Día 4
Tus estocadas no pueden alcanzarme, tus insultos no pueden hacerme daño.
¿O sí?
Sí, sí pueden. Mi caparazón no me protege como pensaba. Eres esa piedra que se cuela dentro, se mete en mis entrañas y me las desgarra.
¿Puede un cangrejo escapar de ella?
¿Puedo escapar de ti?
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