Capítulo 7. Fan de un esgrimista

Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.

Te encontrabas en tu habitación con la mente distraída. Aún estabas pensando en lo sucedido con Crocodile. No estabas segura si fue lo correcto. La verdad que estabas atada de manos a pies. Una cadena invisible controlada por ese hombre mafioso. Esto lo hacía por tu madre y no por nadie más, pero llegas a concluir que esto fue demasiado lejos. Un suspiro salió de tus labios y decidiste levantarte de la cama para prepararte e ir directamente al hospital.

Law te comentó que estaba progresando de maravilla, sin embargo, aún tienen que vigilar en caso de que sus niveles de oxígeno se desvanecieran. Solo están alargando la vida a tu madre. ¿Es lo correcto? No quisieras que ella sufriera aún más. Con las puertas del armario abiertas vas sacando la ropa que quieres ponerte para visitar a tu madre.

En realidad necesitabas unos días de descanso, pero eso será difícil debido a que dentro de poco recibirás un mensaje de algún hombre necesitado. No te gustaba, todo lo contrario. Ellos te hacían sentir bien y protegida, y experimentabas cosas nuevas en cuanto al sexo. Unos segundos pasaron para que pasara el primer bus e ir hacia el hospital. Querías llamar para asegurarte que todo esté bien, pero querías verlo con tus propios ojos.

Maldición. El bus tardó unos veinte minutos en llegar a su destino. No pensabas que se iba a formar un atasco en la carretera. Tus pasos fueron apresurados para tomar las escaleras, luego el vestíbulo y después el ascensor. Cuando abrieron las puertas viste a Law con unos documentos en su mano.

No evitas sonrojarte de golpe porque no puedes olvidar lo ocurrido entre él y tú. Cuando el moreno desvió la mirada en ti, no te dedicó una sonrisa. Más bien, uno de tristeza. No. Eso te preocupó demasiado por lo que te aproximas para comprobar lo que estaba sucediendo. Él te indicó con la cabeza para que lo siguieras y eso hiciste. Fueron directamente a un despacho, al despacho de Law.

—¿Sucedió algo, doctor Trafalgar? —preguntó con cierto titubeo.

—... Tu madre no está mejorando, como esperaba. Parece que su cuerpo está rechazando el tratamiento.

Un vuelco en el corazón sentiste al escuchar esa noticia. Eso solamente significaba…

—¿C-Cuánto tiempo le queda…?

—Pocos días le quedan de vida. No sabría decirte exactamente cuando.

Mucho tiempo peleando para tener esta noticia trágica. Law te prometió que cuidaría de ella, pero no tiene culpa. Es el cuerpo quien decidió tomar esa decisión. Tú asentiste suavemente y susurraste suavemente un gracias. Law no quería hacer ningún comentario sobre quedar contigo porque es una situación bastante delicada. Te disculpas en bajito para retirarte del despacho.

Deseabas llorar. No. Tienes que ir hacia donde está tu madre. No estabas segura si estaba despierta, pero es mejor acercarse. Tus piernas flaquean por cada paso que das. Sin embargo, llegaste a la habitación. Sí, efectivamente estaba dormida. Ibas entrando lentamente para no despertarla hasta llegar al asiento y sentarte a su lado. Con suavidad tomas su mano para que se diera cuenta que estabas ahí.

—Mamá… me enteré de lo sucedido… Yo… —Unas cuantas lágrimas resbalaban por tu rostro—. No sé qué haré después. Tal vez estudiar o… continuar con el trabajo.

Tu madre pensará que se referirá a que estás limpiando casas y no era así. Es todo lo contrario. Coges tu móvil para ver la aplicación de citas y puedes ver todas las visualizaciones que recibiste en tu perfil, y un comentario por parte de Crocodile diciendo: «Buena chica. Dispuesta a hacer cualquier cosa. No dudaría en volver a contactar con ella para jugar y descubrir más de sus capacidades».

—___…

Tus pensamientos se esfumaron cuando escuchaste la voz de tu madre. Solo esbozaste una pequeña sonrisa dejando de lado el móvil.

—Hola, mamá —saludaste con dulzura—. ¿Cómo te encuentras?

—No muy bien —dijo.

—¿Quieres que llame a una enfermera?

—... ¿Sabes? Últimamente tuve sueños de que… estabas con desconocidos… ganando dinero fácil…

Ese comentario te alertó demasiado porque es la verdad. ¿Tu madre es una especie de vidente?

—Hija… has pagado mucha cantidad de dinero y dudo mucho que sea por limpiar tantas horas en diferentes casas —añadió—. Dime la verdad… por favor…

—... Mamá, lo siento. Hice un contrato con una empresa para ganar dinero. Es… quedar con hombres ricos y hacerles compañía. Si a ellos les ha gustado, pues me pagan —confiesas.

Tu madre soltó un pequeño suspiro, como si su cuerpo se hubiera relajado del todo. Solamente esperabas alguna bronca por parte de ella, no obstante, una pequeña caricia despierta tu interés.

—Cariño… sé la razón de porqué lo hiciste y agradezco tu esfuerzo. Sin embargo… siento que mis fuerzas me están fallando…

—Lo siento. —Más lágrimas resbalan por tus mejillas—. Yo no quería, pero estaba desesperada.

—Cariño… solo te pido… que la acción que tomes sea la correcta. Y… tal vez… entre esos hombres… salgas de la miseria…

¿Por qué tu madre es tan buena? Ella siempre ha sido así contigo. Una mujer amable y cariñosa que te dio una buena comunicación desde el principio. Ibas a decir algo, pero un pitido alertó tus oídos. Los constantes vitales no mostraban señal alguna. Luego miraste a tu madre. Una sonrisa se formó en su rostro.

—Mamá… —la llamaste—. Mamá… ¡Mamá!

❤️❤️❤️❤️

Una semana pasó desde el fallecimiento de tu madre. Avisaste a la empresa para que te dejara unos días de descanso y lo entendieron perfectamente, así que tu perfil se dio como inactivo para que los hombres no la molestaran demasiado. Tú solo necesitabas tiempo para recuperarte de esa gran tragedia hasta que, por fin, estabas lista para proseguir. Durante todo este tiempo pensaste con claridad de seguir, pero la voluntad de tu madre estaba presente.

Debes continuar hasta encontrar a la persona indicada. Cuando tu perfil volvió a estar activo, casi tu móvil explota con tantas visualizaciones. Vaya. Pues sí que estaban desesperados. No estarás al cien por cien en atender a los clientes, pero harás todo lo posible.

De pronto, una notificación te advirtió. Sin duda, eso significaba que ya alguien contactó contigo. ¿Será Rosinante? ¿Kid? ¿Law? ¿Izou? ¿Crocodile? No. Uno diferente. Espera. Ese rostro… Soltaste de golpe el móvil porque no podías creer que esa persona estuviera en la aplicación. Empezaste a tener miedo. No sabes si contestar a su mensaje. ¿Será una broma de mal gusto?

Nombre: Roronoa Zoro.
Edad: 21 años.
Altura: 181 cm.
Profesión: esgrima profesional.

Roronoa Zoro es una persona a quien seguiste por vía televisión desde hace un tiempo. Te has considerado una verdadera fan de este chico. Su especialidad en la esgrima es magnífica y, seguramente, superará al mejor esgrima del mundo llamado Dracule Mihawk. Tus dedos titubean para contestar al mensaje. Él quería quedar contigo esta tarde en el parque principal.

Rayos. Tendrás que estar bien preparada para recibirlo adecuadamente. No parabas de mirar las imágenes de él preguntándote si esto es posible. Bien, tampoco tienes que llamar la atención. Unos pantalones, una camisa mona y unas playeras es suficiente. Y el pelo suelto. Antes de marcharte, te miraste al espejo para comprobar que todo esté bien y saliste por la puerta.

Ahora tienes que mantener la casa con el dinero que ganas con tus clientes. Te gustaría muchísimo quedar con alguno de los anteriores, aunque no estás segura con quien. Lo más probable es que Crocodile contacte contigo para satisfacer sus necesidades sexuales y seguir jugando a Daddy Kink. Solo pensar eso tus mejillas se incendiaron.

Joder, ¿qué pasaba últimamente con los autobuses? Están tardando demasiado y más aún en llegar al destino. Bueno, al menos solo has tardado cinco minutos. Tampoco tienes que preocuparte demasiado. Decides sentarte en un banco para esperar a ese hombre.

Zoro se consideraba un hombre atractivo. Desde que seguiste a ese chico —antes de la cita— conoces perfectamente sus enfrentamientos contra otros espadachines, y las cicatrices que ha adquirido. Ese chico tiene una fuerza de voluntad impresionante y daba miedo cuando se ponía un poco sádico. Pero reconoces que fue tu amor a primera vista.

Estás tan nerviosa que piensas que Zoro se olvidó de la cita. Un momento, recordaste en una entrevista que el chico de cabellos verdes tiene una orientación pésima. Oh, no. ¿Y si se perdió? No. Mantén la calma. Solo debes esperar hasta que tus oídos se agudizaron cuando alguien dijo el nombre de Zoro.

Al mirar al frente viste, tu corazón con mucha fuerza. Dios, se veía tan guapo en persona. Unas chicas estaban detrás de él para pedir un autógrafo. En su cara se veía que le desagrada la presencia de esas fans, o más bien le fastidiaba el hecho de que lo hayan reconocido enseguida. Es normal. Es alguien bastante famoso. Zoro no tuvo más opción que atender a sus fans firmando los autógrafos. Solo tienes que ser paciente.

Cinco minutos tardó. Las jóvenes se fueron con una sonrisa de oreja a oreja. Zoro soltó un suspiro, mientras caminaba hacia ti y se rascaba la nuca.

—Perdona por hacerte esperar —se disculpó.

—No te preocupes, lo puedo entender perfectamente. Eres una persona muy importante.

—Me he perdido un poco. En vez de entrar a la puerta principal, entré al otro lado —confesó aún rascándose la nuca.

«Lo sabía», una gota resbalaba por tu sien. No lo culpes por su mala orientación.

—¿Te parece bien si damos una vuelta? —te preguntó.

Tú asientes con un poco de nerviosismo. Dios, dar un paseo con Roronoa Zoro es un sueño difícil de creer. Solo esperabas que no se separara de ti porque has leído que en cuestión segundos lo puedes perder de vista e irse hacia el otro lado. No parabas de mirar de reojo. Esa cicatriz de su ojo izquierdo lo hacía ver atractivo. También tienes conocimiento acerca de la cicatriz de su pecho y de sus tobillos.

—Q-Quiero que sepa que también me considero su fan —comentas con un leve sonrojo en tu rostro—. Estoy bastante segura de que derrotará al mejor esgrima del mundo.

—No me extraña. Casi la gran mayoría de chicas que quedé en la aplicación me han dicho lo mismo.

Esto no iba a fluir demasiado. Seguramente que si dices otra cosa, te dirá lo mismo. Mejor estar callado y que él sea quien hable.

—Aunque tengo la certeza de que eres diferente al resto —continuó hablando, llamando tu atención—. Tienes bastante visualizaciones, seis clientes satisfechos… Siento curiosidad.

—Debo decirle que recientemente falleció mi madre y no estaré al cien por cien —añades.

Zoro se detuvo y tú hiciste lo mismo. Su rostro mostraba impresión ante esa confesión. Se quedó sin palabras.

—... Lo siento mucho. Debió de ser difícil.

—No te preocupes. No habría razón para seguir con la empresa al fallecer ella, pero ahora tengo que mantener una casa cubriendo los gastos —dices.

—Oh, eso significa que te está gustando quedar con gente rica, ¿no? —Zoro tomó tu muñeca para atraerte—. ¿O tal vez la experiencia en cuanto al sexo te está gustando demasiado?

—Yo… —Los nervios te estaban traicionando. Zoro solo esbozó una pequeña sonrisa. ¡Ah! ¡Te iba a dar algo!

—Pues quizá no debemos perder el tiempo.

Zoro volvió a caminar sin soltar tu muñeca. Sin duda, no te la ibas a lavar durante unos días. No, exagerada. No seas una guarra. Viste como el chico empieza a teclear el teléfono porque su intención es llamar a la empresa para que le reserve un hotel. Iba en serio. Aún mantienes tus mejillas sonrojadas por lo que iba a ocurrir entre ellos dos. Si esto se lo cuentas a alguien, nadie se lo creería. Es lo más probable.

No tardaron mucho en llegar al hotel. Pensabas que iban a tener muchos problemas, pero la recepcionista recibe el mensaje enseguida. Pues sí que la empresa tiene bastante poder en ese sentido. La chica os comentó que tomarais el ascensor para llegar con más rapidez a la habitación. Zoro no tardó mucho en tomarlo. Sientes tu corazón latir con bastante fuerza porque ibas a tener relaciones sexuales con ese espadachín. Aprietas los labios no queriendo meter la pata.

Habitación 512. Una habitación deluxe. Creo que se han pasado, pero estas son las ventajas de estar trabajando para la empresa y te favorece estos lujos. Te das cuenta que Zoro no te ha soltado en ningún momento. Quería morir pronto, pero en el cielo. De pronto, él tiró con fuerza para que estuvieras cerca de él. Saliva tragas porque sabes lo que está a punto de suceder.

—Te noto tensa.

—L-Lo siento —te disculpas.

—No te disculpes. —Él acarició suavemente tu mejilla que ardía cual fuego, sin embargo, Zoro no se quejó. Más bien le gustaba esa sensación—. Al ser tan famoso, es normal que estés así. Ya me confesaste que eres mi fan. Sé el remedio para relajarte.

Todo fue tan rápido. Un beso recibiste por parte de Zoro. Ahora tu cara estaba roja completamente. Pero eso no fue todo porque él mordió suavemente tu labio inferior causando que abrieras levemente la boca y así volver a besarte, pero introduciendo la lengua para explorar tu cavidad bucal.Tu cuerpo empezaba a temblar con tanta emoción. Solo tienes que dejarte llevar por la sensación, así que agarraste sus ropas.

Zoro sujetaba tu rostro para que no lo apartaras en ningún momento. Dios, tu cuerpo ardía por cada segundo que pasaba. El ambiente se volvió cadente. Zoro dio pasos y tú caminabas hacia atrás hasta toparte con el borde de la cama y acostarte en la cama. Él estaba encima de ti. Te devoraba con la mirada. No evitas ocultar tus ojos con las manos porque te dejaba vergüenza mirarlo.

No. Eso es una ventaja para él porque aprovechó tu vulnerabilidad en acariciar lentamente tu cuerpo. Suspiros ibas soltando por esos mimos que te proporcionaba Zoro. Cuando retiraste los brazos, tú ves cómo iba levantando tu camisa para tener mayor acceso a tu torso. No cubriste tu barriga con un poco más de carne porque esperabas alguna reacción por su parte. No obstante, te sorprendió que él se atreviese a pellizcar. No te dolió. Para nada.

Luego ascendió un poco más llegando a tu sostén a lo que lo levantó, liberando tus grandes pechos. Un escalofrío recorrió por tu cuando cuando observaste a Zoro lamerse los labios. Parece que está muy satisfecho por lo que estaba viendo. Esperabas que atacara con su boca, pero te sorprendió que empezara con sus manos torturando tus pezones con los dedos. Haces todo lo posible en no hacer mucho escándalo, pero estaba siendo difícil.

—No calles tus gemidos. Me excita con solo escucharte —confiesa él.

¿Otro tipo de fetiche? ¿Cuántos fetiches habrá? No estabas segura del todo. Ya lo descubrirás más adelante. Más gemidos se te escapaban porque, ahora, Zoro empezó a chupetear y lamer uno de tus pezones a lo que tú agarraste sus cabellos porque te gustaba demasiado la sensación. Además, lo estaba haciendo de una forma brusca porque se notaba que estaba desesperado.

Aunque estuviera entretenido con tus pechos, Zoro continuaba explorando tu cuerpo con sus manos y apretó con fuerza tus nalgas grandes y redondas. En su cabeza pasaban muchas cosas entretenidas para pasarlas contigo. Tú con cierta timidez, tú te limitabas a tocar su cabeza apretando sus cabellos. No negabas que echaste de menos sentirse así. Tan viva y que la otra persona disfrutara con tu cuerpo.

Enseguida notaste su miembro duro rozar por tus muslos. Dios, ahora sí que tus bragas estaban más mojadas de lo normal porque llegaste a imaginar tener ese pene en tus entrañas. Zoro se separó un momento de ti para quitarse la camisa mostrando su torax. Esa cicatriz que recorre entre sus pectorales y sus abdominales lo hacían sentir varonil, y no hablemos del que tiene en su ojo izquierdo.

Zoro ya te quitó la última prenda que son los pantalones junto con tus bragas —tus zapatos al igual que tus calcetines desaparecieron—. Una sonrisa cínica apareció de sus labios porque estaba viendo tu vagina soltar fluidos. Eso te daba bastante vergüenza. No lo negabas en absoluto por lo que cerraste las piernas por inercia, sin embargo, él te lo impidió agarrando tus rodillas y los abre lentamente.

—No debes tener miedo. Ya lo has hecho muchas veces —susurró.

—Aún no estoy acostumbrada —confiesas.

—¿Tantos clientes y aún conservas esa timidez? —se burló con suavidad—. Que chica tan interesante —dijo. Su cuerpo iba descendiendo, quedándose enfrente de tu sexo—. ¿Qué más sorpresas tienes?

Te resultaba familiar esa pregunta. Claro, esa cuestión la realizó Izou. Ibas soltando unos cuantos gemidos porque Zoro empezó a realizarte un cunnilingus. Esa lengua jugaba con ímpetu tu clítoris, incluso usaba sus dientes para morder. Tú simplemente tiemblas y aún seguías agarrando sus cabellos. Sí, definitivamente es difícil olvidar las emociones que has experimentado a lo largo de tu trayecto en cuanto al sexo.

No te conformas con la cabeza de Zoro, sino tus manos agarraban las sábanas. La habitación se llenaba de sonidos excitantes para los oídos del esgrimista. Él tomó tu pecho izquierdo para amasarlo como quisiera.

—R-Roronoa… —gimes su nombre.

—Llámame por mi nombre de pila —te dijo.

—Z-Zoro…

—Mucho mejor. —Su sonrisa se amplió y continuó con la labor de seguir estimulando tu sexo.

—V-Voy a… ¡Ah!

No te dio tiempo de avisar porque llegaste al orgasmo. Eso fue espontáneo. No lo dudabas. Zoro se alejó de nuevo para que tú respiraras con cierta tranquilidad. Él estaba satisfecho de tu reacción. Sin embargo, él continuó con las caricias para que no se apagara el fuego ardiente, aunque con la otra mano se desabrochaba los pantalones para no sentir aquella presión super molesta.

Ahora los dos estabais desnudos. No, de verdad. Zoro tiene un cuerpo bien trabajado. Tus dedos tituteaban acariciando cada músculo, sobre todo en sus brazos y en su cuello un tanto grueso. Zoro se limitaba a observar tus movimientos que son lentos. Aquellas uñas causan cierto escalofrío en él. Le gustó demasiado. Eres tan atractiva para sus ojos que pensó que esto es un sueño.

A Zoro se le escapó un gemido de satisfacción, cuando te atreviste a tomar su miembro y estimularlo con cierta lentitud. Tú se lo ibas a devolver. Seguramente estará bastante sensible a causa de aquellas pastillas, pero no parece que el pene de Zoro se debilite con tanta facilidad. Tiene una gran fuerza descomunal debido a su erección y la envergadura. Otra vez la excitación se cierne sobre ti a lo que cierras los ojos imaginándote aquel miembro ya entrar en ti.

Una risa causó que abrieras los ojos.

—Esa cara de excitada me lo dice todo —susurró. Zoro no se quedó atrás por lo que iba estimulando tu sexo también—. A ver quién de los dos aguanta en esta ronda.

¿Una batalla de estimulación? Podrías intentarlo. Esto es parecido a una batalla de esgrima, ¿no? Tú acostada y él arrodillado. Por cada estímulo notas a aquel miembro endurecerse aún más mostrando su gran poder. Joder, claramente que ibas a perder o al reves. Los movimientos cada vez son más rápidos y los gemidos se intensifican aún más. Solo esperabas que las paredes sean insonoras. No te gustaría que nadie te escuchara. Te daría mucha vergüenza.

Con esa idea, te tapaste la boca. Por alguna extraña razón, eso incendió aún más a Zoro y no tardó demasiado para que se corriera encima de tu cuerpo. Dios, cuanto semen. Es una cantidad desproporcionada.

—He perdido —musitó—. Has usado un buen truco, ___. No pensé que me excita verte de esa manera.

Y tú tampoco. El ser humano es un misterio en cuanto al sexo. De pronto, el miembro de Zoro volvió a la vida a consecuencia de aquellas pastillas. Aún tu rostro conserva ese tono rojo por la vergüenza que estás pasando.

—Sin embargo, como en la esgrima, aún tengo fuerzas para una segunda ronda —dijo con una sonrisa amplia—. Y me has dado una idea estupenda.

Eso te confunde bastante. Zoro va en busca de sus pantalones perdidos porque se acordó de que tenía una cosa. Su pañuelo de la suerte. Lo usaba para atarla en el hombro. Eso es un símbolo propio de él. Entonces el pañuelo lo usó para tapar tu boca, como si fuera un bozal. Eso significaba que acallará tus gemidos.

Entonces Zoro te puso de lado en la cama en forma de cuchara y él se puso detrás de ti. Un gemido de satisfacción liberaste porque, al fin, pudiste sentir aquel miembro entrar en tus entrañas. No dudó en ningún momento en moverse en tu interior con movimientos un poco rápidos. Tu gemías, pero estaban siendo callados por lo que sólo emitías algún que otro sonido mordiendo el pañuelo.

Y él aprovechaba esa posición para agarrar tu pecho y volver a amasarlo. De verdad, estas sensaciones están siendo nuevas después de una semana de la muerte de tu madre. Esto es lo que necesitabas. Una distracción más. Zoro agarró tu pierna para alzarla y así profundizar más las embestidas. Oh, vaya, incluso aquel miembro estaba creciendo. ¿O son cosas tuyas?

—Tus paredes están apretando demasiado —se sinceró.

No puedes hablar por el pañuelo, pero haces sonidos para que se entienda que lo disfrutabas mucho. De pronto, Zoro usó toda su fuerza para que te quedaras boca abajo y él se moviera con más fuerza porque sus manos estaban apoyadas en la cama y es como si estuviera haciendo flexiones, usando sus caderas. Qué sensacion tan exquisita. Encima el sonido de ambas caderas es excitante y lo invitaba a moverse con más fuerza.

—Tu culo es tan acolchado que pudiera estar así un buen rato —habló. Pero es un bocazas porque liberó su esperma enseguida—. Mierda…

«Caliente», esa es la primera palabra que se te ocurre en la mente. Por el rabillo del ojo viste a Zoro alejarse de nuevo de ti y abrió tus nalgas viendo como su propia esencia salía de tus entrañas. No. Eso te dio bastante vergüenza por lo que rodaste en la cama y cierras tus piernas por inercia. El peli-verde solo sonrió.

—Que vergonzosa eres. —Él aún seguía riendo—. ___, eres demasiado interesante para mis ojos. Mira que no tengo tanto interés en las mujeres, pero tú eres la excepción.

Ese comentario te gustó demasiado.

—Te quisiera preguntar una cosa —siguió hablando—: ¿tendrás problemas en volver a quedar conmigo?

Tú solo niegas con la cabeza. Una caricia en tu mejilla recibes por parte de él.

—Entonces vamos con la última ronda e intentaré durar un poco más.

Ahora tú asientes levemente. Zoro se colocó entre tus piernas para realizar el coito en la posición del misionero. Tú rodeas los brazos en su cuello para que él se acercara y así sus estocadas son más profundas que antes, pero en este caso los movimientos son más suaves y no parece que tuviera prisa. De esta manera, es más fácil notar aquella envergadura y explorar tus entrañas.

Zoro te quitó el pañuelo. Por fin, tu boca estaba un poco entumecida por aquella prenda. Y otra vez tus gemidos fueron callados, pero en esta ocasión fue Zoro quién te besó. Aquella lengua exploraba sin creces la boca. Es un beso bastante excitante. Aún no tienes suficiente experiencia y eso que ya has tenido unos cuantos clientes antes.

—Dime una cosa sucia —te susurró cerca de tu oído—. Estoy seguro que te excita diciendo esas cosas.

—M-Me gusta tu polla —dices y no lo niegas en absoluto. Lo has aprendido—. Me gusta que… golpee mi coño…

—Tu sucio coño está suplicando más. Lo estoy notando, pero tiene que ser paciente en este momento. Quiero seguir disfrutando. Soy consciente de que eres capaz de que llegue al orgasmo.

¿Por qué piensa eso? ¿Lo decía por las experiencia que tuvo con los anteriores clientes? No estabas segura del todo, pero no querías pensar en ello. Una corriente eléctrica sientes por toda tu columna vertebral y eso significaba que estás a punto de llegar al orgasmo, y eso se percató Zoro por lo que empezó a moverse con más fuerza hasta que los dos llegaron al clímax.

Sí, compartieron este momento juntos. Estabas gritando de felicidad de que hayas conseguido tener relaciones sexuales con Roronoa Zoro. Podías morir en paz.

—Ha estado bastante bien. De hecho, me gustaría volver a repetir —dijo Zoro. Tus ojos se fijaron que él se levantó de la cama para coger de sus pantalones su cartera—. Tengo una admiradora bien dotada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top