Capítulo 12. Quedadas con Kid y Law
Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.
«¿Puedes quedar esta noche conmigo? Hace tiempo que no te veo. Me muero de ganas de coger ese trasero tuyo».
Rojez sientes en tus pómulos por la confesión de Kid. Sí es cierto que llevas mucho tiempo sin saber de él y parece ser que ha dado señales de vida. Aún recuerdas ese momento juntos. Ese chico joven y apuesto es capaz de sacarte más de un gemido si quisiera. Tú contestas, aceptando tal propuesta. Kid te indicó de quedarte en el parque porque él te recogerá. La verdad es que no es mala idea. Un suspiro sueltas pensando que será otro día.
Estás en tu casa con la mirada fija en la ventana preguntándote ante lo ocurrido con Charlotte Katakuri. Has sentenciado tu alma a dos hombres dominantes. Él y Sir Crocodile. Tú lo aceptaste. Estás atrapada. Por un momento cierras los ojos centrando el resto de tus sentidos para escuchar u oler. La verdad es que te gusta la sensación cuando estás en estas situaciones. Al abrir tus ojos se centran en las montañas escondidas por unos edificios grandes.
Un suspiro sueltas sabiendo que esto no durará mucho. ¿O quién sabe? Sólo tienes que esperar un buen tiempo para que los clientes decidan si tenerte o no. Tal vez Sir Crocodile. Es el más probable, ya que está muy contento con tus servicios. Eso lo sabes muy bien.
Luego te retiras de la ventana para caminar hacia el armario y abrirlo. Tienes que escoger un buen vestido para sorprender a Kid, aunque tú desconoces a dónde piensa ir. O no llevar un traje. Date cuenta que te montarás en la moto de ese joven. Entonces tú tomas la decisión de tomar un pantalón vaquero bonito junto con un body negro que deja al descubierto tus hombros. Unos zapatos abiertos con un poco de tacón. Y a lo mejor te harás una coleta bien alta. Sí, ese es el conjunto perfecto para salir.
Cómo todavía hay tiempo decides tomar una ducha para que estés limpia para esta noche. No has recibido ninguna otra notificación por parte de Kid o de otro cliente. El agua va cayendo lentamente por todo tu cuerpo relajando todos tus sentidos. La sensación es agradable. La verdad es que te pasarías un buen rato así. Las dudas surgen en ti preguntándote si deberías continuar en esto. Boberías. Te gusta demasiado porque a ellos no les importa pagar una buena cantidad de dinero para acompañarlos. Ellos quieren estar contigo.
Unos minutos te dedicaste para bañarte. Una toalla recogiendo tu pelo y otra para cubrir tu cuerpo. No tienes prisa. Tienes todo el tiempo del mundo antes de que sea de noche. Coges tu móvil para echar un vistazo si has recibido alguna notificación y vuelves a sonrojarte de nuevo porque esta vez te habló Law. El hombre joven te pregunta cómo te encuentras porque no sabe nada de ti a lo cual respondes con educación. Él desea verte porque quiere compartir otra experiencia contigo. Hoy no puedes. Tiene que ser mañana. Law acepta encantado. Si fuera Katakuri o Crocodile no puedes rechazar. No quisieras descubrir el castigo.
Esperas que no tengas otro mensaje de alguno de tus clientes. Es pensar en ello y recibirlo. Esta vez de Izou que te pregunta educadamente sobre tu disponibilidad. Joder, todos los hombres están desesperados en quedar contigo. Puede que tengan el tiempo libre o estén aburridos. Sin embargo, esto hace que tu ego suba, sabiendo que vas a tener más experiencias con ellos. Tú respondes al mensaje preguntando cuando él quiere tener otra cita contigo. No te ha vuelto a escribir. Tal vez tengas que esperar dentro de unas horas.
Un mensaje de Kid. Te pide si te puedes reunir antes porque él terminó sus recados. Sólo le pides que te deje una hora y media para que te dé tiempo en prepararte e ir a la zona. Él no tiene ningún inconveniente. Entonces dejas de lado el móvil para irte vistiendo cuanto antes. No quieres hacerlo esperar por mucho tiempo. Te revisas un momento antes de tomar el bolso y salir de tu casa. Esto de ser adulta es bastante difícil. Ya lo estás averiguando por tu cuenta, aunque llevas mucho tiempo apañándote sola teniendo a tu madre en el hospital. La echas de menos. Ella siempre estará presente en tu corazón.
Al coger el autobús sientes ciertas miradas curiosas hacia ti. Tú los ignoras porque no quieres crear ciertos problemas. Es mejor mirar hacia el frente. La mayoría son mujeres con niños que recién salieron de sus colegios. Una bella imagen te recuerda cuando tu madre llegó un poco tarde en recogerte y lo compensa con una tarde juntas en casa viendo películas de dibujos animados hasta quedarte dormida. Tu padre hacía lo mismo también. A él lo echa de menos. Ojalá no hubiera huido cual cobarde. Tus clientes te lo han dicho una y otra vez. Hombres así no merecen estar en este mundo. No deseas ser vengativa con nadie, pero ¿qué hubiera pasado si tu padre os ayudara? No estarías trabajando para esta empresa para empezar.
Unos veinte minutos se demoró el autobús en llegar al parque. Al bajarte, te fijaste que Kid ya te estaba esperando. Cómo se nota que le gusta vestir de chico malo. No evitas sonrojarte, imaginándote las próximas palabras cochinas que pueden salir de su boca. Los ojos dorados del pelirrojo se fijaron en ti a lo cual sonríe con mucha felicidad.
—Siento si tardé —te disculpas.
—Tranquila, la culpa es mía por avisarte de esa manera —dijo. Él se acerca a ti para agarrar tu mano y obligarte a girar 360°—. Joder, como echaba de menos ver tu cuerpo.
—¿N-No exagera un poco?
—¿Exagero si me pongo cachondo viendo tu culo?
No ha tardado ni medio segundo en decir algo caliente. Tu cara está ardiendo cual estufa o como el mismo tono de color de Kid. Este rio por lo bajo.
—Monta en la moto, anda.
—¿Tiene alguna idea a donde ir?
—Tengo muchos sitios —confesó—. Pero si nos quedamos aquí, no lo podrás descubrir.
Eso es cierto. Entonces decides acercarte hacia la moto, donde Kid te ofrece el casco. Ya los dos montados, el pelirrojo arranca el motor para alejarse del parque. En ningún momento te has soltado por miedo a caer, pero confías en el joven. No está haciendo ningún movimiento brusco. ¿A dónde te estará llevando? Tienes mucha curiosidad. No quieres preguntar porque seguramente será sorpresa. Tú olfato se centró en el perfume que llevaba. Dios, el perfume de los hombres te lleva a un mundo que tú ni desconoces. Tú cierras los ojos para centrarte.
Por un momento te has quedado dormida. Tus ojos volvieron a abrir viendo que Kid te llevó a un hotel. Vaya, esto es bastante habitual. Al bajarte le entregas el casco al chico y este lo guarda en el pequeño maletero.No llegaste a pensar que Kid fuera una persona que le gusta llevar a sus acompañantes en estos sitios. Bueno, después de todo la empresa es quien paga estos servicios. Los clientes son los que piden.
—He llegado a pensar en llevarte a un mirador, pero eso más adelante cuando haya más confianza —te respondió, como si te hubiera leído la mente—. No creo que estés dispuesta a follar al aire libre, ¿verdad?
Oh, ese comentario causó que tú recordaras ese momento con Lucci. Qué vergüenza. Menos mal que ningún niño se acercó al lugar. Tus pensamientos se dejaron de lado para entrar con Kid al hotel. El pelirrojo se imponía demasiado con esos músculos porque tú viste la reacción de las recepcionistas. Una de ellas se quedó sin habla y tartamudeaba cada vez que intentaba hablar con él. Sí, definitivamente cualquiera temería de Kid.
Ya consiguió la llave magnética y los dos os dirigisteis al ascensor. Una tensión se cierne entre ambos. No sabes perfectamente a qué se debe. Tal vez sea sexual.
—Me dejaste un poco extrañado —habló, rompiendo el silencio—. ¿Hubo un problema para que desaparecieras?
—... Es largo de contar.
Kid iba a continuar a hablar, pero las puertas del ascensor se abrieron y se dirigieron directamente hacia el cuarto. Se notaba que Kid apresuró los pasos porque había cierta desesperación en su ser. Ya estáis dentro y pegaste un chillido cuando él agarró tu muñeca y te tiró a la cama con mucha brusquedad. No te dio tiempo en incorporarte porque él se posó encima de ti, colocando ambas rodillas en tus caderas. Estás atrapada.
—Dime, ¿vas a ser una niña mala conmigo? —te preguntó con la voz ronca.
—N-No…
—Joder, todavía tienes una mente inocente y eso me está incendiando demasiado —dijo. Kid se deshizo de la chaqueta y de su camisa como pudo. Te sonrojas aún más por sus músculos—. No sabes las ganas que tengo de cogerte.
—¿N-No hay otra mujer que le satisfaga?
—No estaría aquí contigo, ¿no crees? Desde que tuve mi primer encuentro contigo, no he parado de pensar en ti y en tus gemidos cochinos.
La respuesta es bastante obvia. Si este no fuera tan directo, no estarías tan roja como su pelo. Tú abriste la boca para decir algo, pero él te cayó con un beso bastante fogoso. Tus labios se estaban entumeciendo por aquellas mordidas. O se te olvidó que él es un aficionado en morder y dejar marcas en la piel. Kid se quitó su brazo protésico como pudo para estar más cómodo y seguir devorándote.
Tus manos agarran con firmeza los cabellos de este; una manera de decir que continuara. Ese salvajismo te está gustando demasiado. Kid te giró bruscamente quedándote boca abajo en la cama. Un gemido pequeño sueltas porque este metió la cabeza entre las dos nalgas e iba moviéndola. Sí, está claro que echaba de menos su trasero porque se notaba su desesperación.
—Cómo me pone esto —susurró. Un grito sueltas cuando él golpea con fuerza tu nalga derecha—. Bájate los pantalones. Quiero ver tu coño mojando tus bragas.
De alguna manera acatas la orden. Te lo bajas todo lo posible ante esa posición. La tensión sexual estaba creciendo más y más. Ya notas el calor crecer en tu cuerpo. Kid con todo el morbo del mundo agarra tu trasero golpeado y lo separa un poco viendo como tus bragas se cuelan en la raja de separación. Él las agarra para tirar hacia arriba causando que gimieras ante el roce.
—Te pone, ¿eh? Joder, que si te pone. No paras de ensuciar tus bragas. Eres una guarra.
—K-Kid-san…
—¿Vas a decirme algo sucio?
—... ¿P-Puede encargarse de limpiar el desastre que está causando mi coño?
Esa respuesta le gustó demasiado a Kid. Él bajó tus bragas exponiendo tu feminidad y no tardó mucho tiempo en hacerte sexo oral. Tus manos agarran con firmeza las sábanas, mientras vas soltando suspiros. Lo estás disfrutando demasiado. Aquella lengua explora con ímpetu tu clítoris o tus labios mayores. Y no se quedan atrás las mordidas. No son suaves, sino todo lo contrario. Ya verás que al día siguiente las tendrás hinchadas y un poco adoloridas.
Se te está haciendo difícil controlar los gemidos ante un salvaje como él. Kid seguía manoseando y dando fuertes manotazos en tu nalga. Un cierto sentimiento que conoces se está aproximando a tu zona baja. No puedes creer que vayas a tener un orgasmo pronto. Y así fue. Uno fuerte que te dejó tiesa en la cama. Kid se relamió los labios sin dejar de sonreír con picardía.
—Ah, veo que la puta tenía ganas, ¿eh? —dijo. No tuvo dificultades en girarte. Tú ya estabas como muñeca. Tus ojos se postran en él que se había quitado el resto de la ropa mostrando su virilidad—. Hazme una mamada.
Kid se puso encima de ti nuevamente, pero muy cerca de tu cabeza para que tú tuvieras mejor acceso a su miembro. No titubeas en tomarlo con tus manos, masajeando primero y luego lamer un poco la punta retirando aquel líquido blanquecino. El pelirrojo soltó un gemido de satisfacción y no se contuvo en agarrar tu cola de caballo con bastante fuerza mostrando así su dominancia hacia ti. Esta posición es un poco incómoda para ti, pero lo intentas de la mejor manera posible.
Mueves con sumo cuidado tu cabeza para no hacer movimientos bruscos. Luego descansas, continuando en masturbarlo con tus propias manos y después vuelves a la felación. Está claro que no estás habituada hacerlo en esa posición, pero eso poco a poco. Gruñidos escuchas por parte de Kid porque le has dejado alguna que otra mordida. Su miembro crece más porque le está excitando demasiado. Parece que en cualquier momento iba a explotar.
—Tus mamadas son increíbles —confesó—. No sabes las veces que he soñado con tu boca y con tu coño.
—Siento si le he hecho esperar tanto —dices.
—No, échale la culpa a los clientes. No quieren que tenga tiempo contigo.
Eso es una sinceridad bastante grande. No sabes qué responder. Mejor te limitas a callar y a seguir con tu quehacer. No parece ser que Kid quiera correrse pronto. Se estaba aguantando.
—¿Sabes cuántas veces me he masturbado para tener mayor aguante? Quiero dejarte seca hoy.
En otras palabras, te va a follar bien duro.
Kid te separó de golpe de su miembro y te volvió a girar de nuevo. Ya estás acostumbrada a que ellos te obliguen qué posición colocar. Un gemido gutural se te escapó cuando Kid entró en ti por fin y se iba moviendo con salvajismo. Unos sonidos eróticos soltaba cerca de tu oído indicando que le gustaba demasiado. Tu sexo no dejaba de apretar el suyo queriendo más de él.
Gotas de sudor están haciendo acto de aparición en ambos. Este momento sexual es demasiado intenso, incluso tus brazos te están fallando para mantenerte. Kid mordía sin control tus hombros mostrando que eres suya y de nadie más. Él es demasiado posesivo. Lo estaba demostrando. Su mano descansa en tu nalga derecha sin dejar de apretar. A él le gustan las cosas grandes.
Kid muerde tu camisa descubierta de hombros y tira hacia abajo como puede porque está siendo un incordio. Tú haces todo lo posible en quitártelo y él prosigue en desabrochar tu sostén. Ahora sí que estás completamente desnuda ante él. El pelirrojo agarró con fuerza tu pecho derecho, pellizcando sin descaro tu pezón que se vuelve duro enseguida.
—¡Kid-san, me está gustando mucho! —exclamas.
—Yo también. Estoy disfrutando como un verdadero animal.
La mano queda colocada en tu nuca para obligarte a acostarte del todo, donde tu rostro queda pegada a las sábanas. casi asfixiándote. Él se colocó de una manera perfecta para moverse bien, casi como flexionando las caderas. Esto para Kid es como ir al gimnasio, pero usando solo un brazo. Las embestidas cada vez son más fuertes y un poco erráticas. En cualquier momento, Kid se derrumba. No. Él es demasiado fuerte como para caer tan fácilmente.
Tú no parabas de gemir hasta sentir que tu feminidad está ardiendo. Tus manos agarran con firmeza las sábanas. Piensas que en cualquier momento te vas a desvanecer. Y otro orgasmo fuerte llgó, apretando el miembro de Kid. Este le dio tiempo de separarse de ti. Aún es pronto para eyacular.
—Veo que quieres dejarme seco —rio por lo bajo—. Te estás corriendo muy rápido, ¿no crees?
—Es que… me gusta su polla…
—Me halaga oírlo. Eso significa que me echaba de menos.
Exacto. O tal vez por las experiencias que has tenido con los otros clientes, te has vuelto más sensible de lo normal. Y tampoco estás segura sí tendrás otro nuevo. Hay una carta llena de posibilidades. Kid te va girando lentamente para dejarte boca arriba en la cama y agarra tus piernas, juntándolas y vuelve a entrar en ti.
Ya estás demasiado sensible que no paras de gemir bien alto. No sabes si las paredes están insonorizadas, pero es lo de menos. Lo estás disfrutando mucho y él también. Unos cuantos mechones rojos caen por su rostro debido al sudor. Kid mordía una y otra vez tus piernas. La excitación se vuelve inminente. Las sábanas ya están mojadas por tu sudor. No crees que aguantes más.
Un tercer orgasmo para ti. Y el primero para él. Kid cayó rendido. Su cuerpo se quedó encima de ti, mientras los dos recuperabais el aire. La verdad habéis tenido una sesión bastante intensa. Vas notando como él se iba relajando poco a poco, incluso posicionó su brazo por debajo de tu cabeza para estar más cómodo. ¿Se iba a quedar dormido?
—¿Se encuentra bien, Kid-san? —preguntas con un tono de preocupación.
—Dame un par de minutos —respondió—. Estoy bastante cómodo.
—Solo le preguntaba.
—Agradezco que le preguntes. —Kid acomodó su cabeza en tu pecho—. Espero que no te incomode que esté así. Tus pechos son grandes y se pueden usar como almohada.
—Puedo soportar su peso —dices.
—... ¿ Los clientes que tú atendiste son mayores?
Esa pregunta te sorprendió mucho.
—La marjoría de ellos.
—Veo que tengo pocas posibilidades contigo.
—¿Puedo saber el por qué?
—Es muy fácil, mujer. —Kid se acostó a tu lado con la mirada fija en el techo—. Hombres con mucha pasta que te pueden ofrecer una vida plena. A mí no me va el rollo cursi para empezar. No obstante, desde que te conocí, no he parado de pensar en ti. Es raro, ¿verdad?
—Yo no soy una gran cosa —confiesas.
—Pero hay algo en ti que me gusta. Quizá sea tu personalidad —dice, mirándote—. O tal vez porque soy un puto enfermo que necesita marcarte —suspira—. Lo que quiero decir es que… Desconozco si buscas a un hombre con mucho dinero.
—... En realidad, busco a alguien que me acepte tal y como soy y que disfrute de mi compañía.
Tus ojos ven como los músculos de ese joven pelirrojo se relajan. Es como si le hubieras dado una buena noticia. Él gira hacia ti para verte un poco mejor.
—Espero ser el indicado.
❤️❤️❤️❤️
—Me alegra verla de nuevo, ___-ya.
Tu siguiente cita es con Trafalgar D. Water Law que no supo nada de ti desde el fallecimiento de tu madre. Estabas en una heladería con él tomando un smoothie de fresa y plátano.
—Ha pasado bastante tiempo.
—Ahora pensándolo, sí —respondes.
—Pensaba que con lo ocurrido de tu madre, no quisieras saber nada de mí.
—... Usted hizo lo que pudo y lo agradezco mucho.
Law esbozó una pequeña sonrisa ante tu respuesta. Él se relajó bastante porque sus músculos han estado tensos desde que tú llegaste. Verte disfrutar de tu jugo le alegra la mañana. Tus mejillas se tornan rosas ante la mirada y la sonrisa de Law.
—¿O-Ocurre algo, Law-san? —preguntas con educación.
—No, solo que no me he parado a mirarte bien. Te lo habrán dicho todos, pero eres muy linda.
—Gracias por el cumplido, Law-san.
—La otra vez te dije de hacer un juego —te dijo. Oh, lo recordaste—. Pero hoy quisiera hacer algo diferente contigo. Y no me refiero a la parte sexual, que es lo que muchos buscan. Quisiera conocerte mejor.
Eso no te lo esperaba para nada, aunque tú entiendes porque te ha invitado a una heladería normal y corriente. Law no quiere comportarse como un médico rico, sino todo lo contrario. Por una razón, te sientes cómoda y rara a la vez porque estás acostumbrada a que te inviten en lugares caros. Una sonrisa pequeña tú esbozas causando que este se quedara extrañado.
—Sería la primera vez que uno de mis clientes me pide eso —te sinceras.
Ahora Law es quien se sonrojó un poco y luego carraspea la garganta. Serán las pocas veces que lo verás así.
—¿No te gusta la idea?
—Si me gusta. Además, me gustaría hacer algo diferente contigo.
—Ahora mismo hay una exposición de arte basada en la cirugía estética —dijo—. Quisiera que me acompañaras.
—Claro.
El arte es un mundo. Cualquier persona lo puede interpretar de una manera distinta. Al terminar de desayunar pues salieron a coger el coche. Un jaguar plateado. ¿Qué les pasa a la gente con estos coches? Son super bonitos, eso sí. Law se comportó como un verdadero caballero abriéndote la puerta a lo cual agradeces en voz bajita.
Durante el trayecto, Law te comentó que iban al Museo de Grand Line, el más famoso de toda la ciudad por su gran variedad de obras y por sus temporadas de exhibiciones. Hace bastante tiempo que no ibas a un museo. La última fue de niña en una excursión organizada por el colegio.
El museo no estaba lejos. En coche, claro. Caminar sería una media hora aproximadamente. Es una ventaja grande tener un vehículo. Law encontró aparcamiento con mucha facilidad y no tiene que pagar, aunque piensas que él no tendrá ningún problema porque él está ganando un montón de dinero por su trabajo.
—¿Te da fobia la sangre? —te preguntó, mientras cierra las puertas del coche y se asegura que estén bloqueadas.
—No, pero me da un poco de grima ver los órganos fuera.
—Es normal. No toda la gente tolera eso. —Law colocó una mano en tu espalda para guiarte.
—¿Desde cuándo siente cierta afición por ser doctor?
—Mi padre fue considerado el mejor doctor de nuestro pueblo —iba explicando. No tuvieron que hacer cola porque él había comprado las entradas con anterioridad—. Yo le seguí los pasos porque lo considero como un héroe. Y también me inspiré en ser doctor a causa de una extraña enfermedad que desató mi ciudad natal. Los mató a todos. Yo soy el único superviviente.
—... Siento escuchar eso 1te disculpas con la cabeza baja.
—No lo sientas. Tú y yo compartimos el mismo dolor. Perder a nuestros seres queridos por enfermedades malévolas difíciles de curar.
—Y yo estoy feliz de que haya hecho todo lo posible por ayudar a mi madre —repites—. Aún me es difícil superarlo, pero ella siempre me ha dado fuerzas para continuar y no decaer.
—No la defrauda, ___-ya. Estoy seguro de que se siente orgullosa de tenerte como hija.
Ya lo comprobaste por ti misma cuando falleció. Al contar la verdad, ella se sintió aliviada y murió en paz. Tu madre nunca te odió. Todo lo contrario. Siempre te amó por las buenas y por las malas. No evitas llorar en silencio porque empiezas a recordar los momentos felices que has pasado con ella. De repente, sientes una mano acariciar tu mejilla retirando aquellas gotas de agua.
—No siga llorando. Sé que es duro.
—¿Puedo preguntarle algo? —cuestionas y él asiente—. ¿Desde qué edad perdió a su familia?
—A los diez años. Mi vida fue demasiado oscura. No confiaba en nadie salvo ese hombre que me cuidó y me crio como su hijo. Yo le daría mi vida si fuese necesario.
—Me alegra que usted haya encontrado a alguien así. He escuchado que no todos los niños huérfanos tienen esa suerte —añades. Law sonrió un poco.
—Sí, tienes razón.
¿Sabes? Te está gustando tener este tipo de citas. No te importaría repetir para conocer más de cerca a tus clientes o, en este caso, a Law.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top