Capítulo 9. Su NO novio
Get me with those blue eyes, baby, as the lights go down
Gimme something that'll haunt me when you're not around
'Cause I see, sparks fly, whenever you smile...
Cabalgar con Alec era sumamente romántico. Tan romántico como podía ser una no cita con tu no novio. Además, Eowyn y Horrocrux se habían llevado de maravilla desde el momento en que se vieron. Horrocrux relinchó al ver a la yegua, alzando sus orejas y saltando de emoción ante ella, y Eowyn respondió igualmente, colocándose a su lado y cabalgando juntos.
Alec y Magnus les observaron congeniar, dejándoles de vez en cuando acariciarse con sus narices el uno al otro. Los chicos reían al verlos, Horrocrux relinchando de felicidad cada vez que Eowyn le tocaba. Genial. Sus caballos se estaban enamorando.
Aun así, todo era incluso mejor de lo que imagino. Se sentí relajado, escuchando el sonido de las patas de los caballos, la naturaleza a su alrededor, y el viento contra su rostro.
A veces hablaban, del escuela, de sus caballos, de ellos mismos. Magnus aprendió que Alec continuaba aprendiendo y entrenando a Eowyn en su entrenamiento en libertad, y que continuaba aprendiendo. A veces se asustaba cuando Alec le contaba que montaba a Eowyn sin equipo, y que estaba considerando saltan con ella así, una vez que lograra mantener bien el equilibrio. Mierda.
– Por favor, no vayas a romperte algo, – Magnus sonaba preocupado.
– No te preocupes, seré cuidadoso, – Alec le aseguró, tocando el muslo de Magnus para tranquilizarle.
Magnus quería tomar su mano y dejarla ahí, su tacto se sentía tan bien... Magnus no era bueno con las palabras, así que simplemente sonrió cuando Alec no retiró su mano, haciendo que sus caballos caminaran aun más cerca para no perder el contacto.
Magnus le miró y ambos sonrieron. La mirada de Magnus cambió, y de repente soltó las riendas de Horrocrux, haciendo que comenzara a correr a velocidad. Alec no tardó en entender el reto, y Magnus escuchó las patas de Eowyn a velocidad de tras de él, intentando alcanzarlo.
Pero al final, no lo logró, Magnus llegó al claro, donde finalmente se detuvo, esperando a que Alec y su caballo llegaran. El otro chico sonreía, con sus mejillas sonrojadas por el viento, y sus ojos brillando de felicidad. A Magnus le encantaba verle.
– Gané, – dijo Magnus, con una sonrisa juguetona.
– Saliste antes, eso es trampa, – Alec argumento, mientras soltaba, las riendas de Eowyn y bajaba del caballo.
Riendo, ambos dejaron a los caballos descansar. Magnus sacó dos manzanas de su mochila y le dio una a Horrocrux y otra a Alec. A algunas personas no les gustaba darles premios a sus caballos, por lo que Magnus le dio la manzana a Alec como una opción.
– Gracias, – dijo Alec, sonriéndole y dándole el premio a su yegua.
Una vez que terminó, tomó la mano de Magnus y entrelazó sus dedos. Cada movimiento lo hacía despacio, como esperando que Magnus lo rechazara. Pero no.
A Magnus le encantaba la sensación. Sus manos encajaban como si hubieran sido hechas para estar juntas. Alec se sonrojó al sentir como Magnus apretaba su mano, y ambos sonrieron. Magnus no entendía como tener su mano entre las suyas podía traerle tanta felicidad.
Magnus no recordaba haber sonreído ni haberse sentido de esa forma nunca, ni siquiera cuando sostenía la mano de Camille. Pero no, no iba a pensar en ella. No cuando tenía a un chico tan perfecto a su lado.
En el claro, los chicos observaron como los caballos corrían libres, sabiendo que no irían lejos, mientras hubiera pasto que comer.
Las tormentas ya habían pasado, y el día era soleado, la temperatura era perfecta, ni tan caluroso ni frio. Recordó la idea de Ragnor de hacer un campamento y cabalgar con los caballos. Quizá, solo quizá... Alec también podría ir.
– ¿En qué piensas? – Alec le preguntó.
– En ti, – Magnus admitió, con algo de vergüenza al ver como el rostro de su novio se iluminaba.
Su NO novio. ¿Pensó en novio? Mierda. No. Su NO novio.
Alec le hizo olvidar su pelea mental, ya que se inclinó lentamente y capturó sus labios en lo que parecía ser un beso dulce y lento. Pero Magnus arruinó sus planes.
Profundizó el beso, sorprendiendo a Alec con su entusiasmo. Sus manos comenzaron a acariciar su rostro, sus mejillas sus pómulos, como si quisiera memorizar la belleza del rostro de Alec, hasta terminar enrollando sus brazos en su cuello.
Magnus no podía tener suficiente, sin ser completamente consciente de lo que hacía, se sentó sobre el regazo de Alec, queriendo estar lo más cerca posible al cuerpo del otro chico. Al notar la nueva posición, la respiración de Alec se aceleró, besándole con más necesidad, de forma desesperada. Las manos de Alec le tomaron de la cintura, acercándole más a él y a su...
Oh mierda. Alec estaba adorablemente rosa de su rostro, respirando con dificultad al sentir como sus cuerpos se acariciaban, la tela de sus jeans creaba una fricción en sus miembros, no podían detenerse. Y no querían. Sus manos acariciaban el cuerpo del otro, sin atreverse a ir debajo de la ropa. Finalmente fue Magnus el que poco a poco sacó la camisa del pantalón de Alec, para poder tocar su abdomen. Tan pálida y diferente a la piel de Magnus.
A pesar de quererlo, ninguno de los dos se atrevió a más, quizá era lo mejor así. Magnus ya se estaba volviendo loco con las pequeñas embestidas entre sus cuerpos, ambos eran un revoltijo de besos y gemidos, hasta que ya no pdieron más y con una última embestida ambos jadearon de placer llegando al orgasmo... Magnus había estado tan perdido en la lujuria, pero poco a poco sus mentes comenzaban a despejarse.
Por algunos segundos, simplemente se miraron en silencio, como si quisieran averiguar como habían llegado a esa situación. El rostro de Alec aun estaba tan rojo como un tomate, pero Magnus ya no sabía si era por la timidez del chico o por el calor de la actividad que acababan de realizar.
– ¿Estás bien? – preguntó Magnus lentamente, acomodando un mechón suelto del cabello de Alec, para poder ver directamente a esos hermosos ojos avellana.
– Si, – Alec contestó, aun con voz gruesa. – Me siento... increíble. –
Magnus soltó una risita, aliviado de no haber cruzado alguna línea con Alec. Pero aun así...
– Supongo que esto no era parte del trato. Lo siento si yo...–
– El trato incluye lo que sea que queramos incluir, mientras ambos nos sintamos cómodos con ello, – Alec le interrumpió, per de repente se puso algo nervioso. – Quiero decir... tu, ¿tu también querías esto? –
– Si, – Magnus asintió. – Entonces, ¿estamos bien? –
– Mejor que bien, – Alec replicó, viéndose un poco avergonzado. – Fue fantástico. ¿Para ti? –
– Increíble, – Magnus le lanzó un giño, antes de besar suavemente los rellenitos labios de Alec. – Aunque no se sentirá tan bien cuando nos levantemos...–
Alec soltó una carcajada, y entrelazo sus manos con las de Magnus, sintiendo como si Magnus fuera la pieza faltante en su vida.
Magnus miraba a Alec con adoración, perdido en los ojos de Alec. Hasta que sintió un resoplido en su cabello, haciéndole saltar de sorpresa. Alec rio suavemente, manteniendo a Magnus en su lugar para evitar que este cayera, y ambos miraron a Horrocrux. El caballo les miraba confundido, como intentando averiguar porque su humano estaba sobre el humano de Eowyn y no sobre él.
– ¿Celoso? – Magnus le preguntó, picándole la nariz a Horrocrux.
El caballo bufó, haciendo reír a ambos.
– Quizá deberíamos volver, antes de que se haga más tarde, – dijo finalmente Alec.
– Cierto, – Magnus coincidió, pensando que los padres de Alec no estarían muy felices si Alec no llegaba a cenar. – Aunque tenemos que pararnos, sabes. –
Magnus señaló entre sus ropas, haciendo que ambos se sonrojaran al entender que cabalgar en eses circunstancias iba a ser algo incómodo. Pero simplemente rieron, se besaron, y se levantaron, desenredándose de si. Los caballos se vieron sorprendidos cuando sus dueños no los montaron y prefirieron caminar junto a ellos.
– Habrá una competencia el próximo sábado, – Alec dijo, después de un rato de caminar. – ¿Participarás? –
– Si, – Magnus contestó. – Es algo pequeño y Horrocrux aun necesita entrenamiento. No es que piense ir a grandes campeonatos, pero es bueno para él. ¿Iras con Eowyn? –
Alec asintió, no viéndose muy animado por tener que participar. – Mis padres quieren que continúe en las competencias. A Jace realmente le gusta esto, pero a mi no tanto. Si, es divertido competir con tu caballo, pero... yo ya estoy cansado. Supongo que simplemente quiero disfrutar otras cosas. –
– Equitación de libertad, – Magnus adivinó. – Es lo que más disfrutas.
No era pregunta, Magnus lo sabía, y Alec solo asintió, tomando su mano.
– Lo vi en tu rostro. Te veías tan feliz ese día...–
– Lo soy, – Alec contestó, apretando la mano de Magnus entre la suya.
Magnus no sabía si Alec aun hablaba de el entrenamiento de libertad con Eowyn o sobre ellos, sobre como Magnus le hacía feliz. Solo deseaba no romper el corazón de Alec. Alec merecía lo mejor.
– Estaba pensado, – Alec agregó, inconscientemente balanceando sus manos entrelazadas, en señal de que estaba nervioso. – No se si quieras, pero ¿te gustaría que... em practicáramos juntos? –
– ¿Para la competencia? – Magnus le preguntó, algo sorprendido. – Claro, porque no. –
– Gracias, estoy seguro que contigo será mucho mejor. –
– Aunque creí que entrenabas con Jace, – Magnus dijo, – Y por mucho que me agrades, no estoy dispuesto a sopórtale. –
Alec rio tantito, sabiendo que era verdad. Pero Magnus no pudo evitar sentir un poco de culpa. El era hijo único. Pero ¿Cómo se sentiría saber que tu no novio odiaba a uno de tus hermanos? ¿Saber que uno de tus hermanos nunca apoyaría la relación? Quizá era como sería como si tus padres no apoyaran tu sexualidad. Otra cosa que Magnus no entendía, ya que Anna y Jimmy siempre le habían apoyado de forma incondicional, sabiendo que era bisexual. Pero Robert y Maryse probablemente no habían aceptado la homosexualidad de Alec con brazos abiertos.
– No te preocupes, – Alec interrumpió sus pensamientos. – Jace no sabe si participará la próxima semana. Tiene un proyecto muy importante de una materia. Así que entre la escuela y Clary... no está seguro de tener tiempo para entrenar con Dandy. –
Magnus no dijo nada, pero le resultaba perfecto poder pasar más tiempo solo con Alec. Aunque seguía pensando que al final, esa enemistad con Jace iba a ser un problema entre el y Alec si las cosas continuaban igual de bien. Bueno, SI continuaban. O sea que aun no debía pensar demasiado en eso.
Con la cabeza llena de dudas y confusiones, Magnus vio partir a Alec, prometiéndose ver de nuevo al día siguiente después de la escuela. Magnus llevó a Horrocrux al establo, limpiándole con gran esfuerzo, el cual valió de nada porque el caballo se tiró sobre la paja una vez que su dueño había terminado.
– Oh, bien, – Magnus se quejó, pero aun así acarició a su caballo con cariño. Le amaba y no podía enojarse con él.
Después de bañarse y cambiarse de ropa, Magnus se sentó en la mesa para cenar con sus padres. Magnus no pudo evitar pensar en como serían las cenas familiares en la casa de Alec, donde al parecer sus padres peleaban más de lo que hablaban. Magnus se dio cuenta que llevaba varios minutos solo picando un brócoli, cuando su padre le llamó por su nombre, al parecer ya por segunda vez.
– ¿Qué? – preguntó confundido sabiendo que no había escuchado nada de la conversación.
– Te pregunté si te encontrabas bien, – Jimmy repitió. – Has estado demasiado callado. Hoy fue tu primer día después de las vacaciones, pensé que tendrías varias cosas que contarnos. –
– Las tengo, solo estoy algo distraído, – Magnus contestó. Realmente había sido un día muy bueno.
– Podemos notarlo, – Anna rio, pero luego le miró seriamente. – Así que dime, ¿o quemé ese brócoli que tanto mueves, o la distracción tiene algo que ver con Alec? –
Magnus casi se ahoga con el brócoli que finalmente había llevado a su boca. ¿Era tan obvio? Mierda
– Quizá, – Magnus murmuró, mientras tosía por el brócoli.
– Traga, luego habla. Así no morirás ahogado, – su padre sugirió, riendo.
– ¿Por qué creen que Alec tiene algo que ver? – Magnus preguntó, una vez que estuvo a salvo de morir ahogado por un brócoli.
– ¿Además de la forma tan defensiva en que actúas cada vez que decimos su nombre? – su papá rio burlón.
– Son amigos desde hace una semana, – ella dijo, dándole un golpecito a su esposo para que dejara de reír. – Y prácticamente todos los días los has pasado con él. Así que no podemos evitar preguntarnos. –
Ella no dijo nada más, solo continuó comiendo, dándole oportunidad a Magnus de hablar. Ella nunca le presionaba, siempre le dejaba decidir a Magnus si el quería hablar o no. Realmente amaba a sus padres.
– Alec está enamorado de mi, – finalmente Magnus admitió.
Cada vez era más fácil decirlo. Ya se lo había dicho a sus amigos y ahora a sus padres. Quizá ellos le podrían dar un consejo más maduro que sus tres adolescentes amigos.
Sus padres no se veían sorprendidos, lo cual le hubiera molestado, solo porque recordó que Magnus ya le había contado a su madre sobre alguien que gustaba de él. Y el hecho de que estuviera pasando tanto tiempo con Alec... bueno, sus papás no eran ciegos.
– ¿Y? – Jimmy lo animó a seguir.
– Y... no lo sé. Creo, creo que estamos como saliendo, excepto que no realmente. Estamos intentando averiguar las cosas. Ver si podemos funcionar. –
– Se cuidadoso Magnus, – Anna le miró preocupada. – Puedes...–
– Lo se, – Magnus susurró, sintiéndose horrible por jugar así con el corazón de Alec, aunque no tuviera malas intenciones. – Se que puedo herirle si no tengo cuidado, pero...–
– De hecho, el que me preocupas eres tu, – su madre le corrigió.
– ¿Yo? – Magnus preguntó sin entender.
¿Por qué se preocupaba por él? Magnus estaba bien. Alec le había dado la oportunidad de pasar tiempo juntos, besarse, abrazarse, y realmente estaba feliz.
– Si, tu, – Anna le sonrió tiernamente. – Creo que deberías tener cuidado con tu corazón. No vayas a darte cuenta demasiado tarde de que quizá también estas enamorado de Alec. –
– ¡¿Qué?! – Magnus gritó. – ¡Claro que no! No creo, claro me gusta... pero como amigo... bueno, aun intento entender que esta pasando, si me gusta gusta,. –
– Si necesitas preguntarte eso Magnus, quizá es porque ya sabes la respuesta. Quizá solo falta que lo aceptes. –
Ay ese Magnus <3
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