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Las manos de Estados Unidos conectaron con las suyas casi sin darse cuenta, como un acto reflejo que es imposible de evitar y México no entendía como se terminaba sonrojando ante aquellos pequeños detalles después de tanto tanto tiempo siendo pareja.
Se despidió del rubio dejando un casto beso en su mejilla, no pueden estar juntos en aquellas reuniones, no desdé que ONU los sorprendió mientras no prestaban atención por estar siendo cariñosos.
Tomar asiento en un lugar donde ambos esten lo suficientemente alejados pero, a la vez puedan verse sin problema es una costumbre que han adquirido. La mirada de México se pierde en el menor por instantes, siente su corazón latir con fuerza, son diferentes, él y Estados Unidos no se parecen casi en nada, sus físicos son tan opuestos que ni el mismo mexicano sabe que como se llegaron a fijar en otro o tal vez si lo sabe, una risa sale de sus finos labios cuando aprecia la piel suave del rubio, esas pequeñas pecas que se asoman en el arco de su nariz y se extienden por todo el rostro, esas qué él tanto ama pero el gringo insiste en decir que son feas.
Cuando pasa el tiempo el latino deja de mirar el rostro de Estados Unidos para ahora fijarse por completo en el, en su todo, en perderse entre los millones de detalles que ya conoce y aquellos que busca descubrir. Sus manos tiemblan un poco, lo ama tanto puede recordar casi todo de él, el tacto de sus manos, las cuales son suaves, similares a las de alguien que nunca ha tenido que trabajar en algo 'pesado', tan delicadas y bonitas que México teme tocarlas por miedo a lastimarlas. Recuerda el aroma del rubió que es igual a la miel, dulce, empalagoso, no al grado de ser molesto, sino a uno en el cual puedes perderte sin problemas.
También piensa en los sedosos cabellos de su vecino, los cuales acaricia cuando el menor se siente triste y necesita consuelo. Pero también piensa en si, en su maltrado cuerpo, sus ásperas manos, las cicatrices que hay en su rostro, sus enredados cabellos y México de siente tan... común
Sus pensamientos se interrumpen al darse cuenta de que Estados Unidos también lo ve desdé su lugar, los ojos cafés se conectan con los azules por un breve momento, es ahí cuando la sensación de calor se hace presente en su estómago y se revuelve con rapidez dando el famoso efecto de 'mariposas en el estómago'.
ㅡ¡Ya, pendejo! ㅡgritó avergonzado bajando la cabeza, siente sus piernas perder fuerza y la calidez en su estonago aumentar. Su corazón martillea inquieto en su pecho y los colores suben hasta sus orejas.
ㅡ¿Disculpa? ㅡrespondió ONU dejando de lado su discurso para centrarse en aquella naciónㅡ, ¿haz dicho algo México?
ㅡN-no ㅡatinó a decir, cubrió su rostro con las palmas de sus manosㅡ, sigue...
Cuando la vergüenza paso, México descubrió su rostro encontrando la sonrisa burlona de Estados Unidos frente a él, sin embargó no se molesto, devolvió la sonrisa. Todas las juntas era lo mismo para ellos dos, claro, lo del grito repentino era nuevo pero, verse en cada oportunidad no lo era, el latino siempre se perdía en el menor, incluso cuando su 'coqueteo' se veía interrumpido por algún país México no podía separar sus ojos de Estados Unidos. Se había enamorado de él, de lo diferente que era, de lindo que podía ser, de sus sonrisas de sus halagos.
Sentía un remolino de emociones al estar a su lado y aunque siempre fuera él, el cariñoso de la relación sabía que el gringo sentía lo mismo, solo que diferente.
Diferente.
ㅡ¿Qué fue eso? ㅡpreguntó el norteamericano al llegar con su pareja una vez término la reunión.
ㅡFue tu culpa ㅡexclamó el mexicano cruzando los brazosㅡ, ¿por qué me hacías ojitos de huevo cocido en la junta?
ㅡ¿Me estabas viendo?
ㅡSiempre lo hago.
Y Estados Unidos fue el que sonrojo en esa ocasión, su boca se abrió sin realmente decir nada y el moreno negó con la cabeza soltando un suspiro, el rubió no admitiría que lo veía todo el tiempo pero, él si lo hacía. El gringo era tan tímido que México se sorprendía de ser su pareja algunas veces, mientras que él siempre fue un revoltoso, hablador he incluso 'grosero' Estados Unidos jamás lo fue.
ㅡTonto ㅡmencionó México tomando la mano del contrario al igual que cuando llegaron. La piel de Estados Unidos siempre estaba fría pero, se terminaba calentando ante el calor que emanaba del mexicano.
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