Día 23

Soy inmune a ti.

No tengo perla ni caparazón, pero la piedra se ha desprendido. Las granadas han estallado en algún lugar en el fondo del mar. El guerrero se ha matado a sí mismo, atravesándose su coraza con la espada larga que portaba. La sombra ha encendido la vela.

La estrella no está en el cielo.

Vale, no soy inmune a ti. Pero, de alguna manera, ya no puedes hacerme daño.


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