Capítulo 13. Ten cuidado

Tu mirada está en un punto fijo. Es un momento en que piensas dar vueltas en el tema preguntándote si lo que has hecho es correcto. Hay tantos hombres que te están reclamando todos los días requiriendo tu atención. Y hoy es otro momento para quedar con Izou. No has sabido de ese hombre durante un buen tiempo. Seguramente estuvo muy liado.

Luego tú giras un poco la cabeza para ver a través de la ventana dándote cuenta que unas nubes negras se aproximan a la ciudad. Eso indicaba que dentro de poco iba a llover. No estás segura a qué hora porque no eres capaz de predecir el tiempo. Un suspiro sueltas con pereza. Te gustaría quedarte en tu casa y ver cómo llueve, pero crees que eso será imposible por tu cita con Izou. Entonces decides levantarte del sofá para ir directamente a tu cuarto e ir echando un vistazo al armario. Irás sencilla y cogerás una chaqueta por si luego hace frío. No deseas resfriarte.

Cuando coges tu móvil para revisar los mensajes, te das cuenta que tienes uno de Izou diciéndote si te podía recoger en tu casa. Tú siempre te has negado porque son unas personas desconocidas a quienes tú no tienes mucha confianza. Tú no sabes si esa persona puede llegar a entrar en tu casa y hacerte la vida imposible. Le indicas que si puede recogerte en un parque que está cerca de tu casa y él no tuvo problemas en aceptarlo. Un alivio sientes en tu cuerpo.

Ya preparada te dispones a salir de tu casa. No tienes ninguna prisa porque todavía te queda tiempo para llegar al parque. Mientras ibas caminando, tú revisas de vez en cuando el móvil por si has recibido algún mensaje. Eso sí, estás teniendo muchas visualizaciones y la aplicación te da la opción de ver a los clientes que contactaron contigo. Comprobar cuántas veces han visitado tu perfil. Es una barbaridad. Los más activos son Crocodile y Katakuri. Tienes la sospecha de que en algún momento se contactarán contigo. Solo esperabas que no fuera hoy porque quieres pasar tu tiempo con Izou.

Al doblar la esquina, te topas con algo o con alguien sin darte cuenta. Te ibas a disculpar, pero te quedaste muda. Un hombre alto y musculoso de tez morena, cabellera albina y ojos rojos como la sangre te miran con intriga. Y no hablemos de sus alas grandes que hipnotizan demasiado. Tus mejillas arden con violencia no creyendo que estuvieras viendo una criatura atractiva. Tiene que ser un Lunaria. Tiene que serlo.

—P-Perdón. N-No le he visto —tartamudeas.

Ese hombre solo inclina su cabeza analizando tu cuerpo. Tú estás temblando y solo haces una pequeña reverencia a modo de disculpa e irte cuanto antes. Aún sientes la mirada de ese Lunaria. Rápido, antes de que ese hombre te rapte o algo.

—Tu nombre es ___ ___, ¿me equivoco?

Escuchar tu nombre causó que te parases. ¿Cómo es posible que lo sepa? A no ser que sea alguien que tenga la aplicación. Ibas girando lentamente tu cuerpo para verlo. Aún sigues temblando.

—Por tu reacción es una afirmación —susurró.

—¿Está… en la empresa?

—Uno de los clientes ricachones que tiene la empresa —escupió—. No me imaginé que vivieras por esta zona.

¡Alarma! ¡Un sonido estridente alertó a tu cerebro!

—N-No vivo aquí —mientes. Él sólo ríe.

—Haces bien mentirme, pero tu cuerpo te delata demasiado, pequeña.

Aquel hombre agitó sus alas grandes con cierta emoción porque parece que ha encontrado una presa interesante. Solo dio un paso grande y estiró el brazo para acariciar tu mejilla. Él es capaz de aniquilarte si pudiera y más aún cuando el fuego de su espalda te está indicando una advertencia. Por tu garganta va pasando saliva preguntándote cuál será el siguiente movimiento del Lunaria.

—¿Vas a algún sitio? —preguntó, ya rompiendo el silencio.

—Yo… he quedado con un cliente —respondes.

—Una pena porque te hubiera invitado a mi casa —dice, tomando un mechón de tu cabello y empezar a jugar con él—. Lo pasaríamos en grande.

—P-Puede hablarme a través de la app.

—Y eso haré. De hecho, te escribiré ahora y programaré una cita contigo. Es decir, mañana.

—Yo…

—No te puedes negar, ___ —interrumpió—. Y es tarde porque te acabo de escribir. ¿O acaso te doy miedo?

—N-No es por eso —contestas—. Solo que…

—¿Sabes? Mi gran debilidad son los tartamudeos y la timidez de una mujer. Y tú con esas proporciones grandes, solo me invitan a raptarte y llevarte a mi casa para jugar un rato.

Ese ser es demasiado peligroso. Te lo está advirtiendo tu cabeza, pero no tienes ninguna escapatoria porque escuchaste la notificación de la aplicación. Ese hombre esbozó una pequeña sonrisa complacido y se retiró, dejándote muda y perpleja. Está claro que esta persona te pedirá que hagas algo indebido. Que será, te preguntarás.

¡No te olvides de Izou!

Tus pasos se apresuraron para ir directamente hacia el parque. Un coche ves a lo lejos y a un hombre sentado en el capó. Es un hombre de cabellera negra y larga con su rostro maquillado. Por la expresión parece aburrido. No obstante, sus ojos marrones se postraron ante ti y una sonrisa llena de felicidad se mostró. Está claro que has iluminado su mañana.

—Siento por llegar tarde, Izou-san —te disculpas.

—No te preocupes, puedo entender que te hayas distraído con cualquier cosa —dijo, separándose del capo y te abrió la puerta del copiloto—. Señorita.

Tiene un estilo que te gustaba muchísimo. No te niegas a su invitación y te subes al vehículo, donde él te cierra la puerta. Por un momento, te sentiste como una verdadera princesa. Ya Izou se sentó a tu lado. Probablemente te llevará a esa casa de ensueño para estar en un momento íntimo.

—No te propuse nada porque estaba dando vueltas hasta que me salió está notificación.

Izou cogió su móvil para mostrarte una noticia. Un evento basado en la cultura japonesa.

—A lo mejor te interesaría conocer mis raíces.

—... Me encantaría, Izou-san.

Segunda vez que un hombre te cita para una cosa que no es sexo. Te está extrañando un poco, pero no le diste mucha importancia. El tema principal puede ser que te quieren conocer de fondo. Acuérdate que tú debes escoger con qué hombre te quieres quedar cuando pase un año. Eso será bastante difícil porque todos tus clientes tienen cierto interés en ti.

Tardaste unos segundos en darte cuenta que Izou arrancó el motor del vehículo para poner rumbo al evento. Estás un poco ansiosa porque sería la primera vez que veías algo así. Conocer la cultura de otro país. Se ve bastante interesante. Un suspiro salió de tus labios relajándote en el asiento, mientras presencias los edificios grandes de la ciudad. No te fijaste dónde se celebrará el lugar, pero tú opinas que en el corazón de la ciudad. De vez en cuando, miras de reojo a Izou quién estaba concentrado en la carretera. La verdad se veía atractivo con el rostro un poco maquillado. Te dieron ganas de acariciarlo.

—¿Te gusta mi rostro? —preguntó Izou aprovechando para mirar por el rabillo del ojo.

—N-No lo niego.

—A mí me gusta el tuyo —confesó—. De hecho, estaría mirándote todo el rato.

—¿N-No exagera un poco? —preguntas con las mejillas sonrojadas.

—No me gusta mentir.

Te sientes un tanto halagada con las palabras de ese hombre. En su mirada se notaba que deseaba estar contigo, disfrutar de tu compañía. No sólo te busca para satisfacer sus necesidades. Quiere a una compañera de verdad.

Pero sabes que eso acabará pronto porque tendrás que decidir. Odias tomarlas porque uno no sabe si hizo lo correcto o no. Un suspiro sueltas para relajar tus músculos y volver a centrarte en la calle.

Ver a la gente pasear te relajaba de cierta manera. Tus ojos van cerrando lentamente, donde tus oídos se agudizan escuchando el ruido del motor del vehículo y los barullos de la calle.

Por un momento sientes que el coche se detuvo. A lo mejor hubo un semáforo de por medio. Una caricia sientes en tu mejilla izquierda y abres los párpados encontrándote a Izou. Este estaba admirando tu rostro porque sus párpados están semi cerrados. No evitas sonrojarte de golpe. Él sonríe suavemente.

—No me cansaré repetir que eres suavemente hermosa —dijo. Sus dedos tomaron un mechón de tu cabello.

—G-Gracias.

—Ya hemos llegado.

Desvías la mirada a tu derecha. Mucha gente está entrando en una especie de recinto que suelen abrir cuando hay eventos importantes. No te percatas que Izou te abrió la puerta ofreciendo su mano. No niegas la invitación. Te sientes como una princesa siendo cuidada por un hombre con bastante dinero. Unas miradas curiosas se ciernen en ti, aunque los ignoras porque solo quieres centrarte en este momento muy importante para Izou. Él no te ha soltado la mano comportándose como si fuera tu pareja. Deseas que la tierra te tragarse en cualquier momento.

En el evento había un montón de objetos interesantes, como artilugios antiguos de siglos pasados; pinturas rupestres de diferentes aristas; ropas un tanto peculiares… Sí, te llaman mucho la atención. Izou te explicaba para que se utilizaban los artilugios o la importancia de los trajes. Representación de la nobleza o la pobreza. Estás asombrada con tanta información y es normal porque estás con alguien que nació y se crio en ese mundo.

—¿Puedo saber porque está en la ciudad de Grand Line? —preguntas.

—Digamos qué un hombre muy poderoso me reclutó por ver mi habilidad en identificar las armas de fuego —explicó—. Tranquila, no estoy en el mundo de la mafia. Más bien, en un grupo especializado en detener a personas malas y arrebatar las armas y destruirlas. Y también tenemos otras funciones, como cuidarlos, darles diversión… Él solamente desea que haya paz. Las guerras traen malas consecuencias.

—Debe ser alguien que se preocupa por el bienestar de todos.

—Él nos ve como sus hijos y nosotros como nuestro padre. Raro, ¿verdad? —ríe suavemente—. Pero gracias a él hemos progresado y podemos ver el mundo de una manera distinta.

La mirada de Izou resplandecía como el sol dando la bienvenida. Se nota que admiraba a esa persona. A saber quién es. Hay tanta gente poderosa que será una lista larga. Los ojos marrones de Izou se postraron ante ti y te dedicó una tierna y delicada sonrisa, mientras aprovechó para acariciar suavemente tu mejilla. No le importaba si la gente le viera de forma cariñosa contigo. Él disfruta de tu compañía. A él le gustaría quedar más tiempo contigo. Entonces poco a poco se iba acercándose a ti para implantar un beso en tus labios. Te sonrojas ante tal atrevimiento. Es el primer hombre que te besa en público. Te querías morir en ese instante.

—No pensaba que tuvieras un ligue-yoi.

Una voz causó que ambos os separais. Ese tic verbal te gustó demasiado y también el responsable de ello. Un hombre un poco alto que tu acompañante. Ojos cansados que portaban unas gafas y cabello pelirrubio con forma de piña. Es bastante atractivo hay que decirlo todo.

—No pensaba encontrarte aquí, Marco —murmuró con cierta molestia Izou.

—Bueno, me dio curiosidad —respondió. Él se aproximó a ti para cogerte la mano y besar tu dorso—. Encantada, señorita. Mi nombre es Marco.

—M-Mi nombre es ___ —tartamudeas.

—Ella está conmigo —recalcó.

—Relájate-yoi. ¿Acaso no tengo derecho a presentarme?

—Sí, pero tú ves una oportunidad y no la desaprovechas.

—No tengo tiempo para una cita. Soy doctor en un hospital muy prestigioso, ¿lo recuerdas?

Un doctor. ¿En qué hospital? Muchas preguntas están surgiendo en tu cabeza. Marco hizo una expresión de sorpresa, como si hubiera tardado en procesar cierta información que recogió hace unos minutos.

—¿___ ___? —volvió a preguntar. Tú asientes con cierto temor—. Claro, era hija de una de las pacientes de Trafalgar. Siento mucho su pérdida.

—... L-Lo estoy superando poco a poco.

—Yo era el encargado de realizar todos los estudios a su madre junto con Trafalgar. Me fastidia el hecho de que usted tuviera que pagar cierta cantidad de dinero para su tratamiento-yoi. Yo lo hubiera hecho gratis.

—Agradezco su ayuda y su esfuerzo en curar a mi madre, Marco-san. Sin embargo, ya no tenía fuerzas para continuar. Estaba sufriendo.

—Es entendible.

—No me dejen de lado, ¿quieren? —pidió Izou con un puchero en sus labios. ¡Qué mono!

—¡No te pongas celoso, hombre! —alzó la voz Marco golpeando con suavidad el hombro de este—. Solo estaba hablando con una cliente.

Eso a Izou le importaba poco. Él conoce muy bien a su amigo y cuando se le metía por los ojos una chica, es difícil quitárselo de la cabeza. No le gustaba compartir.

—Pero si te pones así, entonces no me quedará de otra que retirarme —aclaró—. Espero volver a verla, señorita ___.

—Lo mismo digo.

Marco te dedicó una pequeña sonrisa e hizo una pequeña reverencia para luego retirarse. Tus ojos se centran en Izou que le estaba dedicando una mirada de mal gusto a Marco. Es la primera vez que lo veías enojado, pero tú no veías nada malo en presentarse y que conocieras que él también estaba en el tratamiento de tu madre. Una notificación recibes en tu móvil. ¿Hacer caso o ignorar? Temes que puede ser Crocodile o Katakuri. Sí, lo mejor será contestar.

Tomas el móvil a punto de abrir la aplicación hasta que Izou te lo arrebata. Ibas a reclamar, pero él te silencia colocando el dedo índice en tus labios.

—Entiendo que tienes clientes aparte de mí, pero ahora estás conmigo, querida —dijo.

—P-Pero…

—Nada de peros, ___. —Izou se acercó a tu oído para susurrarte eróticamente—. ¿O debo castigarla para que lo entienda?

Tus mejillas arden cual volcán a punto de explotar porque esas palabras ya las habías escuchado con anterioridad. ¿Izou se atrevería? No estás segura del todo. Tragas saliva porque siente tu garganta secarse, mientras escuchas a ese hombre atractivo reír por lo bajo y entregar tu celular.

—Puedes contestar, pero no irás a otra cita hasta que termines conmigo. ¿Vale?

No te quedó más remedio que asentir con la cabeza. Izou espera con paciencia a que converses con uno de tus clientes. El primer mensaje que recibes te sorprendió demasiado. No podías creerlo. Mejor no alzar la cabeza para no llamar la atención. Y tu corazón se aceleró con tanta fuerza que temías lo que iba a pasar.

Charlotte Katakuri te está reclamando.

Te muerdes el labio un tanto indecisa. Si te niegas, es posible que recibas un castigo. Pero si aceptas, recibirás otro por parte de Izou. Estás entre la espada y la pared. Y lo malo es que Izou te está esperando. Piensa. Para eso tienes cerebro.

—I-Izou-san, ¿le parece bien que esté con usted hasta las… seis? —preguntas con inseguridad.

El onnagata miró el reloj de mano para comprobar la hora. Por el gesto que hizo no le agradaba la idea. Sus ojos marrones se centraron en ti dándose cuenta que tú estás temblando. Él frunció el ceño queriendo entender tu comportamiento. Izou soltó un suspiro de rendición.

—Está bien, dulzura. —Esa respuesta te alivió mucho y escribes con rapidez a Katakuri—. Pero del castigo no te libras.

Esa respuesta te sorprendió muchísimo. No te dio tiempo a decir algo porque Izou agarró tu mano para guiarte hasta los baños. Oh, no. Esto no te está gustando demasiado. Izou miró hacia atrás para vigilar que nadie los hubiera visto entrar en los baños de las mujeres. Dentro, él empezó a inspeccionar cada puerta de los inodoros. Nadie está presente. Tu corazón está latiendo con mucha fuerza porque no estás segura de lo que va a suceder. Él te empuja suavemente al último baño poniendo el pestillo.

—Ahora sé buena niña y bájate los pantalones junto con tus bragas.

¿Así sin más? No tienes más opción que obedecerlo porque la mirada de Izou no es nada agradable. Lo haces sin titubear.

—Date la vuelta.

Otra orden. Esta vez tiemblas con bastante fuerza porque realmente cierta inseguridad ha crecido en ti. Una mano notas en tu espalda obligándote a que curvaras tu cuerpo hacia adelante. Sientes la mano de Izou acariciar suavemente tu trasero y aprieta aquellas carnes para escuchar un suspiro tuyo. No estás segura de lo que está planeando hasta que escuchas como la tapa de un bote abrirse. Miras por el rabillo del ojo viendo los dedos del hombre untarse ante una especie de líquido espeso y los iba acercando a tu intimidad. Un gemido sueltas. Está muy caliente.

¿Este es el castigo? ¿Te torturará así hasta que llegues al orgasmo? Solo estaba tocando tu clítoris y los labios mayores. Tú haces todo lo posible para no gemir porque, en cualquier momento, alguien entrará en el baño. Te morirás de vergüenza si alguien los pillara de esta manera. Esto pasó con Lucci aquella vez en el parque de atracciones.

Las caricias cesaron a lo que das un pequeño quejido. Luego sientes algo adentrarse en tus entrañas. No puede ser el miembro de Izou porque está vibrando. ¿Puede que sea…?

—Estarás así hasta que tengas tu próxima cita —te advirtió Izou—. La sorpresa que se llevará el otro cliente cuando vea que me he adelantado.

O se enfadará. Ya ni sabes cómo reaccionará Katakuri ante eso. Izou te sube las bragas junto con los pantalones viendo tu linda reacción. Te estás estremeciendo ante aquel vibrador. ¿Cómo puede ser tan cruel este hombre? Él simplemente esboza una pequeña sonrisa, divertido ante esta situación. Y con picardía azotó tu trasero a lo que se te escapa un gemido.

—Te dejaré ir esta vez, dulzura. Pero la próxima te ataré a una cama, si es necesario.

Izou tiene un lado oscuro que está apareciendo poco a poco. Solo esperabas que Katakuri no te castigara.

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