• 04 •
– Sabes Bakugō... Yo gané en las escondidas.
– Lo recuerdo. – Contesto el rubio sin ganas. – Puedes presumir eso a tus amigos ciegos.
Shōto ignoro el comentario sarcástico y prosiguió – Y no te he pedido mi recompensa aún. – Aquello fue suficiente para que Bakugō tirará la revista de su cara y mirara al heterocromatico curioso, Todoroki quien estaba sentado a su lado en el sillón sintió la mirada del rubio así que prosiguió a hablar después de tragar pesadamente. – Yo ya decidí lo que quiero...
– ¿Qué quieres? – Pregunto irritado pues Todoroki lo impacientaba de vez en cuando.
– Quiero que te quedes una semana más. – Dijo serio una vez se tranquilizó, Bakugō no contesto de inmediato lo cual los dejo en un incómodo silencio.
– No soy una niñera.
– Lo se, no planeo que me cuides.
– No soy tu amigo.
– Lo supuse ya que no nos llevamos bien y a cada rato peleamos. – Ahora que lo pensaba sonaba estúpido pedirle tal cosa al rubio.
– ¿Entonces?
Shōto se encogió de hombros.
– Entonces quiero una salida el último día. – Cambió de opinión tratando de mantener algo de dignidad. Katsuki frunció el entrecejo ante aquello.
– ¿Una salida? ¿A dónde? – Preguntó confundido el rubio.
– A donde sea que vayan los chicos normales... ¿Qué haces normalmente cuando no estás bajo arresto? – Bakugō chasqueo la lengua, no le podía decir que en sus días libres iba por las calles buscando pelea.
– Veo porno.
– Oh... – Shōto abrió la boca buscando que más decir. – Mi hermana se enojó mucho cuando le pregunté que era. – El oji-rubí comenzó a reír y él heterocromatico se estremeció al escuchar la risa de su niñero.
– ¿Entonces quieres una puta salida? Sí sabes que mañana es mi último día ¿Verdad? – Preguntó en medio de la risa pero se calló cuando vio el gesto de molestia y tristeza que hacía el mayor.
– Lo sé... Extrañaré las peleas. – Murmuró Shōto. Katsuki subió las piernas al sofá y recargo su mejilla en estas mientras miraba fijamente al chico.
– ¿Quién mierda extraña pelear? Eres raro. – Bromeo el rubio pues muy en el fondo sabía que el extrañaba pelear sin razón alguna a cualquier mínima provocación.
Las mejillas del heterocromatico se colorearon de rojizo, Shōto suspiro al quedar como un masoquista ante Bakugō.
– ¿Entonces aceptas? – Preguntó volviendo al tema principal.
Bakugō ocultó su rostro entre sus piernas mientras las abrazaba aún más, el mes “cuidando” a Shōto se había ido volando y durante todo ese tiempo no se preocupó por llamar a sus amigos para patear algunos traseros, claro que lo extrañaba pero cuando convivía con Shōto se olvidaba de lo que pasaba fuera de aquella casa.
Enseñarle cosas nuevas a aquel bastardo de verdad le daba gracia pues era como ver a un mocoso emocionado, se sentía patético al admitir solo para el que extrañaría a Shōto.
Pensó en maneras de volver a aquella casa pero Fuyumi seguro que no lo dejaría volver a poner un pie en aquel lugar.
– Acepto quedarme una semana más y sacarte a pasear, maldito perro. – Soltó aún ocultando su rostro. Shōto no dijo nada por escuchar la voz del rubio algo obstruida, pero no pudo evitar sonreír. – ¿Qué tipo de gesto es ese, maldito bastardo?
– Lo lamento, aún no me acostumbro a nuevos gestos. – Desvió la mirada a donde no estaba el oji-rubí y Katsuki bufó.
– Como sea, solo lo hago porque me puedo comer toda la comida de aquí y las camas son cómodas y caras. – Cruzó las piernas y brazos.
– Ya...
– ¡Todoroki-kun, ya llegué! – Ambos chicos se sobresaltaron, en segundos Yaoyorozu entro a la sala y se sentó entre ambos chicos. – ¿¡Adivina qué!? – Preguntó emocionada la chica al heterocromatico y tanto Shōto como Katsuki hicieron una mueca irritados.
– ¿Qué pasó? – Preguntó tratando de ser educado.
– Cuando Bakugō-kun acabé su arresto yo seré la que cuide de ti, Fuyumi-san ya me dió autorización. – Comenzó a aplaudir alegre, Katsuki detrás de ella chiflo sorprendido. – Y como mañana será su último día podremos salir la otra semana siempre que lo pidas.
– ¿Cómo una maldita cita? – Preguntó Bakugō ahora con un tic nervioso. La chica hizo un mohín molesta por el vocabulario del rubio pero asintió e hizo un gesto a Katsuki para que se callara pues claramente era una cita pero no lo diría en voz alta ni baja para que el heterocromatico no escuchase. El oji-rubí frunció el entrecejo molesto. – Me quedare una semana más.
– Cierto, Bakugō y yo pensábamos salir. – Por fin hablo él mitad albino.
– A Fuyumi-san no le gustará, sin mencionar lo peligroso que es salir con Bakugō-kun, te meterá en problemas. – Susurro la pelinegra pero igual ambos escucharon.
– ¿¡Eh!? ¿¡Qué mierda quieres decir con eso!? – Gruñó.
– ¡Digo que eres un peligro! Aparte ¿¡Tú no eras el que quería dejar esta casa en cuanto antes!? – Los tres se quedaron en silencio por unos segundos. – Todoroki-kun no tiene porqué soportar tu hipocresía ni tu lastima.
– ¡Deja de sacar conclusiones por tu cuenta! – Refutó el rubio tratando de aguantar lanzarse sobre aquella chica.
– Ya basta los dos, Yaoyorozu... Mañana saldré con Bakugō y se quedará toda la semana que viene. – Aclaro el heterocromatico y la chica pareció ofenderse.
– ¡Pero está más que claro que no lo conoces! Apuesto que ni siquiera sabes cómo es su rostro, ni lo has tocado para ver cómo son sus facciones, ¡no sabes nada más que su nombre y como se escucha su voz! – Ni Bakugō ni Todoroki supieron que decir ante eso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top