Nagisa estaba corriendo por un pasillo con paredes blancas con un destino.

Llegar a la habitación de Karma.

Corría y se tropezaba pero aun así se paraba buscando al pelirrojo para decirle que lo amaba y serle sincero de una vez por todas, si no era demasiado tarde.

Al llegar a la habitación del fondo del pasillo, abrió la puerta sin cuidado alguno encontrándose a un Karma durmiendo plácidamente en aquella camilla blanca de hospital, con tubos en sus brazos pálidos y una mascarilla que cubría una parte de su cara mientras que un sonido que provenía de una maquina marcaba el pulso del Akabane. Por suerte seguía bien y la maquina emitía un sonido repetitivo.

Nagisa con paso inseguro agarro la mano de Karma y la beso para luego mirar a los ojos cerrados del mismo.

-Te amo... Oh, no sabes cuanto te amo, Karma así que... -El Shiota se levanto y agarro las mejillas expuestas de Karma con sus manos delicadamente- Sigue respirando, hazlo por mi. Me querías, no? Si sigues conmigo estaré a tu merced, te lo juro.

La maquina de repente hizo un ruido aturdidor y una linea recta atravesaba la pantalla de esta. Nagisa al instante supo que significaba eso.

Karma estaba muerto.

Nagisa se alejo hasta chocar con la pared y negaba muchas veces con la cabeza con lagrimas corriendo por sus mejillas.

-No...-El peliceleste se sentó en el frió piso del hospital- No...-Ahora con desesperación se agarraba sus cabellos celestinos y los estiraba- EL NO DEBE MORIR, NO NO NO -Y luego grito con todas sus fuerzas mientras apretaba sus puños haciendo que los mismos sangraran por tal fuerza.

-AH! -Grito asustado en su cama y noto que estaba sudando y llorando dormido- Mierda... -Paso una mano por su cabeza que ardía demasiado, la razón era esa, su cabeza dolía a montones y eso ocasiono la pesadilla- Karma...Te necesito...-Y una vez mas, empezó a llorar pero esta vez en silencio, para no despertar a su querida madre.