos, yo estoy seguro que les tomará un buen tiempo dejarse manosear.

-¡Uf!

Yuuri rió ante su inmadurez de hermano celoso.

A los pocos minutos comenzaron a amanecer todos a causa del ruido. El primero fue Seung-Gil, que Yuuri descubrió que sacaba un cuchillo con la mano que había tenido debajo de la almohada.

-Nadie va a volver a tocar a Phichit si yo estoy vivo -se excusó sin ápice de vergüenza.

Minami seguía durmiendo como un verdadero angelito y a Yuuri le dieron unas irrefrenables ganas de tenerlo todos los días para poder quererlo como Viktor quería a Yuri. Era un enano incondicional, algo atolondrado y despistado, pero lleno de emociones puras.

El peso del final de la misión comenzaba a asfixiarlo. Yuuri no se veía capaz de tener que decirles adiós a todos ellos.

-¿A dónde se fue Yuri? -le preguntó Viktor a una adormilada Mila.

-A hacer bebés con Otabek, tal vez.

JJ soltó una carcajada, lo que hizo que a Viktor se le encendieran las orejas.

-¡No creí que fueras tan celoso!

-Ah, no es celos... me da ganas de llorar pensar que se hace tan grande.

Como si lo hubieran invocado, Yuri salió de su habitación. Parecía no haber sido capaz de pegar un ojo en toda la noche. Otabek también apareció, pero lo hizo del cuarto de invitados. Viktor pareció haberse calmado un poco pero a Yuuri todo se le hacía muy premeditado. Se guardó sus observaciones para sí mismo.

Estuvieron compartiendo información por última vez, sobre comandos y funciones. Yuuri ya se había olvidado la mitad de todas ellas.

-Supongo que es hora de partir -dijo Phichit con la voz un poco dura. Yuuri fue a su lado y lo abrazó.

-Va a estar todo bien -le susurró apoyando su frente sobre la suya.

-Solo espero que Seung tenga un cuchillo a mano por ahí. Voy a estar más tranquilo así -mencionó JJ. El coreano rodó los ojos.

-A cualquier situación de peligro no duden en lanzar las coordenadas. Y no confiaremos en nadie a no ser que nos responda una pregunta íntima que solo alguno del grupo conocería. No le digan a nadie sus preguntas antes de tiempo -ordenó Viktor. Todos asintieron.

-Si alguno se ve incapaz de viajar, usen el cuerpo de alguien que todos conozcamos y tengamos en común. Es probable que, si ese mundo es hermano del Triadverso, todos estemos cerca.

-Ya es la hora -agregó Yuri-. Los veré al otro lado.

Otabek le besó una mano. Todos estaban tan nerviosos que ni siquiera JJ se vio capaz de hacer algún comentario molesto.

Hicieron una última despedida y saltaron juntos a través del espacio-tiempo.

* * * *

Yuuri empezó a toser violentamente. Tenía un pañuelo que le cubría la nariz y boca pero estaba demasiado roto y sucio.

Trastabilló un poco sobre las baldosas destrozadas, sosteniéndose de una mohosa pared.

Alzó la vista al cielo y el corazón se le subió a la garganta.

El cielo era rojo. Pero no de un rojo atardecer sino de un rojo sangre con nubes tan negras como el ónix. Era un cielo sacado de las mismas pesadillas.

Unas cuantas sirenas sonaban a los lejos, sumado a lamentos y gritos de auxilio. Caminó un poco observando el horror a sus pies: niños y ancianos con la piel quemada, perros deformados, ni una sola ventana sin romper.

Se miró sus propias manos y descubrió que una de ellas no estaba. Empezó a hiperventilar. Él casi podía sentirla allí pero no había más que un muñón saliendo de su brazo izquierdo. Yuuri recordó sobre como las personas que habían tenido amputaciones podían sentir a su miembro como si fuera un fantasma.

Echó a correr. No lograba discernir en que ciudad se encontraba porque todo se veía roto, olvidado y muerto. Creyó que era imposible que ese mundo fuera hermano del colorido y moderno Triadverso.

Se detuvo de repente al reconocer la construcción al frente suyo. Ahogó un grito de sorpresa y terror.

Era la Catedral de San Basilio. Reconocía la pared del color ladrilloso y las coloridas cúpulas con forma de bulbo.

Solo que estaba destrozada. Parecía como si una bomba hubiese estallado en su centro, destrozando el corazón de la ciudad de Moscú.


* * * *


¡Al final encontré la inspiración para subirlo hoy! ¡Y LLEGAMOS AL MUNDO DEL PRÍNCIPE! Espero se vayan haciendo una idea de como es ese lugar.

También hemos visto un poco del mundo en Yuuri y Viktor se conocieron :D si bien ellos lo hicieron en la Australia Colonial, se mudaron a Nueva Zelanda para vivir una hermosa vida como una parejita de pastores <3 c:

Finalmente la frase del título ha sido dicha en la historia :D quizás de una forma un poco diferente, pero está. Y para quienes hayan leído "Hasta que los días nos unan otra vez": ¿se dieron cuenta que fue Yuuri quien dijo las dos frases de los títulos de mis fics? <3

¿Qué les espera aquí a la squad? ¿Cuándo se encontrarán con el Príncipe y en qué circunstancia? ¡Les recuerdo que hay al menos 5-6 capítulos en el mundo en ruinas! Así que no tendrán un momento corto ni fácil.

He pensado que como se acerca el final podríamos hacer un pequeño top 5 de diferentes cosas para divertinos :D Por ejemplo... ¿Cuáles son sus versiones favoritas de los personajes? (Fuera del Triadverso, claro está) ¡En el próximo capítulo les digo las mías!

Muchísimas gracias por ser tan comprensivas siendo que anteayer no hubo capítulo <3 ¡Voy encontrando los ánimos de a poco! También muchísimas gracias por los votos y comentarios :') el cap llego antes de lo esperado y se me está haciendo mala costumbre publicar a estas horas (sorry for not being sorry)

¡Un beso enorme y nos vemos mañana!

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