19
Día treinta.
Rachelle.
Dos semanas y media han pasado y Erick ni siquiera me ha llamado. He visto a los chicos cada fin de semana y me he sentido malditamente culpable por el simple hecho de que Erick ni siquiera se ha presentado a casa de Christopher, jamás quise ser la culpable de romper su amistad.
En cuanto a Joel, bueno... No le he visto demasiado, si acaso dos veces le he visto pasearse en el balcón de enfrente.
—Entonces... Me éstas diciendo que Erick ni siquiera te ha llamado—habla Lilly, una chica que he conocido justo el día en el que ingrese al colegio, sólo que no había hablado lo suficiente con ella hasta hace unos días.
—No—digo y su sonrisa se desvanece.
—Pues es un verdadero idiota. Si yo fuera él, te pediría una disculpa e intentaría hacer que las cosas funcionen de nuevo—me dice y lo tomo enserio, ella es una chica seria y también una muy lista.
—Dale. Yo también lo haría pero sinceramente ya no me interesa soy feliz y el no podrá quitarme mi felicidad por sus estúpidos berrinches de niño mimado—contesto orgullosa. Aunque la verdad no sea esa. La verdad es que no me he sentido bien las últimas semanas, de alguna manera aquellas palabras que Erick dijo aquel día me dolieron como el infierno. Sabía que no debió de haberme importado, además aún tengo que arreglar las cosas con Erick si quiero que ese contrato funcione.
Ella me sonríe y me abraza por los hombros con orgullo. —¡Bien dicho!
Ambas sonreímos y tomamos asiento en nuestros respectivos lugares dentro del aula, ella a un lado de Johan y yo con un chico rizado que hasta ahora sólo sé que se llama Henry, sonrío de lado cuando le veo acercarse e inmediatamente me devuelve una sonrisa y se sienta a mi lado acomodando su mochila sobre el piso.
—Buenos días jóvenes, disculpen la tardanza pero es que había un tráfico de locos—gruñe la Srita. Adams dejando su portafolio sobre el escritorio.
La clase transcurre con normalidad. Todo parece ir bien y eso me agrada.
La srita. Adams se marcha y el cambio de clase llega, a mi lado camina Lilly y al otro Johan. De alguna forma me he unido a ellos más de lo que esperaba.
—¡Ray espérame!—grita alguien a mis espaldas.
—¡Anna!—grito y corro a sus brazos.
—¡Foto! ¡Foto!—grita Lilly con la cámara entre sus manos enfocada en nuestra dirección.
Sonreímos y beso su mejilla, ella enrolla sus brazos alrededor de mi cuello y sonríe manteniéndose estática hasta que el click suena y el flash deslumbra nuestros ojos.
—¡Listo!—grita Lilly y se acerca hasta nosotras para mostrar la fotografía.
Sonreímos satisfechas.
Continuamos nuestra caminata hasta nuestra próxima clase. Nos adentramos al aula y los únicos dos lugares vacíos están completamente apartados el uno del otro. Nos miramos frustradas pero caminamos cada una en dirección contraria para tomar los asientos vacíos.
Me acerco hasta el asiento vacío y mi corazón da un vuelco totalmente esperado.
—Ahhh... Ray... Ammmm... Toma mi asiento—dice Johan interrumpiendo mis pensamientos.
Él chico frente a mí, me mira incómodo.
—No. No. Estoy bien aquí—digo sentándome a su lado. Esto podría ser una buena oportunidad para continuar con el contrato.
—¿Estas segura?... Puedes sentarte a mi lado—dice Anna totalmente nerviosa.
—No. Te juro que estoy bien aquí. Gracias—sonrío con confianza y ella asiente con la cabeza.
Lilly me mira a lo lejos y con señas me ofrece su asiento, me niego de nuevo y parece que todos parecen comprenderme.
Incómoda me revuelvo en mi asiento a lo largo de la clase. Estoy molesta, ni siquiera me ha dirigido una sola palabra. No quiero tener que hablar yo.
—Sé qué esto debe de ser cansado para ustedes pero así es la escuela y mi trabajo como maestra no sería trabajo si no los molesto. Así que en parejas harán un trabajo de nueva cuenta—todos gruñen mientras que yo rezo para que no me toque con él chico de mi lado. —Las parejas serán así como están sentados—todos sonríen satisfechos. Probablemente se deba a que la gran mayoría esta con la gente que quería sentarse.
Bufo molesta pero no digo nada, ya una vez lo he hecho y no salió como esperaba.
—Te veo en mi departamento a las 5:30pm—digo luego de la gran explicación de la srita. Dopherty y poco antes de que la gran campana nos diga que ha terminado la clase nuevamente. Salgo del aula sin siquiera permitirle que diga algo.
—¡Hey!—grita Johan con la esperanza de detenerme.
—¿Si?—digo girándome en su dirección. —¿Estás bien?—pregunta. Pero ni siquiera sé si lo estoy.
—Perfectamente—sonrío. —¿En dónde están Anna y Lilly?
—Se fueron a su clase.
Es verdad. Johan y yo asistíamos a todas las clases iguales, ellas no.
Ellas debían recorrer casi toda la institución en un sólo un día de clases.
Camino a su lado. Esta es la última clase y entonces podre marcharme a mi apartamento nuevamente.
La clase transcurre rápidamente y cuando menos me doy cuenta ya voy incluso caminando en dirección a mi departamento. Anna va a mi lado.
—Ray... ¿Él vendrá aquí?—pregunta cuando abro la puerta.
—Así es.
Ella asiente con la cabeza y se sienta sobre él sofá aún sumida en sus pensamientos.
—Ray...
—¿Si?—le miro sentándome a su lado.
—¿Has pensado en arreglar las cosas con Jane?—pregunta.
Probablemente esa pregunta le rondo durante todo el día en su pequeña cabecita.
—Si te soy sincera... No.
Probablemente lo pensé durante los primeros días pero ahora no creo que sea una de mis prioridades—confieso. —Probablemente si deba de hablar con ella—digo. —Pero no ahora. Tengo ya bastantes problemas como para enfocarme en una sola cosa.
Asiente con la cabeza y sonríe. —Y... ¿con Joel?
Bufo de nuevo. —No lo sé Anna. Probablemente en un futuro. Fue grave lo que hizo—digo echando la cabeza hacia atrás.
Ella sonríe y se recuesta sobre el sofá.
—Dormiré. Despiértame cuando llegue Erick para marcharme a mi habitación—dice acomodándose.
—¿Por qué no vas allá de una vez?
—No. El sofá es más cómodo—ríe.
Sonrío al verla y beso su frente en media sonrisa.
*****
Con una de mis manos sostengo la fotografía entre mis dedos, de forma alguna Anna logró remover algo en mi interior y me ha hecho pensar demasiado con respecto a hablar con Jane y Joel.
Sonrío y no puedo evitar el sentir nostalgia al recordar la historia detrás de la fotografía.
Fue el cumpleaños número 19 de Anna. Jane y yo le organizamos una fiesta sorpresa e invitamos a todos y cada uno de sus amigos del colegio, al igual que a nuestras familias. Fue el último día en el que estaría en México y a decir verdad fue perfecto.
No problemas, no dolor, tenía a mi familia reunida y tenía a mis mejores amigos junto a mí.
Lucíamos tan felices y sin preocupaciones. ¿Quién iba a pensar que todo iba a cambiar?
Pequeñas gotas empapan el papel fotográfico al igual que mi rostro, estoy llorando y ni siquiera me había percatado de ello.
Con una manga de mi suéter limpio mi rostro y el color negro causado por el rímel se viene con mis lágrimas manchándome por completo.
Gruño molesta pero no hago por cambiarme. No es como si fuese a suceder algo importante.
—¿Ray?...—dice una pequeña vocecilla somnolienta detrás del marco de la puerta. Siempre si se fue a dormir en la habitación tras unas horas de sueño.
—¿Si?—digo girándome en su dirección con la voz ronca por el llanto.
—¿Estás bien?—pregunta sentándose a mi lado.
—Si—sonrío de lado y beso su mejilla. —¿Por qué la pregunta?
—Te escuche llorar—baja su mirada en dirección a mis manos y me mira de nuevo. —Ese día fue increíble— dice refiriéndose a la fotografía, tomándola entre sus manos.
—Lo sé—sonrío.
El timbre nos interrumpe, ella me sonríe y se levanta de su asiento caminando en dirección a la puerta, le sigo porque se de quien se trata.
—Nos vemos luego, te quiero—besa mi mejilla y se marcha. Erick quien aguarda dando su distancia me saluda con la cabeza y me hago a un lado para que entre.
No dice nada pero tampoco yo lo hago. La habitación se hace pequeña y el silencio es casi tan incómodo como cuando empezábamos a tratarnos.
Me trago mi orgullo y sonrío en su dirección. —¿Quieres empezar?— digo sacando mi libro de literatura y dejándolo frente a él sobre la mesa.
Me mira y sonríe seguro de si tomando el libro entre sus manos y acomodándose en una de las sillas de la mesa central.
Posiblemente esta sea una buena oportunidad para continuar con mi plan y que él contrato funcione. Está vez me he prometido que lo haré bien.
Su lectura comienza, va relajado y sin prisa alguna, su acento cubano de alguna forma lo hace escucharse sexy. Seguimos trabajando y cuando terminamos los dos nos quedamos sentados mirándonos mutuamente sin saber exactamente qué es lo que debemos decir.
—Ray yo... —comienza el arrastrando un poco las palabras, parece asustado. —Ray, me gustas—sueltan sus labios, mis ojos se abren como platos ante la sorpresa.
¿Qué se supone que debo decir ahora?
Con una de sus manos acuna mi mejilla y me besa sin prisa alguna.
Sus labios apenas si rozan los míos y sus ojos están cerrados por completo. Estoy en shock.
—Te quiero—susurra separándose de mis labios dejando una distancia considerable él uno del otro.
—Yo...—me corta y posiciona uno de sus dedos en mi boca, pasa su dedo por mis labios y sonríe ampliamente.
—Perdóname—suelta sin rodeos mirando fijamente mis ojos, parece sincero.
—¿Perdonarte?
—Por haber dicho lo que dije—me rio.
—¿Acaso eso puede considerarse como una oración?
—Ray... —me detiene. —Sabes a lo que me refiero.
Arqueo las cejas y sonrío. —Ya no importa—sacudo la cabeza a modo de negación.
—Para mí sí...—entrelaza nuestras manos. —Quiero que sepas que realmente me importas.
—Erick yo...
—Ray... Enserio quiero que sepas cuanto importas para mí—me interrumpe de nuevo, parece que sabe que lo que voy a decirle no le va a gustar en lo más mínimo y por eso es que no me deja hablar.
—Erick, lo siento pero yo no puedo corresponderte de la manera que quieres—aseguro completamente convencida de mis palabras apartando mis manos de entre las suyas.
—¿Qué?—separa sus labios horrorizado, creo que no esperaba esta reacción de mi parte.
—No estoy preparada para tener una relación—confieso, sus labios se separan para responderme pero antes de que lo haga le detengo y vuelvo a hablar yo. —Me gustas—confieso y ahora parece confundido. En realidad me di cuenta que este chico me gustaba luego de acostarme con él. —Y me gustas mucho—recalco mi punto. —Pero no quiero tener una relación cómo tú.
—¿Qué?—vuelve a decir. Parece bastante aturdido, han sido muchas respuestas en un solo día. —No te estoy entendiendo...
—Si aceptas estar conmigo sin tener que forzarme a una relación, entonces eres bienvenido.
En completo silencio se levanta del sillón, me da la espalda y camina en dirección a la puerta de salida. No digo nada, sólo me quedo en mi lugar viéndolo marcharse.
***
Hola hola.
Muchas gracias por sus comentarios y los votos. Las amo demasiado.
mel22erickGirlMorel muchas gracias por apoyarme en esto. Te mando un saludo y un abrazo desde México. Besos *3*
PD:¿Qué tal recibieron el año? Cuentenme en los comentarios.
Tengan un muy bonito día. muchas gracias por todo. No olviden votar y comentar mucho. Todos los comentarios los leo. Gracias por su apoyo y por favor compartanla.
-All the love ♥
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