único.

Navidad.

Navidad era de las más celebradas festividades mundialmente, y también amada por muchas personas, ya sea por la comida, los regalos, el momento en familia o lo que sea.

El caso aquí era que, por eso mismo, la gente solía reunirse en familia y pasar un buen rato junto amigos y familiares cercanos, ¿cierto?

Bueno, mis padres habían organizado una cena navideña, o bueno, papá Langa la había organizado. Papá Reki solo se sentaba a verlo y asentir con la cabeza cada vez que mi papá peliazul le indicaba algo que debía comprar, hacer u organizar, así que fué más su ayudante, junto conmigo.

Hoy era la dichosa cena, pero nada estaba saliendo como estaba planeado. Lo único que estaba listo, éramos nosotros; vestidos, bonitos y perfumados, si, pero, faltaba la comida, gran parte de la decoración y papá Reki también faltaba, aunque él lo hacía porque papá Langa lo amenazó con darle con un sartén por la cabeza sino iba en busca de de las cosas, que por supuesto, eran las que debía hacer, pero las dejó para último momento.

Mientras, me encargó de la decoración. Era fácil y me gustaba, así que no había ningún problema con ésto.

Tranquilamente coloqué las luces, alguno que otro muñeco de nieve, cascanueces, estrellas, copos de nieve, como papá Langa me había enseñado los años pasados.

El árbol estaba listo, incluso tenía el la estrella en la cima de éste. Se veía muy bonito y todos estábamos contentos con el resultado, así que no tuve que hacer nada con respecto a él. Luego de ver la sala y sentirme orgullosa de mi trabajo, corrí hacía mi habitación y tomé las dos cajas de regalos de tamaño considerable y volví abajo, dejando las cajas debajo del árbol.

Si, un regalo para cada uno de mis papás.

Me alejé un par de pasos y ví todo, sonriente y satisfecha. Me dí vuelta y caminé en dirección a la habitación donde estaba mi padre, la cocina.

— Papá— alargué a propósito la última letra, llamando su atención rápidamente. Soltó un pequeño "hm" para hacerme saber que tenía su atención—. ¿Qué haces?

— Preparando lo que falta de la comida. El pollo ya está en el horno y la ensalada está lista— asentí, asomándome entre su brazo izquierdo y su tórax—. Preparo galletas. Tu papá tiene que ir por la bebida, los otros dulces y pan. No entiendo porque no los compró ayer— bufó, y sabía que estaba algo frustrado.

— Porque papá no sirve para nada de esto. Sabía que debías mandar a tío Hiromi o a tío Kaoru, te lo dije— dije lo último con un tono algo burlón, sonriendo y alzando mis cejas en un gesto autosuficiente.

— Lo que le confié no era tan difícil realmente. Espero que aún quedara de lo que necesitamos en la tienda, porque sino hoy duerme afuera— reímos levemente, ambos sabiendo que papá Langa sería incapaz de permitir que papá Reki durmiera afuera.

— Claro— me solté de papá y caminé hacia la ventana que ahí mismo en la cocina estaba, montándome en la encimera para poder ver más cómodamente por ésta. Podía ver la calle perfectamente, la nieve, las personas, las luces navideñas y los muñecos de nieve hechos por los niños.

Y también a mi papá Reki recién saliendo del carro y cargando un montón de bolsas, si.

— Papá llegó— indiqué, bajándome de donde estaba y yendo rápidamente a la entrada, abriendo la puerta y encontrándome con mi papá—. Hola pá.

— Hola preciosa. ¿Tú papá Langa ya se calmó o sigue queriendo partirme el sartén en la cabeza?— solté una pequeña risita y me encogí de hombros, tomando una de las tantas bolsas que tenía y llevándola yo misma a la cocina.

— Averigualo tú mismo— sonrió y asintió, yendo a paso titubeante detrás de papá Langa e iniciando con un meloso "Amor", lo abrazó por detrás y le dió un montón de besos en las mejillas.

Estaba algo alejada de ellos, metiendo las cosas de la bolsa que le había quitado a papá Reki a la nevera, excepto las que papá mayor quería afuera, pero pude escuchar a mi papá peliazul hablarle en tono de regaño, preguntándole si había traído todo lo que necesitaba y papá titubeante le respondió que si. Les podía decir casi con completa seguridad que papá Reki estaba haciendo ojitos de cachorro y papá Langa seguía con pose de doña regañona.

Pero bueno, esos no pueden durar más de unos minutos peleados. Si, minutos, porque desde la pelea que tuvieron en su adolescencia no han vuelto a discutir y distanciarse por tantos días, aunque tampoco es que discutían seguido, más bien, era realmente raro.

Yo deseaba una conexión con alguien tan fuerte como la tenían ellos dos.

Suspiré e hice un puchero, cerrando la nevera y yendo directo a la sala porque en éste momento siempre empezaban a besarse y a disculparse por cualquier cosa.

Me senté en la sala y agarré mi celular. Me distraje un rato, pensando en si leer cualquier libro que tenía pendiente, algún manga, también en si revisar Twitter o Instagram, algo aburrida, hasta que pude escuchar un carro aparcar frente a la casa, y luego gritos, regaños y risas.

Tío Kaoru y Tío Kojiro habían llegado, y consigo traían el escándalo; los dos terremoticos que se hacían llamar Miya y Hiromi.

Bueno, ambos eran soportables y me caían bien, la verdad los cuatro, pero cada vez que ésta extraña combinación de mis padres, mis tíos, mi primo y yo se realizaba, la casa o cualquier entorno en el que nos encontrábamos peligraba –más que todo los objetos alrededor– claro, sino les daba por sacar sus patinetas de la nada y hacer una carrera a mitad de la calle y por toda la cuadra, que era lo que la mayoría de las veces sucedía.

Aunque, en invierno, la calle no estaba acondicionada para hacerlo, así que entre todos escogemos un día para ir a practicar snowboarding, claro, con papá Langa guiando a la mayoría.

Pero ese es otro tema, la cosa ahorita es que llegaron, con ese escándalo de siempre, y yo fuí a abrir com pereza, gritando un "Voy" mientras alisaba mi falda y caminaba a la entrada de mi hogar. Abrí la puerta y todo fué como siempre, saludos, abrazos, me despeinaron (papá Langa no estaría feliz con eso) y luego entraron como perros por su casa, quitándose los pesados abrigos y los zapatos al lado de la entrada.

— ¿Dónde están tus padres?— interrogó Kojiro, cariñosamente apodado Joe, todavía, si.

— En la cocina dándose mucho amor— señalé detrás mío e hice labios de patito mientras fruncía mi ceño.

— Gracias, princesa— me regaló una sonrisa y luego se retiró a donde le había indicado. Recién me percaté de la tarta en sus manos, pero justo pasó por el marco de la cocina y gritó "FAMIIILIAA". Seguido pudimos escuchar el grito de mis padres y un par de insultos, seguido de risas.

También reímos, y luego volteé a ver a los tres que quedaron conmigo sacándole la lengua a Miya apenas noté que lo hacía también.

— Miya es un viejo y se sigue comportando como un niño— murmuró Hiromi, pasando también a la cocina para dejar las flores que papá Langa le había pedido.

— No es asunto tuyo, anciano. Yo al menos puedo patinar tan bien como antes— indicó con orgullo, haciendo una pose antes de ir detrás de Kaoru para sentarse en el sofá.

— Ambos discuten como niños de primaria. Callense ya— habló con la misma tranquilidad de siempre el pelirosa, sentándose y observando todo con atención. Miya se calló e hizo lo mismo, como un pequeño niño.

— Si parecen padre e hijo— comenté simple antes de retirarme a la cocina, escuchando los gritos de Chinen y Sakurayashiki tratando de convencerme –nunca lo van a conseguir– de que no tenían nada en común, que eran totalmente distintos y que si le obedecía era porque era su mayor, nada más.

Qué llorones.

— Traje tarta de fresas, Kaoru me dijo que ustedes se encargaban de lo demás, así que quise traer al menos ésto— estaba hablando Joe, señalando de lo que hablaban.

— Bueno, gracias, porque a ALGUIEN— vió con ahínco y el ceño fruncido a mi papá Reki— se olvidó de comprar postre. Por ahora solo hay galletas y ésto. Al menos alguien en el grupo es responsable— suspiró, súper dramático.

— Yo también traje las flores— refunfuñó Higa, dejando las plantas en la mesa, con mucho cuidado. Papá Langa sonrió suavemente, agradeciendo en voz baja y tomando las flores para llevarlas al comedor y dejarlas en el florero al centro de la mesa.

— Papá, tengo hambre— me quejé, apoyándome en la mesa.

— No has cambiado nada— indicó Miya entrando al comedor, y yo no tardé en voltear a verlo mal.

— Ya voy a servir. Tú papá parece a punto de desmayarse— todos vimos al pelirrojo y reímos, porque si, miraba a el peliazul con ojitos de cachorro y luego a la comida como una bestia hambrienta—. Mientras pueden acomodar la mesa.

— Si, pero sin Reki, porque termina con el estante encima— recordó Hiromi la bella navidad de hace dos años, dónde papá medio-muy ebrio abrió el estante donde estaba la vajilla especial de papá Langa, y bueno, lo hizo con tal fuerza que le cayó encima, con todo y platos, cubiertos, vasos y demás.

Afortunadamente, solo obtuvo un morado en su cabeza y tres días de dormir en el sofá, claro, después de recuperarse.

— Yo superviso la comida— exclamó como si fuera super laborioso, mientras nosotros íbamos al comedor y yo buscaba los platos y cubiertos del dichoso estante. Si, era el mismo.

— ¿De ti mismo?— interrogó Kaoru, sacándonos unas risas.

— ¡LANGA MI AMOR, ME ESTÁN HACIENDO BUYLLING!— chilló como un infante, aferrándose a mi padre con brazos, sin piernas porque sino acababan en el piso.

— Eres un payaso— murmuró papá Langa, y volvimos a reír mientras papá Reki se ponía a sollozar falsamente.

Logramos acomodar la mesa en cosa de minutos. Papá Langa nos ordenó sentarnos y eso hicimos, estando tío Sakurayashiki y tío Joe juntos, y a un lado Miya.

¿Cómo me van a decir que no parecen familia?

Del otro lado, mis padres –que aún no se sentaban– y tío Hiromi, y a la cabecera de la mesa yo, porque según ellos yo era la princesa de la casa y merecía el mejor lugar.

Estaba en ventaja, podía patear a Miya.

Pronto llegó papá Reki con un pollo enorme que dejó el centro de la mesa, al lado del florero, luego papá Langa llegó con 3 y papá Reki con 4 bowls de arroz que fueron entregados a cada uno. Volvieron a la cocina y Langa trajo una ensalada y Reki una jarra con té frío.

Finalmente se sentaron, desearon un buen provecho y todos empezamos a comer, en un ambiente ameno y cálido.

— Dime, Langa, ¿Reki volvió a dejar todo para último momento?— yo reí con la boca llena y papá Langa asintió mientras suspiraba.

— Tuvo que ir ésta mañana a comprar todo lo que le pedí...

— ¡Por lo menos lo conseguí!— se quejó el pelirrojo.

— Bueno, si, logramos comer pero hace al menos tres días que debías comprar todo eso— regañó papá Langa.

— Estuve ocupado.

— ¿En qué?

— Dándole amor a papá— indiqué, antes de llenar mi boca de comida de nuevo.

— Upa, ¿qué tipo de amor?— interrogó pícaro Joe, y Miya, tío Hiromi y yo no pudimos aguantar unas risas para nada sutiles al ver las caras rojizas de mis padres.

— ¡No se habla de eso en la mesa!— a pesar de todo, nosotros tres seguimos riendo como unas focas ahogándose—. ¡Chicos!

— Mande— me calmé un poco y ví a mi papá, sonriendo ligero ante su expresión.

— Son unos indiscretos— musitó papá Reki, comiendo con mucha vergüenza aún.

— Así nos amas— habló Miya y ambos hicimos pose de angelitos, sonriendo satisfechos cuando los mayores asintieron entre risas.

— Si, a todos.

Definitivamente, éramos la familia más feliz, y yo no podía estar más agradecida de tener unos papás tan increíbles.

Bien atrasado ésta vaina, pero yasta.

Éste fué un regalo que le hice a mi bestie d navidad, hasta se lo dí atrasado, pero se pudo. Todo a los coñazos así q si ven un error me avisan bebés, pls.
También siento que salió algo forzado pero espero que les guste, a mi bestie le gustó mucho. (´∩。• ᵕ •。∩')

Bueno nada, gracias por todo, perdón por tan poco. Feliz año nuevo, les deseo lo mejor para éste 2022. ( ꈍᴗꈍ)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top