Capítulo 10. Donquixote's brothers
Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.
¡Menos mal que te acordaste de la compra antes de que se marchara Lucci! Él lo vio como una oportunidad perfecta para llevarte a tu casa, pero tú lo niegas completamente. Sin embargo, le pediste que te dejara en la estación de autobuses para tú coger perfectamente el transporte público.
Tienes que prepararte para la cita de esta noche. Rosinante te lo pidió. Hacía bastante tiempo que no sabías nada de él. También tienes que pensar que estuviste un tiempo inactivo por la muerte de tu madre. Seguramente te echará de menos. Cuando llegaste a casa, lo primero que hiciste es darte una buena ducha para quitar los restos de sudor y la viscosidad de tus muslos. Un suspiro sueltas porque estás sumamente relajada.
Al rato, enrollas tu cuerpo con una toalla al igual que tu cabeza para salir del cuarto de baño e ir directamente a tu habitación. Tus manos toman el pomo de las puertas de tu armario para abrir y empezar a mirar la ropa que guardas. No sabes qué ponerte. La cita es por la noche; así que, optas por un vestido negro y corto con escote y un poco abierta de espalda. Luego buscas en los cajones ropa interior de encaje color negro también y unas medias que lleguen a tus muslos. Oh, y unas botas negras, por supuesto.
Casi tienes un estilo gótico, exceptuando que no te pones accesorios o te maquillas de ese estilo. Solo un poco de pintalabios rojo y un poco de rímel. Ya estás lista para salir. Y tienes que apresurarte porque la línea de autobús para llegar a la zona indicada está a punto de salir. Tomás un bolso monísimo con rapidez y sales de la casa cuanto antes. Menos mal que las botas tienen un poco de tacón gordo porque no quieres tropezar.
La noche estaba cayendo y se notaba un poco el frío. Tú llevas consigo un abrigo fino para arroparte del frío. Al lugar donde ibas es el mismo sitio, donde tuvieron su primer encuentro. Aún no puedes olvidar ese momento. Tus mejillas se ruborizan por la atención de Rosinante en ti. Un verdadero caballero en todos los sentidos del mundo.
Entonces tú empezaste a pensar ante los encuentros del resto de hombres. Algunos jóvenes y otros mayores. Cada uno tiene su propia personalidad. Y sus gustos. Sin embargo, te das cuenta que te puedes beneficiar con eso y aún sabiendo que puedes estar así un año entero hasta que algunos de ellos decida ser tu proveedor. A Crocodile le encantaría tener una relación más allá que ser cliente y acompañante, pero el contrato lo limita un poco porque no deben estar en juego los sentimientos.
Tú mantienes eso a un lado porque no estás en tus condiciones de enamorarte. Esto es solo un trabajo. Las emociones son aparte. No quieres eso, pero no tienes otra opción. Un suspiro sueltas ya viendo que te estabas aproximando a la parada y aprietas el botón de stop. El conductor para el vehículo para abrir las puertas y tú bajar. Después buscas con la mirada el hotel.
Ahí está. Se destacaba por su letrero grande y de neón. Bien, estás lista para entrar al lugar. Tú revisas tu móvil para ver el mensaje que te mandó el hombre para indicar a qué habitación tienes que ir. Tienes que ir a la cuarta planta. Tú buscas con la mirada el ascensor y lo encontraste. Casi no tienes recuerdos del lugar porque es la segunda vez que lo visitas. Ya estás en la planta. La habitación 403 se encuentra a mano derecho al final de pasillo. Tus pasos son lentos para asegurarte de no pasarte de puerta hasta que lo encontraste.
Una bocanada de aire realizas antes de tocar con suavidad. Solo esperas unos diez segundos para que se abra. Rosinante te recibe con una sonrisa de oreja a oreja. Tú no evitas sonrojarte de golpe.
—Buenos noches, ___.
—Buenas noches, Cora-san.
—Has llegado puntual —dijo, revisando el reloj de mano—. Pasa, te estábamos esperando.
Ese verbo fue en plural. Confusión creó en tu rostro no entendiendo muy bien, sin embargo, vas entrando a la habitación y caminas un poco al pasillo. Un hombre sentado en la cama os estaba esperando. Cabellera rubia y portaba unas gafas de sol. Difícil de saber como serán sus ojos. Cuando te vio, su sonrisa se amplió más de lo inusual y se levantó para recibirte.
—Oh, ¿así que esta es la chica? —preguntó. Tú te quedaste quieta, mientras él hacía círculos a tu alrededor. Está analizando tu cuerpo—. No está nada mal.
—Este es mi hermano mayor, Donquixote Doflamingo —habló Rosinante—. Él también está metido en este embrollo. En un principio, me pidió el favor de quedar contigo primero, pero yo sentí interés en ti cuando te vi por primera vez —se sinceró.
—E-Es un placer —saludas cordialmente—. M-Mi nombre es ___ ___.
—Un placer. —Doflamingo tomó tu mano para besar tus nudillos—. Joven y preciosa —comentó. Aún agarrando tu mano, te hizo girar suavemente—. Siento si no te escribí en la aplicación. Me gusta sorprender a la gente en cuanto menos lo espera.
—L-Lo entiendo perfectamente.
—¿Una copa de champán? —te ofreció, mientras te guiaba al mini bar.
—Siento anunciar que no suelo beber esas cosas. La gran mayoría suelen ser ácidas o amargas —te sinceras.
Doflamingo nunca ha dejado de sonreír porque le fascinaba escuchar tu voz. Dulce y con un toque de niña. Tú desvías la mirada para ver a Rosinante que se encuentra sentado en la cama con indicios de querer fumar, pero no puede porque están las alarmas de incendio. Se notaba un poco la frustración por su mirada. Tú decides no hacer ningún comentario. Él te dedicó una pequeña sonrisa.
—Tengo curiosidad: ¿has hecho un trío? —preguntó Doflamingo mirándola con morbo.
Esa cuestión te dejó en cuadros y te sonrojas de golpe. Tu cabeza se movió con rapidez con negación. Ese gesto le provocó cierta gracia a Doflamingo.
—No suelo compartir, pero con mi hermano hago algunas excepciones. Él me contó su experiencia contigo y yo quisiera comprobarlo.
—Tampoco abuses —dijo Rosinante—. Al fin y al cabo, no lleva más de dos meses en esto.
—Oh, solo quiero que experimente, hermanito —dijo para luego tomar un pequeño sorbo de la propia botella de vino.
Tú estabas atenta a la conversación de ambos hermanos. Uno es un loco y el otro lo contrario. Mejor mantén la calma tranquila que todo irá bien. Solo ten ese pensamiento en la cabeza. Doflamingo se aproximó a ti para tomar tu barbilla y que lo miraras a los ojos. Es difícil descifrar qué se esconde a través de esas gafas de sol. Tal vez la forma sea similar a la de Rosinante.
Doflamingo acaricia con sutileza tu barbilla a lo que sueltas un pequeño suspiro y cierras los párpados dejándote llevar por la sensación. Ahí fue cuando notas los labios de aquel hombre estamparse con los tuyos. No lo rechazas, simplemente te dejas llevar por la sensación. Él seguía mimando tu cuerpo para sacarte más suspiros de lo normal y tú te agarras a sus ropas sintiendo que te ibas a desvanecer en cualquier momento.
Rosinante estaba viendo el espectáculo. Esto se podría considerar otro tipo de fetiche porque verte tocada por otro hombre le excitaba. Los besos se vuelven un poco más intensos porque Doflamingo mordió tu labio inferior a lo que te quejas por lo bajo y él aprovechó para explorar tu boca con mucho gusto. Él es alto, casi la misma altura que su hermano pequeño.
—Has venido bien preparada —murmuró Doflamingo. Su mano quedó apoyada en tu espalda. Fría como el hielo.
—Quería venir bonita —dices.
—Y te ves preciosa con este vestido, sin embargo, te verás más aún sin ella —rio por lo bajo agarrando con la otra mano el borde de tu traje—. Esto sobra, ¿no te parece?
Ya Doflamingo iba directo al grano. Agradeces que te hayas puesto un vestido sin cremallera porque tú tardarías una eternidad en quitártelo. Te desvistes de una forma lenta para captar la atención de ambos mayores. Rosinante ya te vio desnuda y le fascina tu cuerpo. De vez en cuando mira a su hermano mayor para ver su reacción. Ya estás casi desnuda. Sólo estás con las medias y la ropa interior. Esperabas algún comentario bochornoso por parte de Doflamingo, pero un gemido se te escapó cuando él agarró con brusquedad tus pechos. Con tantos encuentros sexuales te has vuelto muy sensible.
—Uhm, naturales —añadió y pellizcó tus pezones por encima del sostén.
—¿No te rías de tu propio hermano?
—Oh, claro que me fío. Sólo que me gusta comprobar —rio bajito—. Y fíjate, se han puesto duros.
No haces ningún comentario. Te sientes como una muñeca que no puede hacer nada. Tus bragas se están mojando y eso no es bueno, ¿o sí? Las manos de Doflamingo se quedaron atrás para desabrochar el sostén liberando tus pechos. Él no paraba de sonreír porque estaba conforme con lo que estaba viendo. Esas manos grandes caben perfectamente. No paraba de masajear a lo que tú soltabas algún que otro suspiro.
Rosinante cruzaba las piernas de vez en cuando porque notaba cierta urgencia conocida aparecer. Tus labios estaban sellados intentando todo lo posible en no soltar algún suspiro, pero es inevitable porque esas manos son expertas. Eso perjudica que tu espalda se curvara un poco y él apoyase la mano ahí para que te mantuvieras en pie. Doflamingo no paraba de pellizcar uno de tus pezones, admirando tus lindas y pequeñas expresiones.
—Muy sensible, pequeña —añadió.
No respondes. Solo te limitas a sonrojarse y a gemir por lo bajo. Tus pies se mueven por sí solas porque fuiste guiada por Doflamingo. Te llevó hacia donde está Rosinante, quien te miraba con cierto deseo.
—Mi hermano está teniendo una pequeña urgencia —siguió hablando—. ¿Por qué no te encargas de satisfacerlo? Si lo haces, yo haré lo mismo contigo.
Tu cabeza solo asiente. En pie, tú inclinas hacia adelante tu cuerpo y con los dedos temblorosos vas quitando la cremallera del pantalón. No te costó sacar el miembro de Rosinante que se encuentra medio erecto. Este suelta un suspiro cuando nota tu boca caliente engullir su miembro. No resistió en agarrar tus cabellos para que no sean un estorbo. La felación dio comienzo y no te costaba.
Y un gemido ahogas al sentir los dedos de Doflamingo acariciarte por encima de tus bragas. Este rio por lo bajo comprobando que estás sumamente húmeda y se lamió los labios porque se iba a divertir mucho. Tú estás concentrada en dar y recibir placer. Tu lengua juguetea con la punta del hombre saboreando aquel pre semen amargo, pero que se vuelve adicto al cabo de un rato. Tus ojos vidriosos miraban a Rosinante y este solo se muerde el labio. El pene se endurece. Lo has notado al instante. Es impresionante la capacidad que tienen los hombres de excitarse con mucha rapidez.
Por otro lado, Doflamingo aparta cogió tus bragas para tirar hacia arriba escuchando otro gemido ahogado por tu parte. Y lo hizo un par de veces hasta que se hartó y apartó las bragas para maravillarse con el estado de tu intimidad. No resistió en rozar sus dedos ahí y todo tu cuerpo tiembla. Esa reacción le gustó demasiado a Doflamingo. Al cabo de unos segundos, su pulgar comenzó a estimular tu clítoris.
Tú no has dejado la labor de chupar el miembro de Rosinante. Este soltaba algún que otro suspiro, incluso su cuerpo se inclinó un poco hacia atrás para apreciar tu labor. De verdad, él está fascinado ante la experiencia que has adquirido. Ahora sí, dejas a un lado el miembro porque sientes dos dedos entrar con facilidad a tus entrañas y empezó a golpear con cierta rudeza.
—Vaya, vaya. Creo que nuestra invitada le gusta el sexo duro. —Doflamingo no paraba de reír con escepticidad—. Has escogido muy bien, hermanito.
—Joder… Yo lo estoy disfrutando como nunca —dijo con voz temblorosa.
—Uhm, me estoy poniendo un poco celoso —comentó. Tus gemidos se vuelven más rutinarios porque aquellos dedos llegan con total facilidad a tu cérvix—. ¿Qué te parece si cambiamos?
A Rosinante le fascinaba la idea. No lo hizo queriendo, pero tiró con suavidad tus cabellos como una forma de decirte que tú treparas por su cuerpo. Su cabeza se encuentra por debajo de tu intimidad y no tardó en mucho en realizarte el cunnilingus, aún con las bragas de por medio, pero no es un estorbo. Tú estás en el paraíso. Realmente no deseaba que esto parece.
Por el rabillo del ojo pudiste ver un miembro. El miembro de Doflamingo. Sabes lo que significaba eso. Tu mano ya no tiembla y lo tomas con total seguridad para luego meterlo en tu boca. El hermano mayor soltó un gruñido de satisfacción. Sus ojos no se apartaron de ti en ningún momento. Le fascinaba ver a las mujeres chupar su miembro con esos ojos lleno de placer. Contigo lo estaba disfrutando como nunca.
Ser manoseada, ya sea en tu trasero o en tus pechos, provocaba que te calentaras aún más de lo mismo. Así es como se siente una mujer al realizar un trío. Es un disfrute. Te sientes como una persona mimada y respetada por dos hombres que se sienten atraídos hacia ti. El miembro de Doflamingo cada vez se agranda más y se está haciendo difícil a la hora de tragarlo todo, solo la mitad.
En cambio, Rosinante aún continúaba lamiendo tu feminidad y realizando círculos con la lengua alrededor de tu clítoris. No paras de temblar. En cualquier momento, vas a explotar, pero resistes un poco más. Doflamingo no paraba de acariciar tu cabeza, una manera de elogiar tu gran labor. Eso aumenta tu ego y el rubor de tus mejillas. Pero tomó tus cabellos y te tiró hacia atrás causando unos cuantos hilos de saliva resbalar por tu barbilla.
—Estás echando a perder todo —dijo con una sonrisa socarrona—. ¿Te han dicho lo asquerosa que eres? —Ya empieza el dirty talk—. Oh, por tu cara veo que te gusta que te digan cosas sucias, ¿eh? Te han enseñado muy bien.
—M-Más… —murmuras como puedes.
—¿Qué más? Sé clara y concisa.
—Q-Quiero la polla… de alguno de ustedes… ¡Ah!
No esperaste la mordida fuerte de Rosinante. Está claro que es una manera de decirte que concuerda contigo porque él está resistiendo en meter su miembro en tu vagina. Doflamingo ya conoce bien a su hermano, pero él disfrutó con ella en aquella ocasión.
—Mi polla también está ansioso de explorar tu coño sucio, ___. —Doflamingo comenzó a deshacerse del resto de la ropa para quedar completamente desnudo—. ¿Por qué no me lo muestras?
Tus manos se apoyan en el colchón de la cama y gateas cual animal. Ese movimiento de caderas es irresistible de ver. Te quedaste en una posición de cuatro, tal como te pidió Doflamingo. Las manos de él agarraron con firmeza tu trasero, maravillado por lo grande que es, incluso no resistió en dar una palmada a la nalga derecha. Esto de estar excitada mientras te golpean de esa manera, se volvía más lujuriosa la cosa.
Oh, sí. Ahí está la polla de Doflamingo entrar con mucha facilidad a tus entrañas. El vaivén es rápido y rudo, como últimamente te está gustando. Tus manos agarran con fuerza las sábanas porque piensas que vas a decaer en cualquier momento. Tus párpados se cerraban y se abren simultáneamente.
Rosinante se quedó delante de ti para que continuaras con aquello que dejaste atrás. Te iban a follar en ambos lados y no te importaba en absoluto. Esta noche lo vas a disfrutar con dos hombres. Ante aquellas embestidas fuertes pues te ayudaban a estimular de igual forma el pene del menor. En tu cabeza pasa una frase: «me siento sucia». Y no en el mal sentido.
—Es una perra, ¿verdad?
—Joder, como está chupando mi polla.
—Muy pocas veces dices palabras sucias, hermanito —dijo Doflamingo a modo de carcajadas—. Aquí también me la está chupando. Se nota que estás muy desesperada, ¿eh? —te preguntó al dar una manotazo en tu nalga, quedándose en un color rojo.
—No creo que vaya a… ¡Mierda!
Por más que pudo, Rosinante eyaculó en tu boca. La cantidad de semen que liberó no es normal y poco a poco lo ibas tragando porque no te quedaba de otra. De repente, Doflamingo colocó sus brazos por debajo de tus axilas y te obligó a alzar tu cuerpo quedándote inmóvil, mientras él seguía golpeando con fuerza tu vagina. En esa posición no podías hacer nada, salvo gemir. Lo peor de todo es que Rosinante atrapó uno de tus pezones para morderlo o chuparlo.
El mayor en cuestión de segundos también eyaculó en tu interior a lo que tú correspondes con tu primer orgasmo. Tu respiración se vuelve agitada y tu vista está casi nublada. Fue un orgasmo bastante potente. Esto no ha acabado. Lo sabes bien por las pastillas que han consumido estos hombres para no dejar embarazada a ninguna de sus acompañantes.
Cuando Doflamingo te soltó, todo tu cuerpo cayó en la cama casi rendida. Alzas un poco la mirada para ver el miembro de Rosinante aún con fuerzas. Tu cuerpo se quedó boca arriba y gira gracias a la ayuda de ambos hombres, donde tu cabeza queda un tanto suspendida, es decir, no está apoyada en la cama. Ahora es al revés. Rosinante por un lado y Doflamingo por el otro.
No tardas en abrir la boca invitando a aquel miembro entrar. Los dos se coordinaron al mismo tiempo. Doble compenetración. El vaivén del menor es más suave que el otro porque a él le gusta explorar todo de ti. Todo lo contrario a su otro hermano. Pero agradeces que Doflamingo no se esté moviendo con mucha rudeza en esa posición porque te ahogarías con tu propia saliva y no quisieras tener una mala experiencia vomitando.
Las palmadas volvieron, pero esta vez en tus pechos sensibles. El mayor no tenía reparos en agarrar y apretar uno con mucha fuerza, como si no hubiera un mañana. En cambio, el menor trataba el otro pecho con mucho mimo. Ambos son tan distintos en cuanto al sexo se trataba. Te gusta. No lo niegas en ningún momento.
Rosinante saca un momento su miembro para rozar con sutileza su sexo con el tuyo, una forma de estimular tu clítoris. Volvió a entrar y dos minutos después hizo lo mismo. Oh, joder. Eso es demasiado sexy. Doflamingo sacó el suyo y colocó sus testículos por encima de tu boca para que se lo chuparas, y así lo hiciste. ¿Sabes por qué? Porque es una forma de eyacular pronto. Su segunda eyaculación manchando tu pecho. Y Rosinante no tardó en unirse, pero en tu abdomen. Ahora sí que te sientes sucia.
—Mira que he tenido bastante encuentros, pero me está fascinando demasiado esta joven —confesó Doflamingo.
—Dímelo a mí… Creo que no podré con una tercera ronda.
—Yo tampoco. Me he quedado satisfecho. Pero ¿quién sabe? A lo mejor más adelante me plantee más juegos de diversión con ella —dijo, lamiéndose los labios.
Tú no comentas nada porque aún estás recuperando el aliento. Sabes bien que Doflamingo contactará contigo para que tengas una cita con él. Un gemido sueltas al sentir algo frío en tu cuerpo. Es Rosinante quién está limpiando y retirando el exceso de semen. Él es bastante cuidadoso en ese aspecto.
—G-Gracias —agradeces.
—Es lo menos que puedo hacer.
—Su paga está en la mesa, señorita ___ —te informó Doflamingo colocando el sobre en el lugar que te nombró—. Espero volver a verla.
—Yo también lo deseo —dijo Rosinante.
Y tú también.
❤️❤️❤️❤️
Con el dinero que has reunido, te da para matricularte en el próximo año en la carrera que tanto has soñado. Una sonrisa de oreja a oreja apareció en tu rostro. Podrás empezar de nuevo. Ojalá tu madre estuviera aquí para abrazarte y lo mucho que te quiere. Pero ella no estaría de acuerdo con que sigas trabajando para la empresa Kanemochi. Sin embargo, esto es una manera de ganar dinero fácil y, encima, conocer a hombres poderosos que estarían dispuestos a pagar tus servicios.
Esto suena a prostitución. Hay una gran diferencia y es que no estás trabajando para un burdel, sino para una empresa que quiere satisfacer a hombres que no tienen tiempo para quedar con mujeres y tener relaciones sexuales. Eso es algo que has aceptado.
En la aplicación estás recibiendo un montón de visualizaciones. Los más comunes son los clientes que has conocido con anterioridad, el resto no han dado el paso de mandarte un mensaje y así conocer su perfil. Así es como funciona la app de la empresa Kanemochi. Ojalá alguno de ellos te escribiera porque hoy estás aburrida. Bueno, en realidad estás limpiando la casa, aún así es aburrimiento. Se nota que no tienes amigos. Eso es realmente malo.
Tu móvil empezó a vibrar. Eso es señal de que alguien te ha hablado. Con total rapidez fuiste a cogerlo, como si no hubiera un mañana, y abres la aplicación. No es Crocodile. No es ninguno de los clientes anteriores. Es uno nuevo. Toda tu piel se erizó al ver las fotos y la mirada penetrante de aquel hombre. Te ha pedido verte almorzar en el restaurante Baratie. Tendrás que estar guapa para él porque te estás imaginando su voz ruda. Hoy ibas a conocer el siguiente perfil:
Nombre: Charlotte Katakuri.
Edad: 48 años.
Altura: 250 cm.
Ocupación: Ministro de la harina de Charlotte’s Factory.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top