❥ Only !🦌
Sana y Tzuyu estaban emocionadas. Esta sería su primer Navidad junto a su pequeña, su Sullyoon.
Una pequeña niña de cinco años saltaba con emoción encima de la cama de sus madres, tratando de despertarlas.
- ¡Mamá! ¡Mami! - Grito.
Rió al ver como su madre, Tzuyu, saltaba de la cama asustada y con una mano en su pecho respirando de forma agitada.
- Sullyoon... deja de molestar a tu madre. - habló entre risas su otra mami, mientras frotaba sus ojos y le sonreía con cariño.
Abrazo a sus madres, mientras se acostaba en medio de ellas y sonreía feliz.
- Buenos días mami. -beso la mejilla de su mami rubia, repitiendo lo mismo con su castaña madre.- Buenos días mamá.
- Buenos días, cariño. - su madre Tzuyu plantó un beso en su frente mientras su otra mamá, Sana, le hacía mimitos. Un bostezo escapó de sus labios, refregó sus ojitos y se acurruco más en el pecho de sus mamis. (Nuestras* mamis, querrás decir)
Ambas mujeres se miraron con una sonrisa, para luego devolver su mirada a su pequeña bebé.
- ¡Mamis, hoy es navidad! - chillo con emoción.
Salto de la cama y estiro sus manitos a los brazos de su mami Tzu, para que esta la cargara. Tzuyu se volteo a ver a su esposa. Sana simplemente le sonrió y le levantó una ceja, juguetona. Se colocó detrás de su esposa, abrazándola por la espalda mientras la menor sostenía a su bebé en brazos.
Suspiro con una sonrisa de felicidad en los labios.
- ¿Que tal si vamos a ver el árbol, bebé? Quizás Papá Noel se acordó de ti y te trajo lo que tanto deseabas. Su pequeña muy emocionada, bajo de los brazos de su mamá y corrió fuera de la habitación con dirección a el gran árbol que se encontraba en su sala.
Tzuyu volteo su cabeza para apreciar el dulce y conmovido rostro de su amor, juntando sus labios en un suave beso. Tuvieron que separarse al oír el fuerte grito de emoción de su niña. Se miraron y rieron con diversión.
Tzuyu se dirigió a la sala en busca de su pequeña Sullyoon, quien se veía muy feliz con sus regalos y vestido de blancanieves.
- ¡Mami! - grito al verla.
Se arrodillo frente a su hija y acarició con suavidad su lacio y corto cabello.
- ¿Te gustaron tus regalos, bebé? ¿Papa Noel trajo lo que querías? -le sonrió con diversión-. Y si no fue así... Le pondremos laxantes en su leche el próximo año. - La niña rió al recibir las cosquillas de su madre en su estómago.
En ese momento, su mami Sana entraba con tres tazas de chocolate caliente y las dejaba en la mesa mientras sonreía al verlas y negaba con diversión. Desapareció nuevamente detrás de la puerta que se dirigía a la cocina en busca de algo más, regresando tan rápido de la cocina como se fue, y volviendo con un plato repleto de galletas con formas de árboles de navidad, cabañas, muñecos y renos y mas lindas formas y colores.
Su madre se separó de ella y estiró su mano para que la menor la recibiera y se levantara del suelo. Luego de ambas lavarse las manos, se sentaron cada una en su lugar en la mesa. Tzuyu en la punta, Sana en su derecha y su Sullyoon a su izquierda. Le agradecieron a su madre por la comida y comenzaron a comer en silencio, con el suave sonido de la lluvia cayendo y el viento golpeando los árboles de fondo, y con el cálido calor de la chimenea, que las protegía del insoportable frío mañanero.
Sullyoon hablaba de el bonito vestido que le trajo Papá Noel mientras jugaba con una barbie y bebía su chocolatada caliente, rogándole a su mami que la ayudará a ponerselo para la cena con sus abuelos, y haciéndole ojitos para que aceptara. ¿Como sus madres iban a poder negarse a eso? Su bebé era una gran y astuta manipuladora, al igual que su mami Sana lo era con su mamá Tzuyu. Sus madres estaban tan orgullosas de su pequeña hija.
Sana se encontraba sumergida en sus pensamientos, recordando con una sonrisa lo que sucedió la noche anterior.
//RECUERDO//
Sana terminaba de colocar los regalos debajo del árbol. Al colocar el último regalo, se encontró con un sobre con stickers y brillantina, junto a una desordenada letra perteneciente a nadie más que a su pequeña, "Sullyoon" decía aquel sobre. Se levantó del suelo con el sobre en mano y se encaminó al sofá en donde tomó asiento, y luego de pensar un poco y maltratar su labio inferior al morderlo mucho con miedo a lo que llegara a aparecer allí, lo abrió.
Sus ojos se aguaron y su respiración se detuvo.
"Querido Papá Noel.
Quiero pedirle que nos cuide a mis mamis y a mi, siempre. Que nunca nos falte nada y seamos felices por siempre. ¡Como en los cuentos que mami Sana me lee! El mejor regalo de todos, sin duda, son mis mamis, Sana y Tzuyu.
Y si es posible, una barbie, por favor.
¡Adios! Espero y te gusten las galletas con chispas de chocolate. ¡Son mis favoritas! (Eran 6, pero me comi una, lo siento).
Con cariño, Chou Sullyoon."
Una lagrima resbalo por mi mejilla hasta caer sobre la carta. Limpie mis ojos con el dorso de mi mano y suspiré.
Mi linda Sullyoon es lo mejor que me pudo pasar en la vida, junto a mi Tzuyu. Ellas dos son los únicos amores de mi vida, son mi razón de vivir.
Me levanté del sofá y camine hasta la habitación de mi pequeña, y ahí vi a mis dos chicas. Tzuyu le contaba la historia preferida de Sullyoon. El cómo nos conocimos.
Nuestra historia es algo triste, pero tiene sus cosas bonitas. Por ejemplo: Logramos casarnos, comprar una enorme casa con piscina y adoptar a una dulce y adorable niña.
Lo malo ya no importa ahora. Claro que me duele, pero no todo es siempre color de rosa, ¿no? Mis padres, por ejemplo, nunca aceptaron mi relación con Tzuyu. No podían aceptar que su única hija, era una asquerosa lesbiana buena para nada, como la había llamado su "padre". Para ellos y su religión estaba mal visto que una mujer este con otra de forma romántica. Era una "abominación", como ellos decían.
Poco le importó el desprecio que sus padres sintieron por ella al enterarse de su gusto por las mujeres. Pero, mi a mi padre también le gustan las mujeres. Entonces, papá... ¿Eres gay? Digo, porque como dices que sentir algo por las mujeres es malo y asqueroso, da mucho de que pensar... No te averguenzes, padre. Siempre e deseado tener dos madres.
Mi padre me mataría si llegará a escucharme decir eso.
Tzuyu, por su parte, tuvo la suerte de tocarle unos padres buenos y comprensivos. Ellos siempre estuvieron para nosotras, en todo lo que pudieron. Ambas estaban muy agradecidas con ellos, porque sin ellos, no se que serían hoy en dia. A veces se lo preguntaba. ¿Y si sus padres no la hubiesen aceptado a Tzuyu también? ¿Seguiríamos juntas? No lo sabía... Y era mucho mejor así. No podía imaginarse una vida sin Tzuyu a su lado. Se había acostumbrado tanto a tenerla siempre cerca, besándola, abrazándola y brindando siempre de su dulce amor. Que el simple hecho de imaginarla fuera de su vida, la destrozaba.
Sana no sería Sana sin Tzuyu a su lado, y Tzuyu no sería Tzuyu si no tuviera a Sana a su lado.
Sana y Tzuyu se complementaban. Eran la mitad de la otra, como el Ying y el Yang.
Una vocecita la sacó de sus pensamientos.
- ¡Mami! ¡Mami, ven! - una sonrisa apareció en mis labios.
Sus bebés la miraban con curiosidad, más unos brillantes y mieles ojos la miraban con preocupación en ellos. Sus ojos la delataron. Estaban rojos y levemente hinchados debido al llanto, era cuestión de segundos para que Tzuyu se diera cuenta de lo que le había sucedido. Se conocían tan bien, y eso sólo demostraba lo mucho que se amaban.
- ¿Que están haciendo, cielo? - le pregunto a su hija, mientras se recostaba en su cama junto a ella. Trato de transmitirle con sus ojos a su esposa que estaba bien, y Tzuyu no muy convencida, asintió con pesadez. Luego hablaría con Sana cuando estuvieran a solas.
Sullyoon se acurruco en el pecho de su mami, ronroneando como un gatito al recibir dulces y tiernas caricias en su cabezita por parte de su mami Sana.
- Mamá Tzuyu estaba contándome la historia de cómo se conocieron. - informó con emoción la niña.
Asentí con una sonrisa.
- Puedes seguir con la historia, mi amor. - mire a mi esposa con la misma emoción que mi pequeña hija transmitía.
Ella asintió con diversión y rodando los ojos, continuó.
-"Tu madre y yo en la secundaria, por así decirlo, éramos como... enemigas. ¡Nos odiabamos! Nuestros amigos no nos creyeron cuando les contamos que estábamos saliendo, nadie lo hizo. Y ahora recordarlo es tan divertido... ¡No podía ni mirar a tu madre sin sentir ganas de gritarle en la cara lo mal que me caía! ¡Era estú- ridículo! - aclare mi garganta al ver la dura mirada de advertencia de Sana. Cierto. 0 insultos cuando está nuestra hija presente... okay.
Suspire.
- No todo era lindo cuando éramos jóvenes, hija. Tu mami y yo sufrimos mucho en ese tiempo. Tus abuelos por parte de tu mami Sana, no nos querían mucho que digamos. No aceptaban que tu madre se alla enamorado de una mujer. De mí. Para ellos y su religión, el ser una persona homosexual estaba muy mal visto. Y todos ellos creían que, todas esas personas que padecían aquella "enfermedad", no merecían subir al reino de los cielos por cometer tal mortal pecado. - un nudo se formó en su garganta, haciéndola detenerse un momento para respirar. Para luego, poder continuar.
Quiero que sepas, cariño. Que lo que ellos creían estaba "mal" y "incorrecto", no lo era. Nadie puede decirte que lo que sientes estaba mal o que estaba bien. Sólo tú, cielo, sabe eso. -bese con cariño su cabeza y me acosté a un lado de ella, quedando de este modo, la pequeña en medio de sus madres-. Amar a alguien de tu mismo género no esta mal, Sully. Quiero que siempre lo sepas, ¿si, bebé? - la niña asintió con suavidad, luchando por no cerrar sus ojitos y dormirse. Quería terminar de oír la historia, aunque ya la conociera de memoria.
- En donde me quede... Ah, sí. Dejando de lado lo de tus otros abuelos... Mejor hablemos de como era tu mami en la secundaria. - los ojitos de la pequeña brillaron de la emoción. - Tu mami era la chica más inteligente y respetuosa de toda la escuela. Esa era una de las razones por la que la odiaba tanto. O más bien, le tenía envidia. - susurró lo último, haciendo reír a su hija y fruncir el ceño a su mujer. Ella también quería saber qué es lo que su esposa había dicho.
- Como decía... Tu madre siempre sacaba 10 en todo. ¡No sé cómo lo hacía! Era toda una cerebrito. Debo de admitir que siempre me gusto mucho eso de ella... La hacía ver tan sexy. -susurró lo último para ella misma y mordió su labio, negando-. Sonará algo cliché, hija. Pero tu madre era una porrista y yo jugadora de básquet. Increíble, ¿no crees? - la pequeña asintió con una sonrisa. Aunque no comprendía qué significa eso de "cliché".
Suspiró con una sonrisa nostálgica, mirando a su esposa con los ojos aguados.
- A veces extraño esos tiempos cuando éramos jóvenes y no nos preocupaba nada más que no sea vivir nuestra vida al máximo, sin pensar en el mañana. Sólo preocupándonos por el presente. Pero luego me pongo a pensar... Y me doy cuenta de que prefiero mil veces la vida que tengo ahora, a que vivir atrapada dentro de una cárcel de cuatro paredes, sin poder ser quien realmente soy, y todo por miedo al prejuicio. ¿Pero, y eso realmente importa? Ahora soy feliz, y todo gracias a ustedes. - las miró con amor-. Ustedes son mi motorcito... mis princesas. Son lo más importante y lindo que le pudo pasar a mi aburrida y solitaria vida.
Dejo una casto beso sobre los labios de su esposa, mientras acariciaba el suave cabello de su pequeña y repartía su cariñosos besos por toda su carita dándole cosquillas.
- Las amo. - murmuró con cariño.
Sana no pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas que llevaba conteniendo desde que entró a la habitación y se encontró con las cariñosas miradas de sus bebés.
Y sonriendo con cariño a sus chicas, las atrajo a ambas en un cálido abrazo acogedor. Inhalo el dulce aroma a durazno y mandarinas que su hija y esposa desprendían. Sin duda, era una combinación deliciosa que estaba dispuesta a volverse adicta si a si sé quería.
//FIN DEL RECUERDO//
- Cariño, ¿Estás bien? ¿Por qué lloras?
Su esposa la miraba con preocupación, acunando su rostro entre sus grandes y calidas manos, muy diferentes a las suyas que eran pequeñas y frías.
Soltó un suspiro, y beso suavemente a su esposa en los labios. Sonrió al ver las lindas mejillas de su Tzuyu volverse de un tono rojo y esta se acurrucaba en su pecho para disimular su sonrojado rostro. Podrían pasar años, pero su bebé grande seguía avergonzandose como el primer dia.
- No hagas eso. - murmuró contra su pecho la menor.
Sana sonrió con burla.
- ¿Hacer que, bebe?
- Eso...
- ¿Eso? Se mas especifica, cielo.
La menor bufo con molestia y se apartó con pesar de su escondite, con un puchero en los labios y las mejillas ruborizadas.
- Como me miras... de esa forma... - Sana le sonrió con ternura. Tzuyu aún era una bebé, una muy linda y tímida. - tus ojos brillan y-y... se ven tan bonitos y cálidos, unnie-...
Sana puso los ojos en blanco con diversión, y la beso.
Nunca se cansaria de los dulces y rellenos labios de su amante. Eran tan lindos y suaves... se sentía en el cielo cada vez que la besaba. El tacto dulce y cuidadoso que Tzuyu tenía cada vez que se trataba de ella, era el mismo que tenían desde su adolescencia. Era tan linda ella, y la hacía sentir tan... especial. (You make feel special!)
Al separarse, juntaron sus frentes y suspiraron sobre los labios de la otra otra. Tenían tantas cosas por decirse... pero en ese momento, su pequeña llegó con las mejillas llenas de chocolate y la boca llena de galletas que simplemente se olvidaron de todo y le prestaron atención a su bebé. Llevaba puesto el vestido de blancanieves junto a su peine en forma de mariposa y una diadema en manos.
Su hija las miro con curiosidad y una ceja alzada al ver a su madre Tzuyu con las mejillas rojas, y a su mami Sana muy feliz con una sonrisa, mirándola.
- Mami. - se dirigió a Tzuyu con preocupación, colocando sus manitos en las mejillas y frente de su madre. - ¿Estas bien? Estas muy roja... - el rostro de Tzuyu se sonrojo con más intensidad al percibir la mirada juguetona y burlesca de Sana puesta en ella. "Esta mujer..." Pensó. Soltó un bufido, preocupando más a su hija-. ¿Estas enferma, mami?
Los grandes ojitos de su bebé se veían aguados. ¿Su pequeña iba a llorar? Oh, no.
- Bebe, mami esta bien. - Tomó a su pequeña en brazos y la sentó sobre su regazo, acunando su rostro y limpiando con ternura una lágrima silenciosa que caía por su mejilla. Su bebé se acurruco en su cuerpo, escondiendo su rostro en el cuello de su madre mientras acariciaba con sus manitos las de su mami Tzu. Sana miraba la escena en silencio. Siempre supo que su Tzuyu sería una buena madre para su futura hija, y tuvo toda la razón, ella lo era.
- Cariño, ven. - Tzuyu la atrajo a su cuerpo, sentándola en su pierna libre y abrazándola contra ella.
Suspiro sobre su pecho.
- Las amo.
Su esposa le regaló una cálida sonrisa llena de amor, siendo imitada con rapidez por su hija.
Eran tan felices.
Estaban teniendo la vida que tanto habían deseado tener cuando eran jóvenes y inmaduras. Ahora, siendo todas unas adultas de 27 y 29 años, podían llegar a decir que, eran un poco más... maduras, por así decirlo. Bueno, ¿para qué mentirles? La única que había madurado un poco más, fue Tzuyu, la menor.
Tenían salud, dinero y comida siempre en su mesa. A ellas y a su pequeña no les faltaba nada. Sus madres les daban todo el cariño que pudieran, consintiendo (sin volverla una niña caprichosa) en todo lo que pudieran permitirse, y cuidandola más que a ellas mismas. Eran una familia feliz después de todo, y se amaban, que es lo mas importante despues de todo.
Tzuyu cargo a nuestra princesa sobre sus hombros sentandola. Sullyoon lucía muy feliz, mientras la nieve caía sobre nuestras cabezas y nuestras narices y mejillas se ponían rojas por el frío, una bocina seguido de un toque en nuestra puerta llamó nuestra atención. Mi esposa e hija me miraron, yo suspiré y negué con diversión.
- Okay, yo voy. - rodé los ojos. Ellas asintieron en sincronía y volvieron a jugar con la nieve y tirarse en la nieve a hacer angeles.
Sana se encaminó a la puerta, frotando sus manos por el frío de diciembre y suspiro sobre estas para darles algo de calor. Volvió a oír el suave golpe y colocó su mano en el pomo de la puerta con una amable sonrisa, y...
- Hola, hija.
Su sonrisa desapareció con rapidez, siendo reemplazada por un rostro decaído.
- U-ustedes... - sus ojos se aguaron y su respiración se sintió pesada. Dejó caer su mano al costado de su cuerpo con pesadez y mirando a ambas personas en frente suyo con una notable tristeza y dolor. Estaba temblando. Necesitaba a su Tzuyu junto a ella. Ahora. Como si la hubiera invocado, ella apareció a mi lado con nuestra pequeña en brazos sonriendo, hasta que Tzuyu vio quienes estaban frente a ellas y cambió su expresión risueña a una completamente seria y molesta. Miró a su esposa con una notable confusión y molestia en su rostro y al ver a Sana tan perdida y vulnerable, se dio cuenta que ella tampoco sabía qué hacían ellos ahí.
Posó su mirada en Sana con preocupación.
- Bebé. - llamó a su esposa. Pero esta estaba completamente perdida en sus pensamientos, con la mirada puesta en sus pies y una mano posada en la puerta para no caerse. - ¿Que hacen aqui? - les preguntó directamente a ellos. Al ver a su chica en ese estado, supo que no estaba bien por lo que no quiso asustarla y prefirió atraerla a ella de forma protectora, mirando amenazante a los "padres" si es que se les puede decir así, de Sana.
Tzuyu les levantó una ceja, mirándolos de forma interrogante.
- ¿Y bien? - insistió con molestia.
La madre de Sana suspiro, y trato de acercarse. Tzuyu se lo impidió, levantando su mano en el aire a la altura de su pecho, impidiéndole el paso. La mujer la miró con tristeza, y volvió a su lugar, disculpándose.
- Nosotros... - miró a su esposo, y luego a nosotras. Mi Sanashine recién estaba comenzando a reaccionar, por lo que le sonreí con cariño cuando me miro a los ojos, y luego de unos segundos devolví mi mirada a esa señora con seriedad, esperando a que continuara.- Vinimos a recuperar a nuestra hija. - los mire con incredulidad. ¿Es enserio? Después de 10 años, ¿quieren saber de ella? Pff, estupideces. Sana parecio darse cuenta de mis intenciones de mandarlos a la mierda de donde salieron, por lo que me miro con , pero colocando su mano sobre la mía, todo rastro de molestia o seriedad desapareció de mi rostro.
Suspire entrelazando nuestras manos. - Cariño. - murmuró con suavidad, acariciando mi mano-. Todo esta bien. Hablaré con ellos un momento, y luego les pediré que se vayan. ¿Podrías dejarnos un momento, bebé? - susurró en su oreja. Tzuyu asintió, embobada, y Sana dejó un casto beso sobre sus labios, logrando sacarle una boba y tímida sonrisa a su esposa por tal dulce y amoroso gesto.
- Te amo. - Tzuyu beso una última vez a su mujer, y desapareció sin mirar atrás en la sala junto a su pequeña bebé, quien yacía dormida en sus brazos, para dejar a solas a Sana junto a sus padres como ella se lo había pedido.
Sana dirigió su mirada a sus progenitores con seriedad.
- ¿Por qué vinieron?
- ¿No podemos venir a visitar a nuestra hija por Navidad? - preguntó con una sonrisa burlesca su padre.
Sus puños se apretaron y sus nudillos se volvieron blancos por la presión ejercida. Suspiro, tratando de calmarse.
- Miren. Les seré sincera. - los miro a ambos con una falsa sonrisa. - No sé qué mierda hacen aquí, y no me digan por "Navidad" porque se que no es verdad. Así que, por favor, ¿qué es lo que quieren? Y que sea rápido que tengo una familia que atender.
Se mantuvieron un momento en silencio, siendo acompañados por el frío viento de invierno.
Los miró con impaciencia.
─ Si no piensan hablar, será mejor que se vayan. ─ iba a cerrar la puerta, pero un pie se lo impidió.
─ Hija, por favor... Lo sentimos. Vinimos a discúlparnos contigo. Sé que ya es muy tarde y que nos demoramos mucho en hacer esto, pero... Por favor, hija mía. Disculpa a tus tontos y viejos padres, ¿Sí, Satang?─
Mis lágrimas caían por mis mejillas sin permiso. Estaba devastada y cansada de sus mentiras. Ella no quería esto... no los quería en mi vida. Ya no.
─ Padre. Madre. ─ ambos la miraron con esperanzas y nerviosismo. Pero ella ya tenía una respuesta, y esperaba que supieran respetarla.
─ Lo lamento, pero no. No aceptó sus falsas y vacías disculpas. No los quiero en mi vida, y menos en la de mi hija. ─ los ojos de la señora Minatozaki se abrieron con asombro. Esa niña, que estaba en los brazos de la novia de su hija... ¿Era su nieta? No pudo evitar la enorme sonrisa que brotó de sus labios con emoción.
─ ¿Soy abuela? ─ le preguntó a Sana con lágrimas en los ojos.
La mirada de la pelinaranja se volvió más oscura y su mandíbula se apretó con fuerza. Estaba molesta. Oh, claro que lo estaba. ¿Con qué derecho esta mujer venía y le decía esas cosas? ¿CON QUÉ? ¿Qué es lo que ella esperaba... que le dijera que sí, ella era su nieta y que podía verla cuando quisiese y así? Pues no. Ella estaba muy equivocada si lo veía de esa manera. Porque de ninguna forma iba a permitirle ver o estar cerca de su hija. Sullyoon no tenía porque estar con ellos, ya tenía a unos abuelos que la amaban con todo su corazón, y cuidaban siempre.
Y la diferencia que había entre sus padres y los de su esposa, era que los señores Chou, siempre estuvieron para ellas, en todo. Pero, ¿Y sus padres? Dios, no sabía si ellos merecían el ser llamados así.
Nunca estuvieron para ellas ¡ni para su propia hija! Nunca se preocuparon en nada. ¡Ni en su cumpleaños la llamaban! Era algo inaudito y inaceptable. No quería que su pequeña se relacionara con personas así... tan insensibles y egoístas. Quizás ahora este sonando como una, pero no me importa. Si hubieran vivido el mismo infierno que yo en ese tiempo que vivía con ellos, me entenderían.
Oh, claro que lo harían.
Ellos no sólo me insultaban por ser lesbiana, si no que me maltrataban y humillaban frente a todos por tener una hija "enferma", que merecía ser tratada siempre de la peor forma por ser lo que es. Una estúpida y sucia pecadora. Y su padre... Dios, el no merecía ese título. Es un asco de hombre. El creía que, tenia ese problema porque nunca había probado un buen pene. Y si lo probaba, se me pasaría todo. Así que decidió que yo, una niña con la simple e inocente edad de 12 años, sería una buena idea llevarme a la casa de uno de sus fieles y verdaderamente enfermos amigos suyos, para que me "enseñará" lo que es una buena verga y "quitará" toda mi suciedad homosexual.
Ese día... deje de ser yo.
Esa dulce y tierna niña que amaba los colores pasteles, las flores y muñecas, dejó de existir para convertirse en una versión completamente diferente. Ya no sonreía, no reía, y cada ves más me parecía a una muerta viviente.
Hasta que llegó el primer día en la secundaria. Aún recuerdo como si fuera ayer, el como conocí al amor de mi vida aquel día.
Era un día nublado y frío. Las calles de Seúl eran transitadas a tempranas horas de la mañana por estudiantes y trabajadoras que se dirigían a sus respectivos trabajos o escuelas. Su madre ese día le había dicho que se dirigiera sola al colegio, que no quería ser vista con una pecadora junto a ella y supieran que era su hija. "Sería algo vergonzoso." Le decía ella. Sana prefirió mantenerse en silencio y asentir. No tenía permitido preguntar o llorar frente a ellos. Sólo se le permitía mantenerse en silencio y acatar sus órdenes, sin preguntas, simplemente...
Siempre pensaba que era injusto. ¿Por qué ella no había tenido la misma suerte que sus amigos? ¿La misma que Mina o Momo unnie? Siempre se lo preguntaba cuando veía a sus amigas siendo cuidadas y amadas por sus padres. Sus mejores amigas tuvieron la suerte de tener unos padres comprensivos y amorosos. Cada vez que visitaba la casa de alguna de ellas, se sentía a salvo... muy diferente a el como se sentía con sus... padres.
Entró en el aula con los nervios a flor de piel. Su suerte fue mucha cuando vio a sus amigas, Momo y Mina junto a una castaña con dientes de conejo, charlando entre risas. Una sonrisa salió de sus labios y pegando saltitos de emoción, se acercó a sus amigas.
─ ¡Momo unnie! ¡Mina-yah! ─ sus amigas se voltearon y corrieron hasta ella con la misma emoción que la sonriente pelinaranja.
─ ¡Shiba! Creímos que te había tocado en otro salon. ─ Momo suspiro en medio del abrazo.
Luego de unos segundos, las japonesas se separaron y Mina tomó de la mano de su amiga y la llevó a su mesa en donde una tímida y bonita coreana se encontraba esperandolas con timidez.
─ Sanita, ella es Nayeon unnie, Nayeon unnie ella es Sana, nuestra mejor amiga. ─ la mayor estaba por inclinarse pero un repentino cuerpo saltó abrazándola. Sus mejillas se ruborizaron y una traicionera sonrisa salió de sus labios.
─ Hola unnie, deja las formalidades para otra persona. ─ le sonrió con calidez. ¡Ahora somos amigas! Puedes decirme Shiba, si quieres. Mina y Momo unnie me dicen así. ─ hablaba con emoción, siendo observada con adoración por sus amigas. Amaban cuando Sana se mostraba de esa forma, tan dulce y simpática, esa si era su Sanita. No la otra seria y fria version de ella, esa era solo una mascara y lo sabían. Sana era un solecito que merecía brillar siempre, sin ninguna mala nube que tratara de bloquearla y ocultarla de todos, volviéndola un solecito triste y decaído, lleno de tristeza en vez de felicidad, como debería de ser siempre.
Nayeon la miraba un tanto confundida, pero se sentía con cómoda y tranquila.
─ Y... Lo siento, creo que estoy hablando mucho. ─ se disculpó con la cabeza gacha. No quería ser juzgada o insultada por hablar tanto. A sus padres le molestaba mucho que sea así, tan habladora y chillona... temía que su nueva amiga se molestara con ella por eso.
─ Shiba, tranquila. ─levanto la cabeza y la miro con un brillo en los ojos al ser llamada por su lindo apodo─. No me molesta que hables mucho, yo tambien soy asi. No tienes de qué preocuparte, yo nunca te juzgare. Lo prometo, por el meñique. ─ estiró su meñique a la espera de Sana. La menor se sonrojo un poco y asintió, juntando sus meñiques en una promesa. ─ Por el meñique. ─ Se sonrieron y se sentaron juntas. Empezando una conversación sobre de qué casa de Hogwarts eran y demás cosas.
(¿Y ustedes? ¿De qué casa son? Yo soy de Slytherin, la mejor de las mejores.)
Momo y Mina se miraron con una sonrisa. Nayeon sería una buena amiga para su Sanita, no tenían dudas de eso.
Mis amigas hablaban sobre chicos y chicas, yo simplemente las escuchaba en silencio y sin prestarles atención. Me parecía más interesante dibujar garabatos en mi cuaderno a qué escuchar el como Momo hablaba de una niña pálida y bajita que le había llamado la atención... y ajá. "Aburrido." Pensé.
Me acomode en mi asiento, escuchando a mis compañeros hacer un alboroto y burlarse de alguien. Levante la mirada y ahi la vi. Era una chica alta, de grandes ojos miel y piel canela. Suspire, mirando embobada como se disculpaba con el profesor por llegar tarde y tomaba asiento en frente mio.
Mis amigas se burlaban pero yo solo las ignore, estaba muy concentrada viendo el lacio y largo cabello castaño caer por los hombros de la linda chica en frente mio, como para andar prestando atención a las tontas japonesas y a la coreana que abrazaban el aire y hacían como si se estuvieran besando a alguien.
"Son unas boludas de mierda" Pensé mientras rodaba los ojos y suspiraba. Comenzando a prestar atención a lo que el profesor les enseñaba.
Es un lindo recuerdo que atesoraré toda mi vida.
***
Hoy es 31 de diciembre, el año se está acabando y yo aún sigo pensando en lo que pasó con mis padre e aquélla noche.
Las voces de los abuelos de Sullyoon hablaban con su esposa sobre trabajo y de las próximas vacaciones familiares. Mi cuñada Minju y su novia Yunjin, nos comentabas de sus planes de boda y que ya faltaba poco para su gran día. Mi pequeña Sully jugaba tranquilamente con la hija de mis mejores amigas Mina y Chaeyoung, Kyujin. Este año, Momo, no la podría pasar con nosotros como todos los daños, porque, había decidido pasarla con su familia en la casa de la playa con sus padres.
Era una fiesta tranquila y con deliciosas comidas, sin faltar un poco de alcohol para alegrar un poco el ambiente.
Al terminar de comer, Tzuyu se levantó de la mesa y pidiendo silencio, sonrió.
─ Familia, tengo que contarles a todos, algo muy importante. ─ miró a todos en la mesa y se detuvo en Sana, sonriendo con cariño. ─ Estoy embarazada.
Todos abrieron los ojos con asombro, bueno, todos menos Chaeyoung que fue quien la ayudo en todo y acompañó en el tratamiento. Sana no podía creerlo. ¿Su Tzuyu
...?
─ ¡¿Embarazada?! ─ Sana se levantó de golpe de su asiento, pegando un gritó.
Tzuyu le sonrío nerviosa y asintió.
─ ¡Sorpre-... sa! ─ Sana la agarro por la cintura, y con una sonrisa, besó sus labios.
─ ¡Gracias, gracias, bebé! ¡Te amo! ─ la abrazo. Todos gritaron y aplaudieron con alegría, los padres de la menor festejaban emocionados.
Tzuyu soltó un suspiro de alivio, y junto nuevamente sus labios con los de la pelinaranja.
─ Te amo, Tzuyu. ─ le sonrió, juntando sus frentes.
─ Te amo mucho más, Sana. ─ juntó sus labios una última vez, y se separó de su esposa al ser llamada por su hija.
─ ¡Voy a tener una hermanita o hermanito! ─ gritó Sullyoon, abrazando a sus madres.
Sana la alzó y beso con suavidad la frente de su hija. Tzuyu las atrajo más a su cuerpo, suspirando.
─ Gracias por esto, Tzuyu. Me haces la mujer más feliz del mundo, te amo.
Se alejaron y recibirieron los abrazos y felicitaciones, riendo cuando hacían burlas sobre que Sana "tenía unos dedos mágicos". Claro, sin ser oídos por las niñas.
Eran felices y se amaban, ¿Qué más podían pedir? Su pequeña familia no necesitaba de nada. Sana y Tzuyu trabajaban y ganaban muy bien, a Sullyoon nunca le había faltado nada, tenía los juguetes y ropas que a ella le gustaban, sin llegar a volverla una niña mimada. Y con su nuevo integrante en la família, harían exactamente lo mismo que hicieron con su hija, no querían hacer diferencias con ninguna de las dos.
Sana y Tzuyu estaban felices, habían tenido su primera Navidad y año nuevo junto a su hija, su Sullyoon.
Fin.
-─☆-★-☆─-
¡Feliz año nuevo!
<3 <¡Viva el Satzu!3 <3
Volví después de mucho tiempo
con un OS Satzu.
¡Espero y les haya gustado!
XoXo~ <3
Att:Yame.
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