16
Rachelle.
Los ojos me pesan y mi cabeza parece que va a explotar en cualquier momento, probablemente sea a causa del alcohol que ingerí la noche anterior.
Cuando intento levantarme, en mi cabeza comienzan a estallar las imágenes de lo que supongo ha sucedido en el bar.
Con mi mano derecha intento incorporarme pero no lo logró y mi mano aplasta algo que definitivamente no se trata del colchón.
«Santa mierda... »
Miro debajo de las sábanas y mi cuerpo esta semi desnudo, mi ropa esta tumbada sobre el suelo junto a la.... La de Erick. Mis ojos se abren como platos y un grito desesperado es lo único que logro hacer en medio de este aparatoso incidente, con extrema rapidez me levanto a toda prisa del colchón y camino lejos de la cama cubriendo mi cuerpo con ambas manos.
Probablemente no cubran demasiado pero cubren algo y es lo que importa.
Erick se incorpora rápidamente, probablemente le he despertado con el movimiento tan brusco que he hecho y la manera tan peculiar de informarle que tan mal ha ido esto.
Su cuerpo esta semi desnudo y con sus manos intenta tranquilizarme, o eso es lo que creo que intenta hacer, está claro que será imposible pero quizás deba escuchar lo que tenga que decir.
—Más te vale que me expliques antes de que te rompa...
—¡Rachelle! —me interrumpe. —Voy a hacerlo... Déjame explicarte—mueve sus manos, parece asustado.
—Rápido—grito molesta.
—¡Erick llegamos! —grita alguien fuera de la habitación, por el sonido de su voz creo saber de quién se trata. Zabdiel.
Respiro hondo y me levanto. —Esto aún no termina—intento sonar calmada y lo digo en voz baja para que los chicos no escuchen nada allá afuera.
A toda prisa Erick me lanza uno de sus pant's color gris y una sudadera negra, por supuesto lo recibo pero no lo hago porque no tenga ropa si no es debido a que mi pijama está al otro lado de la habitación.
Él, al igual que yo, se viste con un pant's azul y una sudadera roja, probablemente no sea la mejor combinación pero he de admitir que le queda bien.
Salgo detrás de él y todos parecen mirarme. No tengo idea de lo haya sucedido ayer pero no creo que haya sido tan grave como para que ellos me miren de esa forma.
—¿Cómo te sientes Ray? —pregunta Zabdiel acercándose, estira su mano y coloca la palma sobre mi frente. ¿Me está midiendo la temperatura?
Me encojo en mi lugar. —Ya mejor—confieso. La verdad es que no sé porque me ha preguntado pero supongo se debe a la borrachera que me puse ayer. De repente me siento avergonzada por el estado en el que me han visto ayer.
—Eso me alegra Ray, nos tenías muy preocupados—la sonrisa de Richard me reconforta. No sé qué es lo que está pasando, estoy muy confundida.
«Preocupados… ¿por qué?» Quiero preguntarle pero por segunda vez en mi vida me contengo. No quiero regarla de nuevo.
—¿Qué les parece si vamos a desayunar? —pregunta Christopher con entusiasmo. Ahora sé quién es el que se encarga de organizar las salidas en grupo.
Nadie se opone a la idea de Christopher, de hecho, todos salimos a gran velocidad fuera del departamento.
El restaurant al que nos ha dirigido Christopher me parece bastante bonito, parece bastante casual.
La gente comienza a mirarnos raro, no sé si se deba a la vestimenta que llevamos Erick y yo o sea por las escandalosas carcajadas que soltamos momento a momento. Probablemente seamos la gente más ruidosa del restaurant.
Me siento mejor, parece que la borrachera se ha terminado y ahora mismo estoy tan contenta que ni siquiera podría describir mi felicidad.
Una voz llama mi atención, a pesar de la multitud de gente que hay logro distinguirla, se de quien se trata y estoy rezando por qué mi mente me esté jugando una mala pasada.
Dirijo la mirada en la dirección en la que escucho la fastidiosa voz.
—Mierda—digo dentro de mi mente y aparto mi mirada tratando de concentrarme en lo que Richard está diciendo, la felicidad de momentos atrás se desvanece y los recuerdos comienzan a invadirme.
«No ahora por favor no...» le suplico a mi cabeza pero sé que no lo haré.
Nunca escucho a mi subconsciente.
—Rachelle, ¿Estás bien? —pregunta Christopher tomando mi mano en un gesto amable.
—Sssss.. Sí—articulo entre balbuceos, estoy haciendo todo lo posible por no volver a mirar en esa dirección.
—¿Qué sucede Ray?... —se gira a mirar al lugar en el que evito dirigir mi mirada. —¿Quiénes son ellos y por qué te miran de esa manera?—pregunta ciertamente confundido.
Ellos me miran, los ojos de la chica más alta se llenan de lágrimas y sin más, sale del restaurant cubriendo su boca y limpiando las lágrimas rebeldes que recorren sus mejillas, mientras tanto la otra chica suelta de la mano del chico y me mira completamente horrorizada. Está asustada.
Él chico parece hecho mierda, sus ojos reflejan cansancio y probablemente lágrima de horas atrás, está congelado y ahora misma quiero correr a abrazarle y decirle que pase lo que pase siempre será mi mejor amigo.
Quiero hacerlo pero mi orgullo es mayor y permanezco sentada sin saber como reaccionar.
Joel intenta acercarse pero se detiene, quizás es lo mejor que pudo haber hecho o de lo contrario hubiese sido peor.
Debajo de la mesa Erick sostiene mi mano y Zabdiel me sostiene de los hombros, realmente agradezco que lo hagan o de lo contrario ya estaría en el suelo o entre los brazos de Joel, cualquiera de las dos suena mal.
—¿Quieres... Quieres que nos vayamos? —pregunta Richard en un intento fallido de captar mi atención, mi mirada está perdida en algún punto de la mesa, ni siquiera soy capaz de levantar la mirada.
Niego con la cabeza. —No—una sonrisa se dibuja en mis labios durante un par de segundos. —Estoy bien—suelto el aire que mis pulmones no haian podido hacer y me levanto con lentitud de la silla en la que estoy sentada. —Me permiten un minuto—todos asienten con la cabeza. Corro la silla a un lado para sacar mis piernas y comienzo a dar pequeños pasos lejos de la mesa.
Camino hacia la salida, Joel parece alegrarse cuando me ve caminar en su dirección pero cuando nota que me desvío de él, un ceño fruncido es lo único que visualizó en él. Jane por su parte luce mal, probablemente no ha dormido y se nota demacrada quizás siente culpa por salir con el chico que yo amo.
—¡Anna!... ¡Anna! —grito a las afueras del restaurant. No la veo a ella sin embargo escucho sus sollozos en algún lugar no muy lejano. Camino en la dirección en la que se produce el ruido y la encuentro sentada en cuclillas detrás del auto de Joel. Cuando me acerco a ella, parece apartarse pero luego de tomar sus manos entre las mías parece tranquilizarse.
La observo, sus ojos color marrón lucen rojos e hinchados, sus mejillas lucen de un tono bastante rojo y su cabello luce despeinado pero perfecto. Ella es perfecta. Mi prima es perfecta en todos los aspectos.
La tomo entre mis brazos y espero a que sus sollozos dejen de escucharse, para eso pasa acerca de una hora para que lo único que inunde mis oídos sea el ruido del hipo que causa llorar tanto. —¿Mejor?—pregunto con ternura separándola un poco de mi pecho para poder tener mayor visibilidad de su rostro.
—¿Por qué te fuiste Rachelle?... —solloza enojada. No voy a culparla porque sé hice mal al irme lejos de ella sin decir nada, quizás ni siquiera conocía los motivos por los cuales había tomado esa decisión tan repentina.
—Lo lamento, estaba tan enojada que olvide decirte que estaba sucediendo.
—Yo sé que está sucediendo—se apresura a contestar. —Sé que lo que Jane hizo no está bien—parece que los papeles han cambiado pues lagrimas repentinas salen de mis ojos. —Sé lo mucho que te gusta Joel—las heridas de mi corazón vuelven a doler. —Entiendo que te fueras, pero ¿por qué no me dijiste nada?... soy tú prima, y si estoy aquí es por algo ¿no crees?—asiento con la cabeza, el silencio se apodera de nuestra conversación durante unos minutos pero se ve interrumpido por Anna nuevamente. —Joel dejo tu departamento esta mañana—suelta sin rodeos y mi corazón vuelve a hacerse añicos. —Decidí mudarme contigo, no quiero estar con ellos.
Una luz de esperanza se ilumina otra vez dentro de mi pecho. Tener a mi prima conmigo me hacía sentir mil veces mejor. —Gracias—es lo último que digo antes de que ambas nos unamos en un abrazo y regresemos dentro nuevamente.
De la mano la llevo a la mesa junto con los demás chicos y la presento ante ellos como mi prima, todos son muy amables con ella. Esa parte es agradable.
Anna se disculpa con las personas de las que venía acompañada y termina sentándose con nosotros. Ninguno de los chicos me pregunta nada, todos parecen darme mi espacio y en verdad lo agradezco, no me sentía preparada para hablar de ello.
—¡Tengo una idea!—grita Chris llamando nuestra atención. —No diré cuál es, pero necesito que todos vuelvan a casa y tomen una ducha, escojan un conjunto de ropa y tomen sólo las cosas más importantes para un viaje. Tienen quince minutos para hacerlo y esos comienzan.... ¡Ahora!
Chris es quien paga la cuenta y cuando eso sucede todos corremos de vuelta a nuestros hogares. Gracias al cielo tenemos una semana de descanso, todo esto gracias a la pascua.
Anna y yo regresamos a nuestros departamentos, nos despedimos en la calle y acordamos vernos allí nuevamente en 10 minutos.
Camino por el corredor, mi departamento aparece en mi vista y mis manos tiemblan cuando inserto la llave dentro de la cerradura. Esta se abre con facilidad y el olor al perfume de Joel entra directo en mis fosas nasales, sé que no debería pero su olor me transmite seguridad y calidez, quiero creer que es porque toda la vida me la he pasado a su lado.
Camino hasta mi habitación, ambas camas están tendidas y sobre la de Joel reposa mi suéter de lana color negro, mi favorito para ser sinceros.
Cierro mis ojos a modo de concentración y cuando lo consigo me adentro al cuarto de baño y me meto en la regadera, el agua esta tan caliente que por un momento dudo en ir con los chicos. Quince minutos no es suficiente para mí.
Envuelta en una toalla me acerco hasta el closet y de este saco un conjunto de ropa interior color azul y uno negro, al igual que unos jeans con mi suéter de lana negro. No tengo idea de porque Joel la tuviese sobre su cama pero quiero utilizarlo. De este saco unos jeans desgastados de color negro y un crop top del mismo color, junto con mi preciada camisa a cuadros que tanto amo.
Me doy un vistazo en el espejo y sonrío. Realmente amo mi suéter negro, observo mi mochila y me aseguro de que todo esté en orden.
Ya me he maquillado, ni siquiera sé cómo lo he logrado, apenas han pasado 10 minutos y estoy más que lista. Dentro de la mochila guardo el pants de Erick y las cosas esenciales para un buen día. Del perchero bajo mi chamarra de piel negra y me la coloco, eso le da un toque más serio a mi outfit.
Mi móvil vibra en mis manos, es un mensaje de texto.
Estamos abajo. Anna ya está con nosotros.
—Erick.
Cuelgo la mochila sobre mi hombro y camino hasta la puerta con una sonrisa en mi rostro. Tomo la perilla entre mis manos y cuando la giro esta se abre más rápido a lo acostumbrado, cuando me dispongo a abrirla ampliamente, sucede lo que probablemente me temía en un principio.
—Ho... Hola—dice Joel entre balbuceos y media sonrisa. ¿Se alegra de verme?
—Hola—digo restándole importancia. Probablemente no debería.
—¿A... A... A dónde irás? —pregunta nervioso, sus manos tiemblan y las llaves caen al piso haciéndome que de un pequeño brinco del susto.
Debo admitir que también yo me encuentro nerviosa pero no creo demostrarlo tanto como él lo hace.
—No creo que tenga que darte explicaciones—respondo cortante y grosera.
—Ray... Lo lamento... Es que yo... Yo no lo sabía ¿Por qué no lo dijiste antes? Yo... Yo... También...
—¿Podrías sólo dejarlo estar? No quiero hablar de ello. Y si me disculpas debo irme. Que tengas un bonito día—entonces me alejo. Las lágrimas amenazan con salir pero no lo haré. No llorare frente a él.
Bajo por las escaleras y cuando parece que no me ha seguido y que me dejara en paz. Mi cuerpo se gira en un movimiento que ni siquiera yo he causado y unos labios chocan contra los míos muy bruscamente. Sin pensarlo me aparto de su toque y con una de mis manos lanzo un manotazo causando así un ruido bastante fuerte y probablemente doloroso.
—No Joel. Las cosas no funcionan así—chillo molesta y me giro nuevamente sólo para ver el automóvil de Erick estacionado frente a nosotros.
«Mierda»
Christopher está parado con los brazos cruzados, mientras que Richard y Zabdiel bajan del automóvil de manera amenazante, Anna está dentro del automóvil riendo. Erick me mira sonriendo probablemente la escena que han presenciado ha sido bastante divertida.
Orgullosa de haberme defendido por mi sola, camino en dirección a los chicos y cuando llego con estos Zabdiel abre la puerta de la parte trasera del automóvil permitiéndome la entrada.
Todos sonríen cuando el automóvil inicia en marcha y se despiden de él con un saludo de cabeza a modo de burla.
Nadie dice nada cuando avanzamos lejos de él pero por las sonrisas en sus rostros parece que han disfrutado del espectáculo.
Christopher conduce y Zabdiel va a su lado. Mientras que en la parte trasera vamos Richard, Erick, Anna y yo.
—¿A dónde iremos? —pregunto curiosa, probablemente si no lo hacía explotaría.
—Lo siento Ray. Es una sorpresa. Nadie lo sabe, sólo yo y mi espíritu aventurero—responde mirándome de reojo a través del retrovisor.
Suspiro en derrota. Probablemente debería disfrutar del paisaje. No sé a dónde iremos pero sé que será divertido, es decir ¿Quién no se divierte con estos chicos?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top