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Con el ceño infantilmente fruncido y los pequeños y delgados brazos cruzados sobre su pecho, Nueva España pensó que aquella espera resultaba estresante, sus hermanos nunca le parecieron en especial agradables, incluso con dificultad los podría soportar, eran escandalosos, mal educados he incluso se atrevería a decir que mimados, todo lo contrario a él, claro, por algo era el consentido de su papi.
Cuando España y un señor rubio cruzaron la puerta del salón, los niños mantuvieron silencio. Los pequeños y Nueva España se levantaron haciendo una reverencia, causando que el castaño sonriera orgulloso sin embargo el novohispano no noto eso prestando especial atención al señor Inglaterra que acompañaba a su padre.
ㅡChavales ㅡllamó con voz neutraㅡ, quiero presentarles a alguien.
La mayoría ya conocía al señor Inglaterra, por lo que, miraron con curiosidad a su padre y al rubio, quien se hizo a un lado dejando ver la pequeña figura de otro niño con el cabello similar al de su padre. Nueva España era alto, tanto que pudo ver si ninguna dificultad a la pequeña personita que se aferra con fuerza al brazo del rubio mayor.
ㅡM-me llamó Thirteen Colonies...
El corazoncito del novohispano casi dejo de latir por unos segundos después de haber bombeado sangre tan precisamente que sus mejillas se habían tornado de un color carmín demasiado notable. Porque nunca había escuchado una voz tan bonita como esa. Sus ojitos se concentraron en el pequeño, sonriendo casi sin darse cuenta.
ㅡ¿Tirten colies? ㅡpreguntó divertido una infantil voz.
Nueva España le dedico una mirada seria a Río de Plata, quien solo atino a reír. El pequeño rubio nego con su cabezita repetidas veces, muriendo de vergüenza.
ㅡNo. Thirteen colonies ㅡsusurró apenado, bajando la mirada.
ㅡTrece Colonias ㅡse apresuró a decir España con un tonó de reproche hacia su hijoㅡ, en español es Trece Colonias, nuestro pequeño invitado no sabe hablar español aún.
ㅡ¡Trece Colonias! ㅡgritó felizmente Perú.
ㅡY-yes ㅡmasculló el rubio soltando a su padre y entrelazando sus manitas, tambaleándose hacia delante.
Nueva España levantó su manita tan alto como pudo, aun cuando nadie requería que lo hiciera, el menor además de ser el consentido era el más educado y le encantaba poder demostrarlo.
ㅡ¿Si, Nueva España?
ㅡSeñor Inglaterra, ¡Trece Colonias puede quedarse conmigo!, si usted me lo permite. Prometo ayudarle con su pronunciación, sabe que lo cuidare muy, muy bien.
Río de Plata rodo los ojos siendo seguido por sus demás hermanos, sin embargo Nueva España parecía demasiado feliz como para notar aquello. Inglaterra sonrió y dandole un ligero golpezito a Trece Colonias hizo que este avanzara a pequeños pasos hasta quedar frente a todos los niños. Nueva España sintió un agradable calor en su estómago al notar como el pequeño rubio caminaba en su dirección, causando que sus labios se volcaran en una encantadora sonrisa.
Trago saliva nervioso al sentir como Trece Colonias sustuvo su mano bajando la mirada de paso, el agarre del pequeño resultaba ser muy suave y acogedor por lo que, no dudo en corresponder el apretón.
ㅡVamos a ser muy buenos amigos ㅡdijo el novohispano avanzando con sus deditos entrelazados con los de Trece Colonias.
Claro que quería ser amigo de ese niño tan lindo pero, en el fondo, muy en el fondo, esperaba algo más.
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