Capítulo III
- Vamos Frank trata de tranquilizarte, si te enfermas y no estas cuando encuentren a Gerard se pondrá triste, ¿no quieres eso o sí? - le repetía un desesperado mikey, desde que habían llegado al departamento de Frank este se había encerrado en la habitación que compartía con su esposo, no había salido ni siquiera a desayunar, seguía encerrado tumbado en la cama llorando mientras abrazaba un enorme oso de peluche, ese oso sería el regalo de navidad de Gerard - Frank! Levántate! ¡Come algo!.. Por favor - Un nudo en la garganta le impedía seguir hablando, necesitaban saber de Gerard, estaba tan asustado que en cualquier momento sufriría un ataque.
Del otro lado de la puerta Frank estaba tirado en su cama, desde que había llegado no se había levantado para nada, no necesitaba nada más que a su pelinegro, se aferraba con fuerza al oso que le regalaría esta navidad y restregaba su nariz en la almohada de Gerard la cual todavía retenía su esencia.
Miles de preguntas llenaban su cabeza ¿Dónde podría estar?, ¿Estaría bien? ¿se habría hartado de él y le habría abandonado? ¿Alguien le habría secuestrado? Tenía tantas dudas y tantos temores, lo único que le importaba es que estuviera bien, que no le hubieran hecho daño, además, si le habían secuestrado ¿Por qué aun no llamaban para pedirle algo? Él lo daría todo por Gerard, no le importaría quedarse en la ruina con tal de tenerlo a salvo y en sus brazos.
Mikey no había dejado de insistir en la puerta hasta que el sonido del teléfono detuvo todo movimiento dentro del departamento e incluso Frank había dejado de sollozar para levantarse y contestar el teléfono
- ¿Si?
- Hablo con Frank Iero ¿cierto? - Contesto una voz distorsionada al otro lado de la línea
- Si él habla
- Veras Frank, como ya te habrás percatado algo te hace falta, y nosotros tenemos a ese algo
- Maldito desgraciado cuando te ponga las manos enzima yo...
- Hey! Calmado nene, que no estás en condiciones de amenazar, la cosa es simple, quiero medio millón de dólares dentro de una maleta al medio día de mañana y tendrás de vuelta a tu princesita
- ¿Está bien? Quisiera escucharlo, yo...
- ¿No escuchaste lo que te dije? ¡Quiero el medio millón a las doce en un maleta! O si no, no lo volverás a ver, además no quiero que metas a la policía en esto ¿de acuerdo? A las doce. Deberás de dejar la maleta en el basurero fuera de la plaza del centro
- Por favor! Necesito saber que está bien - Dijo Frank en un susurro quebrado - Por favor...- Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea
- Ya escuchaste Frank, quiero el dinero y lo tendrás de vuelta - Contesto aquella voz desconocida, a lo lejos se escuchaban voces pero no se entendían claramente
- Frankie - si corazón se detuvo al escuchar la voz de la persona que más amaba, estaba bien, al fin le escuchaba - Frankie ayúdame! ¡¡Frank!!! - Después de eso se escuchó un golpe y después nada más que el aviso de que la llamada había terminado.
No sabía cómo sentirse en ese momento, había muchos sentimientos dentro de él, más que nada estaba la alegría de saber que Gerard, de cierta manera, estaba bien, por el contrario estaba la ira por escuchar cómo le golpeaban y más aún el saber que alguien era capaz de 'comerciar' con su esposo. Salió de su habitación con la determinación de traer de vuelta a su Gerard, el dinero era lo de menos, él solo lo quería de vuelta-
- ¿Quién era Frank? ¿Qué pasa? - Pregunto mikey esperanzado mientras Ray salía de la cocina y se acercaba a ellos, Frank les conto lo que le pedían por volver a ver a Gerard, mikey al igual que ray estaban alegres de que volverían a ver a Gerard aunque todavía persistía el miedo.
- ¡No crees que deberíamos avisar al agente de la llamada? - pregunto mikey
- No lo sé, me dijeron que no querían a la policía en esto... ¿y si le hacen algo?
Mikey asintió de acuerdo con Frank, no tenían idea de con quien estaban tratando y lo mejor sería que obedecieran además de que el dinero no era el problema y si con eso bastaba para traer de vuelta a Gerard no lo cuestionaría, solo esperaba que su hermano estuviera bien.
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Ya era medio día, como aquel sujeto le había indicado había dejado la maleta con el dinero en el basurero, el conseguir la cantidad no fue en si un problema, era el dueño de una empresa y ganaba bastante bien, el dinero había salido de su cuenta de ahorro, esta era destinada para cuando quisiesen adoptar un hijo pero esto era más importante ahora. Dejo la maleta y comenzó a caminar de vuelta a su auto, se subió y avanzo varias cuadras.
Su teléfono celular comenzó a sonar y su corazón se detuvo por un segundo, estaba a tan poco de tener de vuelta a Gee, ya había cumplido su parte del trato ahora faltaba que esas personas cumplieran la suya y le regresaran a su pelinegro. - ¿sí?
- Bien Frank, has cumplido con tu parte, le debes de querer mucho ¿no es así?
- He cumplido mi parte, ahora ¡¡Devuélveme a MI esposo!!
- Jajajajaja te lo has ganado, aunque sabes... tienes un muy buen gusto porque tu esposo esta...
- Cállate estúpido y devuélveme a mi esposo ¡¡AHORA!! - Contestó furioso, no le gustaba que se refirieran de esa manera a su pareja
- De acuerdo, de acuerdo! Cálmate! Ahora escúchame bien, deberás de ir al parque que está cerca de la plaza, ahí estará estacionada una camioneta blanca, esta estará abierta y de ahí podrás sacar a tu esposo
- ¿Cómo sé que es cierto? Te juro que si le has tocado un solo cabello yo....
- Cálmate quieres, él está bien, aunque fue un poco difícil controlarlo, pero está vivo y eso es lo que importa ¿no? - hubo un momento de silencio, en parte Frank sabía que tenía razón, lo importante es que estuviera vivo - Bien, camioneta blanca no lo olvides, fue un placer hacer negocios contigo Frank.
La llamada fue cortada y Frank maldijo a quien fuese el bastardo que se atrevió a separarlo de su esposo por tanto tiempo, no podía creer como habían personas capaces de hacer tales actos solo por dinero. Sin más se apresuró a llegar donde le habían dicho, estaba muy ansioso por encontrar a su Gerard, ya habían pasado cuatro días y necesitaba cuanto antes encontrarlo, llevarlo a casa, simplemente necesitaba asegurarse de que se encontraba bien.
Al llegar dejo su carro y bajo corriendo en busca de la dichosa camioneta, tardo unos segundos encontrarla, estaba justamente en la parte de atrás del parque, aunque desde donde estaba la podía ver, corrió el tramo que lo separaba de donde se encontraba el amor de su vida, al llegar abrió la puerta un tanto desesperado
- Gee! - Dejo escapar un jadeo al pensar que Gerard saltaría a sus brazos pero fue grande su desilusión al no encontrar nada, ni en la parte delantera ni trasera de la camioneta - ¡¡Gerard!! - Volvió a gritar más nadie le contesto. No había nadie en ese lugar.
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