30
Día CIEN.
Erick.
Salgo de mi habitación, llevo un ramo de fresas cubiertas con chocolate, sé que a Rachelle le van a encantar, era una forma de agradecerle todo lo que había hecho por mí.
Zabdiel desde el comedor se echa a reír mientras hace un gran intento por no escupir el bocado de cereales que lleva en la boca. —Luces como un loco enamorado—me dice luego de tragar su bocado.
—Y lo estoy—rio.
—Lo sé. Sólo quería recalcarlo—se encoge de hombros.
—Me voy ahora, pasaré por Rachelle—le informo tomando las llaves del auto que se encontraba sobre el mueble.
—¡Oh! ¡Espera!—dice llamando mi atención.
—¿Qué?—le miro cansado.
—Tú mamá llamó—le fulmino con la mirada. Rueda los ojos y se corrige; —La directora de tú instituto—gruñe.
—¿Qué quiere?
—Dijo que te requiere en su oficina hoy mismo. Dijo que es importante—hace una referencia de comillas recalcando lo último.
—Da igual. De todas formas no iré—digo rodando los ojos.
—¡Hey!—me detiene de nuevo. —Dijo que era un asunto I M P O R T A N T E... Por favor Erick. No creo que quieras más problemas—me mira. Tiene razón, fuera mi madre o no también era la directora del instituto y era capaz de todo a pesar de que yo fuera su hijo.
—Vale—cedo.
—Mucha suerte—grita desde adentro. De verdad la necesito. Mi madre es un dolor en el culo cada vez que intentamos hablar, no importa el tema siempre terminaba siéndolo.
Camino por el estacionamiento hasta encontrar mi automóvil, me adentro en el e inicie por conducir en dirección al instituto.
No encendí la radio como acostumbraba a hacerlo todos los días luego de la llegada de Rachelle a mi vida porque me sentía nervioso y tenía en mente que saldría algo mal.
Estaciono el automóvil y bajo de este cerrando las cuatro puertas con seguro, camino hasta su oficina y Martha su secretaría le anuncia mi llegada. Espero algunos minutos hasta que su puerta se abre y su silueta se asoma a través de esta, con una especie de seña me indica que ya puedo pasar y con toda la seguridad del mundo se sienta detrás de su escritorio.
—Creí que no vendrías—dice en un tono de voz neutro.
—Pues aquí estoy—respondo sentándome en el pequeño sillón que se encuentra al frente de ella.
—Me alegra que estés aquí, pensé que habías olvidado que tenías madre—espeta con molestia cruzando sus manos al frente.
—Lo habría hecho de no ser que llamaste a mi apartamento diciendo que era "IMPORTANTE"—hago comillas en el aire. —Que viniera hasta aquí.
Frunce los labios.
—¿Para qué llamaste? No creo que haya sido sólo para hablar de nuestra situación madre e hijo.
—No, por supuesto que no—responde de inmediato. —Se trata de Rachelle.
—¿Por qué yo querría hablar de Rachelle contigo?—pregunto a la defensiva. Realmente me estaba cabreando.
—Tal vez tú no, pero yo sí que tengo muchas cosas que decirte de ella—dice sonriendo. Por supuesto, no se venía nada bueno.
—Pues adelante—digo cruzándome de brazos en medio de una sonrisa realmente burlesca.
Y entonces comienza, habla y me lo explica todo, me muestra "Contratos" y me rompe el corazón en mil pedazos.
Cada palabra que salía de su boca parecía ser balas que impactaban directo en mi corazón. Cada hecho me parecía increíble ¿Cómo había podido hacerme algo como esto?
Recordé las cosas que ella solía hacer, recordé como cada vez que íbamos a su casa o a la mía ella siempre tenía que sacar un tema relacionado con el instituto y las tareas que nos eran solicitadas. Recordé la manera en la que solía ayudarme a estudiar. Recordé la primera vez que fingió estar preocupada por mí y fue hasta mi departamento preguntando ¿Por qué no había asistido al instituto? Y de no haber sido por ella jamás hubiese vuelto, todo se conjugaba, todo cuadraba y yo no había sido nada más que un maldito imbécil por haber pensado que ella realmente me amaba.
Mis ojos se empaparon en lágrimas. Seguro ahora mismo estarían rojos de tantas lágrimas derramadas por su culpa, por culpa de su maldita hipocresía.
—Lo lamento Erick. Lamento que las cosas no hayan salido cómo tú planeabas.
Llaman a la puerta y me estremezco de sólo pensar que podría tratarse de ella.
—¡Adelante!—dice mi madre.
Y entonces entra en la oficina, su perfume inunda mis fosas nasales y su mirada busca la mía temerosa a lo que ha sucedido.
—Rachelle que bueno que llegas. Toma asiento—le ofrece con cortesía señalando el sillón de mi lado.
Respira con pesadez y se acerca a mi lado, su mirada me pide a gritos que la mire seguro ya había notado lo mucho que he llorado, me mira alterada pero no me inmuto a mirarla no quiero hacerlo. Evado su toque al igual que su mirada cuando se posiciona a mi lado.
—¿Cómo pudiste hacerlo? ¿Cómo fue que te prestaste a algo como ello?—las palabras finalmente salen de mi boca luego de varios minutos. Dirijo mi mirada a ella y contemplo un poco el dolor que siento.
—¿A-a que te refieres?—pregunta luego de varios minutos, aunque sabía bien a que me refería, podía verlo en su mirada.
—No finjas que no sabes a que me refiero—digo lleno de rabia. Debía escucharlo de sus labios, debía de tener alguna explicación para mí.
—Ya lo sabe todo, Rachelle. No me dejaste otra opción. Pudimos haber llegado a un acuerdo—se burla aquella mujer que dice ser mi madre.
—Te creí diferente—suelto sin sentimiento alguno. Mi mirada ahora estaba perdida en un punto fijo, ni siquiera podía mirarle. Me sentía destruido.
—Erick y-yo...
—No digas más—la detengo. —Ya lo he comprendido todo—le miro de nuevo. Limpio las lágrimas de mi rostro y me incorporo del sillón acomodando mi mochila en uno de mis hombros.
—Erick, por favor... ¡Escúchame!—suplica entre sollozos.
¿Pero que debía escuchar de ella?
—¡No!—grito acercándome a su rostro de manera amenazante. —¡No pienso escuchar más mentiras, Rachelle!—advierto lleno de rabia.
Doy un último vistazo a sus labios, aquellos labios de los que habían salido tantas mentiras, aquellos labios que habían probado los mejores besos que mi boca había dado, y sin decir nada más salgo de la oficina cerrando la puerta tras de mí.
Ella corre detrás de mí y me toma del brazo atrayéndome hacia sí misma. —Erick, por favor—suplica dolida.
—¿Qué vas a decirme?—gruño. Tenerla tan cerca me hace daño. —Que me enamoraste sólo porque necesitabas hacerme subir mis notas para que la maldita escuela fuera gratuita para ti. ¿Eso vas a decirme? ¡Ah! Que te acostaste conmigo y fingiste amarme para poder cobrar tú puto contrato!—grito acercándome a ella de manera amenazante.
Retrocede un paso, ahora me teme.
—Te dije que jamás te golpearía, Rachelle. Ni siquiera ahora que te odio tanto—suelto aquellas palabras sin siquiera haberlas pensado un poco.
—Mírame, Rachelle—ordeno tomando su rostro entre sus manos con brusquedad. —Hasta nunca—y sin más le solté y caminé lejos de ella. Lejos de su alcance y sus mentiras.
No me siguió, tampoco esperé que lo hiciera, pero eso me dio a entender que ya todo había terminado. Si tan sólo supiera que nunca nadie más en su vida la amará tanto como yo algún día lo hice.
"Nadie te amará como yo a ti te amo Rachelle, Nadie te amará con la misma intensidad con la que yo lo hice".
RACHELLE.
Una hoja mal doblada aparece en mi correo, me detengo un instante mirando el papel arrugado sobre mi mano. Temiendo lo que encontraré, lo desdoblo lentamente encontrándome con una caligrafía conocido, el temor se hace presente sin embargo lo ignoro y leo atentamente cada palabra que yace en el papel.
"CIEN días sólo CIEN días te bastaron para destuirme.
Yo sabía, lo sabía. Sabía perfectamente bien el peligro que corría teniendote cerca. Sabía que estar contigo no me traería nada bueno, que tú amor no era verdadero y que no eras la persona que pintabas. Sabía que tarde o temprano me haría daño estar a tu lado pero... ¿adivina qué? Acepte todos los riesgos que implicaba tenerte cerca sin reproches ni rodeos... No sabes cuanto me arrepiento de ello...
¿sabes algo?....
Yo lograre olvidarte, lograre sacarte de mi corazón.
No. No te preocupes por mí, si es que al menos te haz preocupado. Estaré lejos de ti, tan lejos en donde jamás puedas encontrarme. En donde no tenga marcha atrás un lugar en donde todo el dolor que me causaste se convierta en odio y desprecio.
Quizás y sólo quizás pueda encontrar a alguien quien en verdad me ame, y seré tan feliz como no pude serlo contigo.
Hasta nunca Rachelle...".
***
Hola. ¿Qué tal como están todos?
Soy tan feliz.... Estamos a tan poco de llegar a los 10k de vistas woho!!!!
Muchas gracias por hacer mi sueño posible. Jamas pensé que llegaría tan lejos.
Lindo día a todos. Los amo demasiado.
—All the love :)
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