Capítulo 3. Mordidas y palabras obsenas
Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.
Sábado por la mañana. Estabas en la habitación con tu madre, quien estaba en la camilla respirando con la ayuda de aquellos aparatos electrónicos. Tú no querías separarte de ella por nada en el mundo. Tus manos acariciaban la suya propia. Ella estaba débil como para decir algo. La comida consistía en líquidos porque no podía masticar bien. Antes de llegar al cuarto, te acercaste a la recepción para entregar una parte del dinero. Sorprendió mucho a la enfermera, pero no dijo nada al respecto.
Unas horas antes cuando te levantaste, tu móvil no paraba de recibir un montón de notificaciones a través de aquella aplicación. Tus ojos se abrieron con fuerza porque Rosinante te puso cinco estrellas, que es la máxima puntuación, y haciendo un comentario positivo hacia ti en cuanto a tu timidez, lo linda que eres y qué lo recomienda; además, no dudaría en quedar contigo. Eso causó que muchos hombres miraran tu perfil con cierto interés y ninguno todavía no ha dado el paso. ¿Sabes cuántas visualizaciones? Cien mil visitas. Casi te da un paro cardíaco al ver tal cantidad.
Volviendo al hospital, sentiste los dedos de tu madre rozar con los tuyos. Sabes que ella necesitaba todo el apoyo del mundo. En ningún momento, tu padre apareció para demostrar su error. Ya él está muerto para ti por huir cual cobarde. Solo estabas tú para pagar el tratamiento. Sólo deseas que tu madre viva y puedas ver una vez más esa sonrisa deslumbrante que te alegraba las mañanas. No evitas llorar en silencio suplicando que no muriese pronto. Tus labios se apoyaron en sus nudillos.
—Mañana vendré. Sabes que lo hago —susurraste.
Mamá no respondió. Solo se quedó callada. Mejor, debe recuperar fuerzas. Entonces te levantaste de la silla para irte de aquella habitación, pero echaste un último vistazo. Debe vivir. Ese era tu objetivo principal. Al cerrar la puerta tu móvil recibió una notificación. ¿WhatsApp? No, era aquella aplicación.
¡Alguien te escribió!
Nombre: Eustass Kid.
Edad: 23 años.
Estatura: 205 cm.
Profesión: director de la compañía de mecánica Captain.
Este chico tenía pinta de ser un chico malo por esa cicatriz en su rostro y su vestimenta, pero no niegas que era muy atractivo. Un chico joven musculado que le gustaba estar maquillado a lo punk. No evitas tragar saliva por miedo a esta persona. Kid te saludó y te preguntó si estabas disponible ahora. Tú respondiste que recién ibas a salir del hospital. Verdad ante todo.
«No tengo problema en recogerte. Pásame la dirección», respondió.
Tu corazón estaba latiendo con mucha fuerza. Gracias a la aplicación pudiste mandar sin ningún problema tu localización. Kid te dijo que no tardará mucho, así que te apresuraste con mucha prisa. Menos mal que estabas vestida decentemente. Cuando llegaste a la salida te aproximas a la carretera. Ahora te preguntabas qué coche llevaba ese chico. Un sonido de motor te llamó la atención. Un motero se paró delante de ti. Él se iba quitando el casco lentamente mostrando su rostro.
En personas era más guapo que en la foto. Cabello anaranjado en puntas, ojos dorados o anaranjados, mandíbula firme, labios pintados con un color rojo fuerte y una cicatriz bastante grande recorría por su lado izquierdo. Tus mejillas estaban ardiendo con mucha fuerza.
—Vaya, eres más bonita y voluptuosa que en la foto —confesó el chico. Eso no ayudaba mucho.
—Usted es atractivo en persona —dijiste. Kid tuvo que carcajear.
—¡Por favor! No soy un viejo verde para empezar. —El chico sacó del pequeño maletero de su moto para entregarte un casco—. Sabrás ponértelo, ¿verdad?
No es nada complicado. Esto es como cuando te preparabas para montar en bici. Ya el casco colocado, proseguiste en sentarte en la parte trasera y tus brazos rodearon el cuerpo grande de Kid. Era increíble. Él es muy diferente a Donquixote Rosinante. Kid no tardó mucho en arrancar el motor e ir directamente a un sitio que no te dijo nada porque esto iba muy rápido. Un aroma a hombre inunda tus sentidos. Dios, ese perfume que se echó era embriagante.
Te quedaste ida por unos segundos hasta que sientes que la moto se detuvo. Cuando alzas la cabeza te das cuenta que Kid te llevó a un restaurante de comida rápida. Vaya, esto no te lo esperabas para nada. Este joven era director y él se podía permitir todos los lujos. O tal vez le gustaba este mundillo de los medios pobres. No te quedaste atrás y lo seguiste. Se pusieron delante de un panel táctil para pedir con mucha rapidez el pedido.
—Tengo un hambre voraz —dijo—. Me pediré una hamburguesa de triple carne con queso de cabra y unas patatas fritas con ketchup.
—Yo… no sé qué pedir —te sinceras, mirando el panel—. Son muchas cosas.
—Yo te aconsejo la hamburguesa de pollo con cebolla, bacon, tomate y queso acompañada con patatas fritas también.
—... Me parece bien.
No parece un chico malo. De momento. Te ha pedido un consejo y eso era bueno. Kid no tuvo problemas en pagar con la tarjeta en el datáfono y cogió el número para esperar su pedido. No hablasteis. Tal vez no quería sacar ningún tipo de conversación con tanta multitud esperando. El cajero llamó y su turno les tocó. Te fijaste qué Kid tomó la bandeja con una sola mano. Vaya, este muchacho era fuerte. Ya después se sentaron en una mesa bastante apartada del resto.
—No quiero ser entrometido, pero ¿qué hacías en el hospital? —preguntó, hincando el diente a una patata frita.
—Estaba visitando a mi madre. Ella está hospitalizada.
Los ojos anaranjados de Kid se fijaron en ti. Pensabas que te iba a asesinar.
—Joder, ahora me siento mal por preguntarte.
—No, no te preocupes —comentas con una sonrisa pequeña—. Solo sentías curiosidad. El ser humano es un animal curioso como cualquier otro.
—Y me supongo que te uniste a la empresa para ganar dinero y ayudar, ¿no? —Tú asentiste—. Sentí curiosidad porque mi móvil disparó, mostrando imágenes tuyas. Y eso que solamente tienes un voto y un comentario.
—Es que… recientemente me uní y ayer tuve a mi primer cliente.
—¡Ah! Una principiante —rio. Ahora dio un bocado grande a su hamburguesa—. Entonces, vas a aprender mucho en este mundillo tan… pasional y erótica.
No evitas sonrojarte aún más recordando que esta empresa se dedicaba a ofrecer a hombres ricos y poderosos un encuentro sexual con sus empleadas. Tu hamburguesa estaba esperando a que le dieras el primer bocado, así que no esperaste mucho. Aquel sabor le gustaba demasiado. Una combinación muy buena y no dejarás de masticar por nada en el mundo.
Tus ojos se fijaron en el brazo izquierdo de Kid. En ningún momento lo ha movido. Eso te preocupó un poco, pero tampoco querías preguntar para no incomodarte. No obstante, Kid se percató de ello y levantó el chaleco de motorista para enseñar su brazo biomecánico. Esto te sorprendió bastante.
—Tuve un accidente con la moto y, debido a ello, perdí este brazo.
—Lo siento mucho —te disculpaste—. No era mi intención de…
—Total, no me importa —interrumpió—. Me gusta tener esta prótesis —dijo, moviendo un poco esos dedos biomecánicos—. Me hace ver más cool e intimidante.
No lo niegas en absoluto.
—Eso sí. A veces me incomoda por el simple hecho de que me está puto jodiendo.
—¿Y cómo puedes conducir? —preguntas con cierta curiosidad. Kid rio suavemente.
—Está claro que tenemos a una noob en cuanto a tecnología avanzada —se burló, provocando que encogieras los hombros—. Mi moto está especializada para la gente con discapacidad, es decir, una moto inteligente.
Vaya, estabas asombrada de que existieran esas cosas.
—Actualmente, soy la única persona que porta una de esas máquinas porque me urgía. Los coches no están nada mal, pero la moto… ¡Uf! Me pone super cachondo.
Ese comentario sobraba, ¿no? Tu segundo cliente se ve que no tiene pelos en la lengua a la hora de confesar. Kid se percató de tu incomodidad e inocencia que no evitó esbozar una pequeña sonrisa con cierta diversión. Eso no era bueno.
—No me digas que nunca te han dicho cosas guarras durante el sexo. —Tu cabeza automáticamente se movió con fuerza negando tal cosa—. Estás haciendo que sienta mucha curiosidad.
Tú solamente decides tragar saliva porque los nervios te estaban traicionando demasiado. Tus manos empezaban a sudar y no estabas segura si es a causa de ello o por el frío de tu bebida. Mejor ignorar aquello y seguir comiendo intentando no manchar tu ropa. Pero la mirada depredadora de Kid no estaba ayudando mucho. Oh, te acordaste de algo.
—¿No tiene tiempo para quedar con una chica? Es joven.
—Ser el jefe de tu empresa tiene inconvenientes —respondió—. No te digo que vienen mujeres bonitas que parecen supermodelos, pero son solo eso. Unas putas que solo quieren llamar la atención con su figura y tener de novio a un mecánico para ser más interesantes.
—¿Y no te llaman? —preguntas.
—No tienen cerebro. Solo dicen estupideces sin sentido. Niñatas también. En fin, preferí contactar con la empresa a ver que me ofrecen.
—¿Y qué le está pareciendo? —Él encogió los hombros demostrando que no está teniendo la mejor experiencia del mundo.
—Más de lo mismo, pero tengo la certeza de que tú serás diferente.
—... ¿Por qué lo dice?
—Mi sexto sentido me lo está diciendo.
Te diste cuenta que él terminó su comida y tú estabas a medias. Deberás apresurarte porque seguramente Kid estará ansioso de tener una experiencia agradable contigo. Es tu cliente y debes cumplir sus fantasías. O casi todo. Solo esperabas que no te hiciera sacar sangre o algo peor. Ya estabas imaginando cualquier cosa.
—Estaba pensando en ir a mi casa. Estaremos más tranquilos.
—Yo estoy aquí para cumplir sus necesidades.
Esa respuesta le gustó demasiado a Kid y no dudó en tomar aquella bandeja porque habías terminado de comer. Los nervios se apoderaron un poco de ti porque ibas a ir a la casa de un desconocido. Te preguntabas si era buena idea, pero estás aquí por tu propia voluntad. Volvieron a coger la moto y se dirigieron hacia la casa del muchacho.
Ahora te cuestionas en cuanto a la casa. ¿Será grande o pequeña? Bueno, probablemente sea lo primero porque estábamos hablando de una persona poderosa que tiene su propia empresa de mecánica. Tus brazos estaban abrazando con mucha fuerza el cuerpo grande de Kid teniendo mucho cuidado en no hacer presión, sin embargo, no lo evitas porque a veces la moto hacía movimientos bruscos y pensabas que te ibas a caer en cualquier momento.
Diez minutos solo tardó para llegar a su destino. Tus ojos (c/o) vieron una casa independiente con ático y garaje. Es un poco grande en comparación con el resto de casas que son dependientes entre sí. A lo mejor no le gusta tener un vecino pegado a la pared suya. Una persona que necesita intimidad absoluta. Era entendible. El garaje se abrió para que Kid entrara con la moto. Ahí te fijaste que había una especie de taller.
Esperas un rato a que él termine, mientras tú seguías echando un vistazo al sitio. Kid se aproximó a la puerta para dar acceso a la casa y te hizo el ademán para que pasaras tú primero. La puerta conectaba con un pasillo grande, donde hay una escaleras de por medio y, al fondo el salón. Directamente fuiste ahí para ver los muebles grandes y alguna que otra figura extravagante. La cocina estaba a plena vista. El lugar parecía acogedor.
—Tengo una sed de cojones —alzó la voz Kid interrumpiendo tus pensamientos—. ¿Quieres una cerveza?
—Agua estaría bien.
—Oh, qué saludable la chica. —Kid no evitó reír por lo bajo a lo que se acercó a la cocina.
—He intentado probar la cerveza, pero tiene un sabor fuerte para mi gusto —confiesas.
—Sabes que hay cervezas suaves o sin cero alcohol, ¿verdad? —cuestionó. Él salió de la cocina con dos vasos para sentarse en el gran sofá. Tú lo imitaste—. Por ejemplo, puedes empezar con las cervezas de limón. A mí gusto personal, son refrescos, yo prefiero una cerveza de verdad.
—Intentaré probarlo, gracias por la recomendación —agradeces, tomando el vaso que te facilitó.
—Si me disculpas…
Kid se quitó la chaqueta de motero mostrando una camisa negra con un logo suyo propio. Estaba guapísimo. Se subió un poco la manga izquierda para empezar a desajustar la prótesis. Un suspiro de alivio soltó.
—Esto ya es otra cosa.
—Yo pensaba que lo tenías… ¿pegado? —Eso último lo preguntas porque no sabes como es el mundo de la prótesis.
—Tiene un chip que le permite conectar con tu cerebro para que puedas mover la mano o el brazo, pero a veces es incómodo, como ya te expliqué antes. Puto accidente de mierda.
Ya saben jóvenes. No vayan a más velocidad como lo suele dar los avisos en la carretera o mirar antes por si viene un coche. Es cierto que no le preguntaste cómo fue el accidente, así que pudiera haber sucedido cualquier cosa. Diste un buche de agua, cuando notas como él tomó un mechón de tu cabello para acariciarlo. No deberías ponerte tensa. Tú sabes a lo que has venido; por ello, aceptaste las condiciones de la empresa.
—¿Dejaste de ser virgen desde ayer? —cuestionó con un tono varonil que provocaba que tu vello corporal se erizase. Asentiste con la cabeza con cierta timidez—. En la aplicación se puede ver todo tu registro, pero aún sigues siendo una novata. ¿Te intimido?
—U-Un poco…
—No muerdo, de momento —dijo, esbozando más la sonrisa—. A no ser que sientas curiosidad en morderte.
—... ¿Es un tipo de fetiche? —preguntas porque ese hombre se estaba aproximando con cierta peligrosidad.
—Bueno, cierto amigo mío, que es doctor, me dijo que tengo un tipo de fetiche llamado odaxelgania. Quiere decir que me excito al morder a mi acompañante o al revés —informó—. Soy un poco sádico. Me gusta ver a mi amante sufrir un poco.
Te has metido en la boca del lobo. No estabas segura si tú podrás aguantar el sadismo de este chico. Sin embargo, piensas que es una experiencia más y dudas que él sobrepase de ti. Con cierta timidez aproximas tu mano hacia su rostro queriendo tocar aquella gran cicatriz. Es un chico corpulento que está orgulloso de su cuerpo.
Kid tomó tu muñeca para atraerte y sentarte en su regazo. Tú también eres grande en cuanto a proporciones, ya sea caderas un poco anchas, pechos o trasero grandes, un poco de barriga con alguna que otra estría… No evitas encogerte de tu sitio porque esa mirada era típica de un depredador sexual. La mano de Kid se colocó en tu cuello para apretarlo con un poco de fuerza a lo que reaccionaste al tomar su muñeca.
—Tranquila, estás un poco nerviosa —susurró—. Yo te puedo relajar con mordidas. —Poco a poco te iba atrayendo—. ¿Qué me dices? ¿O acaso te da corte? —te preguntaba, atreviéndose a morder tu labio inferior dándole un toque erótico.
Tú simplemente mantuviste la boca abierta con cierto asombro de lo que acaba de pasar. Tus mejillas sonrojadas delataban tu gusto por aquella mordida. La sonrisa de Kid se amplió un poco más viendo esa linda reacción tuya y volvió a hacerlo a lo que tú soltaste un suspiro, mientras tu cuerpo temblaba. Esa mano ya no estaba sujetando tu cuello porque Kid se centró en tu trasero redondo. Un ronroneo mezclado de risa escuchaste.
—Oh, se me olvidó decirte una cosa más. Me encanta el dirty talk —te susurró cerca de tu oído—, y debo decir que tu trasero me está poniendo cachondo.
Con ese comentario notaste un bulto chocar en tu entrepierna. Esa filia significaba que le gusta decir cosas obsesas. Dios, definitivamente este chico era un macarra. Kid no paraba de apretar tu nalga derecha a lo que comienzas a excitarte poco a poco. Tus bragas se estaban mojando y no lo podía controlar.
Tus manos descansaban en su pecho dejando que ese chico hiciera lo que quisiese con tu oreja porque estaba dedicando pequeñas mordidas. Tus dedos se aferraban con más fuerza aquella camisa. Esta sensación está siendo muy diferente. Entonces no te quedas atrás y decides morder con timidez su cuello ancho. Kid tomó con brusquedad tu cabello haciendo que tu espalda se doble hacia atrás.
—Que atrevida —dijo con esa sonrisa ladina—. ¿También te atreverías a decirme algo sucio?
—N-No sé qué decir… —confiesas con la voz temblorosa—. T-Tal vez… ¿seguir mordiéndome?
—¿Dónde? —Este juego caliente, de alguna manera, estaba excitando al pelirrojo—. ¿Aquí? —cuestionó, mordiendo tu lóbulo—. ¿O aquí? —Ahora en tu barbilla.
—D-Dónde tú quieras…
Oh, estás dando la oportunidad de Kid en explayarse. Carta blanca, como dicen algunos. Ahora las mordidas se centran en tu cuello y, esta vez, se sobrepasó un poco porque te estaba doliendo. Sin embargo, ese dolor se estaba convirtiendo en algo placentero debido a las lamidas de Kid. Cada vez más se notaba aquel bulto. Ya está en su erección completa.
La mano de Kid se metió por detrás de tu camisa para notar aquella piel tuya. No sentía pudor alguno en tocar esos michelines de más. Ya el pelirrojo se estaba imaginando todas las posibilidades de morder esa carne sobrante. Claro, esa curiosidad acabó convirtiéndose en algo real porque Kid, con tu ayuda, te quitó la camisa y te acostó salvajemente en el sofá. No tener un brazo de más no era problema porque él era fuerte.
Aquella mano traviesa levantó tu sujetador de encaje para ver tus pechos voluminosos. Kid se lamió los labios un tanto sediento y no resistió en probar aquella masa de carne. Gemidos soltabas sin ningún tipo de control. Esa lengua no paraba de torturar tu botón. El calor se estaba volviendo inminente a cada segundo que pasaba. Él te confesó su parafilia y lo estaba demostrando. Tus manos descansan en aquellos cabellos de fuego y no resistes en apretarlos con mucha fuerza.
Eso encendió más a Kid. Con sus dientes tiró con fuerza tu pezón para ver el rebote de tu pecho e hizo lo mismo con el otro. No parabas de temblar. Esta sensación era sumamente diferente y excitante.
—Quítate esa prenda de mierda.
Tú obedeciste, mientras él se desabrochaba el botón y se bajaba la cremallera de su pantalón mostrando así aquella virilidad. Dios, te vas a volver una adicta a los penes grandes. ¿Existe tal parafilia? Kid se sentó en el sofá ya sin los pantalones y su ropa interior; él tomó tu muñeca para que te levantaras y te coloques delante de él de rodillas, entre sus piernas.
—Fóllame con tus pechos —te ordenó.
Tu cara estaba roja no, lo siguiente. No estabas segura si lo ibas hacer bien, pero no te queda de otra. Colocas aquel miembro palpitante con una gota pre-seminal asomar en su glande entre tus pechos y los vas moviendo, asimilando el coito entre una pareja. Te notabas extraña. Es tu primera experiencia en esto. Tus ojos (c/o) no paraban de mirar aquella virilidad que cada vez se ponía más dura. Ya te lo estabas imaginando en tu vagina.
—Joder, me la estás poniendo muy dura —añadió.
—¿T-Te gusta?
—No hagas preguntas obvias. Eres demasiado inocente. Cualquiera quisiera corromper esa mente tuya.
—Y-Yo solamente quería asegurarme —dijiste, conservando tus mejillas rosadas.
Entonces hiciste el siguiente atrevimiento de meter aquella cosa en tu boca y hacer una pequeña masturbación. Es la primera vez que lo hacías porque con Rosinante no tuviste la oportunidad. Escuchas leves suspiros por su parte agarrando firmemente tus cabellos con su mano sana. Luego tu lengua recorría alrededor de su glande y diste un pequeño mordisqueo. Él reaccionó, agarrando con más fuerza tu pelo. Eso le gustó demasiado.
Así que tomaste la decisión de seguir mordiendo dándole un toque sensual teniendo cuidado en no hacer mucho daño, incluso lo hiciste en su tronco y en sus testículos. Esto te estaba empezando a gustar. Aquel pene parece que está a punto de explotar por las venas marcadas en la base. Y así fue. Aquella sustancia pringosa manchó tu rostro y tus pechos, un olor fuerte inunda tus sentidos. Era desagradable, pero adictiva porque te lamiste la comisura de tus labios para probarlo.
—Que puta pervertida tenemos aquí —susurró Kid—. Y una verdadera atrevida. Quiero más de ti, ___. —Por primera vez, ese muchacho dijo tu nombre—. Quiero sentir mi polla en tu coño sucio y escuchar tus gemidos como una loca demente.
—T-Tengo las bragas mojadas… —confiesas a lo que te levantaste para mostrar tus pantalones un poco manchados.
—No te preocupes, soy un buen mecánico y sé arreglar desastres. —Él dijo eso, mientras te quitaba el botón y la cremallera de los pantalones para bajarlos y tocar tu feminidad por encima de tus bragas. Un gemido se te escapó—. Estás perdiendo aguas, ¿y sabes? Tengo la polla dura de nuevo.
—¿E-Es por la pastilla…?
—Ese es su efecto secundario. No es un inconveniente, ¿verdad? —cuestionó dando una pequeña mordida a uno de tus michelines.
—M-Me gusta tu polla. Se ve poderosa y… con ganas de follar mi coño —intentas hablar sucio como a él le gusta.
Oh, y eso funcionó porque Kid te tiró en el sofá para acostarte completamente. Sus dientes tomaron aquella última prenda quedándote completamente desnuda. Te ibas a cubrir con cierta vergüenza, pero Kid se te adelantó, metiendo la cabeza entre tus piernas para realizarte sexo oral. Tus manos agarraron sus cabellos largos y puntiagudos porque parece que te ibas a sucumbir, ya que Kid no solamente lamía, sino también mordía tu clítoris y tus labios mayores.
Realmente te estaba empezando a gustar. Una experiencia súper diferente. Y no parece que tengo prejuicios hacia tu cuerpo. Un chillido sueltas porque Kid mordió con fuerza tu clítoris. Y lo hizo una y otra vez casi perdiendo un poco el control. Tus piernas estaban temblando y rodeaban la cabeza del chico.
—Eustass-san… —gimes su nombre porque una corriente estaba bajando hacia tu vientre.
Kid te ignoró completamente porque él estaba centrado en su labor, pero parece que esos movimientos iban disminuyendo. No. Tú deseabas más.
—K-Kid más fuerte… V-Voy a correrme…
El pelirrojo con malicia mordió tu clítoris y tiró de ella causando que llegaras a un orgasmo fuerte. Unas cuantas lágrimas iban resbalando por tu rostro. Eso ha sido bastante intenso. No parabas de jadear recuperando el aliento.
—Tengo la polla muy dura. Joder, te necesito con mucha urgencia —murmuró, mientras se masturbaba con cierta fuerza.
Tus ojos se fijaron en aquel miembro, listo para una ronda de sexo duro. Tu entrepierna hizo presión porque tú también lo necesitabas. Entonces tú lentamente te ibas incorporando del sofá y le diste la espalda exponiendo tu trasero. Tus manos estaban apoyadas en el respaldo del mueble y miraste por el rabillo del ojo con cierta vergüenza. Piensas con claridad que decir y tragas saliva.
—H-Hazme tu perra en celo…
—¿Eh? ¿Qué has dicho? —Kid se estaba burlando de ti. Solo quería escuchar aquello de nuevo—. Dilo más alto —dijo, acercándose poco a poco.
—¡Hazme tu perra! ¡Necesito tu polla dentro de mi sucia vagina! ¡Ah! —gritas un gemido alto porque notas a aquel miembro entrar a tu cavidad vaginal.
—¿Cómo quieres que te folle? Lento y fácil, o rápido y loco. Tienes dos opciones.
—¡Rápido y loco! ¡Vuélveme loca, Kid!
La sonrisa de Kid se amplió ante aquella respuesta y empezó a iniciar el vaivén con mucha fuerza. Tú tuviste que agarrar con más firmeza el respaldo porque el sexo estaba siendo muy salvaje. Esta experiencia te estaba gustando mucho y más aún en esta posición. Ahora entiendes porque a muchos animales les gustaba porque el macho tiene control absoluto hacia la hembra sensible.
Kid tomó uno de tus senos para apretar con fuerza o pellizcar tu pezón. Él también lo estaba disfrutando. Nunca pensó que tú, una chica inocente, estuviera gimiendo como una perra y que obedecieras a todas sus peticiones. Ibas a ser su favorita. Sí, no dudaría en contactar contigo una y otra vez para tener estos encuentros. El choque de vuestras pieles es un sonido excitante. Kid inclinó un poco más su cuerpo para morder tu lóbulo derecho y tú reaccionas apegándote más a él para recibir más de esas embestidas.
—Joder, estás chupando con fuerza mi polla. Me quieres dejar seco, ¿eh? Que puta eres. —Él agarró tu rostro y te dio unas cuantas y pequeñas cachetadas en tu mejilla.
—¡M-Más adentro, Kid! —suplicas a lo que él tomó tu cuello realizándote una pequeña asfixia.
—Estoy a punto de venirme. ¿Dónde quieres mi leche, puta?
—¡D-Donde tú quieras! ¡Y-Yo soy tu muñeca!
Ante esa respuesta que le diste, Kid liberó su semilla en tu interior con bastante fuerza casi llenándote por completo. «Increíble, y eso que solo liberó una pequeña cantidad antes y, esta vez, todo lo contrario», pensaste. Menos mal que se estaba tomando las pastillas porque esa cantidad de semen era capaz de dejarte embarazada sin ningún problema. Poco a poco él retiró su miembro dejando que su esperma saliese de tu interior. Kid no resistió en dar una palmada a tu nalga derecha a lo que gimes.
—Dime puta, ¿te has corrido? —Ya te llamaba de esa manera porque aún estaba dentro del juego.
—N-No —te sinceras.
Kid se sentó en el sofá y tú ladeas la cabeza viendo que su miembro aún está palpitante con ganas de seguir la marcha. Ya tu mente te estaba pidiendo, suplicando, que te montes encima de él. O más bien era tu vagina que aclamaba cierta atención ¿De verdad te estás volviendo una ninfómana sin darte cuenta?
—Seguramente tu coño aclama más sexo duro —dijo con una sonrisa pervertida—. ¿Vas a ser la yegua de este vaquero?
Ante esa pregunta no resististe en colocarte encima de él y meter aquel miembro en tu cavidad. Los dos gimieron al mismo tiempo. Tus manos descansan en los hombros fuertes de Kid como apoyo para moverte sin ninguna dificultad. Ese miembro, desde esa posición, te estaba tocando tu cérvix perfectamente. Tú empiezas a volverte loca. Tampoco te podías mover todo lo posible porque no tenías suficiente experiencia.
La mano de Kid estaba agarrando tu trasero, como si no hubiera un mañana. Le gustaba mucho el tacto de tu piel. Kid bajó un poco su cuerpo para alcanzar uno de tus pechos y morder tu pezón con cierto gusto. Entonces ese éxtasis se volvió pasional porque él empezó a moverse con mucha fuerza y tuviste que agarrarte a él y soltando grandes gemidos que volvieran loco a un hombre.
No evitas apoyar la frente con la suya y Kid aprovechó para besarte con mucho salvajismo. Vuestras lenguas danzaban entre sí buscando el contacto del otro. Esa sensación excitante no debería acabarse nunca. Ya tus gemidos eran gritos básicamente. Menos mal que no había vecinos alrededor para escucharte porque se alertarán demasiado. Ambos llegasteis al último orgasmo dando por finalizado este encuentro.
No parabas de jadear un tanto cansada ante esta situación. Tus párpados se cerraban lentamente, mientras sientes unas caricias suaves en tu espalda por parte de Kid. No parecía un chico cariñoso, pero ese momento íntimo se convertía en algo especial.
—Te voy a ser sincero. He disfrutado mucho de este encuentro —confesó—. De verdad que me ha sorprendido tu atrevimiento. Las otras no se atrevían a decir esas cosas.
—P-Por alguna extraña razón, me excitó que me dijeras cosas sucias —dices con timidez y con un leve sonrojo en tus mejillas. Él respondió riéndose por lo bajo.
—Esas cosas son muy efectivas.
Te levantaste para sentarte en el sofá porque seguramente Kid estará incómodo. El nombrado aprovechó para alzar su cuerpo y caminar hacia uno de los muebles para abrir uno de los cajones. En ese momento aprovechaste la ocasión para ver su trasero bien formado. Se notaba que iba al gimnasio. Luego él regresó para entregarte un sobre.
—El pago por tus servicios —te informó.
—Gracias.
—Espero poder volver a verte porque, de verdad, creo que me he vuelto adicto a tu cuerpo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top