Baji x Chifuyu

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— Parejas: Keisuke Baji x Chifuyu Matsuno

— Anime: Tokyo Revengers

— En teoría sigue el universo original pero siendo Tokyo Revengers, ¿cuál es el universo original? 

— Ambos mayores de edad

— Baji es un universitario estresado, pero eso no le impide pasar la Navidad con su copito de nieve favorito

— Yaoi, BL o dos falsos heterosexuales dándose amor, como ustedes lo vean

La mochila que cargaba a sus espaldas estaba a punto de caerse y estrellarse contra el suelo, los libros a los que había dedicado sus ahorros se mancharían con la mierda del suelo, pero no le podría importar menos. Ahora mismo lo único que entraba en la cabeza de Baji era llegar a su casa, aparcar la universidad y los exámenes de enero a un lado y dormir todo lo que quedaba de día en su cama calentita. Claro que la Navidad es una época hermosa, pero lo es si no eres universitario. Ojalá llegase mañana un correo del profesor diciendo que los exámenes de enero se han cancelado. Mierda, si es que quedaba menos de un mes para realizar un examen de 12 temas, normal que todavía no se haya sacado el título de veterinario. Si Chifuyu quería regañarlo por eso, en realidad debería regañar al profesor por ser una mierda.

Decidido, lo que quedaba de día lo iba a dedicar a dormir.

— Ya estoy en...

— ¡Baji-san! — nada más abrir la puerta de su apartamento, un chico de cabello azabache se le lanzó encima — ¿Te ha ido bien estudiando en la biblioteca? No me llamaste.

— Es que... estuve entretenido estudiando — dejó escapar una risa nerviosa, la realidad era que se había quedado dormido estudiando.

— Sacarás un 10 en el examen, lo sé con seguridad.

— S-sí... jajaja, ¿dónde está mi vieja? — buscó con la mirada la figura de su madre, no había ni rastro — ¿Se ha ido a hacer compras de último momento?

— ¿Mmm? ¿De qué hablas? Tu madre se iba a visitar a unos familiares esta Navidad, ¿no te acuerdas?

— Ah, claro, claro, m-me lo dijo... creo.

La verdad es que no tenía ni puta idea, sí que recuerda a su madre vagamente diciéndole algo de un viaje pero llevaba semejante colocón causado por cafés, bebidas energéticas y vitaminas para ayudarse a concentrar en el estudio que le podría haber dicho que Chifuyu le engañaba con Kazutora y él le habría contestado que de puta madre.

En una situación normal, aprovecharía la ausencia de su progenitora para ponerse cariñosón con Chifuyu en el sillón, pero ahora le parecía más atractiva su cama, sus sábanas y Peke J dormitando sobre su estómago. Ya mañana se aseguraría de no dejar salir al más joven de la habitación hasta haberle dejado bien relleno de leche.

— Ya que has llegado, ¿nos vamos?

— ¿Ah? — Baji se le quedó mirando raro, ahora que lo pensaba, ¿por qué estaba tan arreglado el chico si solo le iba a visitar a casa? — Nos vamos... ¿a dónde?

— A patinar sobre hielo.

— A... ¿qué?

— Me lo prometiste, ¿no te acuerdas?

— ¿Cuándo... cuándo fue?

— Después de que hablaras con tu madre.

— Me cago en la pu...

— Vamos, vamos, coge los guantes y la bufanda.

Aquí había dos caminos a seguir, decirle a Chifuyu que estaba que se moría del sueño, seguro que lo entendía o hacerse el fuerte e ir a patinar con un 100% de posibilidades de caerse de cara al suelo. La respuesta estaba muy clara.

— Oye, Fuyu, es que yo hoy...

— Tenía tantas ganas, como has estado estudiando tan duro para sacarte la carrera y que nuestra tienda tenga un veterinario, apenas hemos pasado tiempo juntos, pero hoy es Nochebuena, me alegra que hayas sacado tiempo para estar conmigo.

Genial, tras esas palabras, ¿con qué cara le decía que no? Al final no le quedó de otra que forzar una sonrisa falsa y aceptar.

— S-sí... que ganas.

— ¿A qué sí? — Chifuyu se enganchó a su brazo y le arrastró hacia la salida — Tengo tantas ganas de ver a Baji-san patinando, es sin duda muy habilidoso.

— S-sí... ja... ja... ja — dio un último vistazo a su cálida casita donde residía su cálida camita antes de prepararse a sufrir una fría noche.

Con un Chifuyu enganchado a su brazo y un Baji con cara de querer morirse por el sueño que llevaba, ambos caminaron por las frías calles hasta llegar a la zona en la que se había establecido de forma temporal la pista de hielo. Sabía que Chifuyu era un novio comprensivo, si decía que estaba que se caía del sueño, el chico sería el primero en sugerir el volver a casa pero no podía atreverse a destrozar la felicidad e ilusión que le causaba todo este montón de hielo. Que remedio, se pondría los patines y haría lo mejor posible para no romperse los dientes.

— Baji-san, ¿listo? — preguntó Chifuyu con los patines ya puestos, ahora que lo veía mejor, esas mallitas negras que llevaba le hacían un culo delicioso.

— Ay... si tengo una erección y me caigo será un problema.

— ¿Has dicho algo?

— No, no, vámonos.

En el momento en que Chifuyu puso un pie en la pista de hielo, salió disparado como todo un profesional, sí, él era el típico chico que hacía tan bien las cosas que hacía parecer al resto que eran fáciles. Menudo error porque cuando él pisó la pista de hielo, cayó de boca al suelo y su cuerpo se estuvo desplazando lentamente hacia otros patinadores.

— ¡Baji-san! — Chifuyu entró en pánico por si alguien acababa pisando a su novio, así que hábilmente se lanzó hacia él y le ayudó a ponerse de pie — ¿Estás bien? ¿Has patinado antes?

— Ja.... ja... ja... por supuesto.

Buena mentira esa, no había patinado en su puta vida, pero tenía una extraña manía de intentar quedar bien todo lo posible ante Chifuyu para que este le mantuviera en ese elevado pedestal en el que le tenía comparándole con todo un dios.

— ¿Te puedes mantener de pie? — se mantuvo cerca de Baji, le daba miedo que volviera a caer — ¿Quieres que patinemos cogidos de la mano?

— N-no, n-no, tranquilo, esto no es na... — sus piernas fallaron y se volvió a caer solo que esta vez de culo. Con su trasero congelado, solo podía pensar en lo calentita que debía estar su camita.

— Baji-san — Chifuyu le agarró de la mano y le consiguió volver a poner de pie, esta vez no le soltó — Mejor vayamos así, ¿te parece bien?

— S-sí... vale.

Su orgullo masculino todopoderoso se sintió algo herido al pensar cómo se debía ver que alguien con cara de delincuente peligroso como él avanzara por la pista cogido de la mano de su novio para no caer. Al menos no se encontraría con nadie conocido por aquí.

— ¿Chifuyu? — un chico que pasaba por su lado frenó en seco para girarse y verle mejor, al reconocerle, sus ojos se iluminaron por la alegría de encontrarse con él — ¡Sí, eres tú!

— ¿Ah? ¡Akkun!

— Genial — comentó con sarcasmo Baji.

Si ya de por sí el día no era lo suficientemente mierda, esto lo remataba del todo. No estaba descansado, parecía un zombi a punto de comerse a alguien o la niña de la curva por los pelos que llevaba, salía a patinar con su novio cuando no tenía ni idea, se caía de culo y de cara al hielo y para colmo de males se encuentra allí al chico que SABE CON CERTEZA, está enamorado de SU novio desde el instituto.

A ver con que cara le desea una feliz Navidad a ese roba gatos.

— Hacía mucho que no nos veíamos — continuó hablando como si Baji no estuviera ahí — Vaya, ahora tienes el pelo negro.

— Sí... es que en muchos trabajos me rechazaban por ser rubio.

— ¿En qué estás trabajando?

— Soy el gerente de una tienda de mascotas, trabajo con Kazutora y con Ba...

— Conmigo — Baji soltó su mano para pasarla por detrás de su cadera y juntarle más a su cuerpo, haciendo un esfuerzo sobrehumano para no escurrirse en el hielo y caerse delante de ese rival amoroso — Por cierto, soy universitario. Me estoy sacando la carrera de veterinario para socorrer a los animalitos heridos de la tienda de Chifuyu.

— Ya veo... a ti sí que te gusta ser estudiante ¿eh?

— Tch, cállate.

— Baji-san ha repetido curso, pero se está esforzando mucho.

— ¡Pero no le digas eso!

— Jajaja, que bien verte por estas fechas, Chifuyu. ¿Qué hace después? Podríamos tomar algo.

— Es que...

— Está conmigo, piérdete.

— Baji-san.

— Es Nochebuena, por supuesto que está con su novio, ósea YO.

— Pero...

— Tranquilo, tranquilo — Akkun intervino — Podemos quedar otro día.

— Sí, hablamos ¿vale?

Chifuyu le sonrió nervioso, era obvio que Baji estaba mirando fijamente al pelirrojo en espera de que ocurriese un milagro navideño y consiguiera reducirlo a cenizas con rayos láser saliendo de sus ojos.

— Nosotros seguimos — tiró de la mano de Baji, haciendo que este se deslizara por el hielo sin dejar de mirar mal ni por un segundo al otro — ¿A qué ha venido esa mirada?

— Viene a que te quiere follar. ¿Qué se creerá ese tipo?

— No es así, Akkun y yo nos llevábamos muy bien cuando éramos jóvenes. Es normal que quiera recuperar un poco de esa relación.

— Que se creerá — giró la cabeza para mirar como el chico patinaba de maravilla junto a sus amigos — Pensando que se puede tirar al novio de otra persona. Con que cree que patina mejor que yo, pues eso lo vamos a ver.

— ¡Baji-san! — Chifuyu se alarmó cuando Baji soltó su mano y comenzó a deslizarse con rapidez, pero con torpeza por el hielo — ¡Te vas a hacer daño!

— ¿Yo? Soy Baji Keisuke, ex capitán y ex fundador de la Toman, no hay nada en este mundo que me pueda hacer caer.

Y así era, nada le podía hacer caer salvo el hielo sobre el que patinaba. En un ridículo intento de hacer una pirueta que asombrase a todos los allí presentes y dejase en claro al imbécil de Sendo quien era el macho alfa aquí, Baji acabó resbalando como llevaba haciendo todo el rato, solo que en todas sus caídas había tenido la suerte de no chocar con nadie, esta vez no fue así. Cayó cerca de un hombre y en un tonto intento de no caer, se agarró de sus pantalones que acabaron cediendo y dejando al aire sus calzoncillos de corazoncitos frente a todo el mundo.

— ¡Baji-san! — Chifuyu se acercó preocupado hacia su novio y le ayudó a ponerse de pie — ¿Te encuentras bien?

— Sí... mierda, que golpe. Oh... — al ver como el hombre se subía con rapidez los pantalones, Baji se sintió culpable, pero contuvo mal la risa al ver su ridícula ropa interior — Oye... oye tío, pff — se tuvo que tapar la boca para no reír — Perdona ¿vale?

— ¿Perdona? — cuando el desconocido se dio la vuelta, Baji juró que vio el mismo infierno frente a él pues ese sujeto era su profesor y precisamente era el que daba la materia que más le costaba.

— Oh... mierda.

— ¿Qué? — cuando le reconoció, frunció el ceño — ¿Baji Keisuke?

— Baji-san, ¿le conoces?

— Eh... ¡vámonos!

Tomó la mano de Chufuyu y abandonó la pista de hielo lo más rápido que pudo. Cuando recuperaron sus zapatos normales no dejaron de correr hasta que Baji se sintió a salvo a una distancia considerable de la pista. Agotado, se dejó caer junto a Chifuyu en un banco. Ahora sí que estaba bien jodido, ¿estudiaba? ¿Para qué? Era imposible aprobar después de lo que había pasado.

— Me cago en todo.

— Baji-san, ¿conocías a ese hombre?

— Sí, mierda, era mi profesor. Ahora tengo el cero asegurado.

— Podemos pedirle perdón.

— Sí y podemos esperar a que me asesine con la cuchilla de los patines.

— Que mala pata... ¿qué hacemos ahora?

El tono con el que lanzó la pregunta le hizo sentirse mal, podía denotar culpabilidad y en realidad estaba equivocado. Chifuyu no tenía la culpa de que él se haya puesto celoso y en un tonto intento de demostrar ser el macho alfa le haya bajado los pantalones sin querer a su profesor. Le había prometido una cita por Navidad y aunque estuviera en la mierda, Baji Keisuke no es el tipo de novio que deja tirado a su pareja por cagadas como estas. Él vale mucho más y sabía tratar a Chifuyu como se lo merece.

— Oi, Chifuyu, ¿recuerdas nuestra última Navidad en la Toman?

— Hmm... s-sí... — el chico apartó la mirada, recordaba con vergüenza como al acabar la reunión lo hicieron en un parque siendo iluminados por las decoraciones navideñas ahí colocadas.

— ¿Te lo pasaste bien esa noche?

— ¿Ah? — ante la pregunta, su rostro enrojeció — Bu-bueno... sí, fue peligroso, pero... éramos jóvenes, estaba bien hacer ese tipo de cosas.

— Tus nervios pensando en que cualquier momento iba a pillarnos alguien eran divertidos.

— Para con eso por favor.

— Esas navidades estaban bien, pensé que después de la disolución de la Toman no me volvería a resultar interesante esta época, pero como tú seguías a mi lado, seguía siendo buena.

— Sí, yo me siento igual — pensando en los viejos tiempos, miró hacia el cielo que ya se estaba volviendo completamente oscuro — Baji-san, ¿echas de menos esos tiempos?

— Cada puto segundo, ¿sabes el coñazo que es tener que ser un adulto responsable?

— Pero si tú sigues siendo un estudiante.

— Cuidado con lo que dices, Matsuno — movió sus dedos como si apretara algo en el aire en una clara amenaza de que como volviera a decir algo así le atacaría con cosquillas — No tendré piedad.

— Jajaja, yo echo también de menos muchas cosas de esa época. Mi pelo rubio por ejemplo, pero los adultos responsables de Japón no son rubios.

— Estás lindo tengas el color de pelo que tengas.

— Gracias — Chifuyu atrapó la mano del mayor y entrelazó los dedos para después apoyarse en su hombro — ¿Puedo cambiar el destino de la cita? Ya que no podemos volver a la pista de hielo, quiero ir a otro sitio.

— ¿Dónde?

— Es secreto, tú sígueme.

Baji dejó que Chifuyu le guiara por las atiborradas calles infestadas de luces y de gente. Solo por si acaso y por un poco de paranoia, se giró para asegurarse de que su profesor no estuviera por ahí. Menudo infarto le daría descubrir que el viejo les seguía. El sitio al que le acabó guiando fue un mercado navideño, allí varios vendedores ambulantes se habían reunido en la plaza para vender artesanía, bufandas confeccionadas a mano o postres típicos de la época. Los ojos avellana buscaron los azules verdosos en busca de una explicación, pero este solo apretó más su mano y le sonrió.

— Llevemos algo a nuestras madres.

— El mayor regalo navideño que puede pedir mi vieja es mi presencia.

— Baji-san...

— Vale, vale, ¿qué es lo que quieres llevarlas?

— Hmm... — recorrió con la mirada varios puestos mientras seguía caminando de la mano de su novio — Creo que mi madre preferiría algo de comida antes que algo que poner de adorno, ¿y la tuya?

— Pues la mía creo que si te envuelvo en papel de regalo ya le he hecho el mejor regalo del mundo.

— Baji-san — protestó sonrojado.

— Pero si te adora.

— Pero me da vergüenza...

— ¿Y si te envuelvo para mí?

— ¡Eso me da más vergüenza!

— Pues me la pasaría genial desenvolviéndote — intentó meter su dedo travieso por debajo del suéter de Chifuyu pero este se alejó hacia alguno de los puestos para mirar más de cerca los productos.

— Oye, Baji-san, que tal si... ¡ah! — los ojitos de Chifuyu se iluminaron por la emoción al ver un puesto dedicado exclusivamente a cosas de animales, por supuesto que la temática de los accesorios era navideña y había varias prendas de ropita, una era un jersey para gatos con un enorme árbol de navidad cosido en él — ¡Baji-san, mira eso!

— ¿Eh? ¡Ah, pero si es un jersey para Peke J!

— ¿Será su talla?

— Hmmm... tal vez — tomó el jersey y lo miró desde distintos ángulos — Se lo debemos llevar, al fin y al cabo, es nuestro hijo y no le hemos comprado un regalo de Navidad.

— ¡Waaa! ¡Somos malos padres!

— Un poco, después de todo a veces follamos cuando nuestro hijo está presente — una señora que pasaba por su lado se les quedó mirando raro al escuchar eso — ¿Y usted que mira, vieja?

— ¡Baji-san, collares!

— ¡El cascabel tiene forma de estrella!

— Y este de trineo.

— Y este de bastón de caramelo.

— Peke J se vería tan mono... ¿cuál te gusta? — tomó dos collares y se los enseñó.

— Déjame ver... — para probarlos, Baji los puso delante del cuello de Chifuyu — Mmm... este te queda más lindo.

— ¡Pero no son para mí! — avergonzado por eso, tomó el jersey y uno de los collares y se los entregó a la dependienta — Nos llevamos esos.

Aunque al principio fue para Peke J, al final acabaron cargando con varias bolsas que contenían regalos para sus madres y también para sus amigos. Pasaron el tiempo en aquel mercado navideño, la tarde se pasó volando y la fatiga de Baji se evaporó como si nunca hubiese existido, no había duda de que Chifuyu era el mejor medicamento que le podrían recetar.

— Baji-san.

— ¿Qué? — su pregunta se respondió automáticamente cuando sintió la mano de Chifuyu chocar con la suya, así que entrelazó sus dedos.

— ¿Cuándo es tu examen?

— Justo al acabar las vacaciones, estudiar es una putada.

— Pero merecerá la pena, tendremos al mejor veterinario de Japón.

— Si el mejor veterinario de Japón tiene una media de 5, entonces cuenta conmigo.

— Tonto, ¿quieres que te ayude a memorizar alguna cosa?

— ¿Puedo escribir en tu piel desnuda para ayudarme a memorizar?

— No.

— ¿Y si te vistes de enfermera? Para motivarme y eso.

— Si apruebas, me vestiré de gatito.

— ¿Gatito sexy?

— Sí.

— Mierda, ahora tengo más presión para aprobar.

— Baji-san — Chifuyu dejó de andar cuando sus ojos fueron cautivados por las luces de un enorme árbol de Navidad siendo encendidas — ¿No es precioso?

— Sí — en lugar de mirar hacia el árbol, giró el rostro para quedarse mirando a Chifuyu.

Los años habían pasado, pero el chico conservaba varias cosas de su juventud, como su estilo de cabello (aunque no el color), su amor por los animales, su facilidad para volcarse completamente en ayudarle, su lealtad, su pasión por el manga, el brillo de sus ojos cuando le miraba a la cara o su sonora risa que parecía un canto de ángeles.

Seguía siendo él y eso era un alivio.

— Chifuyu, la semana que viene volveremos a la pista. Te prometo que vigilaré que no haya ningún profesor mío.

— A mí en realidad me basta con que no te pongas celoso.

— ¡Que te digo que ese quería contigo!

— Ya, ya, dices lo mismo de Kazutora y Ryusei.

— ¡Es que esos también quieren contigo!

Eso le daba rabia, ya le gustaría que Chufyu hubiera estado ahí cuando Kazutora se puso a divagar en la tienda un día que no estaba sobre lo hermoso que era su trasero.

— Déjame poner una grabadora en la tienda y verás como... — dejó de hablar cuando sintió como Chifuyu soltaba su mano, se enganchaba de su brazo y recostaba la cabeza sobre su hombro.

— Feliz Navidad, Keisuke.

Hacía un frío del demonio, pero al lado de ese chico la temperatura era perfecta.

— Feliz Navidad, Fuyu.

— ¿Todavía estás cansado?

— Bueno, puedo aguantar un poco más ¿por?

— No, mejor volvamos y descansa. ¿Quieres que prepare chocolate?

— Prefiero dormir sobre tus muslos la verdad.

— Vale.

— ¿En serio? ¿Tan fácil? ¿Puedes estar vestido de gatito sexy?

— Eso lo hemos dejado para cuando apruebes.

— Pero es un adelanto.

Con su novio enganchado a su brazo, continuó su camino hacia su piso. Sí que era una mierda haber crecido y por supuesto que era una mierda seguir estudiando. A veces piensa que pagaría por usar una máquina del tiempo y volver a su época de delincuente juvenil, pero siempre que piensa eso, se para a mirar a Chifuyu y no se arrepiente de estar donde está.  


·🎄❄️☃️🧦🎅✨⛄💌·


¿Ha sido Papa Noel bueno con vosotros esta Navidad? A mí me ha traído estas ganas de hacer especiales navideños así que supongo que conmigo se ha portado bien jajaja. 

Gracias por leer, os quiero y os mando un besote a todos 😘

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